Viene de aquí :
El 28 de febrero, el ejército expedicionario
de Oriente de Napoleón continuaba la marcha. El desierto entre Gaza y Jaffa era
una inmensa llanura cubierta de dunas de finísima arena, que entorpecía la
marcha de hombres y cabalgaduras. Incluso los camellos, que se suponía estaban
acostumbrados a los desiertos arenosos, tenían enormes dificultades para avanzar.Ademas ,había
que dedicar tres veces más animales para mover cada cañón.
El ejercito tardó más de 10 horas
en recorrer los primeros 14 kilómetros de ruta. Además de las dificultades del camino,
los beduinos acosaban la retaguardia, sobre todo por la noche, obligando a las tropas
a pasar la noche en la típica formación en cuadro, con los caballos, camellos,
cañones y provisiones en el centro.
El 1 de marzo, el ejercito francés superaba por fin el desierto sirio y llegaba hasta Ramla, que tomaba sin disparar un
solo tiro. De nuevo tuvieron la suerte de encontrar gran cantidad de almacenes
repletos de provisiones.
El día 3, la vanguardia de Kleber
llegaba a la vista de las murallas de Jaffa y tomaban posiciones al norte de la ciudad,
para aislarla de Nablus y Acre. El asedio comenzaba el mismo día 3, aunque
primero se enviaron dos emisarios para tratar la posible rendición de la ciudad.
Jaffa,a finales del siglo XVIII.
La contestación de los defensores de la ciudad
al intento de negociación francés no se hizo esperar: las cabezas de los
negociadores ensartadas en picas aparecieron por encima de las murallas de la
ciudad, a la vista de todos los soldados franceses.
En esta ocasion, el asedio duro
apenas tres dias.Tras una intensa preparacion artillera que abrio brecha en varios lugares de la debil muralla de la ciudad ,y enardecidos por lo que había ocurrido a los dos emisarios,
las tropas tomaron la ciudad al asalto el 7 de marzo. Antes del asalto,
Bonaparte había anunciado que toda la guarnicion de la ciudad seria ejecutada.
Los soldados franceses comprendieron que tenían carta blanca para actuar en Jaffa, y durante 3 días se dedicaron al saqueo, la violación y el asesinato, no
importaba si la víctima era hombre, mujer o niño.
Algunos oficiales trataron intervenir
y detener la matanza, pero “el éxtasis de
sangre, el frenesí de la violación y la fiebre del saqueo había aniquilado
todos los sentimientos de compasión y
honor de las tropas “.
De los 5.000 hombres que se
componia la guarnicion de la ciduad, 2.000
murieron en el curso del asalto francés.Los otros 3.000 se retiraron hacia uno
de los harenes de la ciudad que disponía de un enorme patio ajardinado. Un batallón
de la division del general Lannes los localizó y rodeo el haren, aunque no pudo acceder al interior por falta de artilleria.
Mientras los soldados discutían la mejor manera de hacer salir a los defensores, Eugene de Beauharnais, hijo
adoptivo de Napoleón y el capitán Croisir, uno de sus ayudantes de campo, intervinieron
para tratar de evitar una masacre.No pensaban que las palabras de Bonaparte
amenazando con ejecutar a toda la guarnición fueran ciertas, y comenzaron a negociar con los defensores encerrados, para
que se rindieran y entregaran a cambio
de conservar sus vidas.
Tras un par de horas de negociaciones,
los defensores aceptaron los términos de la rendición, y marcharon en una larga
fila hacia sus propios cuarteles en las afueras de Jaffa.
Bonaparte se encontraba sentado sobre un cañón frente a las murallas
mientras comía y charlaba animadamente con un par de sus generales, cuando
diviso la columna de prisioneros en marcha.
Muy enojado, se dirigió
inmediatamente rojo de rabia para encontrarse con el capitan Croisier
y su hijastro Beauharnais, a quienes pregunto ¿ que estáis haciendo ¿ ¿ no recordais lo que dije ? ¿ que queréis
que haga con los prisioneros ?
