lunes, 18 de febrero de 2013

1ª guerra Mundial. Minas y contraminas.3ª parte. Las minas en Messines.




 A principios de 1917, La llegada al mando del cuerpo expedicionario británico por parte del general Douglas Haig volvió a rescatar los planes británicos de una ofensiva  generalizada en Flandes.


Este plan ,cuyo objetivo final había sido la liberación de Ostende y la costa belga, se había tratado de poner en marcha en verano del año anterior, pero la derrota de las fuerzas franco-británicas en la batalla del Somme y las enormes pérdidas humanas que supuso dicha batalla obligo a los aliados a retrasar dicho plan.


La captura aliada de las colinas de Messines era parte esencial en la operación. Para ello, desde mediados del año 1916, decenas de minas y túneles se habían construido en dirección a las colinas, desde las que los alemanes tenían una vista perfecta de todo lo que ocurría en las líneas aliadas hasta 15 kilómetros de distancia.


 En julio de 1917, la operación se torno absolutamente necesaria. Era vital mantener ocupados a los alemanes mientras el ejército francés se recuperaba de los motines y la baja moral causada por la impericia del general Nivelle en la batalla de Chemin des Dames, que había causado unas bajas tremendas.



Las colinas de Messines transcurren en un desigual semicírculo desde la colina 60 en el norte hasta el bosque de Ploegsteert en el sur, a lo largo de unos 15 kilometros.El terreno era mayormente una capa de arena de entre 3  y 15 metros sobre arcilla,elemento ideal para construir tuneles,ni siquiera se necesitaba apuntalarlo.

 Los alemanes eran perfectamente conocedores de la importancia de las colinas. Eran colinas de baja altura, alrededor de 50 metros sobre el nivel del mar, pero en la llanura de Flandes permitían una enorme visibilidad.Y los alemanes construyeron allí unas impresionantes defensas.
 

El oeste de las colinas era terreno inadecuado para construir refugios subterráneos, así que los alemanes construyeron en esa zona una serie de búnkeres de superficie de hormigón armado, virtualmente indestructibles. Delante de los bunkers colocaron una red de alambradas de una decena de metros de profundidad.


Detrás de los búnkeres se extendía una red de trincheras y refugios, con baterías de cañones y obuses con alcance suficiente para bombardear la retaguardia británica e incluso alcanzar la misma ciudad de Ypres.Cualquier concentración de tropas o artillería británicas que presagiara el inicio de una ofensiva seria inmediatamente detectada desde las colinas en poder alemán, que sin duda lanzaría una lluvia de proyectiles de todo calibre.

 Fortificaciones alemanas en el saliente de Ypres.

En el cuartel general británico eran totalmente conscientes de que un típico ataque de infantería precedido por un bombardeo artillero preliminar contra las colinas seria un completo suicidio. Mucho ataques de este tipo habían terminado en carnicería en otras partes del frente mucho peor defendidas que las colinas de Messines.


Los alemanes habían perfeccionado la técnica de ocultarse bajo tierra mientras duraba el bombardeo preliminar, y rápidamente salir a ocupar sus posiciones mientras la infantería enemiga apenas había comenzado su despliegue. Era vital para los británicos encontrar alguna nueva idea para romper la línea defensiva alemana.


Y esta nueva idea fue volver a utilizar las minas. Ya se habían construido varias minas en ese sector del frente en 1916, cinco o seis minas que llegaban más allá de la línea alemana.


Y en la primavera de 1916, se habían empezado a construir nuevas minas y comprobar y reparar las antiguas.


Bajo el mando del Brigadier Harvey, inspector de minas, los trabajos de minas en las colinas progresaron rápidamente.


Era imprescindible que los alemanes no se dieran cuenta de lo que estaba pasando bajo sus pies. Así que la tierra arcillosa recién excavada permanecía en los túneles hasta la noche, momento en el que se llevaba silenciosamente hasta los bosques y se mezclaba con la tierra superficial, antes de que amaneciera.


El mando del ataque de infantería se le dio a Sir Herbert Plummer, que comandaba el segundo ejercito britanico.Plummer decidió que antes y durante el ataque debía haber una concentración de ataque artillero preliminar sin precedentes : bunkers,alambradas, las trincheras de nivel secundario alemanas, la artillería alemana, todo debía ser masivamente bombardeado.


La artillería del segundo ejercito británico fue complementada con artillería del primer, tercer y  cuarto ejércitos.Se reunieron un total de 2.266 cañones y obuses, que se dividieron en 40 grupos.4 de estos grupos, que contaban con la artillería de mayor alcance, se utilizarían para trabajos de contra artillería.


La artillería de campo, 64 brigadas con un total de 1150 cañones y 350 obuses, se dividieron de forma que cada batallon de infantería atacante dispusiera de 6 baterías para su sector de frente.


La tremenda cantidad de munición para semejante reunión de cañones tuvo que ser llevada al frente en dos tandas.La primera en marzo y la segunda a mediados de mayo, cuando ya había sido fijada la fecha del ataque. Se transportó por medio de ferrocarriles de vía ancha hasta una distancia de 50 kilometros del frente.Despues, se transportaba por medio de trenes ligeros hasta la misma línea de frente, para que no causara alarma en los alemanes la llegada de grandes ferrocarriles repletos de municion de  artillería.


El día del atauque, más de 145.000 toneladas de proyectiles de artillería estaban dispuestos para lanzar un infierno de fuego sobre las posiciones alemanas. Tal cantidad permitirá no menos de  1.000 descargas para las piezas más pequeñas y entre 500 y 750 descargas para las piezas más grandes.


