miércoles, 25 de octubre de 2023

1956: Insurrección en Budapest ( 15ª parte )

 

Viene de aquí: 

  La mañana del día 4 comenzó con funestos presagios en Budapest. 

   Mientras el primer ministro magiar, Imre Nagy, reunía de urgencia a su nuevo gabinete por primera vez, las llamadas telefónicas de los comités revolucionarios de distintos puntos del pais, informaban que las tropas soviéticas avanzaban en formación de ataque, y que más de 2.000 carros de combate soviéticos se movían en direccion a la capital húngara. 

   Desde Belgrado se había enviado un telegrama urgente a la embajada yugoslava en Budapest. En el se indicaba que la situación era grave, que se esperaba un ataque sovietico en cualquier momento, y que el gobierno yugoslavo habia decidido conceder asilo político al presidente Nagy, a los miembros de su gobierno y a cualquier otra persona que el gobierno húngaro considerara oportuno. 

   A las 3 de la madrugada del día 4, una columna blindada soviética apareció en la margen oriental del Danubio irrumpiendo por la carretera Soroksari hasta la plaza Boraros, dejando así aislada la isla Csepel. 

 

 Una segunda columna entraba en Budapest desde el norte , a lo largo del camino Vaci. Desde varios puntos del pais llegaban llamadas telefónicas a cuarteles y comisarías de Budapest anunciando que los tanques soviéticos habían bombardeado los cuarteles del ejercito hungaro en Kiskunhalas, mas de 100 kilómetros de la capital húngara. 

   El general Kiraly, al mando de la guardia nacional, llamo al presidente Nagy , que seguía en el parlamento. Al oir las preocupantes noticias, Nagy se limito a balbucear : “el embajador ruso está aquí en mi oficina, y está llamando a Moscu justo ahora. Debe de ser algún malentendido, no abras fuego sobre los sovieticos 

   El general Kiraly se dio cuenta que Nagy estaba decidido a no dar nunca la orden de repeler la agresión soviética. 

General Bela Kiraly.
 

 A las 4 y 25 de la mañana, las tropas soviéticas abrían fuego en la localidad de Budaorsi, al sur de la vieja ciudad de Buda. Poco después, el cañoneo se extendía por la capital húngara. 

   Los combates se iniciaron en todos los lugares donde los rebeldes ofrecieron resistencia. Los carros de combate sovieticos se movían con facilidad por las principales avenidas que convergían en el rio Danubio de forma radial. 

 

  Mientras, los insurrectos levantaban barricadas en los cruces más importantes de las vias exteriores que confluían en Pest. Se combatía encarnizadamente en las calles Ulloien, Marx y Kavin, en los cuarteles Kilian y en el complejo de edificios que rodeaban el cine Corvin. 

  En Buda, la lucha arreciaba en el monte Gellert, en el castillo y el palacio real, en la estacion ferrea del sur, en la plaza Szena y en la avenida Moricz-Zsigmond. La resistencia variaba en intensidad, dependiendo de los combatientes disponibles y la disponibilidad de armas y municiones. 

 

  Los distintos grupos continuaron la lucha hasta agotar las municiones o  resultar destruidas sus posiciones defensivas por el fuego de armas pesadas soviéticas. 

   Los cuarteles Kilian recibieron un intenso ataque artillero de tres horas de duración y un ataque aereo, pero los soviéticos tardaron tres días en terminar alli con la resistencia de los insurrectos, muchos de los cuales lograron escapar por túneles y la red de alcantarillado. 

Cuarteles Kilian.
 

 Los combates en el castillo se prolongaron hasta el 7 de noviembre, y los soviéticos sufrieron alli muchas bajas, ya que las posiciones defensivas habían sido muy bien escogidas gracias a la colaboración de varios oficiales del ejército que se habian unido a los insurrectos en cuanto habían escuchado noticias de la llegada de las tropas soviéticas. 

   En la avenida Moricz-Zsigmond se peleó con gran dureza. Parecia que los sovieticos no se preocupaban en demasia por tiradores aislados u objetivos de escasa importancia, ya que creían que podrían restablecer el “orden” rápidamente. 

