jueves, 10 de septiembre de 2015

1865: “Tiempos de gloria”, afroamericanos en la guerra de secesión USA (8ª parte)



Viene de aquí:




  Los soldados afroamericanos del 5º regimiento de caballería de Massachusetts desmontaron, y esperaron en el borde del bosque la llegada de dos regimientos de infantería. El general Hinks, al mando de la 3ª división del 18º cuerpo, compuesto exclusivamente por soldados de color, decidió colocar a sus tropas en dos líneas. La mayoría de los soldados de la infantería apenas llevaban un par de meses en el ejercito, y a los de caballería no se les había enseñado cuales eran las ordenes para formar una línea de infantería y como debían comportarse en el combate a pie.


  Tras unos minutos de desconcierto, finalmente se consiguieron formar las líneas, y el contingente comenzó a salir del bosque, en dirección a las líneas confederadas.


  Los primeros en salir a campo abierto fueron tres compañías del 4º regimiento de infantería USCT (United States Colored Troops), a la izquierda de la línea de ataque. Nada más salir del bosque se rompió la formación y se lanzaron a la carrera sobre las trincheras confederadas.


  Los defensores reaccionaron con rapidez, y muy pronto, los 350 metros que había entre el límite del bosque y las trincheras confederadas se llenaron con los cuerpos de más de 100 soldados de la unión. Los oficiales del 4º regimiento consiguieron poner un poco de orden, y los supervivientes consiguieron retirarse a cubierto en el bosque.


  Mientras, en la derecha de la línea unionista, el coronel Joseph Kiddo decidió aprovechar que la atención de los artilleros confederados se encontraba en el otro lado del campo de batalla. 


  Reunió a los hombres del 22 y el 5 USCT,que calaron bayonetas y se dirigieron a la trinchera confederada.Cuando los artilleros confederados quisieron darse cuenta, los casacas azules ya estaban sobre la trinchera .El combate fue breve, ya que los casacas grises,amplamente superados en número, optaron por la retirada, llevándose consigo los cañones, excepto un obús de proyectiles de 6 kilos.Inmediatamente los soldados afroamericanos giraron y colocaron el obus en posición para batir la siguiente línea de defensa confederada, la línea Dimmock,una linea compuesta de 55 baterías conectadas por trincheras para la infantería.

 Linea Dimmock.


 Al recibir la noticia de lo ocurrido, en Petersburg cundió el pánico. El general confederado Henry A. Wise, que mandaba las tropas que defendían la cuidad, ordenó tañer las campanas para llamar a la milicia civil. Ordenó que los heridos convalecientes que pudieran sostener un arma fueran trasladados a la línea del frente y puso guardias en las salidas de la ciudad con ordenes de arrestar a cualquier soldado que intentase desertar.

  Envió mensajeros urgentemente al general Lee, pidiendo insistentemente refuerzos para  defender la ciudad. Pero el general Lee se limito a asegurar las líneas de ferrocarril que salían de la ciudad, y no envió ni un solo soldado de refuerzo a Petersburg. Para defender una linea de 10 kilometros de longitud, el general Wise disponía de 3.000 soldados, de los que una tercera parte eran caballería desmontada, sin experiencia en combate de infanteria.Esperaba la llegada de algún refuerzo desde Richmond, pero no llegarían antes del anochecer. Con tan pocos hombres, una pequeña brecha en la línea defensiva permitiría a los atacantes flanquear grandes partes de la línea y atacar por la retaguardia a las baterías.




  El general Hinks solicito permiso a su superior, general William Smith, para continuar el ataque sobre las trincheras confederadas, en dirección a la estación de tren. Si se capturaba la estación de tren, y se lograba mantener bajo control, la caída de Petersburg en manos unionistas estaba prácticamente asegurada. Y la caída de Petersburg y su importantísimo nudo ferroviario aseguraban también la caída de Richmond, la capital confederada.

 General William Smith.


  Pero el general Smith perdió los nervios, quizás porque temía un contraataque del ejercito sudista del general Lee, o porque estaba enfermo de malaria. En vez de ordenar el ataque, ordenó que las tropas mantuvieran sus posiciones y se atrincheraran en espera de refuerzos.


