viernes, 4 de julio de 2025

1939 : Pacto de diablos : 4ª parte

 

"Extraños compañeros de cama."

Viene de aquí :

  Para Chamberlain, primer ministro del Partido Conservador, estas críticas de la bancada laborista representaban otro obstáculo para la resolución de la crisis polaca: la oposición interna.

  Chamberlain había sido fuertemente criticado por no ayudar a los checos en Munich y ahora se le reprendía por intentar respetar los deseos de los polacos. Pero, ¿ no era  Gran Bretaña la nación europea más interesada en defender los derechos de los países más pequeños ?

 Lord Halifax planteó este punto ante la Cámara de los Lores. ¿Por qué, entonces, los polacos debían verse obligados a aceptar la ayuda de un pueblo, los rusos, con el que mantienen una larga antipatía histórica? Si las negociaciones de Chamberlain con Moscú resultaban fallidas, él y su gobierno serían los culpables. Si, por el contrario, las conversaciones resultaban fructíferas, el mérito recaería en Churchill, Lloyd George y los laboristas. 

 

  El gobierno de Chamberlain parecía dar largas a Moscú. Las primeras propuestas de Londres tuvieron lugar el 15 de abril; Moscú respondió en dos días. Los británicos no respondieron hasta el 9 de mayo, y Moscú regresó en cinco días. Una vez más, Londres tardó 13 días en responder; la respuesta soviética, 24 horas. Los británicos tardaron otros nueve días, con una respuesta soviética en 48 horas. En la siguiente ronda, Londres tardó cinco días frente a las 24 horas de Moscú, luego otros ocho días para los británicos, 24 horas para Moscú. Seis días más para los británicos, 24 horas para Moscú.

  El contenido de los comunicados británicos carece de importancia en comparación con la aparente insensibilidad de Londres ante lo que debe interpretarse como un dilema diplomático de suma importancia. De hecho, el ritmo pausado del Ministerio de Asuntos Exteriores británico le dijo a Stalin todo lo que necesitaba saber. En comparación, la serie de cables intercambiados entre la Cancillería del Reich y el Kremlin muestra mucha más atención a la seriedad de la agenda en cuestión, particularmente en los intercambios de julio y agosto.

  Franceses y británicos veían como empeoraba la situación, e hicieron un último intento, enviando una delegación conjunta compuesta de un almirante británico y un general francés, que habían llegado a la URSS a mediados de agosto.

  Pero todo en la  delegación aliada pareció poco serio a las autoridades soviéticas. En primer lugar, la delegación conjunta solo había encontrado transporte en un viejo mercante, el City of Exeter, que tardo más de seis días en recorrer el Báltico hasta llegar a San Petersburgo, una excesiva tardanza que hizo poco por convencer a los soviéticos de la seriedad de las intenciones de los aliados occidentales.

  En segundo lugar, el nombre del almirante británico, sir Reginald Aylmer Ranfurly Plunkett Ernle Erle Drax, seguramente no iba a obtener el favor de los ciudadanos de la URSS, nacion de  proletarios revolucionarios poco adepta a los nombre de extracción noble.

La delegacion franco-britanica, a su llegada a Moscu.
 

  En el aspecto práctico, ni el almirante Drax ni el general Doumenc tenían la autoridad para firmar acuerdos de importancia con el gobierno soviético. Y es posible que ni siquiera se intentase llegar a un acuerdo y solo se pretendiera ganar tiempo. Ya en junio, Chamberlain había declarado a un amigo su más profunda desconfianza hacia Rusia. Y quizas ordeno a la delegación conjunta llevar las negociaciones con la mayor lentitud posible, para alargarlas y sobrepasar la temporada de verano, negando asi a Hitler la ventana de oportunidad de invadir Polonia ese mismo año.

  Además, Chamberlain esperaba que la mera presencia de una mesa de negociaciones formada por Rusia, Francia y gran Bretaña bastaría para aplacar las intenciones de Hitler.

  Pero el corto alcance de las conversaciones iba a quedar muy pronto de manifiesto. Polonia iba a ser el centro de las negociaciones, y la primera propuesta del almirante Drax , sugerir a los polacos que permitiesen que un ejercito soviético atravesase territorio polaco en dirección oeste para proteger la frontera polaco alemana, fue rechazada de plano por los polacos, que recordaban la invasión soviética de su patria durante la guerra ruso polaca de 1919 a 1921 ( el primer intento de Moscú para expandir el comunismo hacia el oeste, detenido a las puertas de Varsovia).

https://historiaparanodormiranhell.blogspot.com/2017/12/1920-milagro-en-varsovia-la-primera.html 

  Además, teniendo en cuenta que las regiones orientales de Polonia tenían minorías numerosas de bielorrusos y ucranianos, el gobierno polaco no tenía dudas que, si dejaban pasar al ejercito rojo, ya nunca se marcharían.

