sábado, 7 de septiembre de 2024

1903 : Guerra en el techo del mundo; Invasión británica del Tíbet (2ª parte )

 

"La expedicion inglesa encuentra dificultades en su marcha hacaia la capital tibetana."

Viene de aquí:

  No hubo ningún indicio de la tragedia que se avecinaba cuando los dos ejercitos se enfrentaron el 31 de marzo.

  Ambas partes tenían estrictas ordenes de no abrir fuego los primeros, aunque los tibetanos, que guardaban ambos  lados de un desfiladero tenían instrucciones de no permitir el paso de los británicos, bajo ninguna circunstancia.

  Al llegar a menos de  300 metros de las defensas tibetanas, varios de sus jefes cabalgaron para parlamentar con Younghusband. Los tibetanos exigieron a los británicos regresar por donde habían llegado, pero Younghusband dijo que debían dejarle paso libre, o serian expulsados de sus posiciones.

  El avance continuo, y Younghusband dio orden a la sección de ametralladoras  desplegarse a la derecha de la linea británica, junto a una compañía de ingenieros sihk. Su misión seria rodear el flanco izquierdo tibetano, y evitar que pudieran escapar por allí.

Una de las ametralladoras Maxim de la expedicion britanica.
 

  Las ametralladoras avanzaron hasta quedar a poco más de 50 metros al pie del desfiladero, en un sangar ( un pequeño muro que servia como fortificación)  en el que se encontraban un buen numero de tibetanos.

Sangar.
 

  Al mismo tiempo los soldados hindúes avanzaron para rodear a la posición tibetana, y los defensores recibieron instrucciones para arrojar sus armas al suelo y levantar los brazos.

Soldados hindues ordenando a los tibetanos arrojar sus armas al suelo.
 

  Hasta entonces, no se habia producido ningún disparo, pero lo que parecia iba a ser una victoria incruenta dio un terrible giro cuando los tibetanos se negaron a entregar sus armas.

  Los hindúes avanzaron para tomar las armas de los tibetanos que se negaban a entregarlas  , y comenzaron a  lanzar piedras y usar sus espadas y mosquetes.La mecha se había encendido, y ya no habría marcha atrás.

  Durante unos minutos, los hindúes estorbaron el uso de  las ametralladoras Maxim. Pero cuando los hindúes se apartaron, las ametralladoras abrieron fuego .La matanza fue terrible, ya que los tibetanos, en lugar de tratar de escapar rapidamente ,simplemente daban la espalda  y caminaban despacio, con las cabezas inclinadas,como si “estuvieran desilusionados con sus dioses”.

  Los tibetanos cayeron a cientos, en el lugar en donde las ráfagas de las Maxim los alcanzaban. Tras la orden de cesar el fuego, los británico avanzaron de  nuevo para ocupar Guru.la acción había durado apenas unos minutos, pero un ejercito tibetano de 1.500 hombres había sufrido mas de 700 bajas, contra 20 heridos de las tropas inglesas e hindúes.

Tibetanos muertos en la masacre.
 

  Muchos años después surgió la polémica, y se descubrió que la decisión de los  tibetanos de negarse a entregar sus armas no había sido por un acto de valor o un desafió a los atacantes.Simplemente, los mosquetes que utilizaban los tibetanos eran de su propiedad ,de sus familias, y eran utilizados para la caza, servían para el sustento de las familias tibetanas, y por eso los soldados se negaron a entregarlos.

  Ignorantes de esa razón, los británicos e hindúes estaban conmocionados por lo ocurrido, cuando vieron los cientos de cadáveres en el mismo lugar en el que habían caído, y los terribles estragos que las ráfagas de ametralladora habian hecho en los cuerpos.

  Los muertos yacían en montones, una visión horrible , ya que estuvieron sin enterrar varios días, ya que era muy difícil cavar en el suelo helado.

  Los oficiales británicos que habían participado en la matanza afirmaban que ,al parecer, los tibetanos tenían  mucha fe en los amuletos que llevaban y que les protegían, y aparentemente no tenían idea del potencial de  las armas de fuego modernas, como las ametralladoras.

