martes, 8 de enero de 2019

1842 : Gurkas ; las guerras anglo-afganas ( III)





Viene de aquí :


  El día de año nuevo de 1842, a cambio de la entrega británica del tesoro de la contaduría militar, 6 cañones y la devolucion de  varias decenas de rehenes que los britanicos aun mantenían en su poder, Akbar Khan prometió al general Elphinstone conceder a la guarnicion britanica de Kabul paso seguro desde Kabul hasta Peshawar.

 Rutas entre Kabul y Peshawar.El general Elphinstone decidio tomar la ruta del norte,mas corta pero mas dificultosa.


  Algunos  miembros del estado mayor del general Elphinstone intentaron convencerlo de la extremada dificultad que iba a comportar recorrer la ruta de Kabul a Peshawar con una temperatura cada vez mas baja. El ejercito británico iba a verse obligado a dejar en Kabul gran parte de su impedimenta militar; carros, tiendas, mantas, provisiones, etc.


  Pero la opinión de Elphinstone prevaleció, y tras unos días de espera  para acumular suficientes provisiones para el camino, el día 6 de enero partía de Kabul la columna británica.


  En vanguardia marchaba el 44º regimiento de infantería britanica, junto con caballería hindu, un par de cañones y un grupo de zapadores y dinamiteros,encargados de ir abriendo paso.


  El grueso del grupo constaba del 5º y el 37º regimiento de infantería nativa hindu,caballeria hindu, un regimiento de infantería afgano y 3 cañones.


  En la retaguardia, el 54º regimiento de infantería nativa, el 5º de caballería nativa y dos cañones. En total, el contingente britanico contaba con 690 soldados y oficiales ingleses, 3.800 nativos (infantes y jinetes) ,36 esposas de oficiales británicos y 12.000 civiles, casi todos hindúes. Los heridos y enfermos no pudieron ser trasladados, y quedaron atras, a expensas de la clemencia de los afganos (ninguno sobrevivió, todos fueron asesinados tras ser obligados a revelar donde  se habian escondido joyas y oro  dejados atrás por los soldados británicos).


  La guarnición británica salió de Kabul con temperaturas bajo cero y dos palmos de nieve, dirigiéndose a la “seguridad “ de las montañas del Hindustan y Jalalabad, a casi 150 kilómetros de distancia.


  El orden de la marcha, cuidadosamente planeado antes de partir, se rompió apenas transcurrido unos pocos kilómetros. Los oficiales apenas podían controlar a sus soldados, y los civiles trataban de apresurar el paso para no perder de vista a los militares,mas acostumbrados a las duras marchas sin apenas descanso. Los grupos de guerreros gilzai, jalonados a lo largo del camino,comenzaron a acosar a los que se iban quedando rezagados, robando y matando a soldados y civiles por igual.


  Sin combustible para encender hogueras, la primera noche de relativo descanso  morían de frio  decenas de personas. El panico se iba extendiendo entre los civiles, y comenzó a  afectar a los  militares, que empezaron a perder  la disciplina y el orden.


  Al día siguiente, las emboscadas se intensificaron,y los francotiradores gilzai cada vez tenían mas posibilidades de acertar con sus disparos a la columna britanica.Ese segundo día de marcha, el 8 de enero, apenas se cubrieron 4 kilometros,con la columna aproximándose al paso Khurd Kabul, de más de 7 kilómetros de longitud. Era un desfiladero tan estrecho que la luz del sol no alcanzaba el suelo en ciertas zonas del trayecto, permitiendo una capa de hielo permanente que obstaculizaba aun más la marcha del contingente británico.

 Paso Khurd Kabul.


  En las cumbres del desfiladero, miles de guerreros gilzai comenzaron a a construir pequeños parapetos con piedras, tras los cuales se ocultaban, y comenzaron a disparar sobre el grupo con sus rifles jezail, de mayor alcance que los mosquetes utilizados por los soldados britanicos,diseñados para descargas masivas a corta distancia,Cuando todo el grupo, incluyendo soldados,carros, animales y civiles estuvo ya dentro del desfiladero,mas de 500 muertos yacían en la entrada.

 Guerrero afgano con rifle jezail,normalmente hecho a  mano y decorada su culata por cada guerrero.

  El 10 de enero, poco quedaba ya de la fuerza original con la que el general Elphinstone había partido de Kabul. Apenas 50 jinetes de la caballería nativa y 200 artilleros e infantes del 44º  regimiento de  infantería seguían siendo una unidad disciplinada. Muchos de los soldados nativos se habían despojado de sus uniformes y armas y se habían ocultado entre los civiles, tratando de pasar desapercibidos.Las promesas de Akbar Khan de entregar combustible y provisiones a la expedicoin no se cumplieron, y los supervivientes se vieron obligados a pasar otra noche de hambre y frio.


