Viene de aqui :
El 21 de diciembre se decretó una
amnistía general, en la que no estaban incluidos los líderes de la rebelión y los saqueadores.
Napoleón decidió encargar la represión al comandante del contingente jenízaro del Cairo y a su lugarteniente, un mercenario
griego llamado Bartolomé Sera.
Ambos se pusieron a la tarea con entusiasmo, sin escatimar en
detenciones ilegales y torturas para arrancar confesiones y delaciones.
Bonaparte quería encontrar los
depósitos de armas que los rebeldes poseían, para que una nueva rebelión no fuese tan sangrienta.Reunió a los lideres locales
del diwan (asamblea de notables ) y les exhortó a confesar todo lo que sabían, sobre todo, los nombres
de los líderes de la revuelta.
Reunion de Napoleon con el diwan de El Cairo.
Los jeques confesaron todo lo que
sabían, solo para darse cuenta que los franceses ya habían arrestado a todos
los ulemas,los lideres espirituales que estaban detrás de la revuelta.
Los jeques suplicaron a Bonaparte
que tratara a los ulemas con la debida consideración a su alto cargo religioso,
y Bonaparte, que quería limitar la represión, decidió mantenerlos en arresto
domiciliario.
Algunos oficiales del ejército expedicionario francés en Egipto
no estaban de acuerdo con la aparente permisividad de Bonaparte con los ulemas, y exigían
un castigo mayor.
Pero la clemencia de Bonaparte no era tal, era una táctica
política para no enfrentarse a los jeques. Mientras dejaba que los jeques
besaran su mano en señal de
agradecimiento, seis de los cabecillas de la rebelión estaban siendo ejecutados, aunque no públicamente.
A partir del 24 de diciembre, más de 2.000
rebeldes fueron ejecutados
silenciosamente en la ciudadela del Cairo,por el expeditivo método de la
decapitación, sin juicio previo. Los cuerpos eran arrojados al Nilo, mientras
las cabezas se enterraban en una fosa común.
Para evitar que se repitieran los
problemas entre egipcios y soldados franceses, Bonaparte decidió sacar sus
tropas de la ciudad y acuartelarlas en la isla de Roudah, comprendiendo la
necesidad de separar a ocupantes y ocupados, un concepto que los franceses
aplicarían en sus colonias los siguientes siglos.
Suprimida la revuelta en el Cairo,
Bonaparte tuvo que enfrentarse a otra revuelta, esta vez de las tribus beduinas,
que envalentonadas por el éxito inicial de la revuelta en el Cairo se habían
ido aproximando poco a poco a las murallas de la ciudad y acosaban todas
las líneas de comunicaciones y aprovisionamiento de la ciudad con el resto de
Egipto.
El griego Bartolomé fue de nuevo
encargado de lidiar con la revuelta beduina.
Bartolomé encaro el problema
beduino reuniéndose en primer lugar con los líderes de las tribus, para tratar
de lograr algún tipo de acuerdo
pacifico.Pero no fue posible, y el griego decidió utilizar un método brutal,
pero muy efectivo.
Cada mañana salía del Cairo acompañado
de su escolta de mamelucos. Pasaba todo el día fuera de la ciudad, y al
atardecer volvia, con una docena de cabezas de beduinos clavadas en picas. Si
los mamelucos de Bartolome no encontraban beduinos a los que decapitar,
atrapaban simples campesinos en su lugar. A Bonaparte no le importaba de quienes fueran las cabezas, solo
quería aterrorizar a la población civil para que se sometiera.
Los lideres religiosos de cada localidad
ponían el grito en el cielo y protestaban airadamente ante las autoridades francesas,
no tanto por las torturas y las
ejecuciones del imperio de terror que los mamelucos de Bartolomé Sera estaban
extendiendo, sino por el hecho que Bartolomé era un griego cristiano, un infiel que habia llegado a tener un alto grado de responsabilidad ,
lo que era algo intolerable para un musulman.
El día de navidad de 1798, Napoleon y una pequeña escolta partían de el Cairo en dirección a Suez,
oficialmente para visitar las fuentes de Moises.Pero en realidad, iba a
reunirse en secreto con un grupo de
poderosos mercaderes de Hedjaz, Muscat y el Yemen, que se iban a encargar de surtir de todo lo necesario a las
tropas francesas en la futura invasión a Siria.
