Viene de aquí:
Cuando el Orient había estallado
en la bahía de Abukir y sus restos se habían hundido en el mediterraneo,se había llevado al fondo del mar miles de kilos de oro y diamantes, el tesoro saqueado en Malta, que
estaba destinado a sobornar a los altos funcionarios
turcos y egipcios, a pagar al ejercito y poner en orden las finanzas egipcias.
La situación de Bonaparte en Egipto comenzó a complicarse, tanto que
hizo el mayor esfuerzo para que las noticias de la derrota de su flota en
Abukir no llegaran a oídos de los egipcios o los turcos.Pero finalmente las noticas terminaron
llegando a el Cairo el 14 de agosto, víspera del cumpleaños del general corso, que prohibió cualquier
comentario sobre la destruccion de la
flota francesa entre la población cairota, castigando con severas penas a cualquiera
que fuese atrapado hablando del tema.
Aunque Bonaparte había sido en parte
responsable de la derrota (había decidido que la flota permaneciera cercana a la
costa por si tenía que partir a Francia con urgencia, y había ordenado traspasar la práctica totalidad de las provisiones
de la flota a tierra, para ser utilizadas por el ejercito ,haciendo prácticamente
imposible que la flota pudiera zarpar con rapidez si tenía necesidad de ello ),escribió
una misiva al directorio de Seguridad Publica de París cargando toda la culpa sobre los hombros del convenientemente fallecido almirante Brueys.
Caricatura inglesa,"Destruccion del coloso frances "
Bonaparte mintió al directorio,
afirmando que Brueys había desobedecido sus ordenes permaneciendo en la bahía
de Abukir en vez de zarpar al puerto de Alejandría o hacia la isla de Corfu.Incluso
falsificó y adulteró parte de la correspondencia entre el mismo y el almirante,
enviando al directorio simples extractos, frases sueltas que ponían toda la
culpa de la derrota sobre Brueys.
(Mas tarde, cuando Bonaparte se convirtió
en primer cónsul en 1799, se ocupó de
hacer desaparecer de los archivos militares toda evidencia comprometedora para
sus intereses).
La consecuencia más importante de
la perdida de la flota francesa del Mediteraneo era que desde Francia, no podrían enviarse refuerzos
a Egipto, ya que la flota británica patrullaba el Mediterráneo sin
oposición.Asi, el ejercito expedicionario francés en Oriente estaba virtualmente
aislado en Egipto .Ni siquiera se podían enviar a Bonaparte órdenes precisas
desde París,simplemente se le dejaban las manos libres para actuar como creyera
conveniente a partir de entonces.
Bonaparte tenia tres opciones:
permanecer en Egipto a la defensiva, esperando el contraataque turco; marchar
hacia la India con la esperanza de una insurrección hindú contra los ocupantes británicos;
o marchar directamente contra Constantinopla para tratar de eliminar la amenaza
turca en una sola batalla.
Los diplomático franceses de París llevaban tiempo engañando a los diplomáticos turcos, asegurándoles que la expedición a
Egipto no tenía ninguna intención hostil contra el imperio otomano. La expedición
era, según Talleyrand, contra los mamelucos, no contra la Sublime Puerta, así
que no había entonces ningún motivo para la ruptura de relaciones entre París y
Constantinopla.
En la corte imperial de Constantinopla había una profunda division de opiniones entre los más tradicionalistas otomanos y los francófilos. Francia había
sido una tradicional nación amiga del imperio otomano desde al menos tres
siglos antes, y la guerra contra Francia implicaría aceptar la ayuda del más tradicional
enemigo del imperio otomano, el imperio ruso.
Una alianza entre Rusia y el imperio otomano para combatir a Francia hubiera
sido incluso más extraña que si en la guerra fría de hace unas décadas, Rusia y
EEUU se hubieran unido en contra de China.
El 2 de septiembre, tras largas conversaciones
con sus ministros y asesores, el sultán Selim III, obligado a decidir entre su
gran amigo Francia y su gran enemigo Rusia, decidía retener a los diplomáticos
franceses de Constantinopla e
internarlos en el castillo de las Siete Torres, virtualmente, una declaración de guerra.
El 9 de septiembre, la Sublime Puerta hacia oficial la declaracion de guerra.
