martes, 18 de noviembre de 2025

"Adiós, Europa": Indochina (XVII)

 


Viene de aquí:

 En la práctica, el despliegue de las tropas francesas desembarcadas en la costa del delta del rio Rojo, cercana a la ciudad de Hue,  había conseguido su objetivo inicial, atrapar al  95º regimiento del ejercito vietminh.

  Iba a dar comienzo entonces la parte mas dura, la limpieza de los elementos vietminh, que comenzó en la parte norte del territorio en disputa.

  La agrupación Norte comenzó una metódica inspección de todas y cada una de las pequeñas localidades de la zona, una operación que debía llevarse con el mayor de los cuidados, independientemente de los resultados que debían obtenerse.

  Cada población era primero rodeada y sellada, y a continuación entraba la infantería, precedida por los detectores de minas, para buscar sospechosos en casas y cabañas, utilizando perros especialmente entrenados para buscar en las enormes extensiones de arbustos de bambú y palmeras entradas ocultas a refugios o polvorines subterráneos del vietminh.

 

  La mayoría de los civiles varones en edad militar eran retenidos e interrogados por oficiales de inteligencia, sin obtener practicamente nunca respuestas a sus preguntas, en una especie de rutina en la que todos los que participaban sabían que era una pérdida de tiempo.

  A las 11 de la mañana ,solamente una pequeña parte de la zona central quedaba por ocupar, y los diferentes contingentes franceses avanzaron sobre ella desde todos los flancos. Allí se encontraba la localidad de Dong Que, donde se cruzaban varios caminos que llevaban  a la carretera colonial 1, a la carretera de la costa y a otros pueblos cercanos.

  En vanguardia marchaban los tanques M-24 "Chafee" del 6º regimiento de  infantería marroquí. De hecho, al norte de Dong Que se concentraban buena parte de las tropas coloniales marroquíes participantes en la operacion Camargue, ya que también estaban los infantes del 6º batallon de  fusileros marroquíes, cubiertos por obuses del 69º regimiento de artilleria africana bajo el mando del coronel Piroth, una unidad llegada a Indochina recientemnte desde su base en Fez, en el norte  de Marruecos.

M-24 "Chafee".
 

  Eran tropas muy expertas; habían combatido al Afrika Korps de Rommel en Túnez, habían vadeado el rio Rápido en el sur de Italia rechazando los durísimos contraataques  de la 15 division de  panzergranaderos sufriendo terribles bajas, habían participado en la casi total eliminación del 19º ejercito alemán en la Selva Negra, y habían pisado los talones a la infantería americana hasta el refugio alpino de Hitler, en Berchtesgaden.

  Eran la elite de las tropas norteafricanas del ejercito francés, y siempre se les escogía para las labores mas duras. Y se les había encomendado la limpieza del sector que faltaba por controlar, en Dong Que.



 Manteniendo las distancias entre ellos cuidadosamente, los M-24 marchaban a una velocidad que permitía a la infantería marchar junto a  ellos. Estaban a menos de  1.000 metros del pueblo, cuando los soldados marroquíes, dotados de un sexto sentido que les permitía detectar minas u artefactos explosivos, se dieron cuenta que algo raro ocurría en la localidad. En silencio, los infantes comenzaron a apartarse de los tanques, y se desplegaron por ambos flancos.

  En lo alto de  los vehículos, los comandantes se encontraban sentados con medio cuerpo fuera de sus escotillas, tanto para ver mejor el terreno que les circundaba, como para respirar un poco de aire fresco en aquella muy calurosa mañana de julio.

  En el primer regimiento de  caballeria de la legión extranjera, la tripulacion de  uno de sus blindados, entre la que se contaba un antiguo oficial de las SS, ingeniero en electrónica, había conseguido instalar un sistema de aire acondicionado.

 

  La historia salió a  la luz cuando el vehículo y su tripulación cayeron en una emboscada vietminh, y la tripulación se esforzó más allá de lo humanamente posible para defender su vehículo antes de que fuera capturado por el enemigo, y se empeño mas de lo militarmente exigible para recuperarlo de nuevo de manos enemigas.

