martes, 28 de octubre de 2025

Roger de Lauria, Almirante de Aragon ( 6ª parte)

 


Viene de aquí:

El anuncio  de Conradino animó a los simpatizantes del partido imperial en el norte y centro de Italia. Los gibelinos de Florencia ya habían contactado con Conradino, y , para enero de 1267, el papa Clemente, preocupado, solicitó a Carlos de Anjou que enviara un ejército al norte para sofocar la creciente insurrección gibelina en Toscana.

  Las tropas angevinas partieron del Reino de Sicilia a finales de marzo y entraron a pie en Florencia el 18 de abril. El 7 de mayo, el propio Carlos entró en el gran bastión güelfo con la debida fanfarria. A pesar de las dudas del Papa, Anjou Logró pacificar rápidamente la mayor parte de la región, pero Pisa y Siena, junto con sus ciudades satélite, se mostraron particularmente obstinadas.


 

  Anjou quedó atascado ante la ciudad fortificada de Poggibonsi, que custodiaba el camino desde Florencia hacia el sur hasta Siena, desde finales de junio hasta el 30 de noviembre de 1267, cuando la ciudad fue finalmente asaltada y conquistada a sangre y fuego.

  Mientras tanto, los agentes de Conrado no permanecieron inactivos. Conradino Hohenstaufen, pretendiente a la corona de Sicilia, solo tenía quince años en ese momento, por lo que debió haber recibido algún consejo astuto de los emigrados recientes del Reino, de los cuales el asesor militar de mayor rango era Galvano Lancia.

  En algún momento de la primavera de 1267, mientras Anjou estaba ausente de su reino, el joven príncipe envió a Conrado Capece , un noble siciliano al sur para sembrar las semillas de la rebelión en Sicilia, donde había servido como vicario de Manfredo.

  Las gestiones de Capece encontraron una reserva de reclutas disponible entre los habitantes de la isla, ya descontentos con la mano dura de los recaudadores de impuestos angevinos. No contento con ese esfuerzo en Sicilia, Capece navegó hacia el sur, a la corte de Muhammad I al-Mustansir de Túnez, pues sabía que el príncipe hafisida tenía a su servicio al infante Fadrique de Castilla, hermano descontento del rey Alfonso X. 

Califato hafisida bereber en el año 1300, aprox.
 

  Fadrique había luchado junto a Manfredo en Benevento y se unió rápidamente a la conspiracion junto a al-Mustansir, que  temiendo con razón el ansia expansionista de Carlos de Anjou, estaba ansioso por apoyar con armas e incluso algunos soldados la causa de Conradino.

 Asi, en el mes de agosto del mismo 1267, al mando de un pequeño ejército conformado en buena parte por caballeros de origen hispánico,además de toscanos, alemanes y musulmanes tunecinos ( 20 caballeros y un par de centenares de infantería ), el infante Federico y el ya mencionado Conrado Capece desembarcaron en Sciacca, en el oeste de la costa meridional de Sicilia, para fomentar un levantamiento en nombre del heredero de los Hohenstaufen.

  El 17 de septiembre, el papa Clemente informaba a Carlos que Sicilia estaba en plena revuelta. Por fortuna, el hermano de Fadrique, el infante Enrique de Castilla, que también había tenido que escapar de Castilla tras su fallida rebelión contra el rey Alfonso, también se unió a la causa aproximadamente al mismo tiempo.

 Un levantamiento gibelino en Roma, liderado por Angelo Capocci, resultó en la investidura de Enrique como senador de la ciudad en julio de 1267. Enrique, a quien el rey Alfonso (su hermano mayor) también le había negado cualquier tipo de reparto de poder, había buscado fortuna desde el principio como amigo de Carlos de Anjou. Incluso le había prestado al frances una suma sustancial para financiar la invasión angevina inicial del Reino de Sicilia.

 Pero Carlos había incumplido el préstamo, convirtiéndose en un enemigo acérrimo de Enrique. En algún momento, Fadrique se comunicó con su hermano y lo alistó en la empresa gibelina. A mediados de octubre, el príncipe castellano y recién instalado senador de Roma proclamó su apoyo a Conradino. Unos días después, Galvano di Lancia entró en la Ciudad Eterna con una pequeña vanguardia de tropas para allanar el camino a su recién adoptado señor feudal, quien llegó a Verona el 21 de octubre con unos 4.000 jinetes alemanes. 

 

 Mientras tanto, Carlos  de Anjou permanecia en Toscana, para gran disgusto del papa Clemente, en un decidido intento de someter a los últimos remanentes del levantamiento gibelino.

 En diciembre, se apoderó parcialmente de Siena al capturar la cercana Volterra.En enero de 1268, acosó a Pisa saqueando Porto Pisano. Pero por entonces, toda Sicilia estaba en manos de los rebeldes, con la excepción de Palermo y Messina. Incluso los sarracenos de Lucera, en Apulia, se habían visto incitados a unirse a la insurrección.

