Denario de plata, con Octavio Augusto en el anverso y Agripa en el reverso, año 35 a.c., aprox. |
Viene
de aquí:
Cualquier romano que deseara ascender por el Cursus Honorum debía participar activamente en el desarrollo de la religión oficial del estado.
Así, en el año 39, Agripa conseguia su primer sacerdocio, collegium sacerdotum, uniéndose así a un comite de 15 sacerdotes (quindecimviri sacris faciendis) responsables de ejecutar los sacrificios y consultar los libros sibilinos, 9 libros que contenían los arcana imperii, las profecías de la ciudad de Roma.
Estos antiquísimos libros eran los volúmenes supervivientes de un original grupo de 9 que el rey Tarquinio Prisco había comprado a Almaltea, la Sibila de Cumae a un precio estratosférico.
Tarquinio el Soberbio, ultimo rey de Roma. |
La leyenda cuenta que Almaltea había ofrecido los 9 libros a un precio altísimo, y que el rey Tarquinio había rechazado la oferta , esperando que la sibila rebajara el precio. Pero la sibila destruyo 3 de los libros, y ofreció al rey los 6 restantes al precio inicial. Tarquinio volvió a rechazar la oferta, y la sibila destruyo otros tres. Fue entonces cuando Tarquinio, temiendo perder los tres que quedaban, accedió a pagar por ellos el abultado precio inicial.
La sibila, quemando libros ante el rey Tarquinio. |
Los 3 libros supervivientes se perdieron tras un incendio en el templo de Júpiter, en el año 83 a.c.. Tan grave pérdida fue revertida por el senado, que encargó a una comisión especial rehacer la colección. Los comisionados viajaron por varias ciudades italianas copiando ejemplares anteriormente copiados del original y distribuidos por otras ciudades de la península itálica, y en el año 76 a.c., la nueva coleccion de 9 libros sibilinos se colocaron en el reconstruido templo de Júpiter.
Los libros sibilinos eran consultados en tiempos de crisis por los quindecimviri a petición del senado, ya que no eran de acceso público.
Asi, la elección de Agripa suponía un gran privilegio, y un fuerte espaldarazo para su carrera politica.
Mientras , Sexto Pompeyo seguia bloqueando los puertos itálicos, restringiendo fuertemente la llegada del tan necesario grano para la hambrienta plebe de la ciudad. Cuando Octavio acudía al foro, era a menudo víctima del apedreamiento de los hambrientos e indignados plebeyos romanos, teniendo que ser rescatado a menudo por su escolta de pretorianos.
La táctica de Sexto Pompeyo estaba funcionando a la perfección, además de hacerse rico con la venta del grano que interceptaba antes de llegar a los puertos de Italia, estaba causando gran daño a la reputación de los triunviros.
Para intentar solucionar el problema, el triunvirato busco un intermediario, invitando a Lucio Escribonio Libón, suegro de Sexto, a intermediar entre ambos bandos.
Las conversaciones llegaron a buen puerto, y Octavio y Marco Antonio se reunieron con Sexto Pompeyo en el puerto de Misenium.
Misenium, peligrosamente cerca del Vesubio. |
Para firmar el tratado de Misenium, Sexto Pompeyo iba a imponer unas duras condiciones. A cambio de terminar con el bloqueo de los puertos italianos, Sexto consiguió el control sobre Cerdeña, Córcega y Sicilia, con la promesa de recibir la provincia de Aquea, en Grecia, meses después. Ademas, recibiría el consulado in absentia del año 37, y algún cargo religioso. Tambien, todos los ciudadanos romanos que habían sido enviados al exilio por haber colaborado con Sexto podrían regresar con seguridad a sus hogares, exceptuando alguno de los asesinos de Julio Cesar que aun sobrevivían.
Para asegurar la estabilidad a medio plazo del acuerdo, los consulados serían acordados para los siguientes tres años: Marco Antonio era cónsul del año 38, Octavio y sexto en el 37 y Aenobarbo para el año 36.
Para celebrar el acuerdo, Sexto Pompeyo invito a los triunviros a una cena de gala a bordo de la joya de su flota un enorme navío con seis filas de remos, que, según informó sus invitados, era el unico hogar que le quedaba.
Parece que Menodoro ( Menas ), el segundo al mando de Sexto Pompeyo y almirante de su flota, sugirió a Sexto que saliera con el navío a mar abierto y aprovechara para asesinar a sus invitados y arrojar sus cadáveres al mar, pero Sexto rechazó la idea.
Habiendo asegurado una nueva era de paz, Octavio volvió a Roma, mientras Marco Antonio se dirigía a Grecia para preparar la invasión a Partia.