  El mando de la legión extranjera quiso saber por que habian actuado con tal determinación para conservar su vehiculo, mas  allá del deber. Y, tras enterarse de la instalacion del sistema de aire acondicionado, primero se condecoro a los miembros de la tripulación por su valor, y después, en la más autentica tradicion de la Legion Extranjera, fueron enviados como simple infantería a una lejana posición legionaria con escasas posibilidad de supervivencia en caso de ataque enemigo por “tomarse libertades con la propiedad gubernamental”.

  No se sabe quién disparo primero, si el sargento marroquí que lideraba el escuadron de desminado que había visto el destello del cañon de  un fusil vietminh bajo el sol, o el nerviosos miliciano vietminh que pensó que los marroquíes se habían acercado  demasiado a su posición.

 

  Lo cierto que que se desató un auténtico infierno de fuego, a muy corta distancia. Los marroquíes echaron cuerpo a tierra, y los carristas desaparecieron en el interior de sus vehículos.

  Los franceses respondieron rápidamente al fuego enemigo, usando sus fusiles y ametralladoras, siendo contestados por el fuego de  RPG que usaban los vietminh camufladas en cabañas de paja.

  Entraron en accion entonces los cañones de los blindados M-24 y los obuses del coronel Piroth, y la aldea de Dong Que comenzo a  desintegrarse literalmente bajo el impacto de los proyectiles de alta penetracion que usaban los blindados y la artillería francesa. 

  Uno tras otro los techos  de paja de las cabañas comenzaron a incendiarse. Pero nadie salía de las cabañas en llamas. Salvo por el movimiento de los arbustos de bambú que había alrededor de Dong Que, nada se movia, hasta que, repentinamente, una tremenda explosión estallo en el centro de la localidad, extendiéndose una gruesa nube de humo negro.

  Sin duda, la artilleria francesa había alcanzado un deposito de  municiones subterraneo. Y por fin el enemigo hizo acto de presencia.

  De las pocas cabañas que aun permanecían en pie, de trincheras ocultas y de bunkers camuflados comenzaron a  surgir pequeñas figuras de color negro; eran los soldados del 95 regimiento vietminh.

  Como no disponían de artillería ni ametralladoras, y los proyectiles de  RPG se habían terminado, se lanzaron al ataque sobre los carros de combate y la infantería francesa armados solamente  con su armamento individual.

  Tras apenas una hora, la lucha termino. La amplia superioridad del armamento francés había aniquilado a los soldados del vietminh. Solo unos pocos lograron escabullirse entre la espesa maleza de la zona.

  Pero su sacrificio no había sido en vano. Los soldados vietminh pertenecían todos a la 3ª compañía del 310 batallón, dando tiempo al resto del batallón para escapar entre las líneas francesas. Se habían retirado por pasadizos subterráneos en dirección sur, hacia el delta, repleto de terreno pantanoso y tupida vegetación, en donde contaban con refugios previamente preparados y en donde habían ocultado su armamento pesado.

Estrechando el cerco.
 

 Los franceses lanzaron entonces al combate al 2º batallón del primer regimiento de paracaidistas coloniales y al 3er batallón de paracaidistas vietnamitas, pero los paracaidistas vietnamitas eran demasiado ligeros para los paracaidas , preparados para hombres de peso superior, y el viento del monzón soplaba muy fuerte al atardecer y en dirección este y muchos se desviaron hacia el mar o la jungla.Cuando despues de algún tiempo consiguieron reunirse, apenas quedaban paracaidistas surcoreanos para completar una compañía.

 

  De hecho, la ligereza de los paracaidistas vietnamitas era incluso motivo de bromas. Los paracaídas de origen estadounidense que utilizaba el ejercito francés en indochina estaban preparados para soportar el peso de un paracaidista estadounidense  unos 90 kilos de peso, además de entre 45 y 50 kilos de equipamiento. Para un paracaidista vietnamita, de apenas 60 kilos de peso,  aunque se lanzara con todo su equipamiento completo, apenas pesaba la mitad de su colega europeo o estadounidense.

Paracaidista vietnamita con un prisionero.
 