  Por su parte, los alemanes, no tenian los escrúpulos de franceses y británicos, y ofrecieron a  los soviéticos ganancias territoriales, a expensa de otras naciones, claro. Los estados bálticos y el este de Polonia siempre estuvieron en la mesa de negociaciones entre rusos y alemanes.

  Y la actitud alemana quedó ejemplificada  en un telegrama de Ribbentrop al embajador alemán en Moscú, a mediados de agosto : “No hay ningún conflicto de  intereses entre Rusia y Alemania. No hay cuestiones territoriales entre el mar Báltico y el mar Negro que no puedan quedar resueltos a satisfacción de ambas partes.”

 

  Aunque Berlín había considerado enviar como negociador a Hans Frank, abogado de  Hitler ( y más tarde gobernador general de Polonia ), finalmente se eligió a Ribbentrop, ya que se consideró que la firma del acuerdo germano-soviético merecía de la firma del ministro de asuntos exteriores.

  Los soviéticos continuaban negociando en secreto con los alemanes, mientras aparentaban negociar con franceses y británicos públicamente.

  Hitler tenía prisa, ya que su planeada invasion de  Polonia había sido inicialmente prevista para el día 26 de agosto, y con el pacto ya firmado podría presentarlo ante los aliados occidentales como un hecho consumado.

  Paralelamente a las negociaciones políticas que se desarrollaban en Moscú también  había negociaciones en Berlín  para lograr un acuerdo económico entre la URSS y Alemania, que terminaría por firmarse en las primeras horas del día 20 de agosto, acuerdo que iba a permitir el intercambio de  materias primas de la Unión Soviética por productos terminados de origen alemán, además de un credito de 200 millones de reichmarks.

  Ese mismo día 20, las noticias que llegaban del lejano oriente contribuyeron a que los soviéticos aceleraran en tomar la decisión de firmar el pacto.

  En las negociaciones con Berlín, Moscú había insistido en exigir a Alemania que terminara con su apoyo militar a la campaña militar japonesa  contra el ejercito rojo en Manchuria.Y ese día 20,  los acontecimientos permitieron que el problema se resolviera por si mismo.

 

  Tras un verano de  escaramuzas en la frontera entre Mongolia y Manchuria, las tropas soviéticas habían lanzado una ofensiva general contra el ejército imperial nipón cerca del rio Khalkin Ghol, buscando una batalla decisiva para expulsar a los japoneses.

 

  La batalla se recrudeció durante los  días siguientes, hasta que las tropas japonesas fueron rechazadas. Y, cuando Stalin estuvo seguro que su frente oriental estaba asegurado, se mostró mas dispuesto a firmar un acuerdo con Alemania para proteger su frente occidental.

  Si la oferta de Hitler de no oponerse a la expansión territorial e la URSS no era lo suficiente atractiva para Stalin, la victoria en Khalkin Ghol  convenció al líder soviético, y los acontecimientos empezaron a desarrollarse con gran rapidez.

  En la mañana del día 21 se produjo la reunión final entre la delegación del almirante Drax y los soviéticos, Pero ninguna de las partes tenía nada importante que aportar, así que las conversaciones se  aplazaron sine die. Esa misma mañana del día 21, Hitler había enviado un telegrama personal a Stalin, en el que solicitaba que Ribbentrop fuera recibido en Moscú para atar los últimos detalles.

  Stalin, acostumbrado  a ser tratado como un patán semianalfabeto por los líderes occidentales, creyó que el telegrama personal de Hitler era una muestra de respeto y reconocimiento, y tardó muy pocas horas en responder, accediendo a que Ribbentrop se presentara en  Moscú el día 23.

  Según Albert Speer, el por entonces arquitecto de  Hitler, que estaba presente en el Berghof cuando Hitler recibió la réplica telegráfica de Stalin, el fuhrer “permaneció en silencio unos momentos, respiró profundamente, y comenzó a  golpear la mesa con los puños, haciendo tintinear las copas y vasos de cristal, mientras decía “ ya los tengo, ya los tengo ".


 

(Continuara…)