jueves, 24 de abril de 2025

1939 : Pacto de diablos : 3ª parte

 

Expansion territorial alemana en 1938.

Viene de aquí :

  A pocos días de comenzar la Guerra Civil Española, era evidente que Roma y Berlín pretendían propagar el credo fascista como una plaga por toda Europa. La participación alemana e italiana en el conflicto español, frente a la neutralidad británica y francesa, parecía un paso más hacia el eventual aislamiento de la Unión Soviética.

 Moscú, entonces, apoyó a los republicanos contra los nacionalistas de Francisco Franco. Para Alemania, Italia y la Rusia soviética, el conflicto en la Península Ibérica ofrecía un excelente laboratorio en forma de campo de batalla para nuevas armas y tácticas, en preparación para el evento principal que sin duda estaba por llegar.


 
 

 Cinco años después de asumir el poder, Hitler se sentía más seguro, tras haber logrado el Anschluss con su patria, Austria, el 13 de marzo de 1938, seguido siete meses después por la anexión de los Sudetes al Reich desde una Checoslovaquia sin aliados. Demasiado tarde, británicos y franceses comprendieron el significado de "no más reivindicaciones territoriales" cuando Hitler se apoderó de Bohemia y Moravia los días 14 y 15 de marzo de 1939, contribuyendo así a la destrucción total de Checoslovaquia. 

Tropas alemanas entrando en Viena, 13 de marzo de 1938.
 

 Así, se preparó el terreno para el preludio de la guerra mundial. Para el 16 de marzo de 1939, Hitler había situado a Polonia entre las fauces alemanas de Prusia Oriental, al norte, y Eslovaquia, al sur. Ahora controlaba la famosa fábrica Skoda y sumó tanques y cañones checos a la Wehrmacht. Rumanía y Yugoslavia, clientes de armas de los checos, no contaban con otro proveedor tras la hostil intervención de Berlín. Sin embargo, Hitler no se dormía en los laureles. El 19 de marzo, se envió una "solicitud" a Vilna. Lituania debía entregar el territorio de Memelland, que ocupaba desde 1923, al Reich, y hacerlo sin demora. Cuatro días después, Lituania cedió las pretensiones alemanas. 

 

 

  El 21 de marzo, Ribbentrop recibió al embajador polaco, Josef Lipski, en Berlín. El charlatán de Hitler instó al diplomático polaco a aceptar el acuerdo ofrecido el octubre anterior. Danzig debía ser devuelta al Reich, un acuerdo que incluía conexiones por carretera y ferrocarril a través del Corredor Polaco. A cambio, Hitler reconocería el Corredor y las fronteras occidentales de Polonia. Para endulzar el acuerdo, Ribbentrop uso el truco del palo y al zanahoria, y se prometió a Polonia territorio a expensas de Ucrania, una zanahoria que se concretaría posteriormente.

 Lipski llevó la oferta alemana a Varsovia, regresando a Berlín el 25 con la respuesta del coronel Joseph Beck. El ministro de Asuntos Exteriores polaco había comprendido por fin las maquinaciones del Führer. Ceder solo generaría nuevas exigencias. Beck rechazó la oferta de Hitler, insinuando que la continua presión alemana sobre Danzig provocaría un conflicto europeo. Para el día 31, era evidente que la determinación polaca se había visto reforzada por Londres y París. Ese día, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, se dirigió a la Cámara de los Comunes, asegurando a Varsovia que, en caso de un ataque alemán, Gran Bretaña y Francia apoyarían a los polacos. Esa noche, Hitler ordenó a Wilhelm Keitel, jefe del Oberkommando der Wehrmacht (alto mando alemán), que se preparara para invadir Polonia.

  El 3 de abril, Keitel emitió una directiva conocida como Fall Weiss, "plan blanco", ordenando a las fuerzas armadas alemanas estar listas para la acción a más tardar el 1 de septiembre. 

"Fall Weiss".

 

  Para no quedarse atrás  , Italia invadió Albania, enfadando bastante a Hitler .Ahora se enfrentaba a la posibilidad de que Gran Bretaña aprovechara los temores turcos sobre los Dardanelos. El diplomático alemán Franz von Papen fue enviado a Ankara para controlar los daños. Ahora, la potencia clave era la Unión Soviética, y la tendencia de la influencia se volvía contra los Aliados.