  Así, una unidad de paracaidistas vietnamitas solía “flotar” en el aire mucho mas tempo, convirtiéndose en un mas facil objetivo para el enemigo, y también se extendía por mayor extension de terreno cuando lograba por fin, aterrizar toda la unidad.

  Cargar a los paracaidistas vietnamitas con aun mayor equipamiento no era posible, ya que una vez aterrizados en suelo firme, seguramente  no serian capaces de cargar con tanto peso. Asi que, su ligereza, unida al fortísimo viento, tuvo desastrosas consecuencias.

Demasiado ligeros.

 

(Continuara…)

jueves, 6 de noviembre de 2025

Lares y penates, dioses familiares.

 

Estatuilla de bronce de un Lar Familiaris, en el Museo Arqueologico Nacional de España.

 Los hogares romanos estaban protegidos por diversos dioses domésticos. Algunos se asociaban con la casa física y sus habitantes, y otros con la despensa o el hogar. Estos dioses evolucionaron con el tiempo, antes de que su culto se aboliera oficialmente en el siglo IV d. C.

 Cada familia romana tenía su propio Lar  que la protegía. Cada Lar Familiaris tenía la misión de proteger un nuevo hogar, desde una pequeña insulae hasta una extensa villa campestre con sus campos, y a la familia que allí vivía, ya fueran libres o esclavos. Cuando la familia se mudaba a una nueva casa, los Lares los acompañaban y nunca se quedaban atrás.

 En sus inicios, los Lares parecen haber estado asociados con la agricultura o quizás representaban a un antepasado convertido en dios, aunque otros espíritus, como los de los muertos en el inframundo (Manes) y los venerados antepasados ​​(Parentes), representaban a los miembros fallecidos de la familia.

Un fresco de la Casa del Criptopórtico de Pompeya, que representa a Mercurio y una serpiente, con una hornacina que servía de larario, un altar domestico.
 

 Los Lares se mencionan en la mitología romana, aunque carecen de relatos propios. Según Plinio el Viejo, el nacimiento de Servio Tulio involucró un falo que se materializó en el hogar y de repente dejó embarazada a su madre. Cuando el niño nació, una llama parpadeó alrededor de su cabeza mientras dormía, señal de que su padre era un Lar. El origen de Servio Tulio equipara a los Lares con el falo incorpóreo, que era venerado como el dios Fascinus, quien repelía el mal con su imagen, como lo demuestran las representaciones de penes en Pompeya.

El dios Fascinus, en la Casa Dei Vettii en Pompeya.
 

  Este relato también vincula a los Lares con el hogar, el centro de la casa. Los Lares compartían el hogar con otros dioses. Los Penates o Di Penates, guardianes de las despensas, son un grupo distinto de los Lares. Si bien puede haber un solo Lar, los Penates existen solo en plural.

 Los Penates se asociaron inicialmente con la despensa (penus, de donde deriva su nombre). En los siglos VIII-VII a. C., las casas en el centro de Italia eran simples chozas de diversas formas, (a menudo parecidas a las urnas que guardaban los restos de los difuntos), que básicamente consistían en una combinación entre comedor, cocina y despensa.

Ya en el siglo VI a. C. en Roma, surgió la casa con atrio, que integraba el exterior con el interior mediante una abertura cuadrada o rectangular en el techo que permitía la entrada de luz y la recogida de agua de lluvia en una pila inferior. Este espacio, el atrio, con su hogar, se convirtió en el centro de la vida familiar. Hacia el siglo II a. C., este tipo de vivienda aumentó de tamaño y la preparación de alimentos se trasladó del atrio a la cocina.

 La estrecha relación entre la despensa y el espacio vital explica cómo, desde la Edad del Hierro Temprana, los Penates se asociaban con el aspecto doméstico de Vesta, diosa del hogar.

  Pero el papel de Vesta en el hogar era menos prominente que en los ritos del estado, donde su fuego sagrado estaba ligado a la prosperidad de Roma, y ​​su templo era el receptáculo de objetos sagrados como el Paladio, la estatua de Minerva salvada del saqueo de Troya.

Estatuilla del Paladio de Minerva-Atenea.
 

