jueves, 1 de agosto de 2019

"La Mision", la historia real (1ª parte )





 La Misión, película británica del año 1986,dirigida por Roland Joffe y protagonizada entre otros por Robert de Niro, Jeremy Irons, Aidan Quinn y Liam Neeson, narra las peripecias de un grupo de  sacerdotes jesuitas que se internan en la selva amazónica para tratar de construir una misión para convertir  a los indígenas guaraníes de la región. Los problemas comienzan cuando España se desentiende de sus obligaciones y cede la región a los portugueses, que no ven con buenos ojos el poder evangelizador de los jesuitas.


  Aunque fundada por un antiguo soldado, Iñigo Yañez de Oñaz y Loyola (mas tarde conocido como san Ignacio de Loyola) la Orden de la Compañía de Jesús no era una orden militar religiosa.


  Pero durante  los siglos XVII y XVIII, en la cuenca del Rio de la Plata en América del sur, los jesuitas tomaron las armas en la provincia colonial española de Paraquaria.


  La confirmación oficial de la orden de la compañía de Jesús, concedida por el papa Pablo III el 27 de septiembre de 1540, convirtió a san Ignacio y sus hermanos españoles en soldados de Cristo, inicialmente con la intención de convertir a los musulmanes de Tierra Santa.


  Pero Ignacio cambió pronto su objetivo, y lo enfocó sobre las tierras del norte de europa, dominadas por los paganos protestantes, y por los nuevos territorios de la corona española en el Nuevo Mundo, compartido con los portugueses.


  Para lograr sus objetivos evangelizadores en Europa, los jesuitas se convirtieron básicamente en educadores, estableciendo instituciones educativas para formar a la elite y los futuros líderes de la católica Europa. Y en América del sur, los jesuitas comenzaron  a crear misiones.


  Ademas de sus votos de pobreza, castidad y obediencia, votos comunes con la inmensa mayoría de las otras órdenes religiosas catolicas, los jesuitas también juraron obediencia  al Papa y juraron seguir al pie de la letra su lema Ad maiorem Del gloriam (A mayor gloria de Dios).


  El 9 de febrero de 1604.el general superior de la orden de los jesuitas, el italiano Claudio Acquaviva, ordeno el establecimiento de  la orden en la provincia de Paraquaria.

 Paraquaria.


  La provincia de Paraquaria, que originalmente dependía del obispado de Asunción,estaba formada por territorios pertenecientes  a los actuales Boliva, Chile, Uruguay y Argentina (provincias de Misiones y Entre Ríos), las regiones brasileña de Itatin (parte del actual estado de Mato Grosso do Sul ) ,Guaira (actual estado de Paraná) , y Tapé (actual estado de Rio Grande do Sul).


  Los jesuitas se pusieron a la tarea de evangelizar a los indígenas locales,la tribu guaraní, y fundaron pueblos misioneros denominados “reducciones”. La intención de los jesuitas era atraer a las tribus indígenas que vivían en la selvas y ofrecerles una vida en comunidad un poco más cómoda.

 "Reduccion" jesuita.


  En poco tiempo, la provincia de Paraquaria tenía 30 reducciones en las que vivían 150.000 indígenas guaraníes.


  Paraquaria disfrutaba de un status especial, diferente del resto de posesiones del imperio español en América del sur, ya que los jesuitas estaban exentos de la obligación de cumplir con las leyes de Encomienda. Bajo esas leyes, los indígenas estaban obligados a trabajar (aunque técnicamente no como esclavos) para terratenientes y nobles españoles como una forma de impuesto.

 Restos de la reduccion de  San Ignacio.


  En Paraquaria, los indígenas estaban exentos del pago de impuestos a terratenientes y nobles, ya que pagaban directamente al rey de España, a cambio de una especie de autogobierno y de la propiedad de un poco de terreno y del fruto de su trabajo.


  Cada reduccion jesuita en Paraquaria estaba supervisada por dos sacerdotes jesuitas con poder de veto sobre casi todas las decisiones que se tomaban, mientras un “comité” de nativos funcionaba como órgano de gobierno y colaboraba en el mantenimiento del orden.


