lunes, 10 de febrero de 2014

331 a.c.: Alejandro,batalla en Gaugamela.




  A primera vista, el encuentro se presentaba desigual. Cientos de miles de infantes, miles de jinetes, carros falcados y elefantes de la India, la superioridad numérica de Darío parecía decisiva.


  Pero tan enorme ejercito tenia los pies de barro.En la practica,era casi imposible de controlar y dirigir. Muchos cientos de metros separaban a Darío de sus generales, lo que convertía la rápida transmisión de órdenes entre unos y otros en una quimera.


  El plan de Alejandro consistía en provocar enfrentamientos de ambas caballerías en los flancos, para tratar de crear una brecha en la línea enemiga a través de la cual lanzar un ataque definitivo con la falange.


  Pero ello requería una maniobra perfecta y realizarla en el momento justo. Y su táctica solo funcionaria si Darío atacaba primero.


  El ejército de Alejandro comenzó a  moverse lentamente, hacia la derecha. Por su parte, las tropas de Darío comenzaron a moverse en la misma dirección, hacia su izquierda, para tratar de envolver el flanco derecho de Alejandro.


   Cuanto más se movía Alejandro hacia la derecha, más lo hacia el ejercito persa hacia su izquerda, saliéndose del terreno que había sido limpiado para los carros y entrando en un terreno escabroso.

  Darío se dio cuenta de la jugada de Alejandro y ordeno a la caballería de su flanco izquierdo (bactrianos, escitas, masagetas, etc) no dirigirse más hacia su izquierda. Al verlo, Alejandro ordeno a la caballería de sus aliados griegos cargar contra la caballería persa.Alejandro también cargo en el mismo sitio con sus hetairoi.


  Se produjo entonces un típico combate de caballeria, caballo contra caballo, jinete contra jinete, en el que la caballería persa, muy superior en número, tenia las de ganar.


 Fue entonces cuando Darío cometió el error que le llevaría a la derrota. Lanzo a sus carros falcados contra la falange macedonia, que tenía justo delante, para tratar de sembrar la confusión y el pánico entre sus filas.


  Pero el ejército macedonio no había dedicado las semanas  que permanecio a orillas del Tigris solo para descansar.Habia ensayado una nueva táctica contra los carros.


  Nada más los carros iniciaron su avance, fueron acribillados por los arqueros y jabalineros de Alejandro, que habían tomado posiciones a la derecha de la primera línea.


  Cuando los carros supervivientes llegaron a la altura de la falange macedonia, las primeras líneas se movieron hacia los lados, abriendo una brecha a los carros, que se encontraban de pronto con la segunda línea de sarissas, sin posibilidad de retroceder.

   
  Una vez cada carro estaba aislado de los demás, sus tripulantes eran sumamente fáciles de eliminar por los hipapistas macedonios. Y buena parte de los carros que lograron escapar de la trampa macedonia volvieron a sus lineas, con los caballos aterrados y sin control, y causaron más daño con sus hoces que el que habían causado en las líneas  de la falange.


  Disgustado por el fracaso de sus carros, Dario ordeno avanzar en toda la linea.Ese fue su último error. Mientras la caballería de su izquierda seguia combatiendo a la caballeria de Alejandro, y alejándose de su centro, el centro se desplazo hacia adelante, creando una brecha en el frente persa.


  La segunda línea persa debería haber llenado ese hueco. Pero no se dio la orden, o la orden no llego a tiempo.


  Alejandro percibió al instante la rotura entre el centro y la izquierda persa. Y se lanzo a toda velocidad con su caballería de compañeros por la brecha,poyado por los hipapistas al mando de Coeno y la falange al mando de Perdicas. 


  Como había ocurrido en Issos, Dario estaba cada vez más presionado a medida que los macedonios se acercaban. Hasta que su auriga fue alcanzado por una jabalina. Ese fue  el momento que eligió para subirse en una yegua y huir del campo de batalla.


   Al ver la huida de su rey, el centro persa comenzó a desintegrarse ,y la caballería persa del ala izquierda comenzó también a ceder ante la caballería de mercenarios griegos al mando de Aretes. La segunda línea persa, que debía apoyar a su primera línea y tapar los huecos que se produjeran, también vio la huida de Dario, y pusierorn pies en polvorosa.


  La intención de Alejandro era capturar vivo o muerto a Dario, e inicio su persecución cuando el centro persa se desintegro.Pero la línea macedonia también estaba rota.


