Un representante del Deustche Bank en Sudamerica, el capitán Franz von Rintelen se puso a la tarea de
fomentar una guerra entre EEUU y Mexico.La ocupación por parte de tropas
estadounidenses de la ciudad mejicana de
Veracruz en noviembre de 1914 le dio la oportunidad de medrar en la guerra
revolucionaria que estallo a principios de 1915 entre diferentes facciones mejicanas,
a las que los agentes alemanes estaban dispuestos a proporcionar armas, dinero
y explosivos.
A principios de 1915 el general Álvaro Obregón lideraba el cuerpo de ejército del noroeste, una de las tres partes en
las que se dividía el ejército revolucionario de Venustiano Carranza, empeñado
en la reconquista de ciudad de Méjico y la expulsión de las otras facciones de
revolucionarios mejicanas a las fronteras del país.
Pero Carranza necesitaba el reconocimiento
y la ayuda de los EEUU para liberar su país. Y a sus servicios de inteligencia se les ocurrió crear el plan de San Diego.
General Venustiano Carranza,en el centro.
El primer punto del plan de San Diego llamaba a la creación del “ejercito de liberación de las razas y los pueblos”,
formado por mejicanos, estadounidenses de origen mejicano, afro-americanos e
indios nativos americanos. El objetivo era rebelarse contra los americanos
blancos en los estados de Texas, Mississipi, Oklahoma, Arizona, California, Nevada, Colorado, Utah y Nuevo Mejico, exterminar a todos los adultos blancos y
crear una republica, que mas tarde seria anexionada por Méjico.
Las guerrillas de dicho ejercito
de liberación comenzaron sus ataques en Texas en julio de 1915, volando líneas
ferreas, cortando líneas de teléfono y telégrafo y asesinado a varios granjeros
blancos. A pesar de las sospechas del servicio de inteligencia de EEUU, que
pensaba (con razón ) que los ataques no eran responsabilidad de un movimiento
guerrillero independiente, sino de una operación secreta del gobierno mejicano,
el pragmático presidente Wilson reconoció el 19 de octubre de 1915 al gobierno
de Venustiano Carranza.Los ataques en
los estados fronterizos terminaron de golpe.
El apoyo y el reconocimiento
norteamericano permitieron al gobierno de Carranza derrotar a su mayor rival, Pancho Villa, en la segunda batalla de Aguas Prietas, en noviembre de 1915.
Tras la batalla,las tropas de Villa se habían visto reducidas a una pequeña guerrilla, pero tras su ataque a la ciudad norteamericana de
Columbus el 9 de marzo de 1916, Villa volvió a ocupar el centro de las
preocupaciones de Carranza y del presidente Wilson.
Pocos días después, el presidente
Wilson envió en busca de Villa al general John Pershing, al mando de 5000 soldados.
El envió de esta expedición, que implicaba la entrada de tropas estadounidenses
en Méjico, molesto profundamente a Carranza, que decidió aceptar la ayuda que
desde hacia tiempo le estaban ofreciendo agentes alemanes.
Seis semanas despues del ataque de Villa a Columbus, Carranza acepto la oferta de 32 agentes alemanes para
integrarse en sus servicios secretos: los agentes alemanes, con la cobertura de
empresas de origen alemán y de los consulados alemanes en distintas ciudades
mejicanas organizaron una extensa red, en una exitosa colaboración con los
servicios secretos de Carranza.
Tras el reconocimiento del
gobierno de Carranza por los Estados Unidos,
los mejicanos disponían, además de la embajada en Washington, de 24 consulados
en ciudades de Estados Unidos, desde New York a San Francisco., que muy pronto
se convirtieron en bases de espionaje, sabotaje, propaganda y otras actividades
encubiertas, aprovechando una red que había proporcionado armas, municiones y
lavado de dinero desde 1910.
