El ejercito nipon, a través de
la Universidad Militar de Narashino, guardaba un completo registro de sus actividades
con gases tóxicos en la guerra contra China, concretamente 56 casos.
Unos ejemplos:
-En julio de 1938 se lanzaron más
de 10.000 granadas de gas “rojo” sobre las tropas chinas en retirada, en el marco
de la operación de limpieza en las cercanías de la ciudad de Quwo.
-En los meses de abril y mayo del mismo año, el ejército
japonés utilizo 9.600 proyectiles de artillería
y 32.000 granadas de gas “rojo” sobre las tropas chinas, en el marco de la
batalla de Wuhan.
-En marzo de 1939, en la operación
del cruce del rio Xuishi, dos brigadas especializadas en la guerra química
lanzaron 3.000 proyectiles de artillería y 15.000 granadas de gas sobre las
posiciones chinas.
Los gases tóxicos también se utilizaron
contra las tropas comunistas chinas, como en Zhengzhou en octubre de 1941,
donde 300 toneladas de gas mostaza fueron lanzados en una sola hora, o en la
batalla de Taihang en febrero de 1942, cuando otras 300 toneladas de una
combinación de diferentes tipos de gases se lanzaron sobre posiciones chinas.
Aunque las fábricas de gas toxico
de la isla de Okunoshima aumentaron la producción al máximo, no daban abasto
para el constante uso que se estaba dando al gas en la guerra en China. EL ejército
japonés decidió desarrollar en Qiqihar (Manchuria) una unidad específicamente
dedicada a la producción gases toxicos,
la unidad 516, que se dedicaba a producir masivamente lewisita, fosgeno y gas mostaza,
tras haber sido probado en prisioneros chinos por la tristemente famosa unidad
731, autora de los mas sádicos y salvajes experimentos perpetrados en el
extremo oriente durante la 2 guerra mundial.
Las instalaciones de la unidad
516 fueron destruidas por los propios soldados japoneses pocos días después de
la rendición del imperio japonés, y el 12 de agosto de 1945 los empleados
intentaron eliminar toda evidencia de lo sucedido arrojando centenares de
contenedores de gases tóxicos al rio Nen.
Tras la rendición del imperio
nipon, el mando supremo de las fuerzas aliadas en el Japón comenzó a recopilar
información sobre los crímenes de guerra del ejercito japonés, especialmente el
uso de gases tóxicos.
El 2 de marzo de 1946, el coronel
Thomas H. Morrow tuvo la primera reunión preliminar con el fiscal jefe Joseph Keenan, informándole del uso de armas químicas y bacteriológicas por parte del
ejercito nipón.En el informe se incluían testimonios de testigos presenciales, y
se recogían los resultados de las visitas de inspección realizadas en diversas zonas
del territorio chino.
El 16 de abril se presentaron las
conclusiones finales del informe “Una revisión general de la guerra química
japonesa en China entre 1937 y 1945”:
“se utilizaron gases tóxicos
contra civiles y soldados desarmados, del los que una muy pequeña
proporción estaba equipada con mascaras antigás…..-la
guerra química nunca hubiera podido llevarse cabo sin el conocimiento y la
aprobación del ministerio del ejercito y el alto mando en Tokio…”
Extracto del informe final del
coronel Thomas H. Morrow.
El informe llegaba a las siguientes conclusiones definitivas:
-las declaraciones de cientos de prisioneros
japoneses confirmaban que se habían empleado gases tóxicos;
-médicos y cirujanos chinos
confirmaban que las lesiones que habían tratado en miles de ciudadanos chinos
habían sido causadas por armas químicas.
-los archivos del ministerio del ejército
japonés estimaban el numero de víctimas mortales por efecto de los gases tóxicos
en algo más de 39.000 chinos.
-las declaraciones del coronel John Stodter, agregado militar estadounidense en Birmania y enlace en la zona con el
ejercito chino, confirmaba la existencia de lesiones producidas por gases tóxicos.
El informe se tradujo al japonés
para que pudiera ser utilizado en el juicio por crímenes de guerra que se iba a
celebrar en Tokio a partir de primeros de mayo de 1946.
Pero, a mediados de agosto, con
el juicio ya empezado,cambiaron los procedimientos judiciales….
El 24 de julio, un mes antes, la Junta de Jefes de Estado Mayor del ejército de Estados Unidos ordeno que:
“la información relacionada con
la investigación y el desarrollo relativo a nuevas armas y municiones no deben
ser compartidos con cualquiera otra nación, excepto gran Bretaña, salvo
autorización expresa de la junta de jefes de estado mayor conjunto de las tropas aliadas.”
En otras palabras, en el tribunal
que juzgaba a los criminales de guerra japoneses no se iba a oír nada relacionado con el uso de gases
toxicos,ya que pertenecían a la categoría de “nuevas armas”, y EEUU y Gran
Bretaña se arrogaban el derecho a mantener oculto todo lo relativo a dicha
nueva arma.
"Gracias" a esas directrices, ningún
criminal de guerra japonés pudo ser nunca acusado de utilizar gases tóxicos ,y sus
miles de víctimas nunca recibieron compensación alguna.
El uso de gas toxico contra la población
civil china nunca ha sido reconocido oficialmente por los sucesivos gobiernos
japoneses.Estudios recientes estiman que el ejército imperial japonés realizo
no menos de 1500 ataques con gas toxico, causando más de 80.000 víctimas
chinas.
Hoy en dia, el problema es la
enorme cantidad de bidones y otros envases conteniendo gases tóxicos que el ejército
japonés dejo abandonado en el noroeste de China.
Según China, más de dos millones
de envases, según Japon, cerca de 700.000 bidones abandonados, de los que más de
la mitad aun contienen productos químicos activos, sobre todo una mezcla de
lewisita y gas mostaza.
Como firmante de la Convención sobre
la prohibición de armas químicas, Japon tiene la obligación de destruir las que
su ejército abandono en territorio chino. Desde la entrada en vigor de dicha convención,
en 1997, Japon ha enviado más de 30 equipos científicos a China para
identificar y destruir los bidones de gases toxicos.Solo en 2007, el coste de
las operaciones para destruir los productos químicos fue de 200 millones de
yenes.
En cuanto a los casos de indemnizaciones
a los ciudadanos chinos víctimas de accidentes causados por gases toxicos,
manipulación de envases, fugas, etc, normalmente se resuelven a puerta cerrada
y no salen a la luz. En mayo de 2003, el tribunal del distrito de Tokio
desestimo la denuncia de 5 ciudadanos chinos originarios de Heilongjiang contra el
gobierno japonés ,sobre la base de que el caso excedía la jurisdicción del estado
japonés.
El 29 de septiembre del mismo año,
el mismo tribunal condeno al estado japonés a pagar 190 millones de yens a trece demandantes chinos. A raíz de esta sentencia,
los gobiernos de China y Japón llegaron
a un principio de acuerdo por el que el estado japonés aportaría 300
millones de yenes para compensar a 44 víctimas de la rotura de varios bidones
que contenían gases tóxicos en la zona de Qiqihar. Pero el acuerdo final nunca
se llevo a cabo.
El tribunal del distrito de Tokio
rechazo en mayo una solicitud de indemnización de 1.400 millones de yenes por
parte de varias decenas de demandantes chinos, afirmando que el gobierno japonés
no era responsable de la mala manipulación de los bidones, y por lo tanto,
tampoco era responsable de los daños causados.
Esperemos que, finalmente, se
llegue a un acuerdo y los gobiernos japoneses cumplan con su responsabilidad y
cumplan con los tratados internacionales que han firmado.
Factories of death,japonese biological warfare
- Sheldon Harris
A plague upon humanity – Daniel Barenblatt
Revista Histomag 44 –Septiembre-octubre 2010.
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