  El combate en Guru habia demostrado la brecha tecnológica entre ambos ejercitos, pero los tibetanos no estaban dispuestos a ceder. Y la guerra continuo, con los británicos enviando otro contingente hacia una posición extremadamente fuerte tibetana. Igual que en Guru, los defensores se mantuvieron firmes al principio, pero, aunque no se empelaron las ametralladoras, el precio que pagaron los defensores fue alto, mas de 200 muertos que yacieron durante días entre rocas y grietas.

  A mediados de abril, la agotada fuerza de Younghusband acampo en  la desolada llanura junto a la fortaleza de Gyantse Jong,  una fortaleza parcialmente en ruinas que marcaba el ultimo bastión defensivo importante que impedía el paso a Lhasa.

Gyantse Jong, visto desde el campamento britanico.
 

  Los británicos esperaban que sus anteriores victorias alentarían la negociación  de un nuevo tratado comercial y fronterizo. Pero, como antes, sus `peticiones fueron ignoradas por los tibetanos.

  La campaña se había estancado, y los aburridos oficiales británicos se dedicaron  a la caza y al saqueo de iconos religiosos que buscaban entre las ruinas de fortificaciones y templos budistas.

  Solían reservar algunos de los trofeos para enviarlos al Museo británico, pero el resto lo dividían entre ellos, lo reunían en grandes paquetes y lo enviaban por mula hasta Calcuta, en donde embarcaban hacia gran Bretaña.

  Durante los siguientes tres meses se libraron una serie de combates y batallas que permitieron a los británicos aproximarse a Lhasa.

  La primera, en Karo La, un paso de montaña situado a mas de 5.000 metros de altitud. El destacamento de ametralladoras formaba parte de una columna enviada para desalojar a un contingente de 2.000 soldados tibetanos de una posición defensiva “inexpugnable” , un muro de 600 metros de longitud situado entre dos escarpados acantilados.

"Plano mostrando el muro tibetano y el escenario de  la batalla de Karo La."
 

  Cualquier esperanza de una victoria fácil para los británicos se desvaneció rápidamente cuando los britanicos llegaron a una pequeña meseta, siendo recibidos por un fuego intenso.Las ametralladoras británicas entraron en acción, pero sin causar gran efecto, ya que los soldados tibetanos habian aprendido la leccion y no se mostraban, y disparaban a través de pequeñas troneras en el muro.

 Tras un tiroteo de cuatro horas, los tibetanos se quedaron sin munición y huyeron, con apenas media docena de bajas.

  La victoriosa columna regreso a Gyantse, y descubrieron que su campamento habia sido victima de una salida de los defensores tibetanos de la fortaleza, que habían logrado incendiar varias tiendas y terminar con la vida  de una docena de centinelas ingleses e hindúes.

Interrogando a prisioneros tibetanos.
 

  Desde entonces, las tropas tibetanas del a fortaleza mantuvieron un intenso bombardeo diario del campamento  con sus jingals, enormes mosquetes que disparaban proyectiles de plomo de hasta 4 centímetros de diámetro. Aunque poco efectivos, los jingals hacian la vida de los militarse británicos un poco más incómoda.

  Con tropas insuficientes para asaltar la medio derruida fortaleza, británicos e hindúes se vieron obligados a esperar  la llegada de refuerzos, hasta finales de junio.

  Los soldados pasaban el tiempo entre tareas de asedio ( construccion de  trincheras, patrullas en busca de fuentes de agua, búsqueda de forraje, etc) y escaramuzas con los tibetanos, que solían aprovechar las noches para construir pequeños muros en posiciones de avanzada, desde las que hostigaban a los britanicos con fuego de fusilería y jingals.

  El 28 de junio, la llegada de 2.000 soldados  de refuerzo, incluidas 4 compañías del 1er batallon de  los fusileros reales, permitió a  Younghusband asaltar la fortaleza.

 En cuestión de dias, las aldeas circundantes habían sido capturadas, junto al monasterio Tse Cheng, en la cima de la colina. Los tibetanos aun resistian en algunos puntos fuertes defensivos, pero tras un par de días, una delegación tibetana se ofreció  a negociar. Se declaro un armisticio, pero la paz iba a resultar transitoria, e iba a ser rota en circunstancias inusuales.


 

(Continuara…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario