lunes, 3 de julio de 2023

1917 : "Jinetes de leyenda", la carga de la "otra" Brigada Ligera (2ª parte )

 

Infanteria otomana al ataque, batalla de Salman Pak, campaña en Mesopotamia 1915.

Viene de aquí:

  Desafortunadamente, los estrategas europeos seguían menospreciando a los soldados turcos, y ya en 1915, el exceso de confianza les condujo al desastre en las campañas contra los otomanos en los Dardanelos y Mesopotamia.

  Ambas derrotas aliadas iban a tener su efecto en la campaña en el Sinaí, ya que miles de soldados otomanos veteranos y victoriosos  fueron trasladados a Egipto.

  Al mismo tiempo, en Europa, la caída de Serbia en 1915 y la entrada de Bulgaria en la guerra de lado de las potencias centrales habia facilitado el envio de  armas y especialistas desde Alemania a Oriente Medio.

Las armas y los especialsitas alemanes llegaban a Oriente Medio por el Expreso Berlin-Bagdad.
 

  Cuando la lucha se reanudo en el Sinaí en 1916, los británicos se iban a enfrentar a un envalentonado  y reforzado ejercito otomano, mas decidido y peligroso que solo un año atrás.

  Para hacer frente a la nueva  amenaza, lo oficina de guerra  del gobierno británico envió a Oriente medio al general Archibald Murray, un condecorado veterano de la guerra de los Boers y exjefe del estado mayor del ejercito imperial. Sus órdenes eran tomar el mando de la recién organizada Fuerza Expedicionaria en Egipto y asegurar el Sinaí y Egipto para el imperio británico.

General Archibald Murray.
 

  Dunas de arena suelta, llanuras áridas, montañas irregulares y repentinas tormentas de arena se combinan en la península del Sinaí para convertirla en una de las regiones  más inhóspitas del mundo. La estrategia del general Murray para asegurar ese desolado objetivo pero estratégicamente  importante triangulo de tierra era construir una vía ferrea de ancho estándar para unir los pocos oasis del desierto y crear así una red defensiva.

  La via del tren además serviría para proporcionar a las tropas del imperio todos los suministros necesarios para la supervivencia en el desolado desierto.

  Paralelo a la vía férrea, Murray ordenó la construcción de  una tubería de 30 centimetros de diámetro para surtir a los hombres y sus animales de fresca agua de rio Nilo. Fue una tarea agotadora, que no recayo precisamente en los britanicos, sino en las espaladas de los 13.000 trabajadores egipcios cualificados del Cuerpo de Trabajadores Egipcios, que tuvieron que luchar no solo contra los elementos y las incursiones de la caballería otomana, sino también con los látigos de sus capataces.

  Siguiendo una antigua ruta caravanera, el avance de la vía férrea fue lento, pero constante, y a mediados de abril de 1916, tras dos meses de trabajo, se llegaba al oasis de Katia,  a 40 kilómetros del canal de Suez.

  El oasis de Katia era el más occidental de los oasis entre Egipto y la Palestina ocupada por el imperio otomano, oasis todos de aguas un tanto salobres pero potables.

  Fue en el oasis de Katia en donde había iniciado Napoleón la invasión a Palestina en 1799, y también fue allí en donde el general  Kressenstein, que había observado el avance aliado con creciente preocupación, trató de impedir que fueran más lejos.

  En la madrugada del 23 de abril estallo la primera de las batalla del Sinaí cuando una fuerza otomana de 3.500 soldados de infantería y caballería surgió del desierto y ataco los flancos de las fuerzas británicas que protegían el oasis de Katia.

  Con  la ayuda de una tormenta de arena, los atacantes sorprendieron por completo a los soldados de la 5ª brigada montada, cuyo comandante no había sabido valorar los informes que avisaban de los movimientos otomanos, y tampoco había preparado posiciones defensiva adecuadas.

  Tras varias horas de duro combate, los britanicos huyeron, habiendo perdido no menos de  cuatro escuadrones de caballería.

  Fue una derrota humillante para los británicos, que enardeció los ánimos otomanos y les dio la iniciativa para la guerra en el desierto que se avecinaba.

