A la caída de la noche, la guarnición
belga superviviente continuaba oculta en sus casamatas y pasadizos que las
unian.Al mismo tiempo, posiciones artilleras de los fuertes belgas de Pontisse
y Barchón bombardeaban la superficie de Eben Emael, donde a duras penas podían
ocultarse los paracaidistas alemanes, agotados tras un día de combates.
El teniente Witzig temía un nuevo
contraataque belga que los expulsara de la fortaleza. Su misión ahora era
mantener el control de Eben Emael y esperar la llegada de refuerzos, el 51 batallón
de ingenieros de combate y el 151 regimiento de infantería.
Durante la tarde y la noche del día
10, los ingenieros de combate habían intentado cruzar el canal en botes, pero habían
sido rechazados una y otra vez por fuego proveniente de alguna de las casamatas
que aun resistían en el fuerte.
Finaomente, los ingenieros lograron
cruzar, y rápidamente se unieron con el grupo de paracaidistas. Su primera acción
fue utilizar cargas de demolición contra los puestos que aun se defendían.
Una vez terminada la resistencia
de los puntos fuertes belgas, los alemanes comenzaron a enviar tropas a los
pasadizos que unían las posiciones. Utilizando armas ligeras y granadas, fueron
acorralando progresivamente a lo que
quedaba de la guarnición belga.
A las 10 de la mañana del día 11,
los primeros carros de combate alemanes se unieron a paracaidistas e ingenieros
en la superficie de Eben Emael.
El mayor Jottrand, que aun tenia comunicación
con sus superiores en Lieja, les indico que, a menos que se realizase un fuerte contraataque
desde el exterior del fuerte, Eben Emael estaría perdido. La respuesta fue que
no habría ninguna ayuda.Solo se le indico que debía destruir las
instalaciones que aun seguían en su poder
antes de que cayesen en manos alemanas. En caso necesario, debía destruirlas con él
y sus hombres dentro.
Pero Jottrand no quería formar
parte de un suicidio colectivo. Convocó a sus oficiales a una reunion.Todos le dijeron que debían
rendirse.Jottrand hizo un último intento de convencer a los soldados rasos y suboficiales
para intentar una ultima salida. Nadie le siguió. Parte de la guarnición comenzó
a salir de los túneles con las manos en alto.
Así que Jottrand envió a un
oficial para entablar negociaciones con los alemanes. A las 12 y cuarto, una
corneta comenzó a sonar desde el interior de la fortaleza.Era la llamada para
la rendición.
Jottrand y sus oficiales,en un campo de prisioneros.
Un puñado de paracaidistas
alemanes había tomado la fortaleza que iba a abrir la línea de defensa belga al
norte de Lieja, al precio de seis muertos y 20 heridos. Por parte belga, 23
muertos, 60 heridos y casi un millar de prisioneros.Con paso libre a través del
Canal Alberto, los panzers alemanes se dirigieron a toda velocidad hacia el oeste,
hacia el Canal de la Mancha.
Los aliados estaban consternados.
Nadie sabía lo que había pasado.Los alemanes no explicaron al mundo como había sido
la operación, no informaron del uso de planeadores ni de cargas huecas.
Así que los aliados siempre
pensaron que había sido un ataque terrestre normal. Diversas teorías empezaron a
circular entre los aliados, como el uso por parte de los alemanes de algún tipo
de gas o sabotaje a las instalaciones de Eben Emael.Y al revista LIFE magazine
publico un reportaje sobre la operación en el que indicaban que trabajadores
alemanes de la época de la construcción de la fortaleza se habían casado con
mujeres belgas, y aprovechando la situación habían plantado gran cantidad de
explosivos en el fuerte.
Cada uno de los paracaidistas
alemanes que participaron en la operación fue premiado con la cruz de hierro de 1ª clase,
excepto el cabo Ernst Grechza, al que se le descubrió ron en la
cantimplora.
Todos los oficiales recibieron la
cruz de caballero directamente de Hitler, el día 16 de mayo.
La fuerza de ataque paracaidista
de Koch volvió a intervenir con sus planeadores en la invasión de Creta, que
aunque fue exitosa tuvo un enorme coste de bajas para los alemanes, provocando
que la fuerza paracaidista alemana no volviera a intervenir masivamente en ningún
frente, excepto como simple infantería de elite.
Witzig y Wenzel también combatieron
en Creta, y más tarde lo hicieron también en Rusia. Tras el fin de la
guerra,Witzig pasó a formar parte del naciente ejército de la Alemania federal
con el cargo de coronel.
Wenzel pasó un tiempo en un campo
de prisioneros alemanes en África del Norte ,y cuando volvió a casa se convirtió en
guardabosques.
Koch no sobrevivió a la guerra.
Era un fanático de los coches rápidos .Una noche de finales de 1942 empotró su
coche con la parte trasera de un camión, muriendo en el acto.
Hoy en dia,Eben Emael se ha
convertido en un monumento de otra época. Se ha construido un museo allí (http://www.fort-eben-emael.be/en/ ), y hay
tours turísticos donde los visitantes pueden caminar por casamatas y bunkers, y
conocer lo que allí paso durante dos días de mayo, hace hoy casi 73 años.
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