Viene de aquí :
Desde Tamaulipas hasta Chihuahua,
pasando por Coahuila, el prestigio de los 4 exploradores les precedia.Cada vez
que el grupo llegaba a una nueva comunidad, se ponían en marcha una serie de festejos
y rituales. Los nativos ofrecían refugio, comida y regalos (pieles, objetos
decorativos, etc), a cambio de poder acceder al poder curativo de sus invitados.
Y cuando terminaban su labor exitosamente, los festejos por la recuperación de sus pacientes
podían durar días. Y cuando el grupo decidía continuar su marcha, los indígenas
insistían en viajar con ellos,normalmente hasta el siguiente asentamiento de una
nueva tribu.
Entonces se producía una curiosa circunstancia
que sorprendió a los 4 expedicionarios las primeras veces que lo presenciaron.
Aquellos que habían acompañado a
los expedicionarios, entraban en las chozas de los nuevos anfitriones y
saqueaban todo lo que podían, llevándoselo a su propio poblado. Un cierto
sentido de reciprocidad, los que dejaban a
los curanderos saqueaban a los que iban a disfrutar de ellos.
Días despues, cuando los expedicionarios
se desplazaban de nuevo, los indígenas
que habían sido saqueados saqueaban al siguiente pueblo, y a si sucesivamente.
Capitulo XXIX “de cómo se robaban los unos a los otros”
La costumbre empezó a degenerar peligrosamente,
y algunos poblados quedaban literalmente arrasados.Tanto, que comenzó a producirse un fenómeno algo diferente;
algunos poblados, temerosos de los que podían hacer los recién llegados,comenzaron a recibir a los 4 curanderos fuera del poblado, para no ser saqueados.
Los recién saqueados que acompañaban
a los curanderos, se enojaban por que no les dejaban saquear a ellos, y
comenzaban las peleas, algunas de ellas autenticas batallas campales entre tribus,
que producían muchos heridos, lo que representaba más trabajo para los 4 expedicionarios,
que empezaron a valorar la posibilidad
de abandonar definitivamente a sus seguidores.
Desde el rio Nadadores, el grupo
tomó una ruta hacia el noroeste, caminando prácticamente en paralelo a las
estribaciones orientales de Sierra Madre, atravesando más de 350 kilómetros
de desierto y terreno quebrado que causó grandes penurias.
A medida que se acercaban a Chihuahua,
el terreno se fue haciendo mas estéril,y la caza y la fruta empezaron a
escasear.Finalmente llegaron a un ancho
rio, “un rio más ancho que el Guadalquivir en Sevilla” (seguramente, el rio Grande).
Días después, el grupo llegaba a
la confluencia de los ríos Grande y Conchos, una zona conocida hoy en día como
la Junta de los Ríos, entre Presidio, en Texas, y Ojinaga, en Chihuahua. Allí
divisaron un numeroso grupo de viviendas, que parecian ser de tipo permamente.Era el primer asentamiento que los expedicionarios veían desde que
habían partido de Florida.
¿ Quizas lo que los expedicionarios españoles llamaban indios jumanos eran lo que ahora llamamos indios pueblo ?.
Las islas y bahías que formaban
los ríos en su confluencia eran propicios para la agricultura, sobre todo para
el maíz, los frijoles y las calabazas.Los nativos que habitaban la zona eran
denominados jumanos o patarabueyes, e intercambiaban sus excedentes alimenticios
con otras tribus del sur de las grandes praderas,viajeros del golfo de Méjico y
tribus nómadas del sureste de Méjico.
(50 años después de la visita de Cabeza de vaca y los suyos, una nueva expedición española liderada por el
comerciante Antonio de Espejo pasó por la zona, y pudo contar 5 grandes
poblados donde vivían mas de 10.000 habitantes, que vivían en casas de adobe de
techo plano. Los nativos le contaron la leyenda de la tribu, en la que tres
cristianos y un negro habían pernoctado
allí durante varios días, sanando a decenas de personas).
Las posesiones materiales de los
nativos patarabueyes impresionaron a los expedicionarios.Tras pasar años
pernoctando en tiendas de pieles de animales,pasar unos cuantos dias con los habitantes de la Junta de los Ríos ,que vivían en amplias estructuras cuadradas cimentadas con gruesos pilares de
madera y paredes enyesadas con barro,fue toda una esplendida novedad.
Aunque carecían de elementos como
simples ollas, para hervir el agua recurrían a
calabazas llenas de agua a las que añadían piedras calentadas al fuego.
Cuando el agua hervía, añadían harina de frijoles o de maíz, y ponían mas
piedras calientes en la parte superior, hasta que se formaban una especie de
gachas o papilla muy espesa,que era la base de su alimentacion junto con la caza de pequeños animales.
