jueves, 29 de mayo de 2014

1ª guerra mundial: Imperios; Rusia (2ª parte)



  


  La derrota militar a manos de los japoneses en la guerra de 1904-1905 había puesto al descubierto las graves deficiencias de las fuerzas armadas rusas, y el programa de modernización iniciado entonces tardaba en dar sus frutos.

  La guerra ruso-japonesa también había provocado una primera revolución popular que había puesto al régimen zarista al borde del colapso.

  En 1912, el régimen se enfrentaba a un nuevo movimiento insurreccional y a una ola de disturbios nunca vista antes.

  Todo comenzó el día 4 de abril, cuando las tropas zaristas habían abierto fuego contra los mineros huelguistas de las minas de oro de Lena, en Siberia, matando a 170 mineros e hiriendo a más de 350.

 La masacre de Lena.

  Había vuelto a ocurrir lo que había sucedido en la masacre del Domingo Sangriento en 1905, a las puertas del Palació de invierno de San Petersburgo, cuando una marcha pacífica había sido violentamente disuelta por los soldados del zar, causando cerca de 1.000  muertos.

 Domingo Sangriento.

  Más de medio millón de trabajadores industriales marcharon en apoyo y recuerdo de las víctimas de la represión zarista en Lena, y comenzó una oleada de huelgas en todos los centros productivos del país, que culminaron en abril de 1914 con la gran huelga general en San Petersburgo.


  Una manifestación convocada por los bolcheviques en solidaridad con los trabajadores petroleros de Bakú termino en un baño de sangre cuando las fuerzas de seguridad  abrieron fuego sobre ella. En toda la ciudad, obreros y estudiantes colocaron barricadas y se produjeron autenticas batallas campales contra los policías y los soldados.


  La monarquía zarista se había forjado entre los siglos XV y XVII, príncipes moscovitas luchando para lograr la supremacía sobre príncipes de otras zonas, nobles boyardos y campesinos libres.

  La dinastía Romanov había formado un estado centralizado, que había surgido obligado por tres factores principales: las luchas internas, la amenaza de poderosos imperios en sus fronteras ,y un sistema agrícola muy primitivo, que a menudo no podía hacer nada por evitar la hambruna.

  Un territorio enorme, con muy malas comunicaciones, y con un clima cálido en verano pero muy frio en invierno. Grandes extensiones del país eran totalmente improductivas en el aspecto agrícola, con grandes zonas de tundra helada y bosques de taiga en el norte.

  La mayoría de lo que se cultivaba en la zona central del país tenía una baja calidad, sobre terrenos arcillosos y arenosos, ciénagas y pantanos, con suelos ácidos con bajo contenido en nutrientes y humus.

  En la franja sur el suelo era mejor, los bosques se abrían a grandes extensiones de la estepa, pero con poca lluvia y una primavera de corta duración, además de una técnica agrícola muy poco desarrollada, proporcionaba unas cosechas que a duras penas podían aliviar la pobre situación del campesinado.


  Pocas ciudades en un terreno tan amplio, comunicaciones rudimentarias y una sociedad civil dispersa y fragmentada, la pobreza de la agricultura rusa y el atraso de su infraestructura significaban que solo un régimen brutal y cruel podía acumular los excedentes necesarios para sostener la enorme estructura del régimen zarista.

  Rusia se había convertido a finales del siglo XVII en una de las más grandes potencias de Europa.Pero a mediados del siglo XIX, comenzó a quedarse atrás. La derrota en la  guerra de Crimea de 1853-1856, librada en su propio territorio contra los invasores franceses y británicos dejo al descubierto las graves carencias de la industria militar rusa.

  Una logística militar prácticamente inexistente, uniformes inadecuados, armas  antiguas, comunicaciones entre la retaguardia y el frente nulas, etc.

  Mientras parte de Europa se estaba industrializando, Rusia no lo hacía: la brecha entre las naciones de Europa occidental y la Rusia zarista se fue ampliando.

  El poderío militar de las grandes potencias se media entonces por el número de líneas de ferrocarril, el calibre de los cañones que poseían y el número de ametralladoras.

  Para tener todo eso, Rusia debía primero tener las minas de carbón, acerías e ingenieros para producirlo.

  Entre 1882 y 1900, las dos terceras partes del presupuesto ruso se dedicaron al desarrollo industrial, sobre todo al desarrollo de líneas de ferrocarril. Los kilómetros de líneas férreas se duplicaron en menos de 15 años. La producción  de hierro fundido se triplico en 10 años, y la tasa de crecimiento industrial supero el 8% anual, superior  al de cualquier estado importante de la época. Esa enorme inversión permitió la construcción de grandes fábricas con tecnología de lo más moderno.

  Mientras en EEUU las empresas con más de 1.000 trabajadores significaban el 18% de la mano de obra industrial, en Rusia significaban el 41%.

  Pero a pesar de ese intenso desarrollo., la infraestructura  del país seguía siendo muy escasa comparada con la de Alemania, que tenía una densidad de trenes circulando a la vez 30 veces superior a la rusa.

  Incluso el imperio austro-húngaro tenía una densidad de circulación de trenes 18 veces superior a la rusa, al comienzo de la 1 guerra mundial.

  Cuando estallo la 1 guerra mundial,habia mas de 3 millones y medio de trabajadores en las fabricas y las minas, las dos terceras partes de ellos ubicados en solo tres regiones de Rusia ; San Petersburgo,Moscu y Ucrania.

  Por lo tanto, la mayor parte del proletariado industrial estaba grandemente concentrada. La mayoría de los trabajadores eran jóvenes, muchas eran mujeres y la mayoría tenía grandes y duraderos vínculos familiares con el campo, del que la práctica totalidad había emigrado recientemente para huir del hambre y pasar a trabajar en las fábricas.

  En las fábricas, las condiciones de trabajo eran durísimas.Generalmente, los salarios eran insuficientes para mantener una familia normal. Las jornadas de trabajo de 12 horas eran lo usual. Y la tasa de accidentes graves era del 11 % en las minas y del 5 % en las fabricas. 


  Todas las protestas de los trabajadores eran reprimidas a base de multas y se llegaba al castigo corporal en muchas ocasiones.

  Los trabajadores vivian en los suburbios de las ciudades, en condiciones extremas de insalubridad  en casas que se caían a trozos, con estufas que a menudo no funcionaban, con enormes cantidades de ratas y cucarachas pululando por las habitaciones.

  La inminente guerra podría prevenir una nueva revolución, o provocarla. Seguramente dependería si la guerra era corta, una guerra geográficamente localizada.

  Lo que el zar y sus consejeros tenían muy claro es que el imperio ruso, y quizás el propio régimen, no podría soportar otro intento revolucionario como el de los años 1905 y 1908.

  La derrota a manos de  los japoneses, la revolución de 1905 y la anexión por parte del imperio austrohúngaro de Bosnia en 1908 había puesto al imperio ruso en una posición de debilidad que la mostraba claramente como un imperio en declive.

  Por eso, la crisis de los Balcanes,donde Rusia tenía enormes intereses políticos y económicos, exigía una respuesta dura por parte del régimen zarista.

 Rusia y Austria-Hungria, arrebatandole los Balcanes a Turquia.



(Continuara...)

1 comentario:

  1. Buen artículo, estaba buscando información para subir un video a mi canal, no era la que buscaba, pero me ha llamado mucho la atencion :)
    P.D: te cojo la foto de la manifestación, si no te importa, para ponerla en el vídeo.

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