domingo, 21 de enero de 2024

1ª Guerra Mundial : Automovilistas (1ª parte )

 


   Antes del comienzo de la 1ª guerra mundial, los vehículos a motor eran considerados un coto particular del hombre, y las pocas mujeres que decidían desafiar las convenciones sociales, a menudo llamadas "automovilistas", y se atrevían a conducirlos, eran consideradas simples aventureras en busca de emociones fuertes.

  Pero pocos años después la situación iba a cambiar, con gran número de mujeres conduciendo vehículos al servicio de las tres ramas de las fuerzas armadas del ejercito británico, en el ministerio de munición y en labores agricolas.

  Tras la guerra, la presencia de mujeres al volante se convirtió en algo común, normalizado, y los automóviles ya no fueron mas un coto privado para hombres.

  Las enfermeras habían comenzado a servir en el ejército británico en la guerra de Crimea, y en la guerra de los Boers formando parte del Servicio Imperial de enfermeras de la reina Alejandra.

"Enfermeras de la Reina Alejandra"
 

  En 1907 se formó el FANY, First Aid Nursing Yeomanry, en el que sus integrantes estaban autorizadas a llevar uniforme de estilo militar y al principio utilizaban caballos para su tarea de administrar los primeros auxilios a soldados heridos.

 

  Ya en 1914, a pocos días del estallido de la guerra, FANY ofreció sus servicios al Ministerio de la guerra británico, siendo incomprensiblemente rechazados. Sin inmutarse, seis integrantes de FANY, tres enfermeras y una ambulancia prestada viajaron a Francia en donde sus habilidades iban a ser recibidas con sincero agradecimiento por el ejército belga.

  Decenas de voluntarios y ambulancias donadas por instituciones benéficas francesas y británicas fueron llegando a Francia para experimentar un peligroso trabajo, evacuar heridos desde los puestos de primeros auxilios de primera líneas hasta hospitales en la retaguardia, a menudo bajo el fuego artillero enemigo.

FANY.

  Al FANY pronto se le uniría en Bélgica el Cuerpo de ambulancias de Munro, una organización formada por el excéntrico doctor Héctor Munro, que había insertado numerosos anuncios en los periódicos británicos llamando a “jóvenes aventureras para formar la dotación una ambulancia para servir en Bélgica”.

 

 

 200 jóvenes contestaron al anuncio, de las que 4 fueron aceptadas: Lady Dorothie Fielding, Mary Chisholm, Elsie Knocker y Helen Gleason.

 

Doctor Munro,  a la derecha, en la entrega de la orden del rey Leonardo II de Belgica a la conductora Dorothie Fielding.
 

  El 1 de enero de 1917, el trabajo de FANY fue oficialmente reconocido por el Ministerio de  la Guerra británico, y se eligieron 16 conductoras de ambulancia, que con el establecimiento de una seccion de  ambulancias en Calais, se convirtieron en las primeras mujeres en conducir para el ejército británico, oficialmente.

  Aunque FANY había aportado las primeras conductoras de ambulancias para servir en el frente occidental, no tardaron en unirse otras conductoras de otras organizaciones. Destacamentos de ayuda voluntaria, VAD, iba a aportar sus voluntarios, tanto femeninos como masculinos para servir tanto en el frente occidental como en el frente de los Balcanes, bajo los auspicios de la Cruz Roja británica y el hospital femenino de Escocia.

 La marquesa de Londonderry habia creado en agosto de 1915 la Legión femenina, una organización de  voluntarias formada básicamente para ocupar los trabajos que los hombres habían dejado vacantes al ser reclutados para marchar al frente: agricultura, cocina, cantineras, etc.

 

Jovenes de la Legion Femenina, sirviendo de cocineras.
 

 Desde abril de 1916, la legión femenina paso a incorporar una sección de transportes a motor, que fue rapidamente reconocida por la Oficina de Guerra como una organización civil subordinada.

  La Legión dio comienzo a un programa de entrenamiento basado en las autoescuelas civiles ya existentes en Londres. El coste del entrenamiento fue inicialmente costeado por las amistades de la marquesa de Londonderry. Una vez que la candidata superaba con éxito el curso era enviada a una compañia de transporte del ejercito de tierra, en donde aprendían a conducir vehículos como ambulancias, furgones y automóviles.

  Para tratar de alivia la escasez de conductores en el frente occidental, en la primavera de 1917 se formaba el Cuerpo de Auxiliares femeninas del ejercito (WAAC). Las primeras integrantes llegaban a Francia el 31 de marzo, y para el final de la guerra, alrededor de 17.000 WAAC habían prestado servicio en el continente, de un total de más de 57.000.

 

  Las conductoras que habían servido mas de 12 meses en la Legión Femenina podían solicitar el traslado al WAAC, y el reclutamiento y el entrenamiento paso a depender casi exclusivamente de la Legion.

  Al principio, era obligatorio que cualquier mujer pasara el examen de conducir antes de unirse a alguno de estos cuerpos, pero para obtener rápidamente más conductoras se creó una academia de conducción militar para mujeres en Twickenham, condado de Middlesex, tras un curso de 6 semanas en el que podían inscribirse hasta 150 mujeres.

  Antes de decidir su idoneidad para el puesto, se hacía a cada mujer un pequeño examen pirotécnico, en el que se les preguntaba si se consideraban a si mismas adecuadas y equipadas por la naturaleza para el trabajo., que incluía conducir continuamente  ya fuera en buenas o mala condiciones climatologícas, y si se sentían capaces de poner un motor de automóvil en marcha en numerosas ocasiones a lo largo del día, lavar una ambulancia por fuera y por dentro, desmontar y montar neumáticos, etc., acciones que requerían de bastante fuerza, tanto física como psíquicamente.

  Para poder acceder a los cursos de conduccion de la  Legión femenina se requería tener entre 22 y 28 años, y estar física y mentalmente fuerte y saludable, y estar preparada para tener que trabajar 10 horas al día si era necesario.

  Las aspirantes a conductoras recibían un pequeño salario durante su periodo de aprendizaje y además se concedían descuentos para alojamiento en hoteles especiales, solo para mujeres.

  La capacidad mas buscada entre las estudiantes era la independencia y la confianza en su mismas, que pudieran conducir, arrancar y realizar pequeñas reparaciones sin necesitar asistencia.

  Para conseguir superar el curso era necesario acreditar un correcto comportamiento personal y una destacaba habilidad al volante. Al terminar el curso se realizaba una prueba final, un examen de conducción llevado a cabo por un oficial examinador de la seccion de intendencia y transporte mecánico del ejercito británico.

  Una vez pasada la prueba definitiva, la flamante nueva automovilista ya podía ser enviada a cualquiera de las organizaciones citadas.


 

(Continuara…)

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