Periódicamente ,los nativos
patarabueyes llevaban a cabo expediciones de caza del búfalo en las llanuras
del noroeste de Chihuahua, matando gran número de animales según indica Cabeza de Vaca, destinando una parte para consumo propio de la tribu y un amplio excedente
para comerciar con otras tribus.
El grupo pasó unos cuantos días
descansando en Junta de los Ríos e informándose de cuál era el mejor camino para proseguir su viaje.
Los nativos les indicaron un camino bien conocido por ellos : seguir el rio Grande hacia el noroeste durante dos semanas, un mal
camino por que apenas encontrarían nada para comer aparte del fruto de un árbol
que los nativos llamaban masarrones y cuyo fruto, parecido a las bayas de enebro, había que partir con piedras.
Tras dos semanas de ruta, debían
girar hacia el oeste, donde encontrarían gran cantidad de maíz.
Tras aprovisionarse de toda la
carne de venado que pudieron transportar, los expedicionarios marcharon rio Grande arriba, encontrándose con diversas tribus que les permitían pernoctar en
sus poblados y les aportaban algo más de variedad alimenticia a base de algunas
frutas y raíces comestibles.
Tras 17 dias de viaje, el grupo giró hacia el
oeste, caminaron durante tres semanas,
hasta que se toparon con las majestuosas montañas de Sierra Madre occidental,
que les cortaban el paso hacia el oeste.
Afortunadamente, una de las tribus
asentada en la vertiente oriental de la sierra
se ofreció a guiarles por los pasos que atravesaban la cordillera,
pasando muy cerca de la antigua ciudad de Paquime, una populosa ciudad de
mercaderes que había dominado toda la zona entre el Oceano Pacifico y la Junta de los Ríos, aprox.
Ruinas de Paquime.
Paquime había sido un importante centro de intercambio y comercio de objetos de cobre y conchas marinas, turquesas y los raros guacamayos
rojos, usados por los chamanes para sus ceremonias más sagradas.
Pero, apenas 50 años antes de la llegada de Cabeza de Vaca y los suyos, Paquime había quedado despoblada por
completo,nadie sabe la razón,, y había sido arrasada por tribus nomadas, que no querían vivir en las ruinas
de la ciudad y permanecían en sus aldeas en los campos que rodeaban Paquime.
A finales de 1535 o primeros de
1536, tras una larga marcha de tres meses, el grupo llegaba a Tierra de Maíz, una región jalonada de
aldeas sedentarias y grandes extensiones de maiz, la zona de los valles del
norte de Sonora, en las laderas de Sierra Madre occidental.Alli, los sanadores
siguieron realizando sus tareas “curativas” a
cambio de grandes cantidades de harina de maíz, frijoles y calabazas.
Cada vez que terminaban su trabajo en una aldea y continuaban su viaje, reciban
regalos de los indígenas, que les agasajaban con mantas de algodón, coral del océano Pacifico y turquesas del tamaño de puntas de flecha. Pero el regalo más extravagante
que recibieron en una ocasión fueron más de 600 corazones de ciervo, partidos
por la mitad y secados al sol.
Por eso, los españoles llamaron
al lugar pueblo Corazones,aproximadamente en el curso medio del rio Sonora, auqnue no se
sabe con exactitud.Alli, los indígenas iban cubiertos con unas anchas camisolas
de algodón, y las mujeres además llevaban largas faldas de piel de ciervo, lo
que a los ojos e los expedicionarios era toda una novedad:
“vimos las mujeres más
honestamente tratadas que en ninguna parte de Indias que hubiésemos visto”
(Capitulo XXXI)
Incluso aunque los sanadores españoles
eran capaces de hablar al menos 6 lenguas indígenas, solo Estebanico era capaz
de entenderse con absolutamente todas las tribus, gracias a su extraordinaria capacidad para aprender lenguajes y su dominio del lenguaje de signos.
Un día, Estebanico informo a los otros de
la razón por la que los indígenas pensaban que los españoles habían llegado del cielo:
porque, cuando no sabían su origen, los indígenas siempre pensaban que el
origen estaba en el cielo, con sus dioses.
La ascendencia e influencia de los cuatro expedicionarios
sobre los indígenas era tan grande, que Cabeza de Vaca empezó a cavilar como
utilizarlo en su propio provecho y en el del imperio español.
En lugar de convertir a los indígenas
al cristianismo a través de la violencia, Cabeza de Vaca soñaba con sumar
adeptos a la causa cristiana de una manera pacífica y humanitaria.
Desde que Narváez había muerto,
el adelantamiento que había obtenido del rey Carlos había quedado vacante, y Cabeza de Vaca tenía la idea de regresar a España y que el adelantamiento le
fuera concedido a él.
Así que Cabeza de Vaca y sus
compañeros comenzaron a predicar a los indígenas las bondades del cristianismo,para hacer meritos ante sus valedores en España.
(Continuara…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario