La palabra civilización proviene de la palabra latina
civitas.Los antiguos romanos entendían la civitas como un espacio común y una
forma de relacionarse en comunidad.
La republica romana, y más tarde el imperio ,constaba de
una gran red de ciudades comunicadas entre sí por una excelente red de carreteras
y caminos. En el centro de esta red se situaba Roma, la urbs, centro económico,
religioso y administrativo.
En el mundo romano, la vida diaria se realizaba en la calle.
Se pavimentaban con baldosas de piedra, aceras bien definidas y una especie de
pasos de peatones con unas piedras elevadas que permitían cruzar la calle sin
mancharse los pies, ya que a menudo estaban repletas de excrementos de
animales.Habia unas aberturas laterales que conducían las aguas residuales y el
agua de lluvia hasta las alcantarillas.
Por debajo circulaba el agua limpia a través de unas tuberías
de plomo que conducían el agua que llegaba a la ciudad por los acueductos y lo repartía
hasta las fuentes públicas, las termas y algunas de las domus de mayor
prestigio.
Las calles tenían diferentes anchuras, según su importancia:
las grandes avenidas, que comunicaban las puertas de la ciudad con el foro; vías secundarias, menos importantes, a veces simples callejones, que dividían y
articulaban los diferentes barrios.
Las ciudades de nueva construcción usaban el orden octogonal
que se había usado para distribuir el terreno entre los colonos, con las calles
orientadas según los puntos cardinales,
el cardo de norte a sur y el decumano de oeste a este.
Pero esta organización se vio afectada por la presión demográfica
y la especulación del suelo.
Durante los últimos siglos de la republica, Roma recibía
diariamente nuevos habitantes, cada vez en mayor número: campesinos arruinados por
los grandes latifundios, antiguos soldados y gente de todo el orbe conocido atraídos
por las oportunidades de la gran ciudad.
La escasez de espacio en roma obligo a la construcción en
altura, insulae, bloques de pisos de varias plantas, con viviendas en los pisos
superiores (pergulae) y pequeños comercios o talleres en la planta baja (tabernae).
La enorme versatilidad del ladrillo romano permitió a los
especuladores inmobiliarios alojar a la población en altura; cuanto más altas
eran las insulae, mas inquilinos cabian, y los beneficios de los dueños de los
solares eran mayores.
Y para aumentar más aun esos beneficios, propietarios sin escrúpulos
a menudo construían con prisa y con materiales poco solidos, lo que llevaba a
frecuentes incendios y derrumbamientos.
(Craso, miembro del primer triunvirato junto a Cesar y Pompeyo,
obtuvo gran parte de su enorme fortuna gracias a la especulación urbanística:
compraba a muy bajo precio las praedia,parcelas que habían quedado libres por
un incendio, y edificaba de nuevo. Quizás el mismo Craso “alentaba “ esos
incendios ).
Otro serio problema de estas edificaciones era el uso del
agua : mientras los vecinos de las plantas más bajas disfrutaban del agua corriente,
los que habitaban las plantas superiores se veían obligados a utilizar el método
tradicional de subir el agua en cubos, subiendo fatigosamente un gran número de
escaleras.
La gran mayoría de estas insulae no disponían de desagües en
sus propias casas, careciendo incluso de pozos sépticos y viéndose obligados a
transportar sus aguas sucias al vertedero más cercano (stercus ).Pero muchos optaban
por evitar tan desagradable trabajo y arrojaban la inmundicia directamente a la
calle. Muchos juicios se celebraban en Roma debido a que viandantes sorprendidos por lluvias de
excrementos exigían las correspondientes indemnizaciones.
Tener cocina era un lujo para la mayoría, así que la gente acudia a las lixae,puestos callejeros donde se vendía comida, o a las popinae y
cauponae,hostales en los que se servía comida y bebida.
Cauponae en Pompeya.
La vigilancia de los edificios y las actividades que en
ellos se realizaban era responsabilidad de los aediles,que dependían de dos
duumviri,que eran una especie de alcaldes o jueces.
Los ediles velaban para que nadie ocupara las aceras y las
calles por intereses privados, para que se respetaran las normas de edificación
y que se cumplieran las normas de salubridad e higiene. La Lex iulia
municipalis de Julio Cesar obligo a los vecinos a limpiar su portal y el trozo
de calle aledaño. Cada vecino tenía que asumir el coste de construcción y mantenimiento
de la calle y las aceras situadas frente a su vivienda.
Para intentar controlar la tremenda cantidad de incendios
que se producían en la roma imperial, se creó un cuerpo mixto de policía y bomberos,
los vigiles, una fuerza compuesta por unos 4.000 hombres que se dedicaba a
patrullar por la noche e intervenían si se producía un incendio. En las otras
ciudades romanas, la extinción de incendios
era competencia del colegio de los fabri,obreros de la construcción acostumbrados
a trabajar en equipo.
Para evitar accidentes y atropellos, Julio Cesar promulgo una ley que prohibía
que los carros circulasen por el dia,excepto los que participaban en las obras públicas.
Por las calles, de dia,solo se veían ciudadanos andando, o en litera, si eran
ciudadanos ricos. Así que el suministro de la ciudad se realizaba siempre de noche,
con una gran cantidad de carros transportando mercancías de todo tipo.
A comienzos del siglo I,el emperador Augusto fijo por ley la
altura máxima de las insulae : 70 pies en seis plantas,aprox . 21 metros,lo que mejoro un poco la habitabilidad de las insulae y limito un poco los excesos urbanisticos.