  El desplazamiento del centro macedonio, las topas de Perdicas y Coeno, hacia su derecha, para ayudar al ataque de Alejandro,habia provocado un hueco, ya que las falanges de Simmias y Cratero no habían podido seguir el movimiento hacia la derecha para proteger el flanco.


  Al mismo tempo, Maceus, el general persa al mando de la derecha persa, habia utilizado su caballeria (armenios, capadocios, etc), sus carros falcados y sus elefantes conjuntamente  y presionaba duramente al ala izquierda de Parmenion. Una parte de la caballería persa, básicamente, partos e hindúes entraron por la brecha en la línea macedonia y se dirigieron al campamento de Alejandro.


  Los mercenarios tracios de Alejandro, que defendían el campamento combatieron obstinadamente. Pero, aprovechando la confusión, los prisioneros persas que estaban en el campamento  macedonio se libraron de sus ataduras y atacaron a los tracios por la espalda. 


  La segunda línea de Alejandro entro entonces en juego.Infanteria mercenaria y de los aliados griegos, al mando de Sitalces,Coeranus,Agaton y Andromaco,giraron hacia su izquierda y se lanzaron sobre los incursores, matando o capturando a la mayoría  y haciendo huir al resto, que cabalgaron de vuelta a sus lineas por donde habían llegado.


  En ese momento, la situación era muy confusa. A la derecha macedonia, la caballería de Menidas, Aretes y Aristo seguían aguantado los ataques de la caballería persa de Bessus.

Alejandro y su caballería seguían en persecución de Darío.


  Y a la izquierda, la caballería tesalia y la infantería de Parmenion estaban a punto de ser superados por la caballería del persa Maceus. Nadie podía decir que tenia la batalla ganada, y cualquier detalle, cualquier movimiento de tropas imprevisto podía cambiar el destino final de la batalla.


  Todas las fuentes de la época coinciden en que Parmenion envió un mensaje a Alejandro informándole  de la gravedad de la situacion en el ala izquierda.


  Según Plutarco, Alejandro recibió el mensaje y desistio rapidamente de atrapar a Darío en fuga y volvió al campo de batalla a ayudar  a Parmenion.


  Arriano dice que Alejandro recibió el mensaje y ordeno retroceder a sus tropas, reanudando la persecución de Darío cuando había garantizado la victoria.


  Y Diodoro afirma que el mensaje de Parmenion nunca llego a Alejandro. Y que este siguió persiguiendo a Darío hasta llegar a la ribera del rio Lico (actual Gran Zab), a unos 30 kilómetros del campo de batalla.


  Se encontraba solo con la caballería de los compañeros, muy por delante del resto de la linea macedonia.Y, siempre según Diodoro, la noticia de la huida de Darío había llegado a las tropas de Maceus, y su ataque empezó a bajar de intensidad. Y la caballería tesalia de la izquierda macedonia ataco entonces y obligo a los persas a retirarse. Que en su retirada, se encontraron de frente con Alejandro y sus compañeros, que habían desistido de perseguir a Darío y chocaron frontalmente con los persas en retirada.


  El resultado fue seguramente la mayor masacre de la batalla.Alejandro y  los suyos estaban furiosos por no haber podido capturar a Dario, y causaron una enorme matanza entre los persas que huían.


  Los persas que pudieron escapar de la matanza se dispersaron, aunque muchos de ellos se ahogaron intentando cruzar en su huida el rio Lico.


  Darío no pudo reagrupar a sus menguadas fuerzas. Huyó a toda velocidad en dirección  a Arbela, y sin detenerse continuo hacia el este, cruzando los montes Zagros y llegando  a Ruwandiz (actual Irak ).Allí se le unieron una parte de su guardia real y sus mercenarios griegos.Mas tarde, se le unieron Besus y su caballeria,que había sobrevivido a la batalla con no demasiadas bajas.


  Maceus y el resto de supervivientes del ejército persa cruzaron el Tigris y se reunieron en Babilonia.


  Alejandro reanudo la persecución de Darío a la noche siguiente a la batalla. Llego a Arbela, pero Darío ya se había marchado, así que abandono la persecución y se preparo para comenzar la invasión de Babilonia.


  Estaba a principios de octubre. Alejandro habia dado un enorme paso en su búsqueda de la destrucción del reino de Darío y el final de la guerra de venganza de los pueblos griegos contra los persas. 


El siguiente obstaculo en su camino era Babilonia.


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