viernes, 21 de marzo de 2025

Agripa, la mano derecha de Augusto ( 19ª parte )

 


Viene de aquí :

 La decisión de Marco Antonio de invadir Partía desde el norte resultó ser poco apropiada. Su avance con sus trece legiones llego hasta Praaspa, la fortificada capital de Media Atropatene ( actual Zohak Qal'eh).

Praaspa.
 

  Según Plutarco, Antonio habia decidido dejar atrás sus máquinas de asedio, que necesitaban mas de 300 carros para ser transportadas, y un enorme ariete de más de 25 metros de longitud, imprescindible para destruir las puertas de las ciudades que pensaba conquistar. La columna con los 300 carros y una fuerte escolta al mando de Oppio Estaciano , viajaba unos  días  por detras del grueso del ejercito.

  Al llegar a Praaspa, Marco Antonio se encontró rápidamente en dificultades.Tuvo que emprender un asedio a una poderosa fortaleza con gruesas murallas y una nutrida guarnición, sin sus ingenios de asedio.

Marco Antonio frente  a las murallas de Praaspa, segun un codice aleman del siglo XVI.
 

 Se tuvo que limitar a ordenar a sus legionarios cavar trincheras y túneles, que progresaron muy lentamente, mientras esperaba la llegada de la columna de Oppio Estaciano.

  Mientras tanto, el rey parto Frates IV había comenzado  moverse con su ejército. Al enterarse de la presencia de la columna de  Oppio Estaciano, el rey decidió obviar de momento al ejército de Marco Antonio, y decidio atacar la columna de Estaciano, que marchaba muy lentamente.

 

 Los jinetes partos sorprendieron y rodearon a la columna de  Estaciano cerca de la localidad de Ganzak. Aunque lo que ocurrió en la batalla no está claro, se sabe que la gran  mayoría de los legionarios de Estaciano murieron en la batalla, y que las maquinas de asedio cayeron  en manos partas, que las destruyeron.

  Fiel a la costumbre romana, Estaciano se suicido para no caer en manos partas y entre los prisioneros  se encontraba Polemon I,rey del Ponto y el Bosforo, que ayudaba con sus tropas a la invasión romana.

 

  Parece que otro de los aliados que marchaba con la columna de Estaciano, el rey armenio Artavasdes II decidió no tomar parte en la batalla con su experimentada caballería.

  Este desastre sin solución, ya que en la región apenas había madera para reparar o construir nuevos ingenios de asalto, iba a tener gran influencia en el resultado final de  la campaña de Marco Antonio en Partía.

  El rey de Armenia abandono de inmediato el campo de batalla, y regreso a Armenia con su caballería intacta, que , estando entrenada en las tácticas partas, hubiera sido de gran utilidad al líder romano.

Artavasdes II.
 

  Al saber lo que había ocurrido, Antonio había marchado rápidamente a ayudar  a Oppio Estaciano, pero cuando llegó al campo de  batalla solo encontro cadáveres de romanos y las maquinas de asedio destruidas. Y tuvo que reanudar el asedio de Praaspa privado de máquinas de asedio.

  Marco Antonio estaba decidido a perseverar y esperaba poder obligar a los partos a una gran batalla decisiva donde sus experimentadas legiones  pudieran aplastar definitivamente al ejército enemigo. Los partos, por su parte, retomaron inicialmente sus tácticas clásicas basadas en incursiones repentinas de la caballería y emboscadas a unidades enemigas aisladas seguidas de rápidas retiradas.

 Incluso los sitiados en Praaspa mostraron agresividad y alta moral y sus constantes salidas y escaramuzas mantenían ocupados a los romanos, impidiéndoles poder descansar apropiadamente. Antonio temía que esta serie de fracasos minara la moral de los legionarios y buscaba una batalla decisiva cuanto antes.

 Decidió marchar con diez legiones, tres cohortes pretorianas y toda la caballería hacia terreno abierto en busca de suministros, con la esperanza de atraer al ejército enemigo. Tras un día de marcha, el ejército parto apareció en campo abierto, aparentemente decidido a repetir la batalla de Carrae y aniquilar de nuevo al ejercito romano.