Fuentes de Moises,un oasis cerca de Suez donde se supone se detuvieron a beber los israelitas tras escapar de Egipto.
También buscaba asegurar el
apoyo de algunas de las minorías de Siria (drusos y meronitas) .Cuando Bonaparte regresó a el Cairo en la primera
semana de 1799, ya tenía todo lo referente a la invasión de Siria bajo
control.
Todo,excepto el objetivo final de la campaña ; ¿crear
un imperio frances en Oriente, con base en la India ?¿ conquistar Constantinopla al
imperio otomano y desde allí volver a Francia ?
En una carta enviada al
“victorioso" sultán Tippoo Saib, rey de Ceilán en enero de 1799, napoleon
anunciaba su inminente llegada a la India al mando de un invencible ejercito, para expulsar
a los ingleses.
Las provisiones y munición
necesarias para la invasión fueron almacenada en Salahieh, en el borde oriental del desierto
del Sinai, mientras que las tropas comenzaron a concentrarse en Katia, cerca de la
frontera con Siria a partir de primeros de febrero.
Bonaparte escribió al Directorio
de París declarando que su intención al lanzar un ataque preventivo contra Siria era asegurar la conquista de Egipto y evitar que los puertos
sirios pudieran ser utilizados por la flota inglesa para su
aprovisionamiento.Tambien se trataba de deponer a Ibrahim Bey y proteger Egipto
de un ataque terrestre por parte de los
soldados otomanos del gobernador de Acre, Djezzar Pasá, que había amenazado con
atacar Egipto por tierra.
Los espías de Bonaparte en Siria
habían informado durante noviembre y diciembre que Ibrahim Bey y Djezzar Pasá
estaban preparando una ofensiva sobre Egipto.Pero el gran visir Yousseff Pasá había
detenido las intenciones de ambos, ya que se estaba preparando tambien una
intervención combinada anglo-turca contra Egipto liderada por el gobernador de Damas, Abdullah Pasa,que lideraria el ataque terrestre contando con el apoyo de la flota britanicaa en el Mediterraneo oriental.
Bonaparte envió emisarios a Acre
para entregar en mano a Djezzar pasa un ultimátum ; “no quiero una guerra contigo
si no quieres ser mi enemigo, pero debes explicar tu comportamiento.Si
continuas dando protección a los
soldados de Ibrahim Bey en las fronteras de Egipto, lo considerare como un acto
de guerra y marchare sobre Acre”.
Djezzar Pasá nunca respondió a la misiva, y
Bonaparte,despreciando la opinión de algunos de sus generales, decidió seguir
adelante con su plan y dirigirse hacia territorio enemigo en busca de una batalla decisiva.
El 10 de febrero Bonaparte salía
del Cairo a la cabeza de un ejercito de 13.000 hombres liderados por los
generales Kleber, Bon, Lannes, Reynier y Murat.
Esta vez, con el ejercito no iban
a marchar civiles, ni científicos, ni
mujeres.Bonaparte había recibido las ultimas noticas de lo que pasaba en Europa,
el inicio de la guerra de Francia con la Segunda Coalición (Inglaterra,Austria,
Rusia, Portugal, etc),y tenia prisa.
Gran cantidad de provisiones y munición
se habían almacenado a lo largo del camino a Siria. Varias tribus beduinas habían
sido amenazadas con el exterminio total si entorpecían de alguna manera el
esfuerzo bélico francés y se habían tomado un gran número de rehenes, hijos de
las más ricas e influyentes familias egipcias, para asegurar que Egipto iba a
permanecer en calma tras la partida del grueso del ejército francés.
Grandes rebaños de dromedarios y ovejas
fueron escamoteados a los beduinos con la promesa del pago de una jugosa prima
al termino de la campaña (prima que nunca se pagó) y se creó un regimiento
especifico de caballeria dromedaria, para servir como correos o exploradores.
Pero muy pronto los problemas debidos
al desconocimiento del terreno y la
falta de preparativos específicos para
la zona desértica que se iba a transitar salieron la luz.
No lo habia pensado pero claramente Napoleon estaba siguiendo el camino de Alejandro Magno, no tanto por megalomania sino por necesidad de volver a Francia conservando Egipto. Pero Inglaterra no era Persia y Napoleon no era el magno.
ResponderEliminar