Imágenes sobre el terreno cortesía de Enrique y Guadalupe.
Cuando el planeador toco el suelo, comenzo a deslizarse a una velocidad cercana a los 120 kilómetros por hora, en el momento en el que el
paracaídas de frenado comenzó a desplegarse. El planeador consiguió detenerse a
escasos metros del puente Pegasus, en el punto justo que se había pedido a los pilotos.
Había quedado tan cerca del puente que incluso rompió parte de la alambrada que
cubría el perímetro del puente.
El planeador había golpeado la
tierra con tal fuerza que la mayoría de los 30 hombres a bordo del planeador
estaban aturdidos por el impacto, algunos de ellos incluso inconscientes.
Algunos salieron de la nave dando tumbos por el campo.
Ese hubiera sido un momento
perfecto para que las defensas alemanas hubieran terminado con todos ellos.
El cielo sobre Normandía se
encontraba repleto de ruidos de aviones,
las explosiones de las bombas con las
que los aviones aliados machacaban las defensas alemanas, el ruido de los
cañones antiaereos,etc.Los dos centinelas alemanes que custodiaban el puente
pensaron que el ruido que hacia el primer planeador al tomar tierra era simplemente
un bombardero aliado derribado, y no quisieron despertar a su sargento por ese
motivo.
Mientras, los hombres del primer planeador
comenzaban salir a toda prisa, dirigidos
por el teniente Herbert Denham Brotheridge, que dio la orden al servidor de la
ametralladora Bren para que cubriera al pelotón de asalto que se dirigía al
puente a toda velocidad.
En ese momento aterrizó el
planeador denominado chalk 92, que dio
un par de saltos sobre el terreno antes de detenerse por completo. Tras
reponerse del impacto, el pelotón que lo ocupaba salió rápidamente y se dirigió a donde había instalado su puesto de mando el mayor Howard.
El siguiente planeador en aterrizar,
chalk 93 ,se estrello contra al suelo, justo al lado del estanque, a solo 35
metros del primer planeador.
El planeador impactó con tal
fuerza contra el suelo que giro noventa grados y se partió por la mitad.
Algunos de sus hombres quedaron atrapados en el interior, sin posibilidad de salir por sus porpios medios,
mientras otros fueron arrojados al exterior
a causa de la fuerza del impacto.
Uno de ellos, el cabo Fred Greenhalgh cayo inconsciente
en el estanque, donde se ahogo. Fue el primer soldado aliado en morir en suelo
francés el día D.
Mientras tanto, el teniente Derham dividió su pelotón en dos. Mandó a tres de sus hombres a ocupar un
pequeño bunker, mientras se lanzaba al asalto del mismo puente con los demás.
Los centinelas alemanes huyeron en dirección al otro lado del rio, mientras
trataban de avisar a gritos a sus compañeros.
Los británicos comenzaron a
limpiar de enemigos las trincheras y las casamatas, usando granadas y ráfagas
de ametralladoras.
El ruido de los disparos y las
explosiones despertaron bruscamente a los alemanes que dormían. Intentaron reagruparse
en las trincheras de la ribera oeste del rio, pero un nuevo asalto por parte
del pelotón del teniente Derham termino con su resistencia.La mayoría huyo. El
puente ya era de los británicos.
Se había convenido que el punto de reunión tras la toma del puente
seria el café-restaurante situado en el lado oeste del puente, el café Gondree.Alli
fueron llegando los britanicos,para encontrarse con la desagradable sorpresa de
que allí estaba el teniente Derham,que había sido herido por una bala en la
parte baja del cuello .
Con el puente Pegasus ya en manos
británicas, el mayor Howard esperaba ansiosamente noticas de lo ocurrido en el
puente Horsa.
Uno de los planeadores destinados
al puente Horsa, en Ranville, habia aterrizado a 1 kilometro al sur de su punto
de aterrizaje indicado. Otro de los planeadores se perdió, no encontró la zona
de aterrizaje y tuvo que tomar tierra a más de 10 kilómetros de distancia, en
el rio Dives.
El tercer planeador destinado a
la toma del puente Horsa, chalk 96, consiguió detenerse a 400 metros del puente.
Según salían del planeador, los paracaidistas británicos fueron recibidos con
fuego de ametralladora. Colocaron rápidamente un mortero en posición, y
consiguieron eliminar la amenaza.Inmediatamente, se lanzaron al asalto del puente,
a la carrera.
Sin ninguna ametralladora con la
que defenderse, los guardias alemanes optaron por huir a toda velocidad. El
puente horsa ya estaba también en manos británicas.
A las 0:26, el mayor Howard
recibió la confirmación de que ambos puentes habían sido capturados. Su radio
operador inmediatamente emitió las palabras en clave “ham and jam “.
Las órdenes del mayor Howard eran
apoderarse de los puentes y mantenerlos a toda costa, hasta que llegaran refuerzos.
Debían prepararse para el seguro contraataque alemán.
Howard envió un pelotón a limpiar
las casas de las cercanías, en busca de francotiradores. Otro pelotón fue
enviado a patrullar la zona oeste, para
avisar en caso de aproximación enemiga.
Temiendo que el contraataque
alemán se realizaría con vehículos acorazados, los paracaidistas británicos comenzaron a buscar en los restos de cada planeador, donde se suponía
encontrarían un PIAT, un arma antitanque para cada pelotón, y una pequeña
dotación de granadas Gammon, unas poderosísimas granadas que podían ser utilizadas
indistintamente contra personal o contra vehículos.
PIAT (Cohete anti-tanque para infanteria )
Pero solo un PIAT había
sobrevivido al impacto de los planeadores contra el suelo. Los demás estaban inutilizables,
la mayoría con el tubo lanzador torcido.
El único PIAT utilizable le fue
adjudicado al pelotón 17.
Eran cerca de las 02:00 cuando
aparecieron las primeras unidades alemanas en su intento de reconquistar los puentes.
(Continuara…)
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