Cada imán de cada mezquita en Egipto había leído ante sus fieles la misiva oficial
del sultán llamando a la guerra santa contra los franceses.
Bonaparte se negaba a creer lo
que había ocurrido, y decidió enviar a varios emisarios a un flotilla turca
anclada en las cercanías de Alejandria,para ser informado si la
declaracion de guerra turca era cierta o
se trataba de algún truco britanico.Pero no consiguió una respuesta convincente,
ya que los oficiales navales turcos se negaron a
recibir a los emisarios franceses.
En octubre, los llamados a la
guerra santa de los imanes comenzaron a afectar a las relaciones entre
franceses y egipcios. Las medidas que se habían tomado para tratar de contener
la extensión de la peste (aislamiento, cuarentena y limpieza) violaban
elementos fundamentales de las costumbres islamicas.Por ejemplo, la cuarentena
era odiada por los seguidores de Ala, ya que se solía producir el hecho de la muerte de una persona entre desconocidos y
no con su familia y amigos,como era preceptivo.
La obligación de airear todas las
telas durante dias y la obligación de desinfectarlas por fumigación, la destrucción de varios bloques de casas frente a la mezquita
de Al Azhar,para construir un nuevo hospital, la regulación de los
enterramientos en cementerios exclusivos para los muertos por la peste, y el
rumor de que pronto se prohibiría a las mujeres egipcias llevar el velo
islámico indignaron a la población local del Cairo,que también protestaba por
que los franceses hacían caso omiso de la ley islámica que prohibía a los
infieles montar a caballo, llevar espadas y ocupar puestos de autoridad.
En la mañana del día 21 de octubre
de 1798, la revuelta dio comienzo como un motín de los muchos a los que los
franceses se habían enfrentado en su estancia en Egipto. Una manifestación en
protesta por los altos impuestos que los comerciantes cairotas estaban
obligados a pagar a la administración francesa de la ciudad.
El gobernador francés de el Cairo,
el general Dupuy, tomo una escolta de un par de decenas de hombres y acudió
a sofocar los disturbios.Pero, muy superados en numero,los franceses sufrieron varias bajas y se vieron obligados a retirarse.El general Dupuy fue herido
por una lanza en el costado izquierdo, muriendo un par de horas despues.
La notica de la muerte del
gobernador Dupuy encendió aun mas los ánimos de los rebeldes, que comenzaron a
saquear las casas de los europeos residentes en el Cairo y colocar barricadas en las calles.
Bonaparte no estaba en la ciudad
cuando la insurrección comenzó.Tras recibir los informes de los diferentes
cuarteles que el ejército francés tenía en el Cairo, decidió no aplastar la insurrección
a la fuerza bruta, sino ir tomando contacto con sus tropas en el interior de la ciudad poco a poco
mientras colocaba su artillería en posición.
La mañana del día 23, los jeques
del Cairo acudieron a entrevistarse con Bonaparte, que le pidió intercedieran
ante los rebeldes para buscar una salida negociada a la situación.
Pero los rebeldes vieron el gesto
conciliador de Bonaparte como una debilidad, y se negaron a cualquier parlamente con los jeques. A
mediodía del día 23, Bonaparte daba la orden para bombardear la ciudad y terminar
con toda resistencia de los rebeldes concentrados en la gran mezquita de Al Azhar.
Mezquita de Al Azhar.
El bombardeo causó una gran destrucción,
y fue seguido por la infantería francesa, que supero con facilidad las
barricadas construidas por los rebeldes. La mezquita de Al Azhar,origen de la
revuelta, fue deliberadamente saqueada y profanada. Los soldados accedieron a la escuela coránica de la mezquita y fusilaron
a los 26 estudiantes que allí se encontraban.
El asalto a la mezquita de Al Ahzar terminó con los animos de los rebeldes, que solicitaron parlamentar una
tregua con Bonaparte.
Pero Bonaparte se negó a recibirlos,y
a las 8 de la tarde los líderes de la rebelión se rindieron a los franceses,
esperando evitar mas sufrimiento a la población civil. Aun se escucharon
algunos disparos en la noche del Cairo, pero al amanecer las tropas francesas
recuperaban el control de la ciudad.300 franceses habían muerto en los disturbios,
mientras 3.000 egipcios habían perdido sus vidas.
"Revuelta en El Cairo",obra de Anne Louis Girodet.
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