Mientras tanto, las  minas comenzaron a llenarse de explosivos. En concreto, 25 minas llegaban hasta la línea alemana, repletas de más de medio millón de kilos de explosivos.


De las 25 minas britanicas, una se había perdido por la acción de una contramina alemana, otra se había hundido y cuatro situadas al sur de la línea se habían abandonado por razones tácticas.


19 minas estaban a punto, totalizando 426.000 kilos de explosivo. La carga más potente se había colocado en la mina St,Eloi,cargada con 45.000 kilos de explosivo.



El bombardeo artillero comenzó el 21 de mayo, y fue intensificándose hasta el 31.La aviación británica disponía de 300 aparatos en ese sector del frente, y sus fotografías y reconocimientos proporcionaba a la artillería británica una extensa información sobre las posiciones alemanas.


En una reunión celebrada el día 30 de mayo se sugirió que las minas debían ser activadas un día antes del ataque britanico.Pero el general Plummer sugirió otro plan, que fue aceptado.


Según este plan, justo antes del ataque se lanzaría un fortísimo ataque artillero, que obligaría a los alemanes a abandonar sus posiciones y retirarse a su segunda línea. Al cesar el ataque artillero y comenzar el ataque la infantería britanica, los alemanes volverían rápidamente a primera línea, como era costumbre. Ese sería el momento elegido para activar las minas, cuando la infantería británica estuviese a medio camino de su objetivo y las trincheras alemanas estuvieran repetas de soldados,


Los alemanes disponían de alrededor de 650 obuses y cañones, de los que aproximadamente una cuarta parte había sido destruido por los británicos en la mañana del día 7 de junio. Y como infantería, disponían de 5 divisiones, parte del 4 ejército comandado por el general Sixt Von Armin.Como reserva, los alemanes disponían de 3 divisiones mas, incluyendo la 1 división de guardias.


La hora cero se estableció a las 3 y diez de la mañana del día 7 de junio. Los preparativos para el ataque habían sido completados días antes, excepto un par de minas, Spanbroekmolen, en el centro de la línea y la mina Ontario, que terminaron de completarse el día 6.


8 globos de observación se situaron a 1000 metros de la línea de frente, en disposición para enviar mensajes sobre la situación de los alemanes en cualquier momento y dirigir el fuego de artillería británico.


72 tanques británicos Mark IV fueron también asignados a la operación. Se habían ocultado a en los bosques cercanos a Ypres, y comenzaron a moverse hacia su posición de partida a las 02:00.A esa hora, los aviones británicos comenzaron a volar sobre las posiciones alemanas, para con su ruido tratar de enmascarar el ruido de los tanques.


Y dos compañías especializadas en gases se colocaron en ambos flancos de la línea, preparadas para intervenir en cualquier momento.


A las 2 y media, las divisiones de asalto de la infantería británica estaban colocadas en sus trincheras, y silenciosamente, empezaron a calar sus bayonetas.



El fuego de artillería que había estado bombardeando las posiciones alemanas día y noche desde el día 31 de mayo ceso bruscamente una hora antes de la hora cero.


Los ingenieros británicos encargados de activar las minas esperaron pacientemente a que los alemanes volvieran a sus trincheras, a la espera del ataque británico.


A las 3 y 10 en punto, detonaron las minas. Fue la más grande explosión hasta ese momento, y el sonido se escucho claramente en Londres y fue registrado por varios sismógrafos en Suiza.




En ese momento, 2.000 obuses y cañones comenzaron a disparar de nuevo.La artillería pesada comenzó a golpear objetivos en la retaguardia alemana, mientras la artillería ligera creaba una barrera justo delante de la infantería  que avanzaba.


Pero no había muchos objetivos que bombardear.La explosión de las minas había destrozado la gran mayoría de las fortificaciones alemanas y provocado enormes cráteres.

 Crater provocado por la explosion de la mina en la colina 60.
 Un gran número de soldados alemanes estaban conmocionados por las explosiones y vagaban sin rumbo fijo por la línea de defensa, rindiéndose a centenares sin oponer resistencia a los británicos.


El segundo cuerpo de ejército Anzac (Australia, Nueva Zelanda) tenían como objetivo la toma de la ciudad de Messines.La mayoría de la primera línea de trincheras alemanas fue tomada sin apenas resistencia, antes de las 7 de la mañana. Dos horas después, el tiempo necesario para reagrupar las tropas y la llegada de refuerzos britanicos, comenzo de nuevo el ataque artillero, esta vez sobre la segunda línea alemana.



En las primeras horas del día 11, todos los objetivos del ataque británico se habían cumplido, y los alemanes se habían retirado a una nueva línea defensiva que corría de norte a sur, con su centro en la ciudad de Warneton.


El segundo ejercito británico haba conseguido una clara victoria, el saliente de Ypres ya era suyo, y ahora ya era posible el inicio de una ofensiva generalizada en Flandes. Las tropas atacantes habían sufrido alrededor de 25.000 bajas, entre muertos (3.500), heridos (18.000) y desaparecidos (3.000).


Por parte alemana hubo más de 8.000 muertos, buena parte de ellos enterrados bajo los escombros provocados por las minas.


La ofensiva britanica, la tercera batalla de Ypres comenzó el 31 de julio, para finalizar el 10 de noviembre en la terrible batalla de Paschendale.


2 comentarios:

  1. por favor podrias nombrarme la bibliografia que consultaste? gracias... muy interesante historia de Ostende

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  2. The Quaterly Journal of military history ,primavera 2001 y
    War Monthly,numero 13 de 1975.

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