Viene de aquí:
El cuerpo de elite del nuevo ejercito imperial francés era, sin ninguna duda, la guardia imperial, que sufrió
infinidad de cambios y modificaciones a lo largo de los años.
Originariamente, los miembros de
esta unidad llegaban a ella desde tres orígenes: los guías, la escolta personal
de Bonaparte, liderados por el capitán
(mas tarde Mariscal) Bessieres, la guardia del Directorio, y la guardia de la Asamblea Legislativa.
Guias,cuerpo de escolta del emperador.
En 1799 se decidió unir en la
misma unidad a los mejores hombres, convirtiéndose en lal guardia consular, y cinco
años más tarde volvió a cambiar de nombre tras la coronación del emperador.
Granadero de la Guardia Consular.
El tamaño de la guardia imperial
creció mucho a lo largo e su existencia.
En la batalla de Marengo, la guardia disponía de poco mas de 2.000 hombres. En
1804, ya contaba con 8.000 hombres, (5.000 granaderos, 2000 jinetes y 24 cañones
con 1000 artilleros ).En el momento de al campaña de Rusia, había mas de 55.000
hombres sirviendo en la guardia imperial.
En 1814, la guardia imperial
llegaba al momento de mayor tamaño, mas de 112.000 soldados, y al final de sus
días, los llamados 100 días (los 100 días transcurridos entre el regreso de Napoleón
del exilio en la isla de Elba hasta el final de
la batalla de Waterloo y la restauración
monárquica en Francia) su tamaño se habia visto reducido hasta los 25.000 soldados.
Napoleon regresa a Francia desde el destierro en la isla de Elba.
La guardia imperial se dividía en
tres secciones diferentes. El núcleo original de la unidad, “la vieja guardia”, un contingente que comprendía granaderos
a pie (grognards) granaderos a caballo (grosse-botte), cazadores a pie y a
caballo, dragones, lanceros, mamelucos, gendarmes y destacamentos de
artilleros y zapadores.
La guardia media se formó a partir
de 1806, y al principio estaba formada solamente por dos regimientos de fusileros,
a quienes pronto se añadieron otros dos regimientos de flanqueurs, básicamente leñadores y
guardabosques, excelentes tiradores.
En 1809 se fundaría la guardia
joven, compuesta básicamente de regimientos de infantería ligera, voltigueurs y
tirallieurs.Ambas formaciones estaban compuestas de reclutas especialmente escogidos
por sus facultades físicas, y servían al emperador como “espejo” para atraer
al ejercito a los jóvenes, poco interesados en sufrir las duras tareas del servicio
militar obligatorio.
Servir en la guardia imperial era
todo un honor y un inmenso privilegio. Para acceder a las duras condiciones
para entrar en la guardia imperial era imprescindible llevar al menos 5 años en
el ejercito regular y haber participado en al menos dos campañas.
Ser miembro de la guardia otorgaba
grandes ventajas materiales.Por ejemplo, los granaderos o cazadores de la guardia
tenían la misma paga que un sargento del ejercito regular, y un cabo de la guardia superaba la paga de un sargento mayor del ejercito regular.
En plena campaña militar, si había
escasez de provisiones, los primeros en ser atendidos eran los miembros de la guardia,
que también tenían preferencia en la entrega de armas y municiones.
Para el resto del ejercito imperial, estaba
absolutamente claro que los miembros de la guardia imperial eran los favoritos de Napoleon.Tanto, que el
emperador siempre intentaba mantener
a sus”protegidos” (sobre todo, la guardia vieja) lejos de donde silbaban
las balas de los cañones enemigos, quizás porque quería mantenerlos lo más
protegidos posible para usarlos en el momento y en el lugar en el que pudieran
marcar la diferencia.
La guardia también daba al emperador
un “estándar” de comportamiento para que el resto del ejercito quisiera emular a
las tropas de elite; cualquier soldado del ejercito frances podía aspirar a
entrar en ella, y era un incentivo de primer orden.
Pero la creación un cuerpo de elite tan poderoso tenía
un efecto pernicioso sobre el resto del ejercito : el constante traspaso de los mejores
hombres del ejército regular a la guardia imperial debilitaba a las unidades del
ejercito regular, que se quedaban sin sus mejores y más veteranos soldados.
Y aunque la guardia imperial en
raras ocasiones pudo cambiar la suerte de una batalla actuando directamnte,nadie
puede obviar el valor que su presencia tenia para elevar la moral del resto del ejercito, aunque absorbiera lo mejor del ejercito regular, que podrían haber
sido sumamente útiles en el campo de batalla
siendo un ejemplo para sus compañeros en vez de mantenerse en retaguardia como
reserva,esperando la orden del emperador para intervenir ,normalmente cuando la batalla ya estaba
decidida.
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