viernes, 26 de mayo de 2023

1808: Napoleón: 1ª guerra peninsular ( XVII ) : Batalla en Vimeiro I

 


Viene de aquí:

  Wellesley estaba satisfecho con el desempeño de sus hombres en el combate de Rolica. Aunque el avance de sus flancos había sido lento, había que tener en cuenta que las tropas britanicas estaban compuestas en su mayoría de hombres con poca experiencia y que era la primera vez que combatían en las condiciones  climáticas y orográficas de la guerra en la península.

  En los siguientes años, Wellesley iba a adquirir un gran prestigio militar sobre todo por su habilidad para desplegar a sus tropas en la defensiva, aunque era criticado por su aparente falta de espíritu ofensivo.

  Su excesivamente cuidadosa maniobra en la llanura ante Rolica, y el fallo en flanquear a las tropas francesas utilizando las colinas había permitido al general Delaborde llevar a cabo una retirada ordenada y sin apenas bajas, eludiendo la poca actividad de la escasa caballeria aliada.

 

  Noticias de la aproximación  a la costa portuguesa de una escuadra britanica con refuerzos desde Inglaterra convencieron a Wellesley de la necesidad de alterar su ruta para reunirse con los navios de la Royal Navy. Asi, la mañana del día 17 de agosto, envio mensajeros a la costa para anunciar a la flota  que la reunión seria en la desembocadura del rio Maceira, y que las tropas terrestres cubrirían el desembarco de  los refuerzos y las provisiones.

  El ejército de Wellesley llego a la bahía de Maceira el 19 de agosto, y paso a ocupar posiciones en las cercanías de la localidad de Vimeiro y en las colinas que la rodeaban.

  Wellesley instaló su cuartel general  en la colina de Valongo, al oeste de Vimeiro, ya que creía que ese sería el objetivo si los franceses atacaban para separar al ejercito ingles de la costa.

  Al principio, el desembarco de refuerzos y provisiones fue lento, debido al escaso viento presente, que impedía que los navíos de transporte pudieran acercarse a la playa lo suficiente.

Desembarco de las tropas inglesas en la bahia de Maceira.
 

  La caballeria francesa era muy activa en la zona, aprovechando la escasez de caballeria aliada. Así, sin apenas caballeria para vigilar los movimientos franceses, la información llegaba a Wellesley, pero solo de  fuentes portuguesas, lo que hacía dudar a Wellesley y su estado mayor de su fiabilidad.

  La mayor parte de los informes hablaban de un gran contingente francés concentrándose en las cercanias de Torres Vedras, confirmando la idea de Wellesley que los franceses querían presentar batalla al norte de Lisboa. Wellesley dio órdenes de preparar la marcha para el amanecer del día 21, en direccion a  Marfa, para llegar con tiempo de  amenazar al flanco izquierdo francés.

  La orden general de marcha decía: “los hombres dormirán con sus uniformes puestos, en disposición para partir, estando preparados a las 3 de la mañana.A las 4 se les repartirían las raciones para una larga marcha".

  Pero el plan de Wellesley se vió entorpecido por la llegada del general Sir Harry Burrard a bordo del HMS Brazen, que había fondeado en la bahía de Maceira la mañana del dia 21.

Sir Harry Burrard Neale.
 

  Burrard llegaba para asumir el mando del cuerpo expedicionario británico en la península, y quería asumirlo de inmediato. Pero Wellesley lo evito marchando en busca del recién llegado para tener la primera reunión entre ambos en el barco, y no en tierra firme.

  Con 53 años de edad, Burrard tenía mucha experiencia, pero en los últimos años había visto poco combate. Habia servido a  las órdenes del general Cornwallis en Norteamerica durante la rebelión de las colonias contra el imperio britanico entre 1775 y 1783, que había llevado a la perdida de las colonias y la independencia de Estados Unidos.

  Después habia servido en Flandes entre 1793 y 1795, siendo capturado por los franceses tras un fallido ataque británico a Brujas.

  Durante la invasión ruso-británica de los Países Bajos recibió el mando de  una brigada, con poca actividad, y durante la expedición  a Copenhague de 1807 comando una división. No hizo gran cosa, aunque el cargo le permitió obtener una baronía, y fue nombrado gobernador del castillo de  Calshot.

