martes, 23 de abril de 2024

Agripa, la mano derecha de Augusto ( 8ª parte )

 

Calzadas del centro y norte de Italia.

Viene de aquí:

“El suelo de Roma iba de nuevo a verse manchado con la sangre de sus hijos”.

  Mientras Octavio reunía a sus tropas en Capua ( sus 4 legiones, más las 6 de Salvidieno y varias cohortes pretorianas ), Aenobarbo, al mando de  70 naves que transportaban  dos legiones, contingentes de arqueros, honderos, gladiadores y mercenarios, devastaba los puntos fuertes de los triunviros en la costa del Adriatico.

  Aenobarbo ataco Brundisium y puso cerco a a la ciudad, asolando los campos cercanos, y capturo varios de los trirremes  de los triunviros, incendiando los demas.

  Octavio, preocupado por la suerte de Brundisium, envió a una de las legiones a tratar de levantar el asedio de la ciudad. Dejo a Lepido en Roma con solo dos legiones, y marcho a liderar en persona a sus tropas ,junto a Agripa.

  La guerra terrestre estallo con un motín de dos de las seis legiones que Lucio Antonio mantenía en Alba Longa.

Restos de la muralla de Alba Longa.
 

  Octavio llevó a su ejercito hasta Alba Longa, y la puso bajo asedio. Pero apenas había llegado allí , recibió noticias de Roma. Tres cohortes habían entrado en Roma aprovechando la oscuridad. Lepido había sido incapaz de organizar una defensa y había huido. Desde su base en Praeneste, Lucio Antonio había marchado hacia Roma, donde entro con todo su ejercito, incluida la caballería y varios contingentes de gladiadores.

  Vestido con sus mejores galas, Lucio Antonio se dirigió a la muchedumbre convocada en el Foro.Proclamo a Octavio y a Lepido como enemigos del pueblo y aseguro a los asistentes que su hermano Marco renunciaba a pertenecer al triunvirato, y que restauraria la antigua Rex Publica.

Denario de plata de Lucio Antonio.
 

  Creyendo que Roma ya estaba de su parte, Lucio marcho con sus tropas al norte, a  reunirse con los ejércitos de Ventidio y Pollio. Llegando a la ciudad de Sentinum, la asaltó directamente, saqueo todo lo que pudo llevar y pasó la antorcha al resto. Nurcia, una ciudad cercana, se rindió a Lucio sin lucha, tras ver lo que había ocurrido en Sentium.

  Reconociendo  que no era un genio en materia militar, Octavio cedio el mando de sus tropas a Agripa, cuyo rol como comandante del ejercito esta mucho mejor documentado desde entonces.

  Octavio encargo a Agripa tomar Sutrium (actual Sutri ). Agripa marcho los 66 kilómetros que le separaban de Sutrium, al norte de Roma. La ciudad, estratégicamente situada sobre la Vía Cassia, era importante para Lucio, ya que la Via Cassia era una de las dos calzadas del lado occidental de Italia que llevaban hacia el norte, por las que podrían llegar rápidamente los refuerzos de las legiones de Ventidio y Pollio, desde la Galia Narbonense.

Sutrium.
 

  Agripa pensaba que, despues de tomar Sentium, Lucio Antonio se dirigiría directamente sobre Sutrium.

  Agripa llegó rapidamente a la ciudad, y la aseguro, reparando sus ya antiguos muros de piedra, que rodeaban lal ciudad, construida sobre una estrecha colina de toba volcánica rodeada de barrancos. Solo un estrecho camino al oeste de la ciudad la conectaba con los campos aledaños.

  El plan era simple. Agripa atraeria a las tropas de Lucio Antonio, mientras Salvidieno, que llegaba por la Via Flaminia, caería sobre la retaguardia rebelde.

  Al principio, el plan funciono a la perfeccion. Cuando Lucio recibió la información que Agripa se encontraba en Sutrium se dirigió hacia allí a toda prisa, pero se encontró su camino bloqueado por las tropas de Salvidieno, que se encontraba con su propia retaguardia acosada por las tropas de Ventidio y Pollio, que trataban desesperadamente de unirse a Lucio Antonio.

  Agripa y Salvidieno presionaron por  ambos flancos a Lucio Antonio, empujandolo lentamente hacia los barrancos que rodeaban Sutrium. Pero Lucio encontró una salida de los barrancos, y logro escapar, dirigiendose  a Perusia, 150 kilómetros al norte.

Movimiento de los ejercitos hacia Perusia.
 

  Agripa se mostro desencantando y decepcionado cuando acudió a dar las noticias a Octavio.En su primer mando, no había podido capturar o matar a Lucio Antonio.

  El otoño se convertía en invierno cuando Lucio Antonio llegaba a   Perusia. Agripa y Salvidieno le persiguieron, y pronto los acompañó Octavio.

  Al igual que Suntrium, Perusia estaba situada sobre una empinada colina y protegida por espesos muros de roca travertina, erigidos por los etruscos entre el Siglo VI y III a.c.. Su único acceso , con unas espesas puertas de madera, hacían prácticamente imposible que la ciudad pudiera ser tomada al asalto, así que la única manera de tomar Perusia iba a ser ponerla bajo sitio y  usar el hambre para obligar a la ciudad  a rendirse.