  Cuando el general Lee fue informado de la situación, ordenó a cada regimiento confederado disponible  subir en cada tren disponible que se dirigiera a Richmond, y desde allí, a la estación de Petersburg. A la mañana siguiente, miles de soldados confederados habían ocupado las trincheras de la línea Dimmock, y cada asalto llevado a cabo por las tropas de la unión fue rechazado con grandes pérdidas.


  El general Grant destituyo de su cargo al general Smith por su incompetencia, y los soldados de la unión, negros y blancos, se vieron obligados a pasar 10 meses en las trincheras frente a Petersburg y Richmond, pasando grandes privaciones en el invierno de 1865.La carnicería en esos meses fue de tal magnitud que los miembros de las bandas de música de ambos bandos fueron reclutados para trabajar en los hospitales, dada la ingente cantidad de heridos que se produjeron.


  La situación en las trincheras unionistas se hizo muy complicada entre blancos y negros. Los francotiradores confederados solían tomar como objetivo preferente  a los soldados afroamericanos, que entonces se negaban a  tomar parte de las frecuentes treguas que se producían entre casacas azules y casacas grises.Ademas, los soldados de color no solían tomar prisioneros, y no se tomaban la molestia de enterrar a los soldados confederados. Algunos soldados unionistas volvieron a sus antiguas costumbres de despreciar a los soldados negros.


  Y esos sentimientos se intensificaron aun mas con motivo de la ejecución de un desertor afroamericano, William Johnson, del 23 regimiento USCT.


  Williams había sido acusado de intento de violación durante la marcha del ejército unionista hacia Petersburg. Temiendo el castigo, Johnson desertó, y un par de días después fue capturado.


  Juzgado sumariamente, fue condenado a morir en la horca y colgado el 20 de junio, en presencia de toda la tropa. La ejecución, seguramente un aviso para que los soldados negros no tuvieran tentaciones de desertar, se convirtió en poco menos que una masacre cuando la artillería confederada abrió fuego al unisonó sobre los espectadores de la ejecución. Varios veteranos soldados blancos de la unión murieron, al mismo tiempo que Johnson exhalaba su último suspiro en la horca. No demasiado sorprendentemente, los soldados blancos culparon a los negros de la muerte de sus camaradas, lo que enrareció aun más la situación.

 Ejecucion del soldado William Johnson,minutos antes del bombardeo confederado.


 El 1 de abril, terminó la espera.


  El recién nombrado comandante en jefe de las tropas de la Unión en Richmond, general Godfrey Weitzel, recibio constantes informes que indicaban que un gran número de unidades confederadas que defendían Richmond habían comenzado a desplazarse hacia Petersburg. Se ordeno a 14 regimientos de tropas de color que estuviesen preparadas para lanzar una ataque sobre Richmond, al amanecer del día siguiente.

 General Weitzel.


  Antes del amanecer, comenzaron a oírse fuertes explosiones y a verse grandes columnas de humo sobre las fortificaciones de Richmond.Rapidamente, se envio al 5º regimiento de caballería de Massachusetts, (formado íntegramente por soldados de color) para que intentara averiguar que estaba ocurriendo en la capital confederada.


  La caballería unionista pudo comprobar cómo las tropas confederadas abandonaban las fortificaciones de la ciudad y se retiraban. La información fue rápidamente transmitida al general Weitzel, que envió a dos regimientos de infanteria, que ocuparon la ciudad sin oposición.


 6 días después, el ejercito sudista del general Lee era derrotado en la batalla de  Appomatox Courthouse, y el propio general Lee firmaba la rendición de las tropas confederadas.


 Allí terminaba prácticamente la más sangrienta de las guerras en América del norte. Hubo algunos otros enfrentamientos y escaramuzas en los diversos frentes, pero por todos los lados, las tropas confederadas arrojaban sus armas y se rendían. Alrededor de 200.000 hombres de color habían tomado parte en la guerra, la gran mayoría en el bando unionista, y 60.000 de ellos no volvieron a casa.




Freedom by the sword, the US colored troops 1862-1867 – William Dobak.

The battle of Petersburg – Sean Michael Chick.

African Americans in the civil war – Victor Brooks.
Civil war forts Victor Brooks.

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