Jenizaros, infantería de elite del imperio otomano (5ª parte)

Viene de aquí: 

  El abono de la soldada  a los jenízaros se realizaba quincenalmente, y siempre se retiraba un 12 por ciento de la paga de cada jenízaro que iba  a engrosar las arcas de la tesorería general del cuerpo.

  También reciba la tesorería general del cuerpo pagos de civiles y artesanos en concepto de sueldo por la ayuda prestada por los cadetes y los aprendices del acemi oglan, además de recibir todas las propiedades de cada jenízaro fallecido en el campo de batalla.

  Todos los bienes recibidos por la tesorería general se dedicaban como fondo de reserva para bonificaciones a las distintas unidades de jenízaros, para acondicionar los barracones, para adquirir uniformes de parada, para rescatar prisioneros de guerra, etc.

  Debido a las constantes dificultades financieras del imperio otomano a lo largo de numerosos periodos de su historia se producia a menudo a la necesidad de depreciar la moneda.

  El cuerpo de jenízaros se opuso en innumerables ocasiones a tal medida, rebelandose continuamente, exigiendo a las autoridades del tesoro otomano un incremento de su paga para compensar la pérdida ocasionada por la depreciación.

  Cada jenízaro debía utilizar sus emolumentos para comprar ropa y armas. El uniforme, muy simple, consistía en una casaca larga (dolarma), del mismo corte para todos, que se podría denominar como el primer uniforme de infantería de la era moderna.

  Estaba diseñado para servir en cualquier estación del año. En marcha y en batalla, el extremo inferior de la casaca podía doblarse hacia arriba y fijarse en el cinturón, para facilitar la movilidad sin estorbos. La tela era aportada anualmente por el estado, pero solo la recibían un máximo de 12.000 soldados del cuerpo. El resto debía procurarse la tela por sus propios medios, pero en ese caso se le permitía variar el color, debido a la dificultad para encontrar tela del mismo color que la que aportaba el estado otomano.

  El gorro ( ketsche) debía adquirirlo cada jenízaro por su cuenta, con la "cuchara" de madera en el frontal, otro indicio de la extrema importancia que los jenízaros daban a la correcta alimentación. Con el tiempo, la cuchara en el gorro evolucionó hacia otros objetos de adorno, sin la más mínima utilidad militar, ni siquiera para distinguir unas unidades de otras.

  Los pantalones y botas debían ser todas iguales, pero las armas eran responsabilidad de cada jenízaro, que podía comprar la que considerara más adecuada a sus cualidades militares.

  La disciplina era muy severa, y la instrucción militar propiamente dicha  muy dura, y era obligatoria la asistencia a ella, incluso en los días de descanso. Pero se limitaba al uso individual de las armas, y muy pocas veces a ejercicios colectivos de tácticas militares, algo que era común en los ejércitos de Europa occidental.

  En las marchas o traslados colectivos no existía ningún orden ni se llevaba ningún tipo de formación. Cada uno iba cómo y por donde quería, lo que a simple vista ofrecía un aspecto indisciplinado del cuerpo.

  Pero cuando se aproximaba al campo de batalla, la rapidez con la que cada jenízaro ocupaba su puesto en la formación de ataque no tenia parangon.Cada hombre sabía exactamente en qué lugar exacto de la formación  de ataque debía colocarse y cuál era su función, y la cumplía a rajatabla. Lo que en marcha aparentaba ser una chusma desorganizada, se convertía en una formación perfecta, muy disciplinada y con una preparación militar dificilmente igualable.

  En los barracones en donde vivían debía haber una limpieza absoluta  y completo orden. Todos los ritos y ceremonias islámicas debían ser obligatoriamente respetados. Las pequeñas faltas y excesos que se les permitía a los reclutas en el acemi oglan estaban absolutamente prohibidas en cuanto el recluta pasaba a ser un jenizaro de pleno derecho y era destinado a una orta.

  La obediencia y la disciplina, los dos pilares principales  de las más eficientes organizaciones y unidades militares, se basaban, en el caso de los jenízaros, en la religión islámica. La obediencia estricta y el completo respeto a los jenízaros mas veteranos eran la primera obligación de los reclutas en cuanto abandonaban el acemi oglan e ingresaban en su orta correspondiente.

  La disciplina se mantenía en base a unos castigos que dependían de la gravedad de la falta cometida. Desobediencia a los mandos, suciedad en la ropa o las armas, ausencias nocturnas del barracón no autorizadas, etc, eran consideradas faltas leves y se castigaban con latigazos. El castigo se llevaba cabo tras el rezo islámico de la tarde, bajo la supervisión del aga, el comandante supremo de la orta.

 Según la  costumbre otomana, el reo debía besar la mano del verdugo, además de pagarle por sus servicios.

  La siguiente pena en términos de severidad era el encarcelamiento. Algunos delitos conllevaban la prisión perpetua, la degradación, la pérdida de emolumentos y, el castigo que los jenízaros consideraban más severo, el traslado forzoso a alguna fortaleza de la frontera más peligrosa.

  En tiempo de paz, la pena por deserción era encarcelamiento por un periodo indeterminado y varias decenas de latigazos. En tiempos de guerra, el mismo delito  tenía el castigo de la mutilación de una mano o/y la ejecución por estrangulamiento, la más honorable forma de ejecución para los otomanos.

  El estrangulamiento era llevado a cabo por el asci basi,el jefe de cocina, en una tienda especial que se colocaba en el centro del campamento. La cobardía en combate no se toleraba, y el jenízaro acusado de cobardía era expulsado del cuerpo antes de ser ejecutado, para no llevar la deshonra al  cuerpo.

  La idea principal era que ningún jenízaro podía ser ejecutado, así que se le expulsaba de la orta.Era necesario degradarle a la condición de paisano normal antes de que la justicia siguiera su curso. Pero aun asi, con el jenízaro expulsado del cuerpo, la ejecución debía ser llevada cabo en secreto. Se hacia así por que los lideres otomanos tenían  miedo que una ejecución pública de uno de sus integrantes pudiera ocasionar revueltas.

  Con el tiempo, el secreto de las ejecuciones pasó a ser un derecho de los jenízaros, y así se inscribió en el Kanun, el código de leyes y normas por el que se regían los jenízaros.

 

  Las ejecuciones se llevaban a cabo después del anochecer, siempre en Constantinopla.El reo esa estrangulado con un cordon de seda, y su cadáver se metia en un saco, junto con unas cuantas piedsras.Entonces, se lanzaba al mar, y un disparo de cañon desde el serrallo anunciaba  a la poblacion que una ejecucion se haba llevado a cabo.

  En tiempo de paz, la gran mayoría de jenízaros estaba acuartelada en Constantinopla, en los barracones situados en At Meydani,en donde anteriormente se encontraba el hipodromo construido por el emperador Constantino alla por el año 325.Alli tenían su propia mezquita, que a menudo se convertía en el centro de conspiraciones y motines.

(Continuara…)