Los graves problemas en la
frontera con Méjico obligaron a los servicios secretos norteamericanos a
modernizarse y expandirse. El BOI (Bureau of Investigations, antecesor del FBI)
creció desde los 100 agentes hasta los 3.000, siendo enviados 200 de ellos
hasta las zonas fronterizas con Mejico. Su información dependía de las 22 oficinas
consulares que los estadounidenses tenían en Mejico, y las operaciones eran
coordinadas por un agente de aduanas de la ciudad de El Paso, llamado Zach Cobb.
En respuesta a la expedición de
castigo de Pershing,Carranza reactivo el plan de San Diego. Para ello, eligió a
su general preferido, el general Pablo González Garza, que organizo la
“revolución tejana” desde un cuartel en ciudad de Méjico.
General Gonzalez Garza.
Al menos 6 o 7 oficiales japoneses
y una docena de alemanes tomaron parte en operaciones de sabotaje en la
frontera bajo el mando del general González Garza.
Una importante fase de la
operación dirigida por el general González Garza consistía en promover motines en regimientos del ejercito USA formados exclusivamente
por afroamericanos. Para ello utilizo a agentes de origen canadiense, como
William Graves o Jesse Mosley.
A mediados de 1916, los ataques
de la guerrilla del general González llevaron a Mexico y Estados Unidos al
borde de la guerra abierta. El ejercito de los estados unidos movilizo a lo
largo del rio Grande a mas de 100.000 soldados, preparados para la invasión.
Pero Carranza reculò y envió
una carta pidiendo disculpas a los estadounidenses el 4 de julio, que aceptaron
las disculpas, aunque las acciones guerrilleras continuaron un par de meses más.
El 30 de junio de 1916, varios
agentes alemanes capitaneados por el teniente Lothar Witzke destruyeron un
enorme depósito de armas y municiones del ejercito norteamericano en la
terminal Black Tom, en el puerto de New Jersey, causando varios muertos y 22
millones de dólares en pérdidas.
La colaboración entre los
servicios secretos mejicanos y alemanes se incremento a finales de 1916.El
embajador mejicano en berlin, Rafael Zuburan Campmany propuso un nuevo tratado secreto
al secretario de asuntos exteriores alemán, Arthur Zimmermann, un pacto que
modernizaría el ejercito mejicano con armas
e instructores alemanes y que permitiría la construcción en costas
mejicanas de fabricas de municiones y estaciones de comunicaciones.
Mientras tanto, los agentes
alemanes en Méjico buscaban instalaciones adecuadas y refugios para sus
submarinos.La inteligencia naval norteamericana envió a uno de sus mejores
agentes,John Duhn a investigar la costa mejicana del pacifico.
Lo que vio allí inquieto bastante
a la inteligencia norteamericana. Según el agente, en la Baja California había oficiales
alemanes entrenando tropas mejicanas, en Guaymas había un campo de
entrenamiento para los guerrilleros de Pancho Villa dirigido por alemanes, en
Sinaloa había una oficina de reclutamiento para unirse al ejército alemán, en
Tepic una oficina repleta de agentes
secretos alemanes y japoneses, y en el puerto de Manzanillo habría fotografiado
el trasvase de una importante cantidad de armas entre buques japoneses y
alemanes.
Las actividades secretas de los
japoneses en América no sorprendieron demasiado a los servicios de inteligencia
norteamericanos, que conocían la posibilidad de que Japón se cambiara de bando
y se uniera a los poderes centrales europeos.
Si tal circunstancia ocurria,
Rusia se vería obligada a retirar tropas del frente de Europa y enviarlas a
proteger una muy posible invasión japonesa de Manchuria. Ello dejaría a británicos,
franceses y belgas en posicion de
debilidad en el frente oeste.
Así que Japón se había convertido
en un premio estratégico de primer orden para quien consiguiera llevarlo a su lado,
ya fueran las potencias centrales o los aliados.
(Continuara...)
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