  Meses después, tras acumular refuerzos y munición, Kressenstein volvió a la carga, esta vez al norte del oasis de Katia, a la estacion de ferrocarril de Romani.

  Su plan fue fijar a los britanicos desde el este, para después girar sobre su flanco derecho y atacar desde el sur. Kressenstein solo tenia 16.0000 hombres, pero en una notable hazaña de ingenio, sus tropas lograron arrastrar varios cañones de alto calibre a través de las dunas, creando pistas improvisadas a base de tablones de madera.

  Consciente de su inferioridad numérica, Kressenstein confiaba en sus cañones y en el ataque sobre el flanco británico.

  Los defensores britanicos de  Romani se vieron bruscamente despertados a la 1 de la mañana del día 4 de agosto de 1916 por gritos de " Ala, Ala ", cuando los primeros impactos de los proyectiles de la artilleria turca acertaron sobre el campamento británico, seguidos por un ataque masivo de la infanteria otomana.

  Esta vez, el general Murray pudo anticipar el ataque turco y desplegar a sus tropas adecuadamente.

"Batalla de Romaní", obra de George Lambert.
 

  El centro de las defensas británicas se apoyaba sobre una gran duna de arena apodada Mount Meredith. La infantería otomana, con muchos de sus soldados descalzos, atacaron la duna con una imprudencia poco aconsejable. Intentando trepar las laderas de la duna, los infantes otomanos debían lidiar no solo con el fuego de fusilería y ametralladoras britanicas, tambien debian evitar los cuerpos de sus camaradas muertos y heridos que rodaban tras ser alcanzados.

"Mount Meredith", obra de Louis Frederick McCubbin.
 

  Poco a poco, y a costa de gran número de bajas, los otomanos se acercaban a la cumbre de la duna, pero la llegada de refuerzos britanicos por ferrocarril hizo retroceder a los turcos, que temian el riesgo de quedar rodeados, ya que el general Murray  había conseguido acumular mas de 50.000 hombres en Romaní.

  Con escasez de municiones y de agua, Kressenstein no tuvo más remedio que cancelar el ataque y retirarse al desierto, con la division montada ANZAC en su persecución.

Integrantes de la divisison Montada ANZAC. De izq. a dch., un australiano, un ingles, un neozelandes y un hindu.
 

  La victoria en Romaní animo al gobierno de  Londres, ansioso por expulsar a los otomanos del Sinaí de una vez por todas, e incitaron a Murray para atacar.

  Pero Murray no se dejo presionar y continuo con  la construcción lenta y metódica de su ferrocarril y tubería. Y no fue hasta diciembre de 1916 cuando llegó, por fin, a la frontera de la Palestina otomana.

Tramo de la via ferrea construida por el general Murray, en el sector de Bir el Abd.
 

  El 23 de diciembre, su caballería capturaba la ciudad de Al Arish, puerta de entrada al Sinaí, y el 9 de enero, la fuerza expedicionaria en Egipto terminaba con la conquista del Sinaí ocupado Rafah, en la frontera Egipto-Palestina, amenazando así el Canal de  Suez.

  Murray parecía estar listo para lanzarse al ataque sobre Jerusalén,  y en Londres el jubilo entre la población británica y su gobierno era muy alto.

  Pero la guerra en el desierto no había hecho más que comenzar. Las tropas de Kressenstein se habían retirado a una línea defensiva  que iba hacia el suroeste desde Gaza, en la costa mediterránea, hasta la ciudad de Berseeba, al sur de las colinas de Judea, en una larga línea de más de 40 kilómetros de longitud.

  Era una línea defensiva realmente fuerte, con blocaos , trincheras y otras fortificaciones que permita   a los  otomanos el control de todas las fuentes de agua de la zona, lo que significaba que no dependían de ninguna línea de suministro, al contrario que los britanicos, que dependían para su aprovisionamiento de mantener en funcionamiento  la línea férrea construida meses atrás.

Una "camello-ambulancia", utilizada por las tropas aliadas en el frente de Oriente Medio.

 

(Continuara…)

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