Octavio no tenia excesiva confianza en lo firmado en el tratado de Misenium y comenzó hacer preparativos para un nuevo enfrentamiento, así que ese mismo año y el siguiente lo paso supervisando la construcción de una flota y reuniendo y preparando remeros, usando 20.000 esclavos liberados, encargando a Agripa el equipamiento y la organización de la nueva flota.
A finales de primavera, Octavio partía hacia la Galia Transalpina, acompañado por Agripa. Tenía la intencion de reorganizar la Galia Comata, la de los galos de largos cabellos, que apenas había sido desarrollada en términos economicos en las dos décadas desde que Julio Cesar la había conquistado.
Sintiéndose minusvalorados, las tribus galas que habitaban el oeste de la Galia Comata, aproximadamente lo que hoy es la provincia francesa de Aquitania, se habían levantado en armas, aprovechando que las 11 legiones y su principal general, Salvidieno, habían abandonado la zona para marchar hacia Italia para ayudar a Octavio en su llegada al poder.
Agripa se había convertido en el principal consejero en asuntos militares de Octavio, y seguro que conocía los comentarios de Julio Cesar sobre la guerra de las Galias, que decían de Aquitania :
“Aquitania se extiende desde el rio Garumna ( actual Garona ) hasta las montañas Pirinaean, hasta esa parte del oceano que está cerca de Hispania”.
La gran extensión de la zona, la distribución las tribus y la escasa y pobre red de caminos iba a añadir dificultad a la supresión de la re rebelión de los aquitanos. La causa de la insurrección no está clara, aunque parece que el dominio romano no había llevado beneficios tangibles a los rebeldes aquitanos.
Apenas se sabe nada de la campaña de Octavio y Agripa en Aquitania.No hay detalles de la composición del ejercito, ni los combates, nada. Solo se sabe que la campaña concluyo victoriosamente para Roma antes de fin del año.
Con su misión cumplida en Aquitania , Agripa planeaba volver a Roma a principios del año 37 a.c., pero llegaron noticias de problemas a lo largo del rio Rin. Tampoco se sabe con seguridad cual fue el problema, pero parece que la llegada de una poderosa tribu bárbara ( quizás los suevos ? ) a la orilla oriental del Rin empujo a las tribus que allí vivían a cruzar el rio y entrar en territorio controlado por Roma.
Parece que Agripa cruzo el Rin con sus hombres, para lidiar con la amenaza personalmente, pero su expedición no duro mucho, ya que fue convocado de nuevo en Roma por Octavio, para que finalizara con su trabajo de completar la flota y entrenar a sus hombres.
La llegada de Agripa a roma a mediados del año 37 a.c había sido largamente esperada, ya que su victoria sobre los aquitanos le habia hecho acreedor a ser honrado con un triunfo.
A la edad de 27 años, Agripa ya había demostrado ser un competente militar y un capaz administrador civil, así que nadie en Roma se sorprendió cunado, el día 1 de enero del año 37 a.c., tomaba posesión del consulado, que compartiría con Lucio Caninio Galo.
Pero su tiempo como cónsul no iba a dedicarlo Agripa a promulgar leyes o sentarse en el senado. La guerra era, de nuevo ,inminente, y para cumplir su misión como militar, era vital que Agripa mantuviera su consulado, su poder como cónsul, que incluía el derecho legal a convocar y reunir ejércitos, y llevarlos a la batalla.
Mientras Agripa se encontraba sometiendo a las tribus de la orilla oriental del Rin, la posicion de Octavio en Roma habían empeorado. Algunos de sus barcos de su nueva flota se habían enfrentado a otros barcos supuestamente de Sexto Pompeyo, y habian sido derrotados, sufriendo grandes pérdidas.
Sexto Pompeyo había pasado el tiempo transcurrido desde la firma del tratado de Misenius reforzando su flota y erigiendo un gran ejército terrestre, gracias al uso de sus navíos como piratas que atacaban transportes de trigo y localidades costeras de la península itálica. Ademas, habia recibido el refuerzo de las tropas de Lucio Estacio Murco, pretor de Siria, dos legiones, 500 arqueros, 80 navíos y una gran cantidad de dinero.
El estallido del conflicto había sido por la desercion de Menodoro, comandante de la flota de Pompeyo, y que, según Pompeyo , Octavio había actuado de mala fe y no había devuelto a Menodoro, como era la costumbre.
En
castigo, Pompeyo había enviado a una de sus generales, Menecrates, a saquear
Volturnum, llevando la devastación por la región de Campania.
Octavio pronto descubrió que no podía contar ni con Marco Antonio ni con Lepido, pues ninguno contestó a sus misivas cuando fue requerido.
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