Viene de aquí:
Un día de finales de septiembre de 1571, Marco Antonio Bragadin, comandante de la fortaleza veneciana de Famagusta, en la isla de Chipre, recibió un mensaje del ejercito otomano.
Retrato de Marco Antonio Bragadin, obra de Domenicco Tintoretto. |
Un campesino griego había atravesado la polvorienta llanura que separaba la fortaleza de Famagusta de la capital Nicosia, a unos 50 kilómetros de distancia. Cuando llego a la presencia de Bragadin, el campesino le entrego un cesto en el que se encontraba la cabeza de Nicolo Dándolo, teniente general de la isla de Chipre y defensor de Nicosia. El campesino tambien hizo entrega de una carta en la que se exigía la rendición inmediata de Famagusta.De lo contrario, Bragadin sufriría la misma suerte que Dandolo.
Los acontecimientos que transcurrieron en Chipre durante el año 1571 iban a desencadenar el enfrentamiento decisivo en la lucha titánica que protagonizaban las dos superpotencias de la época, los sultanes otomanos de Constantinopla y los reyes de la dinastía Habsburgo en España. Estaba en juego el control del Mediterráneo, y la batalla por Famagusta y más tarde la batalla naval de Lepanto iba a marcar no solo el alcance del islam o la cristiandad en esos mismos momento, sino también hasta donde llegaria su influencia en tiempos más modernos.
Durante 50 años la contienda entre ambos imperios y religiones se había producido a lo largo de las costas, las islas y las aguas del Mediterraneo.La captura de esclavos, batallas navales, asedios terrestres e incursiones costeras habían infligido un enorme sufrimiento a los pueblos que vivían en sus márgenes.
Durante muchos años, parecía que el imperio otomano, apoyado por los piratas berberiscos del norte de Africa iba a conseguir el control marítimo del Mediterraneo.Y las ambiciones otomanas habían llegado a su apogeo en 1564, cuando el enorme ejército del sultán Solimán el Magnífico lanzo un furioso asalto sobre la isla cristiana de Malta, siendo obligado a retroceder por los caballeros de San Juan, ultima de las ordenes militares cruzadas, tras un durísimo asedio.
En 1570, tras la muerte del sultan Solimán, su hijo el sultán Selim decidió atacar de nuevo, esta vez en Chipre, el bastión cristiano mas oriental del Mediterráneo.
Chipre. |
El 28 de marzo de 1570, los emisarios del sultán Selim llegaban a Venecia con una contundente declaración de las intenciones del imperio otomano, que decía:
“Selim, sultán otomano, emperador de los turcos, señor de señores, rey de reyes, sombra de Ala, señor del paraíso terrenal de Jerusalén; a la señoría de Venecia."
Te exigimos Chipre, que nos darás voluntariamente o por la fuerza, y no irrites nuestras espadas, porque en todas partes haremos la más cruel guerra contra ti: no confíes en tu tesoro, porque haremos que se escape de tus manos como un torrente: cuidado con irritar al imperio otomano”.
Chipre estaba a más de 2000 kilómetros de Venecia, pero a solo 100 de los dominios del sultán Selim. Pero para Venecia, Chipre era vital.
Los venecianos mantenían a los habitantes de Chipre (mayoritariamente de origen griego) en una larvada esclavitud, y exprimían la agricultura de la isla al máximo. Grandes cantidades de grano, sal, vino, azúcar y algodón (la planta de oro) eran cosechados y enviados a Venecia, desde donde se distribuían por todo el mundo Mediterráneo.
Así, a pesar de las dificultades y la larguísima línea de suministro con la isla chipriota, el senado veneciano voto por ignorar las amenazas del sultán y decidió luchar.Se prepararon para la defensa las dos principales ciudades de Chipre, Nicosia y Famagusta, y esperaron la inminente invasión. Los defensores de la isla no sabrían nunca que sus acciones tendrían consecuencias mas alla de la pérdida de sus vidas.
En el verano de 1570, los otomanos desembarcaron mas de 80.000 hombre en la isla, al mando de Lala Mustafá Pasha, un viejo de 70 años con una reputación de salvajismo, con un particular odio hacia los cristianos.
