martes, 17 de noviembre de 2020

1806 : Bonaparte y la campaña de Prusia ( III )

 


 Viene de aquí:

  Aunque Napoleón no quería subestimar el potencial del ejército prusiano, detrás de la leyenda de la invencibilidad prusiana había no pocos defectos, y graves.

  Su tamaño era impresionante, ya que podían poner sobre las armas en muy pocos días a más de un cuarto de millon de hombres, incluidos varias decenas de miles de mercenarios (italianos, polacos,suecos, etc).

  Pero en agosto de 1806, ese número se habia visto reducido a poco mas de 170.000 efectivos debido a la gran cantidad de guarniciones que debían mantener.

  Uno de los más importantes problemas eran las tácticas y doctrinas militares, que databan de los años de Federico el Grande, ya  anticuadas a principios del siglo XIX, preceptos y ordenes que se seguían usando sin cuestionarse.

  La tradicion de  la feroz disciplina prusiana había producido un ejército de autómatas, de “mosquetes andantes”.Tacticamente, el ejército prusiano era una pieza de museo, siguiendo rígidamente un sistema lineal  de filas de infantes marchando hombro con hombro frente al enemigo. Con ese anticuado sistema, se buscaba más la precisión en el disparo que la velocidad de marcha o la flexibilidad táctica. Los trenes de suministros eran enormes, y una marcha de 12 kilómetros, que los infantes napoleónicos hacían en apenas tres horas, costaba a los infantes prusianos casi todo un día.

Granaderos prusianos en la batalla de Hohenfriedberg, en 1745.
 

  Además, el ejercito prusiano dependía para sus desplazamientos de numerosos almacenes de municiones y provisiones estratégicamente desplegados, lo que reducía su movilidad a un minimo.Asi, la regla general del ejercito prusiano era “lento pero seguro”.

  El culto de las glorias pasadas se llevaba al extremo, y ningún arma del recito prusiano escapaba a ese culto..La infantería era valiente y muy disciplinada, pero sus mosquetes eran de lo peor de Europa, de mediados del siglo XVIII, mientras la oficialidad se regia por unas reglas tan rígidas que no permitían ningún tipo de iniciativa personal en el campo de batalla.

  La caballería era valiente y de buen ver, gran cantidad de coraceros con sus corazas y sus cascos siempre brillantes, aunque su rol en el campo de  batalla era bastante conservador, limitándose a operaciones  de exploración y persecución de fuerzas enemigas en retirada.

  

  La artillería disponía de gran numero de cañones y obuses de todo tipo y calibre, aunque un   tanto anticuados y a menudo mal utilizados.

  

  Pero la moral del soldado prusiano era alta aunque se basaba en tiempos pasados, y los sentimientos de superioridad militar sobre los demas ejercitos de Europa se producían en todos los estamentos militares ,desde el soldado raso al generalato. 

  Pero, como decía Clausewitz del ejercito prusiano, “Detrás de una bonita fachada solo había moho”.

  

  Porque el mayor problema del ejercito prusiano no  eran sus soldados o sus armas, sino sus líderes.

  Federico el Grande no había dejado heredero militar que pudiera compararse minimamente con él, y en la primera década del siglo XIX, el alto mando prusiano se había convertido en   una reunión de septuagenarios.

  Bajo el mando del rey prusiano, que no era ni había sido nunca soldado, el mando efectivo del ejercito lo tenía el duque de Brunswick, de 71 años de edad, veterano de la guerra de los 7 años.

Duque de Braunswick.
 

 El asistente del rey en asuntos militares, Von Mollendorf, era incluso mayor, con 82 años de edad, habiendo disfrutado de una eficaz carrera militar bajo el mando de Federico, pero que llevaba los últimos treinta años ocupado en mantener su status y su reputación.

  Los generales más jóvenes del  estado mayor prusiano eran Blucher (el mejor de todos) con 64 años, mientras el príncipe Hohenlohe y el general Schemttau tenían 60 años. El primero tenía talento para las cuestiones militares, pero era de corazón caliente e inclinado a tomar decisiones sin pensar.El segundo era un guerrero retirado que siempre elegía la decisión más defensiva.

  

  Algunas de las debilidades del ejército prusiano podrían haber sido ,si no eliminadas, si atenuadas, si se hubiera dispuesto de un estado mayor competente. Pero el ejercito prusiano no disponía de tal estado mayor propiamente dicho, y tres militares poco competentes se encargaban de las tareas que el inexistente estado mayor no hacía.

  Los generales Phull, Scharnhorst y el coronel Massenbach trataban de poner orden en ocasiones, cuando no es encontraban inmersos en alguna de sus numerosas discusiones.

  Basandose vagamente en las enseñanzas del Krieg Collegium, una especie de academia militar ,los dos generales y el coronel produjeron una infinidad de planes teóricos que tenían poco que ver con el nuevo  tipo de  guerra que Napoleón había desarrollado en Europa.

  No había cuarteles generales de cuerpo de ejercito,y los cuarteles generales divisionarios estaban tan pobremente organizados que las ordenes emitidas desde el alto mando debían ser extremadante detalladas, para que no hubieran ningún tipo de  confusión  de órdenes a lo largo de la cadena de mando. A menudo, el general de  cuerpo de ejercito debía reunirse en persona con los comandantes de regimiento, para que nadie pudiese confundirse y todos siguiesen las ordenes a rajatabla, sin permitir ningún tipo de iniciativa personal.

  A principios de agosto, los generales prusianos se reunieron para consensuar una estrategia que pudiera, de una vez por todas, terminar con el “ogro corso” y su “ejercito de fanfarrones”.

  Desde el principio de la reunión, y como podía esperarse, los generales prusianos no eran capaces de ponerse de acuerdo.

  Excepto en una cosa; en la reunión de generales prusianos y sus muchos consejeros, todos estaban de acuerdo en una sola cosa: que Napoleón iba a tomar una posicion defensiva para esperar la ofensiva prusiana protegido por el rio Main y su afluente, el Saale Franconio.

  Consecuentemente, el ejército prusiano debía tomar la ofensiva tan pronto como fuera posible

  Parece evidente que cualquier estado mayor que hubiera estudiado aunque solo fuera superficialmente las anteriores campañas de Napoleón, veía el error de creer que la Grande Armee iba a colocarse a la defensiva.

  Tras muchas discusiones, a mediados de septiembre los generales prusianos decidieron como iban a actuar.

  El ejercito prusiano iba a poner sobre el terreno tres ejércitos. El primero, liderado por Brunswick en persona iba a estar compuesto de 75.000 hombres, y para el día 25 de septiembre, las tropas acantonadas en Berlín y Magdeburgo  marchaban hacia Leipzig, la primera zona de concentración de tropas.

  El segundo ejercito prusiano, liderado por el príncipe Hohenlohe, iba a esta formado por 50.000 soldados, aunque se esperaba la llegada de una tropa de refuerzo desde Sajonia de 25.000 soldados, con los que debía reunirse en la zona de concentracion de  tropas de Dresde.

  

 El 3er y ultimo ejercito prusiano, de 30.000 soldados, iba a dividirse en dos contingentes para los generales Blucher y Ruchel, que debían concentrarse en  Gottingen y Muhlhausen, respectivamente.

  En total, unos 180.000 efectivos, de los que 35.000 eran de caballería y 15.000 artilleros, que debían servir 300 cañones pesados y 250 “cañones de infantería”,cañones de campaña de menor calibre.



(Continuara...)

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