 
 

  Varsovia se negó a permitir que el ejército soviético transitara por territorio polaco, y Moscú propuso una conferencia a seis bandas, que no prosperó. Cualquier posibilidad de separar a Mussolini del Eje parecía haberse desvanecido. El 26 de marzo, Il Duce había expresado las reivindicaciones italianas sobre el Mediterráneo. Con su invasión de Albania el 7 de abril, dejó claros sus planes para los Balcanes, en consonancia con los planes de Hitler para Europa Oriental y Central. 

La serpiente italiana tratando de  devorar al conejito albanes.
 

 Mientras, Hitler estaba tomando la medida al ocupante del Kremlin. Por ejemplo, señaló que el 10 de marzo, durante el XVIII Congreso del PCUS, Stalin atacó a las democracias occidentales, afirmando que la Unión Soviética no iba a la guerra "para sacarle las castañas del fuego a nadie". El 17 de abril, en Berlín, el embajador soviético Alexei Merekalov visitó al baron Ernst  von Weizsacker, secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. El tema de la discusión fue la posibilidad de mejorar las relaciones germano-soviéticas ,y algunas propuestas económicas. El 3 de mayo, Stalin sustituyó a Maxim Litvinov como ministro de Asuntos Exteriores soviético por Vyacheslav Molotov, un político intransigente y sensato.

Molotov junto a Stalin, camaradas desde los tiempos de la clandestinidad.

   La interpretación más extendida fue que Litvinov, de origen judío, fue destituido como una concesión a los nazis antisemitas. Sin embargo, el diplomático alemán Werner von Tippelskirsch observó en un telegrama a Berlín del 4 de mayo: «Dado que Litvinov recibió al embajador inglés el 2 de mayo y había sido nombrado en la prensa de ayer como invitado de honor en el desfile, su destitución parece ser el resultado de una decisión espontánea de Stalin, que exigía cautela absoluta a sus diplomáticos, para evitar que la URSS se viera involucrada en conflictos.

  Molotov (que no era judío) era considerado el "amigo más íntimo y colaborador más cercano" de Stalin. Su nombramiento, aparentemente, buscaba garantizar que la política exterior se mantuviera estrictamente de acuerdo con las ideas de Stalin. Stalin pudo haber jugado la carta antisemita al deshacerse de Litvinov, pero al final el dictador soviético era un realista político.

  Los soviéticos habían perdido territorio ante el incipiente estado polaco en su contienda armada de 1919-1921. Si había una manera de recuperar territorio y expandir la frontera soviética más al oeste, Stalin sin duda estaba interesado. Como habían demostrado Austria y Checoslovaquia, Gran Bretaña y Francia demostraron ser insuficientes como aliados ante las provocaciones germanas.

  Hitler ordenó a su embajador en Moscú, el conde Werner von der Schulenberg, que tanteara el camino a Molotov. El 5 de mayo, el ministro de propaganda nazi, Josef Goebbels, prohibió los discursos despectivos hacia el bolchevismo y el estado soviético hasta nuevo aviso. 

 

  Para París, Polonia se convirtió en un problema. Varsovia no permitió el paso de tropas soviéticas por su territorio durante la crisis checa. Y  el discurso de Chamberlain del 31 de marzo, solo dejaba clara una cosa : Inglaterra no iba a tener un ejército en el continente europeo. Francia sí. Parecía entonces que el acuerdo anglo-francés-polaco estaría garantizado por la sangre de los polacos y los franceses. Pero Francia se enfrentaba a un problema.

 Alemania bloqueaba el paso a Polonia, al igual que Polonia bloqueaba el paso a Checoslovaquia para los soviéticos. Asi, era imprescindible llegar a un acuerdo con Moscú.

