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En el año 21, el emperador Tiberio escribió una carta al senado, en la que exigía a este que eligiera sin
mas tardanza a un nuevo gobernador, experimentado y en buena forma física para
hacer frente a Tacfarinas.
Tiberio insinuó al senado que tenía
que elegir entre dos nombres: Marco Emilio Lepido y Quinto Junio Bleso.
Marco Emilio Lepido no tenía el
menor interes en marchar al norte de Africa, asi que comenzó a poner excusas
para no ser elegido por el senado: tenía mala salud, hijos de corta edad y
varias hijas casaderas, etc
El otro candidato a gobernador, Quinto Junio Bleso, era tío de Lucio Aelio Sejano, el influyente prefecto de la guardia
pretoriana del emperador Tiberio.
Lucio Aelio Sejano,prefecto del pretorio.
La mayoría de los senadores
quería ganarse el favor de Sejano, y votaron favorablemente el nombramiento de
su tío como procónsul de la provincia de África.
Con el apoyo de refuerzos llegados
desde Getulia, (el interior de África), Tacfarinas se sintió lo suficientemente fuerte como para enviar mensajeros a Roma para parlamentar.
Los emisarios musulamii
ofrecieron la paz a cambio de tierras. Si no se les concedían, la guerra
continuaría.
Según Tácito en Anales libro 3, 70;
nunca ningún emperador se había sentido tan ofendido y enfadado como cuando Tiberio escucho las reclamaciones de los enviados de Tacfarinas :
"Ne Spartaco quidem post tot
consularium exercituum cladis inultam Italiam urenti….datum ut pacto in fidem
acciperetur; nedum pulcherrimo populi Romani fastigio latro Tacfarinas pace et
concessione agrorum redimeretur."
“Ni siquiera Espartaco, que había
derrotado tantos ejércitos consulares y arrasado parte de Italia había recibió
nunca una oferta de amnistía de Roma,
así que un ladrón y desertor como Tacfarinas no tenía ninguna oportunidad de
lograr cumplir sus exigencias “
Tiberio dio instrucciones al
nuevo procónsul Bleso, para ofrecer el indulto total a los seguidores de Tacfarinas que depusieran las armas, ademas de perseguir al mismo Tacfarinas
con todos los medios a su alcance.
La ofensiva militar contra Tacfarinas seria liderada por Publio Cornelio Lentulo Escipion, que mandaba la
IX legión Hispana, y por el hijo del procónsul Bleso, que mandaba la III legion Augusta.
La tarea de la IX Hispana era conservar a toda costa los
dominios romanos en las cercanías de Leptis Magna, en Tripolitania, la parte
este de África proconsular. Una ciudad muy rica, sobre todo gracias a la
exportación de aceite de oliva, que ya había sido atacada por Tacfarinas en
varias ocasiones.
Representacion de Leptis Magna.
La III Augusta debía proteger Cirta, en el oeste, donde desde hacia mucho tiempo se habían establecido
comerciantes de Italia y Grecia para comerciar con el abundante grano de la provincia numida.
Bleso dividió las tropas en pequeños
destacamentos al mando de comandantes con probada experiencia en la guerra en
el desierto, y ordeno que ocuparan puestos claves en las montañas, como los
accesos a las fuentes de agua.
Comenzó la construcción de una
cadena de fortificaciones desde el oeste de Ammadara hasta los montes Aures,
comunicadas por constantes patrullas de caballeria, para tratar de retener a
los jinetes númidas en el desierto y evitar que se acercaran a la costa.
Los pueblos y granjas que habían
prestado algún tipo de ayuda a Tacfarinas y los suyos eran quemados hasta los cimientos,
y sus habitantes eran masacrados o convertidos a la esclavitud.
La estrategia romana funcionó a
la perfección ,y a principios del año 22 la tribu musulamii estaba prácticamente
sometida al poder de Roma. Solo quedaba un pequeño grupo de númidas que
acompañaban a Tacfarinas en su huida.
Pero, inexplicablemente, Bleso
puso fin a las operaciones de búsqueda de Tacfarinas.Consciente de que su
mandato como procónsul terminaría en
primavera, Bleso se retiro a Cartago y comenzó los preparativos para ceder el
cargo a su sucesor.
También Tiberio pareció darse por
satisfecho con el fin de la campaña: además de conceder a Bleso las condecoraciones triunfales, tambien le
concedió la distinción de ser aclamado por sus tropas como “imperator”.
A partir de ese momento habría en Roma tres estatuas coronadas con laurel correspondientes a los tres
gobernadores que supuestamente habían derrotado a Tacfarinas.
Pero Tacfarinas seguía en
libertad.
Cuando Publio Dolabela, el recién
nombrado nuevo procónsul de África, llego a Cartago para asumir su cargo, lo
primero que recibió fue una carta de Tiberio exigiéndole que enviara a la legión
IX Hispana de vuelta a su cuartel de Panonia.
Dolabela no quería prescindir de
la IX Hispana, sabia que sería necesaria para continuar la lucha.
