Viene de aqui :
Imagenes sobre el terreno cortesia de Enrique y Guadalupe .
Debido al toque de queda impuesto
por las tropas alemanas, la noche del día 5 de junio de 1944 era muy oscura en Sainte Mere Eglise, al igual que en todas las ciudades y pueblos de Normandía.
El alcalde de la localidad, Renaud, se despertó bruscamente poco despues de la medianoche, debido al fuerte
estruendo que provocaban los disparos de las baterías antiaéreas.
Como medida de precaucion, llevo
a su esposa y a su hija a un pequeño refugio antiaéreo improvisado en el sótano
de su propia casa, cuando alguien comenzó a llamar insistentemente a la puerta.
Renaud abrió la puerta, y se encontró
al jefe de bomberos de la ciudad, que atropelladamente le informaba que la casa
de la familia Hairon, en la esquina suroeste de la plaza de la ciudad, estaba
en llamas.
La plaza de la iglesia de de Sainte Mere Eglise,dias despues del dia D.
El bombero pregunto al alcalde si
podía conseguir que el comandante de la guarnición alemana en el pueblo
levantara el toque de queda.
Renaud se dirigió rápidamente al
ayuntamiento de la localidad, donde se encontraba la comandancia alemana.Explico la situación al sargento de la guardia, que sin despertar al
comandante de la guarnicion, dio permiso al alcalde para convocar a los
bomberos y a la brigada de voluntarios para ayudar a extinguir el fuego. Varios
guardias alemanes se dirigieron rápidamente al lugar del incendio, para
prevenir que se cometiera ningún acto de sabotaje.
Renaud se dirigió rápidamente a
la iglesia, en donde pidió al padre Louis Roulland que hiciera sonar las
campanas , para convocar en la plaza a todos los ciudadanos.
Alrededor de un centenar de habitantes, muchos de ellos aun en pijama, se
reunieron y rápidamente formaron una cadena humana de unos 70 metros de distancia,
desde la fuente situada en la plaza hasta el lugar del incendio.
Unos 30 soldados alemanes vigilaban que todo transcurriera sin incidentes. Pero tras unos minutos, el
incendio del domicilio de la familia Hairon dejó de tener importancia.
Por encima del sonido de las campanas de la
iglesia y el fragor del fuego, los ciudadanos de Sainte Mere Eglise y los
soldados alemanes que les custodiaban comenzaron a oír ruido de aviones. Al
prinicpio, un ruido lejano, que venía del oeste, y que se fue haciendo más y más
fuerte.
Todo el mundo miraba hacia el cielo,
en busca de los aviones. Y lo que empezaron a
ver fueron formas humanas, flotando por debajo de paracaídas de color
verdoso.
La mayoría de los paracadistas
aterrizo con seguridad en los campos alrededor de Sainte Mere Eglise, pero
algunos de ellos, pertenecientes a la compañía F del 505 regimiento cayo directamente
en el centro de la ciudad, donde la luz que emitia el incendio de la casa Hairon los convirtió en un blanco muy fácil para las armas automaticas de los guardias alemanes.
En toda Normandia,en las primeras horas del día D, reinaba el más absoluto caos.Paracaidistas en pequeños grupos
o individualmente caían sobre las posiciones alemanas y combatían con el
enemigo en total oscuridad.
Algunos paracaidistas quedaron
colgados de los arboles sobre los que habian caido, y debían liberarse por si mismos,
siendo muertos por los alemanes en algunos casos.
Otros se ahogaron al aterrizar
sobre los ríos o en campos previamente inundados por los alemanes, arrastrados
por el peso de su equipo. Aviones y planeadores se estrellaban violentamente
contra el suelo, o estallaban en el aire fruto del eficaz fuego antiaéreo de
algunas de las baterías alemanas.
Paracaidista de la 82ª division,ahogado en las aguas del rio Mederet.
Los alemanes desconocían la
enorme magnitud del asalto aerotransportado que estaban recibiendo, pero se
defendieron con una furiosa eficiencia. Cada casa, puente o camino se convirtió en una fortaleza, desde
donde los alemanes resistían a los paracaidistas
aliados que surgían detrás de cada árbol, seto u edificio.
En algunos casos, los rusos de origen georgiano que formaban parte de de la guarnicion alemana, tomaron las armas y
combatieron a los paracaidistas aliados
tan ferozmente como sus captores alemanes.
Parte de la guarnicion alemana de Sainte Mere Eglise,formando al lado de la iglesia de la localidad.
Sainte Mere Eglise fue uno de
los mejores ejemplos de esa caótica situación.
En la plaza de la iglesia, los
bomberos voluntarios y los civiles que habían acudido a ayudar se dispersaron
rápidamente en cuanto oyeron los primeros disparos.
Pero ni los franceses ni los
alemanes se dieron cuenta en los primeros momentos de que los paracaidistas
eran americanos. Pensaban que eran britanicos, solo cuando vieron las pequeñas
banderas americanas cosidas en las mangas de los paracaidistas muertos se
dieron cuenta de su error.
En toda la localidad se entablaban
sangrientos combates entre pequeños
grupos de alemanes y paracaidistas aislados. Un paracaidista en su descenso
trato de alejarse del combate en la plaza, pero al saltar tan cerca de la tierra,
no tuvo tiempo de maniobrar y cayó directamente
sobre las llamas. Todas las municiones, granadas y explosivos que
llevaba estallaron por efecto del calor.
Otro de los paracaidistas, el
soldado John Stelee, recibió un disparo en el pie mientras descendia.A continuación, los cordajes de su paracaidas se engancharon con una esquina del campanario de la iglesia,
y quedo colgando sin poder hacer nada para evitarlo. Con el caos que reinaba a
sus pies, decidió que la mejor manera para intentar sobrevivir era hacerse el
muerto.
Soldado paracaidista John Steele.
Pero en el interior del
campanario de la iglesia se encontraba un alemán, el cabo Rudolph Mair.Al principio
pensó que el paracaidista estaba en realidad muerto. Pero cuando empezó a
moverse y silbar levemente para llamar la atención de sus compañeros, le apunto
con su arma. Una vez limpiada la plaza de paracaidistas, los compañeros del cabo
alemán le ayudaron a cortar las cuerdas del paracaídas enganchado, y gracias a
una cuerda, el paracaidista John Steele pudo llegar sano y salvo a tierra,
donde fue inmediatamente hecho prisionero.
Mientras en el interior de la
ciudad continuaban los combates, en las afueras el teniente coronel Ed Krause,
comandante del 3 batallón del 505 regimiento de la 82 división paracaidista,
logro reunir un contingente de unos 200 soldados, con los que se dirigió lo
más silenciosamente posible al pueblo. Su intención era tratar de localizar al
teniente coronel Benjamín Vanderboot, comandante del 2 batallón del 505
regimiento de infanteria paracaidista.
Combate en las cercanias de la iglesia.
(continuara…)
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