 Churchill coincidió y así lo manifestó en la Cámara de los Comunes el 3 de abril, comentando: “Detenerse aquí con una garantía para Polonia sería detenerse en tierra de nadie bajo el fuego de ambas trincheras y sin refugio en ninguna de ellas... Habiendo comenzado a crear una Gran Alianza contra la agresión, no podemos permitirnos fracasar. Correremos un peligro mortal si fracasamos... La peor locura, que nadie propone que cometamos, sería congelar y ahuyentar cualquier cooperación natural que la Rusia Soviética, en su propio interés, considera necesario brindar”.

 El ex primer ministro británico David Lloyd George se hizo eco de los sentimientos de su protegido: “Si entramos sin la ayuda de Rusia, estamos cayendo en una trampa. Es el único país cuyas armas pueden llegar allí... Si Rusia no ha sido involucrada en este asunto debido a la opinión de los polacos de que no quieren a los rusos allí, nos corresponde a nosotros declarar las condiciones, y a menos que los polacos estén dispuestos a aceptar las condiciones con las que podamos ayudarlos con éxito, la responsabilidad debe ser suya”.


 

(Continuara…)

viernes, 18 de abril de 2025

Agripa, la mano derecha de Augusto ( 20ª parte )

 


Viene de aquí :

  Con sus peticiones, Marco Antonio esperaba intimidar al rey  parto demostrando que no estaba deseoso por retirarse. Además, creía que podía engañar al pueblo romano alardeando de haber obtenido una gran victoria recuperando los trofeos y a los supervivientes de la derrota de Carrae.

 Fraates IV recibió a los mensajeros de Antonio con sarcasmo y amenazas. Prometió no obstaculizar la retirada romana y concluir la paz, pero rechazó las peticiones del comandante romano respecto a la restitución de los prisioneros y los estandartes del masacrado ejército de Licinio Craso.

"Muerte de Marco Licinio Craso", obra de Lancelot Blondeel.
 

  Marco Antonio vio entonces que era inevitable aceptar las condiciones del rey Fraates, que aparentemente garantizaban las intenciones no hostiles del enemigo, a cambio de renunciar a continuar el asedio de Fraaspa y comenzar inmediatamente la retirada.

 Los legionarios estaban cansados ​​y pidieron el regreso a casa, mientras que la inminente llegada del invierno sin duda empeoraria la situación de abastecimiento de la fuerza expedicionaria romana en partía.

  A finales de octubre, Antonio decidió regresar. Orgulloso y combativo, tomó esta decisión con decepción y amargura, y renunció a comunicar personalmente la noticia a sus legionarios, dejando esta ingrata tarea a Cneo Domicio Enobarbo.

Denario de  plata de Cneo Domicio Enobarbo.
 

 La popularidad y el prestigio de Marco Antonio no sufrieron como consecuencia de este hecho, y los legionarios comprendieron la humillación y decepción del comandante, manteniendo con el plena confianza y una lealtad absoluta.

  El rey parto había intentado engañar a Marco Antonio pretendiendo permitir a su oponente retirarse sin luchar. Pero, en realidad, como en el caso de la batalla de Carrae, lo que pretendía Fraates I era perseguir y atacar sistemáticamente al ejército romano y provocar su completa destrucción a lo largo del camino de retirada en el territorio desértico.

  De hecho, Marco Antonio, confiando en las promesas de Fraates IV, había planeado inicialmente retirarse con su ejército por el camino llano y abierto utilizado durante el avance inicial. Fue gracias a la insistencia y al consejo de parte de sus oficiales que tomó otra decisión.

 También algunos pobladores locales advirtieron  a Antonio de los peligros del camino del desierto, que podría dar a los partos la oportunidad de atacar en masa a las tropas de infantería romanas con su caballería mientras marchaban. Recomendaron a Antonio seguir el sendero oriental, más corto, que pasaba por un territorio accidentado y montañoso, rico en centros habitados y vegetación.

  Así,  tras algunas dudas, Marco Antonio decidió seguir el consejo de los lugareños y emprendió la retirada por el difícil camino de la montaña. La fuerza expedicionaria romana se alejó entonces de Fraaspa, abandonando intactas todas las máquinas de asedio que se habían construido, que fueron inmediatamente tomadas y destruidas por la guarnición .