Pero el senado de Roma había
preguntado a Tiberio por que la IX Hispana aun seguía en Africa, si Tacfarinas había
sido derrotado, como atestiguaban los triunfos concedidos a los diferentes
procónsules que por allí habían pasado.
Asi, en la primavera del año 23,
la legion IX hispana cruzaba el mediterraneo, hacia escala en Sicilia y volvía a
los Balcanes.
Seguramente,Tacfarinas estaba
encantado con la situación.Cuando supo de la retirada de la legión hispana, hizo
correr el rumor de que Roma tenía problemas en todo el imperio, y era cuestión
de tiempo de que se retirase de Africa.Esos rumores fueron suficientes para que
tribus del interior y varios contingentes de caballeria mauri se unieran a sus tropas, dando
comienzo una nueva oleada de saqueos e incursiones por las rutas comerciales
entre las distintas ciudades romanas del norte de África.
Tras la marcha de la IX legion,
también los garamantes hicieron causa común con Tacfarinas. El rey Juba II había
muerto en el año 23, y su reino había pasado a su hijo Ptolomeo. Débil e
inexperto, Ptolomeo permitió que el
gobierno del reino recayera en
eunucos y antiguos esclavos.
La capital de los garamantes, en
el oasis de Garama (actual Jerma) se convirtió en una base de aprovisionamiento
y un refugio seguro para los guerreros de Tacfarinas.
Ruinas de Gamara.
El primer movimiento de Tacfarinas fue asaltar,
tomar y quemar por completo el fuerte romano de Auzea.Envalentonado por el éxito, a continuacion puso sitio a la ciudad de Tubuscum (posible Teboursouk, en al actual
Tunez).
El procónsul Dolabela tomo a
todas sus tropas disponibles y marcho en ayuda de Tubuscum.Los hombres de Tacfarinas huyeron en cuanto tuvieron noticias de la cercanía de las tropas
romanas.
Dolabela sabia que la rebelión no
terminaría hasta que el propio Tacfarinas muriera o fuera capturado. Comenzó la
construcción de varios puntos fortificados y ejecuto sin miramientos a varios
jefes musulamii que estaban contemplando la posibilidad de unirse a los rebeldes.
Patrullas de jinetes mauri, aportados
al ejercito o romano por el rey Ptolomeo, avisaron de la presencia de Tacfarinas
y sus tropas en las cercanías de la fortaleza de Auzea (actual Sour El Ghozlane ).
Dolabela actuó con rapidez y envió
a su infantería ligera y a la caballería contra los rebeldes, que fueron
tomados completamente por sorpresa y rodeados.
Apenas pudieron ofrecer resistencia,
y los romanos, frustrados por tantos años de persecución infructuosa,
se tomaron cumplida venganza y exterminaron a la práctica totalidad de los rebeldes.
Los legionarios mataron a toda la
escolta que protegía a Tacfarinas, que no se quería ser apresado para luego ser
exhibido encadenado en algún desfile triunfal. Así que se lanzo sobre las
espadas romanas para morir con honor.
La muerte de Tacfarinas indujo a
los garamantes a enviar una delegación de paz a Roma. Los miembros de la tribu,
de color negro, causaron un gran revuelo y curiosidad en la ciudad.
Pero más revuelo causo el hecho
de que el emperador Tiberio se negara a conceder un triunfo al procónsul Dolabela.
Teniendo en cuenta que los
anteriores procónsules, que no habían derrotado a Tacfarinas por completo, si
habían obtenido honores triunfales, a los ciudadanos romanos les pareció una
injusticia que no se concedieran dichos honores a quien en realidad si había
terminado con la amenaza en Africa.
Según Tacito, el responsable de
la decisión de Tiberio había sido Sejano, que no quería que el “triunfo” de su
pariente Bleso se viera obscurecido por la victoria de Dolabela, y había
aconsejado al emperador en consecuencia.
La ayuda de Ptolomeo tampoco fue olvidada.
Una delegación del senado romano viajo para visitar al joven rey mauritano, llevandole valiosos regalos y proclamandole amigo leal de Roma.
Dieciséis años mas tarde, en el
año 40, el rey Ptolomeo visito Roma por primera vez, en tiempos del emperador Calígula.
Calígula ofreció a Ptolomeo una
fastuosa bienvenida. Pero el rey mauritano cometió el error de vestir para la
ocasión un manto purpura mejor que el
que el mismo emperador llevaba, lo que ofendió a Caligula, que ordeno
ejecutarle inmediatamente, aprovechando la situación para anexionarse la
provincia de Mauritania e incorporarla al imperio.
Pero el imperio romano no pudo
terminar del todo con las clásicas culturas bereberes del norte de Africa.Incluso hoy en dia,los niños bereberes de las montañas del Atlas saludan
al visitante occidental con el término “arrumi”,que significa romano. Hace dos
mil años, y durante ocho largos años de lucha, Tacfarinas lidero a sus antepasados
desafiando el poder del imperio romano, derrotando en varias ocasiones a las
legendarias y casi siempre victoriosas legiones romanas.
Roman warfare - Adrian Goldsworthy
Revista Military Heritage,Julio 2014
Greek and roman military writers - Brian Campbell
Enemies of the roman order - Ramsay Mac Mullen