 Pero esta vez  Marco Antonio estaba preparado y decidido a luchar. Mantuvo preparados a los honderos y a la caballería y desplegó las legiones en formación cerrada. Los legionarios avanzaron en masa con orden y disciplina, impresionando e intimidando a los partos que pasaron a ser tomados como blanco de los honderos y repentinamente atacados por la caballería. Los partos no tuvieron tiempo de llamar a sus arqueros, pero los jinetes catafractos resistieron el ataque de la caballería romana. La intervención de las legiones fue  entonces decisiva; Los legionarios cerraron filas y avanzaron, los caballos partos se asustaron y todo el ejército de Fraates escapo.

 Antonio creía haber conseguido una victoria decisiva e inmediatamente comenzó la persecución del enemigo, contando con concluir la guerra con esta batalla, pero la persecución resultó estéril y los partos pudieron escapar, a pesar  que las legiones continuaron la persecución durante casi diez kilómetros y la caballería durante treinta kilómetros , sin resultado apreciable.

 El ejército enemigo, altamente móvil, huyó a un lugar seguro dejando sólo ochenta muertos y treinta prisioneros en manos romanas. Una gran decepción se extendió entre las legiones por los pobres resultados obtenidos en la batalla. Marco Antonio volvio a llevar sus fuerzas a Praaspa ,pero la retirada se realizó con gran dificultad ante los continuos ataques de la caballería enemiga que había vuelto a la acción y se mostraba plenamente eficaz. Las legiones, cansadas y deprimidas, encontraron refugio dentro de sus campamentos.

 La situación de los romanos también había empeorado en Praaspa, donde las tropas que permanecían alrededor de la ciudad sitiada habían sufrido una severa derrota tras una atrevida salida de la guarnición.  Marco Antonio, al regresar al campamento con las legiones, se mostró extremadamente irritado y tomó medidas draconianas para imponer la disciplina, procediendo a diezmar las unidades implicadas en la derrota.

 En las semanas siguientes, Antonio reanudó el asedio de la fortaleza de Praaspa; Aún esperaba poder conquistarla prolongando las operaciones y mostrando tenacidad y obstinación inflexible, pero era consciente de las crecientes dificultades para abastecer a sus tropas.   

 En octubre del año 36 a. C. la escasez de provisiones comenzó a empeorar. A medida que las tierras alrededor de Praaspa  se quedaban sin suministro, las operaciones de abastecimiento, realizadas por pequeñas unidades y extendidas sobre distancias mayores, se volvieron cada vez más peligrosas y costaban pérdidas de vidas continuas debido a las emboscadas de la caballería parta.

  Pero Marco Antonio no se dio por vencido y continuó el asedio; Creía que la tenacidad y disciplina superiores de las legiones romanas podrían finalmente prevalecer sobre los inestables e impresionables ejércitos orientales. De hecho, las condiciones del ejército parto también habían empeorado y el rey Fraates estaba seriamente preocupado por la prolongación del asedio; Sus tropas temían la llegada del invierno y mostraban signos de poca firmeza y aún menos espíritu de lucha.

 El rey temía un colapso de sus tropas en caso de que continuaran las operaciones alrededor de praaspa. Decidió entonces intentar engañar a los romanos, simulando sumisión y falta de voluntad de luchar por parte de sus tropas.

  Pasaron a  producirse las primeras conversaciones entre ambos contendientes con propuestas de los partos para negociar y suspender la guerra. Marco Antonio sospechó un engaño y pidió más información antes de tomar una decisión.

  Finalmente, tranquilizado por sus informantes de la sinceridad de las propuestas del enemigo y consciente del cansancio de sus legionarios y de su deseo de paz, decidió enviar a sus emisarios al rey Fraates, proponiéndole interrumpir la guerra a cambio de la devolución de los prisioneros y los estandartes perdidos.

(Continuara…)

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