Al amanecer del día 12 de
noviembre de año 333 a.c.,desde las alturas de las colinas donde se encuentra el
ejército de Alejandro, los soldados y sus jefes pueden divisar a la perfección el campo de batalla donde el macedonio piensa enfrentarse al poderoso ejército persa.
Es una llanura que se extiende
desde las laderas de los montes Amanus hasta la ciudad de Issos, 20 kilómetros
al noroeste. En el medio de la llanura se encuentra el rio pinaro, más bien un
arroyo que un rio, y al otro lado del rio, el enorme campamento del ejército
persa.
El ejército de Alejandro comienza
a descender de las montañas Amanus y se dirige lentamente hacia la llanura. Al principio
marchan prácticamente en fila india, ya que el paso es muy estrecho, según el
paso se va ensanchando, las tropas van formando en columnas, y al llegar a la llanura,
cada columna se va desplegando en línea.
Según van llegando a la llanura,
Alejandro divide sus tropas, para proteger sus flancos de un posible ataque
sorpresa de las tropas de Darío; manda a la infantería pesada hacia el oeste, a
cubrir la orilla del mar, y manda la caballería y la infantería ligera hacia el
este, para cubrir las laderas de la montaña.
Una vez todas sus tropas se
encuentran en la llanura, coloca a su ejercito de la siguiente manera:
En el flanco derecho, con la
retaguardia protegida por las montañas, bajo mando directo de Alejandro, las
unidades de infantería macedonia, compañeros e infantería ligera, apoyados por
la caballería macedonia (1.200 ),aliados griegos ( 700 ) y 1800 jinetes
tesalios.
En el centro, la infantería
pesada griega (3500 hoplitas) y tras ellos, la infantería ligera, otros 3500
peltastas, bajo el mando de Cratero.
A la izquierda, bajo el mando de Parmenion, y con la orden de permanecer pegado al mar para evitar el cerco de
los persas, se encontraba el resto de la infantería griega, mercenarios y
balcánicos (12.000), apoyados por 1000 arqueros agrianos, 5000 jinetes griegos
y 1000 jinetes tracios.
En frente, dario había desplegado
a su ejército de la siguiente manera:
En su ala izquierda, pegado a la
montaña, directamente enfrente del ala derecha donde se encontraba el mismo Alejandro,
Dario coloco, en primera linea, a la mitad de sus arqueros. Justo detrás,
infantería pesada de nueva creación, a imagen y semejanza de la falange macedonia,
los cardaces.Y en la retaguardia, 20,.000 de infantería ligera.
En el centro colocó a las falanges
de mercenarios griegos, mandados por Timondas, unos 30.000 infantes aproximadamente,
apoyados por el resto de los arqueros y 60.000 de infantería ligera en la
retaguardia.
En el flanco derecho persa, junto
a la orilla del mar, justo enfrente de la caballería de Parmenion, Dario
coloco a su caballeria, unos 30.000 jinetes
en total, mandados por Nabarzanes.
El resto del ejercito persa (entre
100.000 y medio millón de soldados, según las fuentes) se coloco por detrás de
la primera línea persa, sin excesivo orden, simplemente siguiendo la
configuración del terreno. El mismo Darío se coloco en el mismo centro de la
primera linea, entre dos de las falanges de mercenarios griegos.
Dispuestas las tropas al combate,
Alejandro hizo avanzar a los suyos. Cuando su infantería cruzo el rio, los
arqueros persas lanzaron una autentica lluvia de flechas sobre ellos.
Las tropas de Alejandro se lanzaron
a toda velocidad sobre la infantería persa,para llegar lo antes posible al
cuerpo a cuerpo, y reducir la eficacia de los arqueros persas.
El ala izquierda del ejército
persa se derrumbo bajo el ímpetu del ataque de la falange de Alejandro.Pero, en
el centro, las cosas no van tan bien para los macedonios. Los mercenarios
griegos de Darío (unos 30.000) acosan a los 7.000 hoplitas también griegos de Alejandro.
Alejandro se da cuenta del peligro,
y tras comprobar que los infantes persas a los que combatía en su ala derecha
huyen en desbandada, ordena a sus hombres girar a la izquierda, para atacar por el
flanco a los mercenarios de Dario,que son rodeados y prácticamente exterminados
por los macedonios.
Mientras tanto, en el ala
izquierda de Alejandro, al lado del mar, se enfrentan ambas caballerías encarnizadamente.
Pero la suerte ya estaba echada. El propio rey Dario, viendo el hundimiento de
su ala izquierda y como su centro está a punto de derrumbarse, da media vuelta
a su cuadriga y huye hacia las montañas, con la caballería de Alejandro a sus
talones.
Los jinetes de la caballería persa,
al enterarse de la huida de su rey, siguen su ejemplo, y huyen hacia el norte,
seguidos por la caballería tesalia, que causa una tremenda matanza entre ellos.
Alejandro y los suyos persiguieron
al carro de Darío hasta la caída de la noche. Entonces encontraron el carro abandonado en un barranco, con la túnica, el arco y el escudo de Dario, que había
abandonado el carro y había huido en un caballo.
De vuelta al camppamento, llego
la hora de contar las bajas .Los persas habían tenido más de 100.000 muertos,
10.000 de ellos de caballería (cifras altamente exageradas).
Las tropas de Alejandro habrían
tenido entre 200 y 500 muertos en total,
según las distintas fuentes de la batalla (Diodoro de Sicilia, Quinto Curcio y Justino).
Como era costumbre en la época,
el campamento persa fue saqueado por los vencedores: pero el botín fue escaso,
ya que Darío había enviado la mayoría de su tesoro real a Damasco (adonde más
tarde fue a buscarlo Parmenion).
Encontraron 3.000 talentos de oro
(1 talento = 26 kilos), y se capturo a las mujeres de la familia real persa: Sisigambis, la madre de Dario, y Estatira, la esposa del rey, así como a dos de
sus hijas.
Las mujeres creían que Darío había
muerto, ya que Alejandro había llevado a su campamento la túnica y el arco del
rey persa, y trataron de entrevistarse con Alejandro, pero este se negó, y en
su lugar envió a uno de sus compañeros,Leonato,que anuncio que Alejandro les concedía
el titulo de reinas, con sequito y guardia real.
Con esta actitud, Alejandro pretendía
dar a entender que su intención no era conquistar Persia para saquearla, sino para
reinar sobre ella del mismo modo que reinaba sobre Grecia o Macedonia: un poder
central (el suyo), que gobernaba ciudades o satrapías, cada una con sus propias
reglas y en paz con todas las demás.
Era perfectamente consciente de
lo que había pasado en Grecia durante mucho tiempo: las constantes guerras
entre las distintas ciudades-estado habían facilitado enormemente su conquista
por el imperio persa. Y no quería convertirse en un gran rey, sino un liberador
y unificador de las distintas ciudades de Grecia y Asia menor.
( Continuara... )
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