Sometida Atenas, Lisandro volvió a Esparta, donde fue
honrado como ningún espartano lo había sido antes. Gracias a Lisandro, Esparta dominaba la mayoría de los
puertos del mar Egeo. En todas las ciudades que visito en su vuelta a Atenas estableció
diarquías (gobierno de diez miembros), gobernantes que disponían de poder total
sobre las vidas y los bienes de los ciudadanos. La antigua liga de Delos ,que
bajo los atenienses tenía que contribuir a los gastos de la flota ateniense
(motivo de su rebelión ),ahora tenían que pagar a
Esparta un enorme tributo de mil talentos anuales.
Lisandro estableció en la recién ocupada Atenas un gobierno
de treinta atenienses partidarios de esparta,los "treinta tiranos". Implantaron
un gobierno de terror, en el que adversarios políticos y enemigos personales
fueron asesinados.1.500 ciudadanos atenienses fueron ejecutados.
Los treinta tiranos acabaron persiguiendo y asesinado a todo
aquel ateniense que tuviera un poco de dinero. Eran enemigos de cualquier
ateniense culto, querían arrastrar al pueblo ateniense a la ignorancia, que les
haría más manejables.
Critias era uno de los elementos más extremistas de los
treinta tiranos, y lideraba el grupo de "los once", que se encargaba directamente
de las prisiones y las ejecuciones.
Muchos atenienses huyeron de Atenas y se refugiaron en Tebas,donde encontraron la comprensión y el apoyo de otras muchas ciudades de
la liga de delos, arrepentidas de su anterior apoyo a los espartanos.
En mayo de 403 a.c.,un grupo de exiliados atenienses
pro-democraticos,al mando de Trasibulo,derrotaron a la caballería espartana de los treinta,
consiguiendo matar a varios de los treinta tiranos, incluido Critias.La tiranía
fue eliminada y se restablecieron las instituciones democráticas.
El gobierno espartano recibió innumerables quejas de las
ciudades gobernadas por espartanos. Y para evitar nuevas revueltas decidió retirar
del mando a Lisandro.
Mientras tanto, en Persia,conspiraciones,magnicidios y
asesinatos varios estaban a la orden del dia.En 465 a.c.,Jerjes fue víctima de
una conspiración y poco después su primogénito dario fue asesinado a instancias
de su hermano Artajerjes.
Artajerjes reino más de 40 años, y su hijo y sucesor Jerjes
II fue asesinado a las dos semanas de reinado por su hermano, eliminado a su
vez por otro hermano, Dario II.
Dario II era un gobernante débil, casado con su hermanastra
Parisatis,con quien tuvo trece hijos, entre ellos Artajerjes II ,el heredero, y Ciro. Ciro era más joven que Artajerjes
II,era enérgico y ambicioso y se propuso arrojar del trono a Artajerjes. Su
madre Parisatis le ayudo en su plan, puesto que Ciro era su hijo preferido. Y en el
año 401 se rebelo.
Tras el final de la guerra del Peloponeso, miles de
mercenarios griegos habían quedado sin trabajo. Los griegos eran muy apreciados
como valerosos y expertos combatientes. Su disciplina y sus tácticas eran
especialmente admiradas por los soberanos orientales, que no dudaban en
reclutarlos siempre que podían.habian combatido
a las órdenes de faraones egipcios, de gobernantes cartagineses, a las órdenes
de sátrapas persas,etc.
A la llamada de Ciro acudieron miles de griegos y tracios de
diversas ciudades, atraídos por las promesas de una paga generosa y un rápido botin.A Sardes, capital de la satrapía de Lidia, acudieron miles de hoplitas, cientos
de peltastas y arqueros.
Sardes.
Ciro los vio desfilar capitaneados por sus respectivos
estrategos :
Clearco de Lacedemonia, con mil hoplitas, ochocientos
peltastas tracios y doscientos arqueros cretenses ;
Jenias de Arcadia, con cuatro mil hoplitas;
Menon de Tesalia, mil hoplitas y 500 peltastas ;
Proxeno de Beocia, 1500 hoplitas y quinientos peltastas ;
Sofeneto de Estinfalo,mil hoplitas
Y varios estrategos mas, en total 10.000 hoplitas y dos mil
peltastas y arqueros, el mayor ejército griego mercenario reunido nunca. Ciro unió
este ejercito de mercenarios al suyo propio, compuesto exclusivamente de
soldados persas, unos 10.000 soldados mas.
La expedición salió de Sardes y se dirigió al interior de Persia,
aunque nadie sabía cuál era el objetivo de Ciro.
El tremendo viaje de los mercenarios griegos,” los diez mil”,
fue descrito magistralmente por el ateniense Jenofonte en su obra la Anábasis (
o marcha de la costa hacia el interior).
La marcha comenzó con un rápido avance hacia el sureste
hasta llegar y vadear el eufrates,cruzando tierras de Lidia,Cilicia y Siria,adentrándose
en Mesopotamia y llegando a las cercanías de Babilonia,para enfrentarse a las tropas de Artajerjes II.
Los griegos se enteraron a mitad de camino que el plan de Ciro
no era someter a las tribus rebeldes de Pisidia,como se les había dicho, sino
que pretendía disputar el trono a Artajerjes. Los mercenarios se asustaron ante
la dificultad de la empresa y amenazaron con volver por donde habían llegado,
pero las promesas de grandes recompensas y el encontrarse en medio de territorio
enemigo los retuvo.