Los dos oficiales le explicaron
que querían evitar un nuevo baño de sangre, pero Bonaparte replico que no se trataba
de mujeres o niños, sino de hombres armados, que se habían opuesto a sus tropas
aunque habían sido avisados de las consecuencias.
Ante la insistencia de sus oficiales,
Bonaparte convocó a su estado mayor a una reunión, para que ratificaran su decisión.
Pero fueron necesarias 4 reuniones, la última de ellas con sus generales de
division exclusivamente, para que Bonaparte consiguiera su objetivo y la aprobación de sus
planes.
Aunque hasta el último momento
hubo intentos de intercesión por parte de algunos generales (Berthier trató en vano
de convencer a Bonaparte, ya que el mismo había sido el que había negociado la rendición
de la guarnicion de Al Arish ),la decisión estaba tomada: 500 prisioneros egipcios
fueron enviados a su país, y el resto, una mezcla de magrebíes, albanos, sudaneses
y anatolios fueron condenados a muerte por fusilamiento,con la excusa de que
entre ellos se encontraban soldados huidos desde Al Arish que no habían
respetado el pacto de no volver a combatir contra los franceses.
Aunque la realidad de la decisión
de Bonaparte era otra muy diferente. El ejercito frances andaba muy corto de provisiones
y no podía alimentar a tantos prisioneros, tampoco había un lugar adecuado
para retenerlos , y no había soldados suficiente para formar una escolta adecuada
que llevara los prisioneros a Egipto.
Ademas, Napoleon quería causar
una fuerte impresión al gobernador Djazzer, apodado “el carnicero”. Quería mostrarle que el
mismo podía ser tan cruel como el gobernador turco.
Los siguientes días, entre el 8 y
el 11 de marzo, los prisioneros eran llevados hasta la playa, a un par de kilómetros
al sur de la ciudad, donde dos batallones completos del ejercito de Napoleón les esperaban para llevar a cabo las ejecuciones.
Muchos intentaban huir lanzándose al agua del Mediterraneo, pero eran
rápidamente alcanzados por los disparos de los infantes franceses.
A los soldados franceses se les había
advertido por parte de los oficiales de la necesidad de ahorrar munición,y
aplicaban el golpe de gracia a bayonetazos.
Si por algo se habían
caracterizado las guerras del siglo XVIII y principios del XIX era la indisciplina
de las tropas que en ellas participaron y el terrible castigo que ejercian sobre
la población civil. Desde las masacres del ejercito de Federico el Grande en Moravia en 1741, pasando por la
guerra de los 7 años, las masacres cometidas por soldados britanicos en la
población hindú de Seringapatam en mayo de 1799, o el asesinato de 6.000
hombres,mujeres y niños tras el asalto final de las tropas rusas del príncipe Potemkin a la ciudad turca de Otchakof en 1788 en plena guerra ruso-turca.
La masacre en Jaffa se había diferenciado
de las otras en que había sido planificada y ordenada por la mas
alta oficialidad, en este caso,por el propio Napoleón,y se habia producido después
del asalto.
Seguramente Bonaparte esperaba
que las noticias de la masacre en Jaffa debilitaran la moral y el deseo de
combatir del enemigo. Mientras que al principio de la expedición a Egipto los soldados napoleónicos habían reprimido
a sus enemigos tal y como estaban acostumbrados a hacer en Europa (muchos de los
generales y soldados de Napoleón habían
adquirido esa experiencia en el genocidio revolucionario en la región de La Vendee,en donde habian torturado y asesinado a
decenas de miles de católicos en 1793), a su llegada a Egipto como veteranos
combatientes muy lejos de casa, embrutecidos por sus anteriores
experiencias,tenían incluso menos escrúpulos sobre el asesinato en masa de
civiles desarmados, que tenían un aspecto físico,un idioma y unas costumbres
diferentes a las que conocían.
"Ahogados en Nantes",de Joseph Aubert,muestra la tortura y ejecucion de catolicos por las tropas revolucionarias francesas en La Vendee,en 1793.
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