martes, 30 de septiembre de 2025

Spähkorb: Un espía en el cielo (1 parte )

 


  En la mañana del domingo 3 de septiembre de 1916, el granjero Charles Lewis salió a recorrer los campos de Abbott's Hall, cerca del pueblo de Horsley Cross, en la zona rural de Essex, para supervisar como iba la cosecha de trigo. Tomó su escopeta con la esperanza de encontrar un conejo y tener un buen almuerzo. La noche anterior, él y otros habitantes de la zona habían oído los motores de un Zeppelin sobre sus cabezas.

 Un vecino, Robert Grimwade, también oyó "un ligero ruido de ráfaga, luego un golpe sordo en la distancia". Lewis se llevó una sorpresa: “Cuando miré a través del seto, vi una cosa extraña con el hocico hundido en el suelo". Alejándose de ella un par de kilómetros , encontró un larguisimo tramo de cable de alambre. "Supuse que era algo dejado por el enemigo, así que amartillé mi arma y miré para ver si había algo peligroso, pero no había nada".

El artefacto encontrado por el granjero Lewis, hoy en el Imperial War Museum, en Lambeth.
 

  El objeto de tan extraño aspecto era un Zeppelin Spähkorb, basicamente  una cesta de observación o una góndola espía. Lewis fue la primera persona en Gran Bretaña en ver uno.

  Los orígenes del Spähkorb son un poco confusos. A menudo se dice que la idea se originó con Ernst Lehmann, Ingeniero naval, quien en agosto de 1914 comandó el Zeppelin Sachsen, originariamente una aeronave para el transporte de pasajeros reconvertido a  uso militar.

 


 Pero Lehmann no reivindicó la idea. Es posible que el origen del Spähkorb viniera de Paul Jaray, un  ingeniero aeronáutico que trabajaba en Luftschiffbau Zeppelin GmbH, quien, para contrarrestar las interferencias de radio, diseñó un contrapeso pesado  y aerodinámico para evitar el movimiento excesivo de la antena  al descender. 

 Este eficaz dispositivo parece haber generado ideas para un vehículo de observación tripulado que descendiera de la misma manera que el contrapeso de la antena. Aunque no fue idea suya, Lehmann reconoció sus méritos y, en colaboración con un ingeniero civil de Colonia llamado Hagen, la hizo realidad: "Nuestra idea era producir un pequeño vehículo de observación que pudiera descender más de medio kilómetro por debajo del Zeppelin".

  En ese vehículo, un observador podía navegar y dirigir el rumbo y el bombardeo, mientras el gran globo flotaba serenamente sobre él en un banco de nubes.

  Su primer experimento, sin embargo, fue extremadamente básico: "Hagen proporcionó un torno manual y un cable de acero de medio centimetro de unos 300 metros de largo. Encontramos un viejo barril de mantequilla y le fijamos un ancho tablon en  cola que esperábamos que actuara como una especie de veleta para evitar que girara. El torno se montó en la sala de bombas, en medio del Zeppelin, y el barril se sujetó al cable con un par de resortes resistentes para amortiguar posibles sacudidas."

Uno de los primeros modelos.
 

 Con un teléfono instalado en el barril, Lehmann se iba a jugar la vida. El timonel en la góndola de control, con los ojos vendados, debía seguir las instrucciones dadas por Lehmann por teléfono. Lehmann continúa: "Al descender unos 150 metros, sufrí una serie de sacudidas causadas por tirones y paradas del viejo torno manual. Quedé colgado como si hubiera estado en un cubo dentro de un pozo. Estas sacudidas no eran una sensación agradable. Con una brújula de mano podía determinar la dirección que quería tomar. Mis órdenes, transmitidas al timonel con los ojos vendados en la cabina de control, se ejecutaron rápidamente y el Zeppelin se movió a donde yo deseaba.’