 

  Solo hacia falta tiempo, pero Octavio y sus generales estaban impacientes por resolver la guerra. Así que en vez de limitarse a observar a sus soldados permanecer alrededor de la ciudad en pleno invierno, ordenó que tomaran sus  herramientas ( picos, palas, sierras,etc)  y se pusieran a trabajar.

  Se construyo un  muro de circunvalación a base de madera con parapetos y zanja, de unos 56 estadios de longitud total ( unos 10 kilómetros, aprox.) , que evitaba que los defensores de Perusia pudieran escapar o recibir refuerzos o suministros desde el exterior.

  Ya con el tiempo a su favor, Octavio se dispuso a esperar que Lucio se rindiera. Y , mientras unos y otros esperaban, se dedicaban a lanzarse proyectiles con hondas, con inscripciones injuriosos para el enemigo , como “ Lucius Antoni, calve “, ( Lucio Antonio el calvo ) o “Salve Octavium, felas”, (hola, Octavio el felador), entre muchas otras.

Inscripciones de los proyectiles de honda encontrados en Perusia.
 

  El nombre de Agripa no aparecía en ninguno de los proyectiles, así que se puede suponer que no tenia mando alguno, y simplemente estaba a las órdenes de Salvidieno. Pero la guerra de Perusia aun iba a dar a Agripa una oportunidad para mostrar sus facultades militares.

  Se recibieron informaciones que indicaban que Ventidio y Pollio marchaban hacia el sur para tratar de reunirse de nuevo  con el asediado Lucio Antonio. Dejando a Salvidieno al cargo del asedio a Perusia, Octavio y Agripa  salieron hacia los Apeninos para interceptar a los aliados de Lucio antes que pudieran llegar a Perusia.

  Pollio y Ventidio habían reunido a sus legiones en la Galia a finales del 41 a.c. debido a la insistencia de Fulvia, la esposa de Marco Antonio. Los exploradores de Octavio habían encontrado a los rebeldes aproximándose a Perusia, y Octavio envió a Agripa a cerrarles el paso.

  La aparición de las tropas lideradas por Agripa sorprendió a los comandantes, a quienes se le había unido Lucio Munacio Planco, el comandante en jefe de las tropas “antonianas” en el norte de Italia. ,que trataron de evitar la batalla desviándose hacia tres ciudades cercanas ; Planco a Spoletium, Pollio a Rávena y Ventidio a Ariminium.

  Octavio envió destacamentos a cada una de las ciudades para evitar que escaparan, y regreso a Perusia. Una vez allí, ordeno que la zanja fuera ampliada hasta los 10 metros, tanto de anchura como de profundidad, que se elevara la altura de los parapetos y se construyeran 300 torres de vigilancia a lo largo del perímetro, separadas 30 metros una de otra.

  Mientras mejoraban sus posiciones, los soldados de Octavio a menudo se veían involucrados en sangrientos combates con los gladiadores de  Lucio Antonio, encargados de intentar salir de la asediada ciudad en busca de refuerzos y provisiones.

  Cuando termino los trabajos previstos, Octavio  por fin pudo esperar con calma al desarrollo de los acontecimientos, hasta que el hambre comenzara a hacer su efecto en la ciudad.

  El 31 de enero, Lucio Antonio trato de forzar una salida de sus tropas de Perusia. Pero Octavio estaba preparado, y  sus soldados, incluidas varias cohortes pretorianas, rechazaron el intento de Lucio.

  Sus aliados decidieron entonces reunir sus ejércitos en las cercanías de Perusia para caer sobre Octavio por la retaguardia, pero Octavio colocó un gran contingente de su ejercito para mantener los caminos bloqueados, convenciendo a los rebeldes que era mejor retirarse hacia Fulginum, a 37 kilómetros de Perusia, siguiendo la Via Flaminia.

  Cometieron un error, y Agripa puso bajo asedio la ciudad. Ventidio y Pollio eran de la opinión que debían salir y combatir, pero Plauco dijo que, como estaban entre Agripa y Octavio, era mejor esperar acontecimientos. Y la opinión de Plauco prevaleció.

  Decidieron encender enormes hogueras para advertir a Lucio Antonio, todavía en Perusia, en donde se alegraron grandemente al ver las señales. Pero cuando los tres generales rebeldes no llegaron a Perusia por estar esperando en  Fulginum, allí creyeron que habían sufrido  serias dificultades, y, cuando las hogueras se apagaron, creyeron que sus presuntos liberadores, Pollio y Ventidio, habían ido aniquilados.

  La situación en Perusia empeoraba a pasos agigantados, y era tan terrible, que Lucio Antonio, tras evaluar la cantidad de comida que quedaba , prohibió distribuirla a los esclavos, prohibiendo, además, bajo pena de muerte, que trataran de escapar de la ciudad.

  Los esclavos se vieron obligados entonces  a comer hierba y hojas de los árboles. Según iban muriendo de hambre, Lucio los hacia enterrar en largas fosas comunes, temiendo que si incineraba los cadaveres  el enemigo sabría que estaba pasando en el interior de la ciudad, y si los dejaba insepultos, las emanaciones de los cadáveres causarían enfermedades.

"Asedio de Perusia", boceto para un fresco de Rafael, en el Museo del Louvre de Paris.

 

 (Continuara…)

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