Lala Mustafa Pasha. |
A pesar de su edad, el bajá Lala Mustafá albergaba la esperanza de derrocar a sus rivales en la corte del sultán Selim y alcanzar el codiciado puesto de visir. Una victoria rápida y brillante en Chipre sería importante para su futuro político.
El primer objetivo de Lala Mustafá era Nicosia, la capital interior de la isla. La ciudad estaba bien defendida por una fortaleza de ingeniería de última generación, un bastión de la mejor y mas científica construcción, a decir de algunos testigos, una fortaleza en la que los venecianos habían gastado grandes sumas de dinero.
Pero la población de griegos no era un apoyo confiable para sus amos venecianos,y Nicolo Dandolo falló en la defensa. Era más un administrador que un militar, era poco imaginativo estratégicamente hablando,y fue excesivamente cauteloso en el uso de las existencias de pólvora de los polvorines de la ciudad.
Así, cuando los otomanos lanzaron el asalto final, no hubo opción para los defensores. La ciudad cayo en manos otomanas en medio de una masacre sangrienta que termino con la vida de más de 15.000 personas. Los vencedores no dejaron de cortar las cabezas de los que se rendían, abriendo la cabeza a ancianos, mujeres y niños.
Tras la caída de Nicosia, solo Famagusta se interponía entre el imperio otomano y el control absoluto del Mediterráneo oriental. Seguro que Marco Antonio Brigadin pensaba en eso mientras examinaba la cabeza decapitada de Nicolo Dándolo.
Pero la espeluznante tarjeta de visita otomana no hizo mella en su moral. Enterró la cabeza de Dándolo con todos los honores militares, y envió un mensaje de respuesta a Lala Mustafá:
“He leído tu carta. Tambien he recibido la cabeza del señor comandante de Nicosia, y por lal presente os digo que aunque fácilmente habéis tomado la ciudad de Nicosia, que vuestra propia sangre tendréis que derramar para comprar esta ciudad, que con la ayuda de Dios os dará mucho que hacer, y siempre te arrepentiras de haber acampado aquí.”
El espíritu de resistencia había calado profundamente entre la población de Famagusta, mas aun tras escuchar los horrores que los otomanos habían causado en Nicosia.
Días mas tarde, cuando la flota otomana llegó frente a Famagusta, Lala Mustafá llevaba consigo a decenas de muchachos y muchachas que habia capturado en Nicosia, y solamente había respetado sus vidas para enviarlos de regalo al sultán para incrementar aun más el tamaño del harén imperial.
Ordeno cargar a los jóvenes en un galeón y dos pequeñas galeras, para enviarlos de regalo al sultan. Pero, el 3 de octubre, frente a Famagusta, una explosión en el galeón destruyo los tres navíos y los mandó al fondo del mar. Segun la leyenda, la explosión había sido deliberada, obra de varios jóvenes cautivos, que habían preferido volar el barco en el que se encontraban y perecer, que formar parte del harén del sultán Selim.
Famagusta, Anmo Costos, la ciudad hundida en la arena, como la llamaban los griegos,era el puesto de avanzada mas oriental del imperio marítimo veneciano, con un valioso puerto y un importantísimo centro comercial para todo el Mediterráneo oriental.
Al igual que Nicosia, los venecianos habían reforzado las defensas de la ciudad los años anteriores a la llegada de las tropas de Lala Mustafá.
El perímetro, defensivo de la ciudad, de unos 3 kilómetros y con forma de rombo, constituía un obstáculo formidable para el bajá Mustafa. Cinco puertas, 15 baluartes, un foso seco profundamente excavado y murallas de 15 metros de alto y 5 de ancho.
Murallas de Famagusta. |
El terreno circundante, pantanoso y húmedo, era un lugar poco apropiado para que lo ocupara un ejército sitiador durante un periodo de tiempo prolongado. El bajá estaba ansioso por obtener un triunfo rápido, tanto para preservar su ejercito como para ganarse el favor del sultán.
En consecuencia, en cuanto llego a fines de septiembre, trato de persuadir a los venecianos para que se rindieran sin lucha. Hizo desfilar delante de las murallas a cientos de cautivos, a los que decapitaba terminado el “paseo”. Tambien falsificó presuntas cartas de Brigadin al senado veneciano, solicitando permiso para rendirse.
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