Los médicos militares romanos
utilizaban una gran variedad de sustancias y drogas para atenuar el dolor.Opio,
beleño (que contenía escopolamina) raíz de mandrágora (que contenía atropina),
etc, se utilizaba profusamente en los hospitales de campaña romanos, y siguió
utilizándose hasta la aparicion de la anestesia general en 1846.
El instrumental médico utilizado
por los cirujanos era un reflejo de la innovación de la medicina romana. En la
capsa (bolsa) de cada medico militar romana se encontraban decenas de
instrumentos que, con las lógicas variaciones de material, se siguen utilizando
hoy en día.
Mochliskos, una palanca que se
utilizaba para volver a colocar un hueso en su sitio, antes de entablillar:
Spathumele: la parte ancha se utilizaba
para mezclar sustancias, y la parte estrecha para aplicar dicha sustancia a la
herida.
Ferrum candens: para cauterizar
heridas.
Ostagra: una pinzas que servían
para extraer trozos de hueso en fracturas por hundimiento de cráneo.
Hamus: escalpelos, de diferentes
tamaños.
Fibulae: una especie de clavos
quirurguicos,para cerrar las heridas.,etc
Desgraciadamente, con el colapso
del imperio romano muchos de estos instrumentos se perdieron durante siglos.
Cuando un médico romano conseguía
evitar la hemorragia o el shock en un herido, el siguiente paso era prevenir las
infecciones. Hasta el final del siglo XIX, la ratio de mortalidad en los
hospitales debido a las infecciones era mayor al 50 % de los heridos
ingresados.
Celso dedico un capitulo
entero de su manual a las infecciones, y fue el primero en descubrir los
síntomas por los que se podía reconocer una infección “rubor et tumor cum
calore et dolore” (enrojecimiento e hinchazón, fiebre y dolor).
Para los médicos romanos, era
imprescindible limpiar el instrumental en agua hirviendo antes de utilizarlo
sobre un paciente. Esta buena costumbre también se perdió tras la caída del
imperio romano, y no volvió a utilizarse hasta finales del siglo XIX.
Las heridas se lavaban con
acetum,vino a punto de convertirse en vinagre, y con barbarum,un potente
compuesto de hierbas antisépticas, ideal para reducir infecciones en heridas
profundas.
Se limpiaba todo trazo de materia
extraña de la herida, con lo que se prevenía la aparición del tétanos y la
cangrena,y se cambiaban los vendajes con regularidad, utilizando vendas de lino
levemente mojadas en miel.
Muchas de las heridas sufridas
por los soldados romanos necesitaban un periodo de convalecencia.Durante las
campañas militares, antes de que se construyeran los campamentos permanentes,
los médicos romanos proveían estos periodos de convalecencia en tiendas dentro
del propio campamento provisional.
Cuando los campamentos provisionales
pasaban a ser permanentes, se construía el valetudinarium,el hospital militar permanente,
que estaba a cargo del optio
valetudinari,el oficial medico, que solo dependía del prefectus castrorum de
cada legión.
La estructura de estos
valetudinarium muestra un nivel de sofistificacion médica nunca visto hasta entonces,
y que no se volvió a ver en occidente hasta muchas centurias después.
La entrada se abría a un gran vestíbulo
iluminada por grandes ventanales, que se utilizaba como recepción y punto de clasificación
medica cuando se recibía un gran numero de heridos al mismo tiempo. A continuación,
y también perfectamente iluminado se encontraba la sala de operaciones, al lado
de otra pequeña habitación donde se esterilizaban los instrumentos a utilizar.
Planta de un valetudinarium.
El lado este del hospital
contenía las cocinas y la despensa, que proporcionaban a los soldados
convalecientes las distintas dietas que debían seguir.
En el lado oeste se situaban los
baños,los vestidores y los lavaderos.Las habitaciones para los soldados convalecientes
estaban colocadas de manera muy similar a como están situadas en los modernos hospitales,
a lo largo de un ancho pasillo.
Pasillos más estrechos separaban
las habitaciones de los soldados de las otras estancias del hospital, aportando
más tranquilidad a las habitaciones y reduciendo el riesgo de contagio.
El techo del hospital estaba
diseñado para prestar suficiente ventilación y frescor, mientras que la calefacción
la aportaba un sistema subterráneo, muy similar al utilizado en las termas.
Ruinas valetudinarium de Novae,en Moesia.
Cada hospital legionario estaba
preparado para acomodar sin problemas, en caso necesario, al 5% de una legión.
Y el mas famoso farmacéutico de la
época fue también un medico romano, Pedanio Dioscorides,autor de “De materia
medica” el más antiguo y completo compendio de hierbas medicinales y sustancias
químicas.
Sus trabajos fueron
extremadamente útiles durante un milenio, y en ellos se basa buena parte de la
ciencia médica de los siguientes siglos, como la ciencia medica musulmana, por
ejemplo.
La conquista e incorporación de
otros territorios al imperio romano permitió a los médicos militares romanos
incorporar nuevas técnicas, como las técnicas de cirugía hindúes o la
extracción de cataratas.
La medicina militar romana fue
tan exitosa no solo por el extraordinario nivel de sus médicos. Sin el genio
organizativo romano, que fue capaz de crear un servicio médico permanente,
entrenar adecuadamente un gran número de médicos y auxiliares capaces de aplicar
los primeros auxilios en el campo de batalla, la medicina militar romana habría
tenido mucho menor impacto en las tasas de supervivencia del que tuvo.
El típico pragmatismo romano, sin
ningún tipo de restricción por motivos religiosos, consiguió llevar la medicina
militar a unos niveles de éxito nunca vistos en la época.
Pero ,trágicamente, con la caída
del imperio romano también cayo su gran legado medico, y occidente entro en una
larga era oscura, y los conocimientos de los médicos romanos no fueron
revelados de nuevo hasta la edad moderna.
Muy interesantes los dos artículos. Una sola cosa a corregir, se dice la ratio, no el ratio, un error muy común en los medios de comunicación.
ResponderEliminarCorregido, gracias por avisar.
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