"Batalla de Eylau", obra de J.L. Rugendas. |
Viene de aquí:
A eso de la 1 de la tarde, Davout comenzó a desplegar sus tropas del III cuerpo.Napolon ordeno al veterano general atacar al débil flanco izquierdo ruso del general Bagovout, que se apoyaba entre las localidades de Klein-Sausgarten y Serpallen.
Davout colocó a la division de infantería del general St. Hilaire en su flanco izquierdo, con los supervivientes de Augereau y los restos de la caballería de Murat en retaguardia.
La caballería rusa comenzó a atacar las columnas de infantería de Davout, obligándolas a detenerse y formar cuadros para defenderse. Con gran esfuerzo y fuertemente apoyados por la artilleria regimental, las tropas de Davout consiguieron expulsar a los rusos de Klein-Sausgarten.
Los combates entre Serpallen y Klein-Sausgarten se sucedieron durante toda la tarde, con ambas localidades cambiando de manos varias veces. Aunque el cuerpo de ejercito de Davout sufría gran cantidad de bajas, consiguió marchar medianamente ordenado hacia el bosque de Anklappen, amenazando allí con situarse en la retaguardia del sector central ruso.
Alarmado, Benningsen ordeno trasladar tropas a su flanco izquierdo para evitar ser cercado, La posición rusa era muy delicada en esos momentos, ya que si Davout conseguía su objetivo podria cortar la carretera que servía de ruta de retirada del ejercito ruso hacia el este.
Benningen ordeno al mayor general Aleksander Kutaisov dirigirse al flanco derecho y recoger alli todos los cañones que pudiera, para reforzar el flanco izquierdo.Kutaisov consiguió recoger las dos compañias de artilleria a caballo del coronel Aleksey Yermolov, y a ellas se unió en el camino hacia el flanco izquierdo otra compañía de artilleria a caballo.
Alekxei Petrovich Yermolov, mas tarde general de artilleriaa y conquistador del Caucaso. |
En total, 36 cañones, que los artilleros de Yermolov pusieron en posición rápidamente, para a continuación disparar casi a quemarropa sobre los soldados de Davout.
Para mostrar a sus artilleros que no habría retirada, Yermolov ordeno que todos los caballos fueran enviados a la retaguardia.
A media tarde, las tropas rusas empezaban a flaquear por toda la línea. El flanco izquierdo ruso retrocedía hasta Anklappen.El centro, sostenido por las tropas de Dokhturov y Essen tambien había empezado a retroceder.
Benningsen estaba desesperado, y envió
decenas de mensajeros a tomar contacto con las tropas prusianas de Lesctoq, que se aproximaban desde el norte.Al
no recibir ninguna información fehaciente de donde se encontraban, decidió marchar
en su busca el mismo, abandonando su cuartel general.
Pero antes de marchar, ni siquiera asesoro a sus generales de división, y muchos de ellos ni siquiera sabían de su partida.Los comandantes rusos, sin órdenes del comandante en jefe del ejército, hicieron lo que pudieron durante la ausencia de casi una hora, mientras la crisis en la linea rusa se acrecentaba.
Tras capturar las localidades de
Klein-Sautsgarten, Anklappen y Kuschitten, Davout hizo avanzar a su artilleria y la desplego para castigar el flanco izquierdo y la retaguardia rusa.
En ese momento llegó al campo de batalla el contingente prusiano desde el noroeste.Habian derrotado a la vanguardia de Ney y habían llegado justo a tiempo para reforzar el amenazado flanco izquierdo ruso.
Benningen decidió enviar a los prusianos a donde más falta hacían, al flanco izquierdo de la linea rusa, en donde las tropas de Davout presionaban y amenazaban con romper la línea. Los prusianos debieron atravesar prácticamente todo el campo de batalla, y cayeron de improviso sobre el flanco derecho de Davout, desplegado cerca de la localidad de Kutschitten. Cuando la artilleria de Davout trato de detener el avance prusiano se vio envuelta en el fuego de contrabatería de la artilleria a caballo rusa del coronel Yarmolov.Los artilleros rusos avanzaban sus cañones tirando con cuerdas, tras cada disparo. Las tropas del flanco izquierdo ruso, tras toda una mañana combatiendo, estaban exhaustas, pero encontraron las fuerzas suficientes para unirse a los prusianos en su avance.