"Desembarco ingles en Calandsoog", obra de Reinier Vinkeles.
 

   El nombramiento de Burrard como sustituto de Wellesley en Portugal había causado gran sorpresa en los ambientes militares británicos, aunque a quien más sorprendió fue sin duda al propio Burrard, que no sabia gran cosa sobre la campaña en la península y tampoco tuvo tiempo para aprender lo que necesitaba saber.

  Deseaba  aprender todo lo que pudiera de Wellesley antes de asumir el mando de su ejercito, y no quería actuar precipitadamente. Quería una suave transición del mando, y dejo que Wellesley dirigiera las operaciones durante los siguientes días.

  Lo primero que Wellesley transmitió a Burrard fue la escasez de transporte. Wellesley había gastado mucho dinero para conseguir carros y mulas para su ejercito, pero la llegada de los refuerzos había convertido esos carros y mulas en insuficientes, y debían aprovisionarse gracias a la cercania de la flota. Pero la temporada de vendavales en la costa central de Portugal estaba comenzando, y la flota inglesa podría verse dispersa a los cuatro vientos, cortando el enlace con las tropas terrestres. Así, Burrard ordeno a Wellesley permanecer en Vimeiro hasta que los problemas de aprovisionamiento fueran subsanados, mientras esperaban la llegada de mas refuerzos al mando de sir John Moore, que debían llegar en pocos días.

  Wellesley creía llegado el momento de actuar decisivamente. Era probable que el ejercito frances se encentrara a menos de 30 kilómetros de distancia, y no era buena idea ceder la iniciativa a un enemigo que se encontraba tan cerca.

  Wellesley consideraba excesivas  las precauciones defensivas de sir Burrard , pero obedeció las ordenes e instruyo a sus hombres  a preparar defensas en Vimeiro. Para entonces, el ejercito combinado anglo-portugués de Wellesley tenía unos 18.000 hombres.

 

  Pero las dificultades britanicas parecían triviales en comparación al dilema que sufría Junot en Lisboa.

  No quería abandonar la capital, creyendo que si caía en manos alaidas, toda la campaña francesa en Portugal se vendría abajo. Fortalezas aisladas estaban empezando a ser acosadas por rebeldes  portugueses, y las deserciones  entre las filas francesas se habían convertido en peligrosamente habituales.

  La brutal represión de  las tropas de Loison en el sur de Portugal habían calmado momentáneamente la zona. Junot creía que su mera presencia personal en Lisboa mantenía la cohesión entre sus oficiales y los portugueses, y consideraba que para mantener la capital en poder francés era necesaria una guarnición considerable.

  También temia que la Royal Navy aprovechara la ocasión y enviara una potente escuadra Tajo arriba para causar el caos en Lisboa si la ciudad estaba solo poco defendida. Además, si salía de la ciudad y no encontraba y derrotaba al ejercito britanico rapidamente, eso podría reforzar a la insurgencia portuguesa y a animarla a atacar la capital.

Paisano armado de la milicia de Cascais.

  Finalmente, Junot no tuvo mas opción, y salió de Lisboa la noche del 15 de agosto, marchando hacia el norte.

  Junot sabía que Wellesely había recibido refuerzos, pero aun así subestimo el tamaño del ejercito enemigo creyendo que no tenia mas de 14.000 hombres.

  Junot habia dejado 7.000 hombre para la defensa de Lisboa, aunque tenia que distribuirlos para guardar las fortalezas que defendían el rio Tajo y las repletas prisiones de la ciudad.

  El 17 de agosto, Junot llegaba a Vilafranca, donde fue distraído por una falsa información que indicaba que mas refuerzos británicos estaban desembarcando en Cascais. Envio algunas tropas a comprobar si era cierto, y, tras comprobar que era una noticia falsa, marcho con su estado mayor a Cercal, donde se reunió con Loison.

  Junot comenzó a concentrar las fuerzas de las que disponía el 18 de agosto, en Torres Vedras, y ordenó a Delaborde  unirse a el. Cuando Delaborde llegó por fin a Torres Vedras, Junot disponía de  unos 14.000 hombres, pero , pensando que ese número seria quizás insuficiente, envió un mensajeroLisboa para que otros dos batallones de infantería de la guarnicion de la ciudad marchara a la mayor velocidad a Torres Vedras.


 

(Continuara…)

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