  Marco Antonio dirigió la larga y dolorosa retirada de su ejército con gran energía y habilidad. Como en otras circunstancias de su larga carrera militar, en particular durante la guerra de Módena, el líder dio la mayor prueba de sus habilidades militares precisamente en la situación más crítica. Fue sobre todo gracias a su tenacidad y a su capacidad para mantener la cohesión y la moral de sus soldados que las legiones concluyeron con éxito su retirada y evitaron, a pesar de sufrir pérdidas significativas, el destino que corrió el ejército de Licino Craso en el 53 a. C.

  Los dos primeros días de retirada por el difícil camino escogido transcurrieron sin mucha dificultad y sin encontrar oposición por parte del enemigo. Marco Antonio, tranquilizado por el comienzo favorable de la marcha, creyó inicialmente que los partos respetarían el acuerdo, pero al tercer día los romanos encontraron los primeros problemas: La carretera estaba parcialmente inundada por las aguas de un río que los partos habían desviado deliberadamente para frenar la marcha de los romanos.

 Advertido, Marco Antonio desplegó su ejército en formación de  batalla, esperando el inminente ataque parto, reforzando sus legiones con infantería ligera , arqueros y honderos.

  La caballería parta apareció, en masa, e intento rodear al ejército romano, pero fueron repelidos por arqueros y honderos, y después dispersados por una carga de la caballería celta de Marco Antonio.

 

 Después de esta primera batalla, Marco Antonio cambió el orden de marcha de su ejército, adoptando una prudente formación en cuadrado con honderos desplegados en la retaguardia y también en los flancos para proteger a las legiones en todas direcciones.

 La caballería se mantenía preparada para actuar, pero sin alejarse demasiado en la persecución del enemigo.

 Durante cuatro días más los romanos pudieron, gracias a esta formación compacta, continuar sin mayores obstáculos. Los partos parecían cautelosos y temerosos de atacar. Sin embargo, al quinto día, la imprudente iniciativa personal de un tribuno militar, Flavio Galo, provocó una grave crisis y causó grandes pérdidas a los romanos.

 Tras obtener el consentimiento de Marco Antonio, Flavio Galo atacó a los partos con la infantería ligera de la retaguardia y con una parte de la caballería. Tras el éxito inicial, en lugar de retirarse se mantuvo firme  y se negó a obedecer las órdenes y los mandatos directos del legado Marco Ticio de regresar a la línea. Así, Flavio Galo pronto se encontró rodeado con sus hombres por el ejército parto y tuvo que pedir refuerzos urgentemente.

  Los primeros intentos de proporcionar ayuda, realizados por Publio Canidio de forma poco coordinada, lanzando al combate pequeños grupos uno detrás del otro, no tuvieron éxito y las unidades enviadas fueron repelidas, y los soldados de Galo comenzaron a retirarse en derrota.

Infante parto , Castillo de  Zahaak, Iran.
 

  Solo la intervención personal de Marco Antonio con toda la III legión logró salvar la situación y salvar parte de las tropas rodeadas.

 Las perdidas fueron graves; 3000 romanos murieron y mas de 5.000 resultaron heridos. El tribuno Flavio galo, que fue gravemente herido por cuatro flechas, murió poco después de la batalla.

  Marco Antonio intentó, a pesar del progresivo empeoramiento de la situación, mantener la moral de sus soldados; Mostró preocupación por la suerte de los legionarios y se interesó por los heridos y, con su manera amistosa y camaradería, conservó su confianza y aseguró su constante obediencia.

 Los partos, tras su victoria contra el tribuno Flavio Galo, creyeron haber debilitado la resistencia de los romanos y durante la noche permanecieron en las proximidades del campamento enemigo, dispuestos a atacar y saquear el campamento.

  El rey Fraates IV no estaba presente con las tropas, pero envió a su guardia personal para reforzar el ejército.  Al amanecer, más de 40.000 jinetes partos estaban presentes en el campo, pero Marco Antonio supo elogiar la tenacidad y el coraje de sus soldados y por la mañana hizo que las legiones abandonaran el campamento en formación compacta para enfrentarse al enemigo.

Guerreros partos, en el Arco de  Septimo Severo, en Roma.
 

(Continuara…)