El asalto combinado de rusos y prusianos obligo a las tropas de Davout a ceder el terreno que tanta sangre les había costado conquistar. Davout, el mariscal de hierro, pudo concentrar a buena parte de su infantería en la localidad de Anklappen, convirtiendolo en un erizo de mosquetes y cañones.
Pero los cañones del coronel Yarmolov seguían avanzando, metro a metro, y expulsaron a los franceses de Anklappen disparando sus cañones casi a quemarropa.
La situación de la Grande Armee se complicaba , cuando el VI cuerpo de ejercito de Ney pudo superar la presion de la retaguardia prusiana y apareció al noroeste del campo de batalla.
Su primer ataque tuvo éxito y logro expulsar a los rusos de Schloditten. Pero una carga a la bayoneta de la infantería rusa del general Tuchkov consiguió reconquistar la villa.
El cañoneo continuo esporádicamente hasta las 10 de la noche, y los combates a lo largo de la línea fueron cesando hasta detenerse por completo tras 14 horas de sangrienta matanza. Decenas de miles de muertos y heridos cubrían el campo de batalla, y sus cuerpos se iban cubriendo por él efecto de la nieve que caía incesante.
Los maltrechos supervivientes de ambos bandos se instalaron en sus vivacs, mientras escuchaban los lastimosos gritos de los heridos en la tierra de nadie.Cuando los supervivientes encendieron sus hogueras, miles de hombres heridos trataron de arrastrarse hacia el escaso calor.Pero los campesinos de la zona, que habían permanecido ocultos durante la batalla, salieron de sus escondites para saquear los cadáveres y los heridos que apenas podian moverse.
Por la noche, Bennigsen reunió a su consejo en las ruinas de la localidad de Anklappen. A pesar de varios generales que le incitaban a reanudar el combate por la mañana, Bennigsen tomo la decisión de ceder el campo al enemigo, y, durante la noche, las unidades rusas comenzaron a abandonar sus posiciones.
Cuando los franceses descubrieron la retirada de los rusos, poco antes del amanecer, era demasiado tarde para iniciar la persecución, con las tropas franceses exhaustas.
Las perdidas humanas de la batalla fueron terribles, y ambos ejercitos necesitaron tres meses para recuperarse y reorganizarse antes de que las hostilidades se reanudaran de nuevo.
Como era costumbre, ambos bandos trataron de subestimar sus propias perdidas y engordar las del enemigo. La batalla había sido especialmente costosa para el emperador francés, que perdió a mas de 25.000 hombres, mientras rusos y prusianos perdían 17.000. Pero, tanto Napoleón como Bennigsen trataron de ocultar a sus respectivas naciones la magnitud de sus pérdidas.
Napoleón permaneció en el campo de batalla de Eylau durante 10 dias.Escribio a Josefina el 14 de febrero: “Cariño mio, aun estoy en el campo de batalla de Eylau.El campo esta aun cubierto de muertos y heridos, el peor aspecto de la guerra. Mi corazón esta desgarrado, y mi alma esta oprimida por la suerte de tantas víctimas”.
El enfrentamiento en Eylau había terminado, y ambos bandos se proclamaron vencedores.Mientras que, tácticamente había sido una victoria francesa, ya que habían retenido la posesión del campo de batalla, estratégicamente no está nada claro.
Bennigsen y sus generales consideraba un gran éxito haber detenido el avance de Napoleón, a quien consideraban uno de los mejores generales de la historia.Dos años después la batalla, Napoleón comentaria el asunto con el agregado militar ruso en París, coronel Alexander Chernyshev : “si me considero a mi mismo como vencedor en Eylau fue solamente por que vosotros decidisteis retiraros del campo de batalla”.
El zar Alejandro era de la misma opinión: “era tu destino ganar la gloria derrotando a alguien que nunca había sido derrotado “ escribió el zar a Benningesn poco después de la batalla.
Pero no todo el mundo era de la misma opinión en el cuartel general de la coalición ruso-prusiana.El general Ostén-Sacken describía en su informe posterior a la batalla la accion de Benningsen : “Bennigsen abandono el campo de batalla sin prestar atención a los informes de inteligencia, que indicaban cuanto más daño había sufrido el enemigo que nuestras tropas, y decidió omitir en sus informes toda referencia a los consejos de la mayor parte de su estado mayor, que aconsejaban continuar la batalla al siguiente día.”
"Napoleon en el campo de batalla de Eylau", obra de Antoine-Jean Gross. |
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