   Como ese no fue el caso, los carros de combate empezaron a desplegarse en las más grandes avenidas, abriendo fuego indiscriminadamente sobre los edificios particulares, para obligar a salir a la gente. Los disparos de los carros de combate causaron graves daños, tanto en las grandes avenidas como en las calles adyacentes donde los patriotas ofrecían resistencia. 

Destrozos en la calle Rakoczi.
 

 El 8 de noviembre, centenares de edificios civiles habían sido destruidos por los proyectiles, y miles de ellos presentaban serios destrozos. La tarde del día anterior, ya solo se combatía en lugares muy determinados, sobre todo en las zonas industriales de la isla de Pest, donde la mayoria de los combatientes eran obreros. 

   Cada distrito o cada grupo de fabricas estaba bajo las órdenes de un comité revolucionario. El personal militar que se unía a los insurrectos no solamente reforzaba sus efectivos, sino que muy a menudo aportaba más armas y municiones. De este modo, el comité revolucionario de Csepel consiguió más de 20 piezas dartillería procedentes de los cuarteles de la isla, aunque la munición escaseaba. 

   Los distritos industriales de Ujpest, al norte, Pestzebterzebet al sur, y de Soroksar, en el centro de la isla Csepel, ofrecieron la mas enconada resistencia hasta el 11 de noviembre .Con excepcion de algunas escaramuzas en las colinas de Nograd y en el barrio de Barania, la resistencia había terminado. 

 

 A las 5 y 20 de la madrugada del dia 5, radio Kossuth anuncio una noticia urgente : atención, atención, el primer ministro se dirigirá al pueblo húngaro”. 

  “Esta madrugada, las tropas soviéticas han lanzado un ataque sobre nuestra capital con el evidente objetivo de derrocar al gobierno democratico legal de la república popular hungara. Nuestras fuerzas militares se encuentran en alerta maxima. El gobierno húngaro se mantendrá firme en su puesto. Pongo al corriente de los acontecimientos a mi patria y al mundo entero”. 

   A continuación se interpretó el himno nacional. La comunicación de Nagy se repitió varias veces a intervalos de dos minutos en los idiomas inglés, francés, ruso y alemán. 

   A las 6 de la mañana, radio Kossuth volvía a informar: atención, atención, Imre Nagy, primer ministro del gobierno nacional hungaro, ruega al ministro de defensa Pal Maleter, al jefe de estado mayor Istvan Kovacs y a los otros delegados, que a las diez de anteanoche de ayer se dirigieron al cuartel general de las fuerzas soviéticas y no han regresado todavía, que se reincorporen de inmediato a sus puestos”. 

 

 Pero el general Maleter y sus compañeros ya no estaban alli, habian sido detenidos por agentes de la NKVD y enviados encadenados a algún incierto lugar. 

   Nagy no iba a tardar en seguir el mismo destino que sus compañeros. Poco antes que los tanques rusos y una compañía de infantería rodearan el edificio del Parlamento, Nagy y otros miembros del gobierno habían abandonado el edificio y se habían dirigido hacia la embajada yugoeslava para solicitar asilo. Asi, los patriotas que seguían combatiendo al invasor se quedaron sin ningún mando, ni político ni militar. No podian esperar ayuda de ninguna parte. 

   ¿ O quizas si ?. El 5 de noviembre se había convocado en Nueva York el consejo de seguridad de la ONU, y al dia siguiente se reunia la Asamblea General. 

   Se decidió por una amplia mayoría realizar una investigación sobre lo sucedido en Hungria. Al mismo tiempo, se exigía al gobierno soviético que dejara de inmiscuirse en los asuntos húngaros, y se le conminó a retirar inmediatamente sus fuerzas armadas de territorio magiar. 

"Ayuda para Hungria : Una resolucion de  la ONU".Caricatura del Daily Express que simboliza la incompetencia de la ONU para intervenir en Hungria.