En Cunaxa,al noroeste de Babilonia, Artajerjes Ii lanzo sus
tropas contra las de su hermano. Los griegos se colocaron a la derecha del ejército
de Ciro,como era costumbre. Asaltaron las líneas enemigas una y otra vez, hasta
que el pánico se apodero del flanco izquierdo de Artajerjes.
Pero las cosas transcurrieron diferentes en el otro lado,
donde luchaban persas contra persas. Ciro fue gravemente herido en un ojo por
una flecha, cayó del caballo y fue aplastado y muerto con todos los que
intentaban cubrirle. Artajerjes mando cortar la cabeza y la mano izquierda de Ciro
y los levanto en alto, para que todos pudieran verlo.
Para los persas de Ciro,fue el final de la batalla, emprendieron la huida a toda velocidad.
Pero los griegos siguieron en la brecha.Clearco y sus
hoplitas aplastaron a los persas. Pero el campamento de Ciro había sido saqueado
y los griegos se encontraron sin viveres,en un país enemigo y a mucha distancia
del mar. Y lo que era peor, sin ninguna recompensa o botín.
Uno de los sátrapas de confianza de Artajerjes, llamado Tisafernes,pacto
con los griegos y prometió indicarles un camino seguro para regresar; además,
les proporcionaría víveres si se los pagaban y le prometían no saquear el país.
Los griegos emprendieron el camino de regreso, y cuando
estaban a mitad de camino,Tisafernes encontró el momento perfecto para
tenderles una trampa. Con astucia y buenas palabras, convenció a Clearco y a
sus oficiales para que le visitaran en su propia tienda.
Cinco estrategos y 20 capitanes acudieron a la reunión. De pronto,
la guardia de tisafernes izo una bandera roja y comenzó la carnicería ;los 20
capitanes fueron degollados inmediatamente, y los estrategos fueron encadenados
y enviados al rey Artajerjes, que mando decapitarlos.
Tisafernes envió emisarios a los griegos, exhortándoles a
deponer las armas ahora que sus jefes habían muerto. Jenofonte tomo la palabra
e infundio renovados ánimos a la tropa, invitándolos a elegir nuevos jefes y
reemprender la marcha, confiando en los dioses y en el propio coraje griego.
Jenofonte.
Perseguidos por Tisafernes, siempre en dirección norte, los
diez mil reemprendieron la marcha, bordeando el Tigris hacia las tierras de Armenia y luego al mar Negro. Siempre en guardia, saqueando las comarcas por
las que pasaban, combatiendo contra los indígenas, sin caballería para
perseguir a sus atacantes, los griegos dieron muestra de un temple heroico.
Tisafernes no se atrevió a atacar directamente a los diez mil,
se conformo con hostigar la retaguardia griega con ataques de su caballería.
"Los Diez Mil"
llegaron por fin a las montañas de Armenia. El frío de diciembre era
terrible; y los griegos
caminaron mucho tiempo con nieve hasta la cintura, sufriendo el azote de un
viento glacial. Muchos soldados, agotados de hambre y cansancio, se tendían
para dejarse morir. Más tarde llegaron a ciudades ricas en ganado, alimentos
vino y cerveza, y se quedaron allí una semana para reponer fuerzas.
La escena más famosa de la Anábasis
es la del reencuentro de los griegos con el mar.
Jenofonte cuenta como desde la
retaguardia observa las filas de soldados dirigirse a la cima de un monte, y como desde allí se
lanza un tremendo griterío:
Thalassa,thalassa (el mar, el
mar ),grito que se transmitía de unos a otros. Según llegaban a la cima del monte,
se abrazaban unos a otros, estrategos con hoplitas, peltastas con
capitanes,etc.
Aun estaban lejos de sus hogares,
se encontraban cerca de Trapezunte (Trebisonda,a orillas del mar negro ) pero
divisar el mar les dio grandes esperanzas de regresar a su patria, ya podía trazar
un nuevo camino a lo largo de la costa para regresar a Grecia.
Siempre combatiendo, de Trapezunte
siguieron costeando en dirección oeste. Tras muchas dificultades, pudieron
disponer de una flota, y llegaron a tierras europeas en el año 399 a.c.,en la costa
de Bizancio.Alli,parte del ejercito se disperso.La mayoría sirvieron como
mercenarios a las ordenes de un príncipe tracio,Seutes,y luego fueron
reconducidos de nuevo por Jenofonte, en apoyo de la campaña de Tibron de
Esparta contra Tisafernes.
En la marcha entre Cunaxa y Trapezunte
murieron 3 mil griegos, y otros tantos entre Trapezunte y Bizancio. Apenas
5.000 griegos llegaron a Grecia.
El episodio no tuvo especial
relevancia en la historia del imperio persa. Artajerjes regreso a la corte tras
librarse de su rebelde hermano y Tisafernes recupero su satrapía en el Asia
menor.
En cambio, para los griegos la expedición
de los diez mil fue una constatación de la superioridad militar griega contra
los persas. El que un ejército griego pudiese cruzar audazmente el inmenso
imperio persa sin encontrar adversarios de su nivel mostraba a las claras la
debilidad interna del despótico dominio persa.
Y la lección de los diez mil no
fue olvidada, poco más tarde le fue muy útil al espartano Agelisao,vencedor de Tisafernes,y dio ánimos e ideas a Alejandro Magno para su marcha triunfal por Asia.
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