  Anticipándose a un posible ataque generalizado de los guerreros gilzai, el general Elphinstone ordenó a la vanguardia avanzar nada mas amanecer, para encontrar al enemigo aun poco preparado para el combate.


  La vanguardia superó sin oposición el paso Tangi Tariki, un estrecho valle por el que circulaba un ancho torrente, por entonces absolutamente helado. Allí esperaron la llegada del grueso del grupo. Pero fue en vano.


  Apenas habían perdido de vista a la vanguardia británica la mañana anterior, los guerreros gilzai lanzaron una descarga cerrada sobre el grupo. Los pocos soldados nativos que quedaban arrojaron sus armas y huyeron, dejando a los civiles a merced de las espadas de los guerros gilzai, que causaron una tremenda masacre.


  Akbar Khan envió un mensaje a Elphinstone,invitándole a su campamento.El general britanico acudió,creyendo que se trataba de parlamentar una tregua,pero fue hecho prisionero inmediatamente.

 General William George Keith Elphinstone,moriria en cautiverio  a finales de abril de 1842.


  Tras esperar varias horas, los 120 infantes y artilleros y 50 jinetes sin caballo que formaban la vanguardia empezaron a recibir la llegada de grupos  de civiles aislados.


  Se envió un mensajero a parlamentar con Akbar Khan,que declaró que no podía controlar a los guerreros gilzai.El brigadier Anquetil,que habia tomado el mando tras la captura del general Elphinstone,ordenó continuar la marcha, y destacó unas pocas decenas de infantes britanicos para la  retaguardia, poniéndolas al mando del brigadier Shelton.


  Tras descansar tres horas en el valle ,el grupo se puso en marcha de nuevo a las 7 de la tarde, para intentar aprovechar la oscuridad,abandonando el único cañón útil que aun les quedaba y medio centenar de heridos y enfermos,incapaces de andar por sus propios medios.


  El avance continuó ,cada vez con más paradas dado el cansancio de los supervivientes de la expedicion.Cuando los civiles utilizaban las numerosas cuevas que había en los desfiladeros,donde los disparos de los guerreros gilzai no podían alcanzarlos,los francotiradores  comenzaron a utilizar una nueva táctica, impedir que los civiles y soldados pudieran conseguir agua del torrente.La necesidad de agua se hizo tan acuciante que numerosos civiles y soldados comenzaron a devorar la nieve que cubría toda la zona.

 Pero en vez de aliviar la sed, ingerir la nieve la incrementaba. Tres bueyes que habían logrado sobrevivir hasta entonces fueron sacrificados a bayonetazos enrte el zumbido de los disparos de los francotiradores  gilzai, y su carne cruda se repartió entre los soldados.


  Al amanecer del día 13, el grupo llegaba a Gandamuk, donde los desfiladeros desaparecieron y el terreno se abrió a un valle repleto de pequeñas colinas.


 Valle de Jundulluk.

  Era una buena oportunidad para los supervivientes, que podrían intentar retirarse en orden, sin sufrir el acoso de los tiradores gilzai desde las alturas. Pero la luz del sol reveló a los guerreros gilzai la extrema debilidad y lo poco numerosos que eran ya los soldados británicos capaces de defenderse.


  Hasta entonces, los guerreros gilzai se habian dedicado a  desvalijar y mutilar  los cadáveres   de los soldados britanicos.Pero, cuando los supervivientes tomaron una posición defensiva en una colina, todos los guerreros gilzai se reunieron, y comenzaron el asalto de la colina, donde los recibieron los soldados británicos a bayoneta calada, ya que apenas les quedaba  un puñado de proyectiles para su veintena de mosquetes.


  Tras media docena de asaltos, los 2 oficiales británicos que aun estaban ilesos,el mayor Griffith y el capitán Blewitt, propusieron una reunión para cesar las hostilidades y bajaron la colina para entrevistarse con los lideres afganos.


  Pero fueron asesinados nada mas llegar al campamento afgano, y las hostilidades se reanudaron, asalto tras asalto, hasta que todos los supervivientes, todos heridos de mayor o menor gravedad, fueron prácticamente exterminados, excepto el capitán Soulter y cuatro soldados, que fueron capturados.

 "La ultima resistencia del 44º en Gandamuk",obra de William Barnes Wollen.
  
Solo un integrante de la expedición británica que había salido de Kabul el día  6 de enero pudo llegar a Jalalabad.Se trataba del doctor William Brydon, un escocés de 30 años que había abandonado el grupo el día 11 junto con otros 5 civiles y había tomado una ruta diferente rodeando las colinas. En su ruta, los 6 habían llegado a un poblado, donde los habitantes habían asesinado a sus cinco compañeros. El mismo dia 13, gravemente herido, pero aún manteniéndose sobre su pony,habia llegado a la fortaleza de Jalalabad, donde contó todo lo que había sucedido a la desdichada guarnicion britanica de Kabul.

 "Restos de un ejercito",obra de Elizabeth Butler.

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