  Tras completar la prueba con éxito, los dos hombres buscaron mejorar su equipo y encargaron un nuevo torno accionado desde uno de los motores. El torno podría sostener 914 metros de cable de acero de alta calidad de medio centimetro de grosor; por dentro del cable pasaba una línea telefónica.

  También apareció un nuevo vehículo de observación: "Estaba hecho de mimbre y su forma se asemejaba a la carrocería de un pequeño avión con cola, timón y aletas laterales reglamentarios. En su interior había una cómoda silla, una mesa, una luz eléctrica, un pararrayos, una brújula y el teléfono". 

 

 En enero de 1915, mientras esperaba su nuevo destino al mando del Zeppelin Z XII, el entonces Hauptmann Lehmann presento su Spahkorb a un grupo de expertos militares, lo que resultó en que el ejército alemán aprobara la introducción de vehículos de observación en sus dirigibles. Sin embargo, esto se retrasó un año mientras el ejército dejaba que los ingenieros departamentales se encargaran de su desarrollo. Durante este periodo, el 17 de marzo de 1915, Lehmann partió en el Z XII para bombardear Londres, lo que nos proporciona el único relato conocido de un ataque con un Spähkorb.

 Una densa niebla sobre el Canal de la Mancha iba a frustrar el intento de Lehmann de llegar a Londres, pero las condiciones en la zona de Calais eran más favorables, con una capa de nubes que se extendía por tierra y mar, pero con aire libre por debajo de los 1200 metros, un entorno perfecto para el Spähkorb. 

Postal alemana en la que se describe un bombardeo sobre Amberes, y en la que ya aparece un Spahkorb colgando del centro del Zeppelin.
 

 Al principio de la guerra, el ejército asignaba un oficial de Estado Mayor a cada uno de sus zepelines para dirigirlos en acción. El Oberst Max Freiherr von Gemmingen, sobrino de 53 años del conde Ferdinand von Zeppelin, fue asignado al Z XII, y él y Lehmann se hicieron buenos amigos.

 El honor de ser el primero en utilizar el vehículo de observación en acción recayó en von Gemmingen. Con los motores a baja velocidad para minimizar el ruido, Lehmann realizó los preparativos finales: "Gemmingen fue descendido cuidadosamente aproximadamente 500 metros por debajo del zeppelín y ascendimos hacia las nubes. Más tarde dijo que se sentía solo allí abajo, y según bajaba y se alejaba del gran zepelín, le pareció como si fuera un espíritu incorpóreo flotando en el espacio."

 Colgando en el abismo, von Gemmingen era totalmente invisible para quienes estaban en tierra, al igual que el zepelín que volaba justo por encima de las nubes.

Lehmann y Von Gemmingen.
 

 Lehmann observó cómo la artillería antiaérea disparaba a ciegas al sonido de los motores a velocidad reducida mientras von Gemmingen transmitía sus instrucciones por teléfono: "Volamos en círculos sobre la fortaleza durante 45 minutos, y  Gemmingen se tomó su tiempo para poder dirigir sus bombas con precisión. No tuvo dificultad para dirigir las operaciones y, a intervalos, ordenaba discretamente que se lanzaran algunas bombas pequeñas, luego otras más grandes, y así sucesivamente. Se realizaron cinco ataques separados, abarcando la estación de tren, los almacenes de los muelles, el arsenal y otros puntos".

 Un informe del periódico The Times del 20 de marzo de 1915 confirmaba la operación:

 “Se lanzaron entre 40 y 50 bombas. El Zeppelin sobrevoló Calais durante bastante más de media hora. Pudo observar la ciudad sin ser observado. Durante su ataque a puntos importantes, se intentó destruir las estaciones Central y Marítima, varios depósitos, Fort Neuilly y el muelle. Una de las bombas destruyó vagones de tren que proporcionaban alojamiento temporal a los trabajadores ferroviarios refugiados de Lille y a sus familias. Nueve murieron y más de diez resultaron heridos.


 

(Continuara…)

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