  Al igual que el Paladio, los Penates fueron traídos a Italia por el príncipe troyano Eneas. Los Penates del estado se veneraban junto a Vesta en su templo de Roma y en Lavinio, al sur de Roma, donde trece altares dedicados a los Penates se utilizaron en diferentes épocas entre los siglos VI y IV a. C. Una inscripción en uno de estos altares también asocia a los Penates “estatales” con los Dioscuros, los gemelos Cástor y Pólux. En algún momento de la historia romana, los Penates del culto doméstico se hicieron mucho más populares que los Lares, siendo mencionados por autores antiguos 100 veces más que los Lares, lo que sugiere que los Penates habían extendido su influencia más allá de la protección de la despensa.

  Probablemente, “Penates” pasó a referirse a una conglomeración de dioses venerados en el hogar junto con los Lares. En Vilauba, una villa romana en España, Mercurio y Fortuna eran venerados junto con un Lar en una habitación destinada exclusivamente a rituales domésticos, situada entre la despensa y el triclinio; aquí se encuentran las figuras de Mercurio y Fortuna, así como la de Vesta, la diosa doméstica, aunque en gran medida permaneció anicónica, sin ser representada con forma humana.

  Cada hogar tenía su propia afinidad con ciertos dioses, lo que generaba variedad entre las esculturas de los Penates y explicaba la popularidad de las deidades locales dentro de una región específica. Por ejemplo, entre un grupo de siete estatuillas de bronce de Penates procedentes de una villa en Boscoreale, cerca de Pompeya, se encontraban dos estatuillas de Isis-Fortuna, una fusión  local de la diosa egipcia Isis, que tenía un templo en Pompeya, y la diosa romana Fortuna.

Estatuilla de Isis-Fortuna encontrada en Boscoreale.
 

  En la República Media, los Lares se habían establecido en el hogar y, junto con los Penates, recibían sacrificios regulares. Nichos sencillos excavados en las paredes o santuarios más elaborados con forma de templo en miniatura (lararia) contenían imágenes de los dioses del hogar. En las casas más grandes, como la Casa de Menandro en Pompeya, podía haber más de un santuario.

  Los Lares y Penates podían recibir sus ofrendas diarias de las comidas familiares, a través de los alimentos consumidos en el fuego del hogar o en un altar doméstico. El tratado de Catón el Viejo sobre agricultura, también de la República Media, especifica que, en ciertos momentos del mes, como el primero, el quinto o el séptimo día (dependiendo del mes), y a mediados de mes, se debían hacer ofrendas adicionales a los Lares por parte de la ama de llaves, la “esposa” o pareja sexual del esclavo principal de la granja .

 

  Los acontecimientos especiales en la vida de los miembros de la familia también requerían hacer ofrendas adicionales a los Lares, como la quema de incienso y la colocación de coronas para obtener la aprobación de un matrimonio.

  Si bien el Lar Familiaris era la forma más común de Lar, y uno de los dioses principales del culto doméstico, existían otros tipos de Lares cuyos poderes se extendían más allá del hogar. Los Lares Praestites protegían el Estado, de forma muy similar a como los Lares Familiares protegían los hogares; tenían su propio templo en el Foro Romano, pero a principios del siglo I d. C., las imágenes de este templo se habían desgastado.

 Por las monedas y la literatura, sabemos que los Lares Praestites estaban explícitamente asociados con los perros. El historiador Plutarco se pregunta por qué los Lares Praestites iban acompañados de un perro y por qué vestían ropas de piel de perro. Y Ovidio contesta que tanto los Lares como los perros eran eficaces para ahuyentar a los ladrones. Asi, su asociación con los perros, símbolos de protección, refuerza el papel de los Lares Praestites como guardianes. 

Denario de plata dedicado a los Lares Praestites, con un perro en medio de ambos, en el reverso.
 

 Otros tipos de Lares incluían a los Lares Viales, que protegían a los viajeros terrestres y tenían altares en los caminos que entraban y salían de Roma; los Lares Permarini, que protegían a los marineros y a quienes viajaban por mar; y los Lares Compitales, guardianes de las encrucijadas, lugares donde convergían dos o más calles y donde se encontraban los Lares pertenecientes a diferentes propiedades.