  Las tierras comunales de la misión servían para construir viviendas y mantener a ancianos, viudas y huérfanos,sirviendo también para mantener a toda la comunidad en tiempos de escasez o necesidad. Junto a las reducciones había enormes extensiones de terreno ,miles de hectáreas que rodeaban una gran estancia (rancho ) donde los jesuitas criaban ganado y caballos. También los jesuitas se dedicaban a la agricultura, creando yerbales, grandes plantaciones de yerba mate, (una especie de acebo con cuyas hojas y ramas se hace te), logrando un semi-monopolio comercial de lo que se conocería como el “te jesuita”.

 Reduccion de San  Javier, restaurada en 1993.


  Inevitablemente, las grandes extensiones y las condiciones de vida y trabajo en las misiones jesuitas en Paraquaria superaban por mucho las condiciones en las que los indígenas trabajaban y vivían en otro tipo de “comunidades”, llevando a grandes numeros de indigenas  a concentrarse en las misiones jesuitas. Los conflictos con otros europeos, que dependían de los esclavos para mantener sus ingresos, no tardaron en producirse. 


  Ademas, Portugal permitía la esclavitud en sus posesiones, y los cazadores de esclavos de Sao Paulo, conocidos como paulistas o bandeirantes, veían muy mal la protección de  los jesuitas sobre los indígenas, que los privaba de una segura fuente de ingresos.

 Expedicion esclavista de los bandeirantes.


  Los terratenientes portugueses también veían reducirse sus ingresos por la protección jesuita a los indígenas, ya que estos eran mucho mas baratos que un esclavo africano, que se veían obligados a adquirir (curiosamente, aunque los jesuitas defendían la causa guaraní, no prestaron ni la mas mínima atención a la esclavitud de africanos, y  en algunas misiones jesuitas había esclavos de ese origen).


  El rencor fue aumentando cuando los jesuitas persuadieronla corona española para no permitir a europeos, africanos y mestizos entrar en las misiones o tomar contacto con los indígenas guaranies.Los jesuitas también prohibieron el uso de cualquier lengua europea en sus territorios.Asi, el conocimiento  de la gramática  de la lengua guaraní y su vocabulario fue una gran ventaja para los jesuitas en sus esfuerzos de catequizar  y controlar a la tribu.


  Los bandeirantes se dieron cuenta que las misiones jesuitas, en vez de proteger a los indígenas, los agrupaban, siendo más fácil atraparlos, y comenzaron a atacar las misiones en la década de 1620.


  Sin defensa alguna, los jesuitas y guaraníes lo único que podían hacer era dirigirse hacia el sur, lo más cerca posible de los principales asentamientos españoles en las cercanías del Rio de la Plata.


  Sin perder tiempo, los esclavistas siguieron la ruta de escape de jesuitas y guaranies,destruyendo todas las misiones de las regiones de Itatin y Guayra.En 1631, el sacerdote jesuita Antonio Ruiz de Montoya organizó un éxodo de unos 13.000 guarnies a la relativa seguridad de lo que hoy es la provincia argentina de mMisiones. Debilitados por el hambre y la enfermedad, dos tercios de quienes partieron  murieron en el camino.


  Mientras insistia en la idea de ganarse  a los guaraníes con la palabra y no con la espada, en 1647 Montoya comprendió por fin la necesidad de una repuesta mas agresiva a los esclavistas portugueses.


  En una misiva dirigida directamente al rey Felipe IV, solicitaba permiso para armar a los guerreros guaraníes para su auto defensa.Montoya también solicitaba la proteccion del ejercito español , acuartelado  a lo largo de los rios Paraguay y Paraná.


  Los límites entre los dominios españoles y portugueses en América del Sur estaban perfectamente definidos desde el siglo XV.


  El tratado de Tordesillas,firmado por ambos reinos en 1494, habia dibujado un límite entre las posesiones de ambos, pero Portugal había invadido más o menos civilizadamente  el territorio español en el Nuevo Mundo casi desde el mismo día de la firma del tratado.


  La unión de España y Portugal en 1580 durante el reinado de Felipe II no había solucionado los problemas de limites territoriales entre ambos reinos, por entonces ya unidos.


  Así que Felipe IV, en su papel como rey de ambos reinos, se vio obligado a intentar dar una solución al ataque de sus nuevos súbditos, los esclavistas portugueses, los bandeirantes, sobre otros de sus súbditos, los jesuitas y los guaraníes.


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