 Carlos no tuvo más remedio que obedecer las súplicas del papa y finalmente abandonar la Toscana. En marzo, se dirigió al sur para reprimir el levantamiento en Lucera. Esto le dio a Conradino la oportunidad que necesitaba.

 Partió de Verona el 17 de enero, pero no pasó de Pavía, donde se detuvo durante varias semanas, presumiblemente para estar seguro de los movimientos de Anjou. El regreso de Carlos a Sicilia finalmente permitió a Conradino cruzar los Alpes Ligures con un pequeño séquito y marchar al puerto de Varazze (a 10 km al noreste de Savona).

 Desde allí, una flotilla de veinticinco barcos genoveses lo llevó a Pisa, donde llegó el 7 de abril. Mientras tanto, su amigo de la infancia y heredero del Ducado de Austria, Federico de Baden, lideró el grueso del ejército a través de los Apeninos por Pontremoli para reunirse con Conradino en Pisa el 2 de mayo. La noticia de la presencia de Conradino en Pisa se extendió por toda Italia.

 Conradino permaneció en Pisa más de dos meses mientras el oro y los combatientes gibelinos llegaban a raudales. El papa Clemente, residente en Viterbo porque Roma se había vuelto gibelina, no pudo hacer otra cosa que excomulgar a Conradino y a Enrique de Castilla, junto con sus seguidores. Era un simple gesto poco convincente que no iba a tener ningún impacto en los acontecimientos posteriores.

 Conradino finalmente condujo a su ejército desde Pisa el 15 de junio de 1268, rumbo a Siena. Se detuvo brevemente en Poggibonsi, que lo recibió con entusiasmo, tras haber derrotado ya a su guarnición angevina. Al entrar en Siena el 25 de junio, una avanzada de su ejército brindó a la expedición un a victoria inesperada. Cuando Anjou se retiró a Apulia, dejó sus conquistas toscanas en manos de un teniente, Jean de Brayselve, quien comandaba una tropa de 500 jinetes. La vanguardia de Conradino sorprendió a los angevinos cuando cruzaban el río Arno en Pont a Valle, cerca de Arrezzo, y los derrotó, estando Brayselve entre los muchos jinetes capturados.

Castillo de Poggibonsi.
 

 Conradino partio de Siena unos días después, para hacer su entrada triunfal en Roma el 24 de julio, siendo recibido por la población como si fuera el emperador.

  Alarmado por la llegada de Conradino a  Roma, Carlos de Anjou levanto el asedio de Lucera, y con su ejercito se dirigió hacia la zona cercana al lago Fucine, pensando que Conradino  intentaría evitar la fuertemente custodiada via Latina hasta Nápoles y se dirigiría hacia el este, donde la familia Lancia poseía una gran extensión de tierra.

  Carlos de Anjou avanzo hacia Avezzano, en los Abruzos. Llegó a la región el 4 de agosto y marchó a través de Scurcola (entre Avezzano y Tagliacozzo) el día 9, antes de acampar finalmente en Ovindoli, en Monte Velino ,para poder vigilar el camino hacia Apulia.

 Tras tres semanas de fiestas en su honor, Conradino partió de Roma el 14 de agosto con unos 5.000 hombres de armas a caballo, a los que se unieron los 800 caballeros españoles de Enrique de Castilla.

 Como Carlos había previsto , Conradino descartó la ruta directa por la via Latina ,  más difícil, hacia el sur por Ceprano y Cassino, tomando en su lugar la Vía Valeria hacia el este, pasando por Vicovaro, hasta el castillo de Saracinesco, donde se alojó brevemente como huésped de Beatrice di Lancia, hija de Galvano y esposa de Conrado de Antioquía.

Castillo de Saracinesco.
 

  Su intención probablemente era  la de unirse a los sarracenos de Lucera, por lo que continuó hacia Carsoli para llegar a las inmediaciones de Tagliacozzo por el paso de Montebove. El terreno dificultaba la marcha, lo que afectó a las tropas de Conradino.

 Llegó a Scurcola el 22 de agosto y acampó en la orilla oeste del río Salto, que corre de sur a norte. Carlos de Anjou, sin duda informado de los movimientos de su adversario por sus exploradores, llegó a la orilla este solo unas horas después.

 Las vanguardias de ambas fuerzas se enfrentaron brevemente, pero ambos bandos pronto se retiraron a orillas opuestas del río para pasar la noche. Fue entonces cuando Conradino cometió un acto inexplicable que más tarde resultaría funesto para su causa: contrariando todas las convenciones de la caballería, mandó ejecutar a su prisionero de noble cuna, Jean de Brayselve, además de otros nobles gibelinos que tenía en su poder.


 

(Continuara…)

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