 Las encrucijadas en la antigüedad grecorromana podían ser peligrosas; al ubicar a los Lares en los límites de sus propiedades, se reforzaba el poder de sus fronteras.

 En las reformas religiosas de 12-7 a. C., instituidas por Augusto, la ciudad de Roma se dividió en diferentes distritos para supervisar el culto a los Lares Compitales, con sacerdotes elegidos de entre los esclavos o libertos.

"Compitalia", un templo callejero colocado en los cruces de las calles, que albergaba a los Lares Compitales.
 

 Algunas de las representaciones más antiguas de los Lares son las pinturas murales de la pequeña isla griega de Delos, en el mar Egeo, datadas en el siglo I a. C., donde mercaderes de habla latina de la península italiana comerciaban activamente después de que Roma declarara Delos puerto libre de impuestos en el 166 a. C.

 Los frescos de Lares son más conocidos en Pompeya, Herculano y, más recientemente, en Terzigno, en la bahía de Nápoles, en Italia, donde se conservaron gracias a la erupción del Vesubio en el año 79 d. C.

 En estas imágenes, como el santuario doméstico de la Casa de los Vettii en Pompeya, es habitual que los Lares se sitúen en extremos opuestos, con un Genio vestido con toga (una representación espiritual de una persona o lugar) entre ellos. Es común que los Lares parezcan estar de puntillas; a este tipo se le denomina "Lar danzante". 

"Lar danzante."
  

  Alternativamente, un Lar puede representarse de pie sobre sus talones; este tipo suele llevar una cornucopia, símbolo de abundancia. El poeta Tibulo, escribiendo durante el reinado del emperador Augusto a finales del siglo I a. C., revela que las primeras esculturas de los Lares Familiares estaban hechas de madera, pero ninguna sobrevivió al paso del tiempo.

  Pequeñas estatuillas, a menudo de bronce, de los Lares, que datan de los siglos I al III d. C., se han encontrado tanto en el Imperio Occidental como en el Oriental.

 Como la mayoría de los dioses grecorromanos, los Lares se representan con forma humana, como jóvenes imberbes con abundante cabello rizado, a veces adornado con guirnaldas de hojas, vestidos con túnicas cortas por encima de la rodilla con un cinturón que también podía sujetar una capa, y botas altas abiertas o cerradas.

Fresco en el larario del termopolio de Lucio Vetucio Plácido en Pompeya . El santuario estaba dedicado a los Lares, al Genio protector del propietario, y a los dioses Mercurio y Dioniso.
 

 Los Lares suelen sostener una bandeja de ofrendas a la altura de la cintura, con el brazo opuesto levantado para sostener un cuerno para beber que se usaba para verter líquidos, como vino, para las ofrendas religiosas. La bandeja de ofrendas podía sustituir a un cubo, como en el santuario de la Casa de los Vettii, mientras que un cuerno de la abundancia podía usarse en lugar del vaso.

 El culto a los Lares y Penates continuó hasta la Antigüedad Tardía, cuando el cristianismo comenzó a reemplazar al paganismo. El Código Teodosiano puso fin oficialmente al culto doméstico en el siglo IV d. C. Sin embargo, muchos de los honores concedidos a los dioses domésticos fueron transferidos a los santos cristianos, quienes asumieron el papel de intercesores.

 Hoy en día, en las ciudades italianas, los santuarios callejeros católicos están dedicados a los santos, a la Virgen María y a Cristo, en lugar de a los Lares y Penates, pero se mantienen las ofrendas de deseos a cambio del cumplimiento de las oraciones.

Fresco en el santuario de Isis de la Casa de los Cupidos Dorados en Pompeya, dedicado a las deidades egipcias, que representa a Isis,   Serapis y Anubis, deidades incluidas entre los penates.
 

 Encyclopedia of Ancient Deities – Charles Rusell Coulter

 The dancing lares and the serpent  in the garden, Religion at the roman street corner – Harriet Flower

 Pantheon, a new history of roman religion – Jorg Rupke.