jueves, 27 de junio de 2013

1ª guerra mundial: Paracaídas Heinecke.




El concepto de “paracaídas” tiene su origen aproximadamente en el siglo XV, en unos bocetos de Leonardo da Vinci.



A comienzos del siglo XX, los tripulantes de globos aeroestaticos ya habían usado paracaidas, con relativo éxito, mientras los diseñadores probaban otro tipo de modelos para ser utilizados desde aeroplanos o edificios altos, como el intento de Franz Reichelt en 1912, desde una plataforma de la torre Eiffel, intento que no acabo nada bien.

 Franz Reichelt.

El salto de Franz.
 
A comienzos de la 1 guerra mundial, los altos mandos de ambos bandos discutían si permitir o no el uso de paracaídas a los aviadores. Creían que el uso del paracaídas podría minar la combatividad de los pilotos y reducir la determinación a combatir hasta el final, incitándolos a saltar del aparato cuando en determinadas ocasiones podrían aterrizar con él.

En 1918 se presento un paracaídas de tipo compacto  diseñado por el suboficial Otto Heinecke, un auxiliar de tierra de la luftwaffe.


 El funcionamiento de dicho paracaídas era simple, y también peligroso.
 
El piloto se sentaba sobre el paracaidas, que estaba unido a su cuerpo por un arnés, que a su vez estaba unido a la cabina por una cuerda fija.

Cuando el piloto abandonaba la cabina, debía asegurarse de que la cuerda no se enredase a enganchase con alguna otra parte del aparato.

Cuando el piloto se soltaba del avion, la cuerda se tensaba y desplegaba el paracaídas.

 Patente inglesa del paracaidas Heinecke.
 
Algunos pilotos se negaban a utilizar este tipo de paracaídas, sobre todo por el peso, unos 10 kilogramos.

Una tercera parte de los primeros 70 pilotos que utilizaron este paracaídas murieron, en unas ocasiones, por que se enredo la cuerda, en otras por que la tela del paracaídas se enredo con el fuselaje (esto se solucionó colocando una cuerda más larga) o porque se rompia el arnés debido a la tensión.

El primer salto exitosos de  piloto en combate ocurrió el 1 de abril de 1918, cuando el piloto salto sin problema de su Albatross VA y llego a tierra sin problema.

Los ingleses no proporcionaron este tipo de paracaídas a sus pilotos hasta casi el final de la guerra, mientras que franceses y norteamericanos no permitieron a sus pilotos usarlos durante la guerra.


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