Aquae Sextiae.
Viene de aquí:
A la mañana siguiente ambos
bandos desplegaron sus ejercitos.Mario salió de su campamento y desplegó a sus
legiones al modo acostumbrado. Los legionarios que iban a combatir ese día iban
a ser invitados de una de las pocas ocasiones en las que un general romano
intervenía personalmente en la batalla desde el principio, y la única batalla
en la que Mario iba a participar activamente.
Con su disposición a ponerse en peligro junto a sus legionarios,
la presencia de Mario iba a servir como
un calmante para sus hombres.Superado por sus enemigos en un ratio de dos a uno, Mario ya había conseguido su primera victoria táctica, obligando a su
enemigo a cargar cuesta arriba a través de un terreno que iba a igualar las
fuerzas.
Mientras, al pie de la colina, Teotobaldo animaba sus lugartenientes,
ya que su tactica de esperar había hecho salir a los romanos de su casi
inexpugnable campamento. Los teutones eran ya un ejercito con resonantes
victorias sobre las legiones romanas, y seguro que sabían que cargar colina
arriba contra un enemigo que le esperaba seria muy complicado y peligroso.
Pero los guerreros teutones
rebosaban confianza, y Mario sabia que estaban ansiosos para combatir. Sabía que
no tardarían demasiado en romper la inestable disciplina que aun les mantenía
unidos, y en un movimiento sorpresa envió a su caballería colina abajo para
atraer la atención del enemigo.
El plan de Mario funcionó, y
pronto los teutones perseguían colina arriba a la caballería romana.Normalmente,
las tribus germánicas cargaban en forma de cuña,pero en Aquae Sextiae el terreno
era difícil par mantener la formación, y teutones y ambrones rompieron la formación
rápidamente.
Desde lo alto de la colina, Mario
y sus legionarios observaban como los barbaros se iban aproximando.Esperaron hasta
que apenas estaban a 15 metros, el rango efectivo de lanzamiento del pilum, y
lanzaron al unísono.
Algunos de los barbaros de mayor rango y los escoltas del rey teuton estaban protegidos
por escudos y armaduras capturadas a los propios
romanos, pero la mayoría apenas llevaban una coraza de cuero o empuñaban
algún escudo de mimbre.
La carga cuesta arriba de los bárbaros
quedo interrumpida al instante, y los legionarios sacaron sus gladius y se lanzaron
colina abajo sobre los desorganizados barbaros en retirada. Los legionarios
usaban sus escudos para hacer perder el equilibrio a los barbaros, y luego sus gladius
atravesaban con suma facilidad escudos de mimbre y corzas de cuero.
Los legionarios continuaron acosando y persiguiendo a los barbaros, que salvo algunos grupos de guerreros
armados al modo romano, apenas podían oponer resistencia.
Pero, a pesar de las graves pérdidas
sufridas, los bárbaros no iban a ceder.El impulso de la carga de las legiones
comenzó a ceder por el cansancio, y la batalla se niveló cuando los teutones comenzaron a formar un muro de escudos.Aunque sus lanzas
eran practicamente inútiles contra las armaduras
y escudos romanos, tenían alguna posibilidad contra el gladius.
Mario vaciló momentaneamente, sus
legioanarios con gladius deberían aproximarse al muro de escudos teutones mientras sufrían el lanzamiento de jabalinas de los
guerreros germanos.
Fue ese momento de indecisión el elegido
por el tribuno Claudio Marcelo para sacar a sus 3000 legionarios de la protección
del bosque y cargar sobre la retaguardia barbara.Sorprendidos por la
retaguardia, la moral y la energía de los guerreros germanos comenzó a
flaquear.
Teutobaldo y los teutones y
ambrones que aun sobrevivían se retiraron desordenadamente hacia su campamento,
con los legionarios de Marcelo pisándoles los talones.
Mario no detuvo a sus legionarios,
que alcanzaron el campamento germano. La matanza dio comienzo, y los legionarios
no respetaron la vida de los civiles, que fueron asesinados en masa mientras
los legionarios saqueaban e incendiaban e campamento.
"Mujeres teutonas defendiendo el campamento", obra de Heinrich Leutemann.
Es posible que las mujeres teutonas
trataran de resistir a los legionarios, como habían hecho las mujeres ambronas
días atrás. Pero su resistencia fue inútil, las alaes de caballeria del cónsul Mario
se ocuparon de capturar a los supervivientes germanos.
Tras saquear el campamento
barbaro, los legionarios decidieron regalar a Cayo Mario la mayoría del botín obtenido. Mario eligio lo mejor y mas valioso, y ordeno quemar el resto en una gran pira.
La batalla de Aquae Sextiae había
terminado, y dos de las más poderosas tribus germanas habían quedado
practicamente extinguidas, ya que los teutones habían sufrido 40.000 muertos y
heridos y 20.000 prisoneros, mientras los legionarios de Mario solo
habian tenido unas 1000 bajas.
A primeros del siglo V, un monje cristiano llamado Hieronimus (San Jeronimo,patrón de los traductores) había tenido acceso a material escrito
sobre la batalla de Aquae Sextiae.
Basado en ese material, san Jerónimo escribió
como 300 mujeres teutonas que habían sido enviadas a Roma como esclavas mataron a
sus hijos y se suicidaron cuando los romanos se negaron a permitir que fueran
elegidas para convertirse en sacerdotisas de las diosas Ceres y Venus.
Teutobaldo logro escapar a la batalla,
pero no tardo mucho en ser traicionado y capturado por una tribu aliada de roma,
los secuanos, que lo entregaron a el y a su escolta a Cayo Mario.
Teutobaldo logró sobrevivir lo
suficiente para formar parte del desfile del triunfo que Mario disfruto para
celebrar su victoria. Luego, él y todos los bárbaros que le habían acompañado
cargados de cadenas hasta Roma, fueron ejecutados.
Mario fue elegido de nuevo cónsul
para el año 101 a.c..Aunque tenia mayor numero de tropas, su
compañero de consulado, Quinto Lutacio Catulo, no había preparado a sus legionarios
como Mario, y cuando encontró a los cimbrios en Raetia (oeste de Austria,
aprox.), sus tropas huyeron hacia la seguridad de los Alpes.
Parte XXIII
El rey cimbrio,Boiorix, que había
jugado un importante rol en la derrota romana en Arausio, cruzó los Alpes por el paso Brennero y cayó sobre el poco avispado Catulo en el rio Adigio, cerca de la
actual ciudad de Verona.
Passo Brennero.
Afortunadamente para la republica romana, los cimbrios, tras derrotar a Catulo
decidieron pasar unos meses en el norte de Italia y no marcharon hacia el sur.
Tras aniquilar a los barbaros en Aquae Sextiae,el consul Cayo Mario marcho hacia el este para reunirse con Catulo, que a pesar de sus
derrotas tenía su ejercito sorprendentemente casi intacto.
En el verano de 101 a.c., los
cimbrios se pusieron en marcha hacia el sur de Italia,siguiendo el curso del
rio Po.Mario y Catulo había reunido sus ejércitos consulares en Piacenza. Elegido
para su quinto consulado, Mario se había convertido en el indiscutible jefe
supremo del ejército romano.
Antes del combate,Mario decidio
entablar conversaciones con los cimbrios, que solo deseaban tierra en donde
asentarse como colonos. Mario se negó, y para mostrar a los cimbrios lo que les
podía ocurrir, hizo desfilar ante ellos a los nobles teutones encadenados que había
capturado en Aquae Sextiae.
Parte XXIV
Creyendo que su superioridad
numérica (120.000 guerreros) les daba una gran ventaja, los cimbriso se
prepararon para la batalla. Pero la moral de los soldados de Mario (54.000 soldados)
era incluso superior a la de los orgullosos cimbrios.
Durante varios días, ambos ejércitos
maniobraron intentando porvocar algun error tactico del contrario.Cuando transitaba con
su ejercito por la llanura de Raudine, cerca de la localidad de Vercellae, Mario creyó
haber encontrado el lugar ideal para presentar batalla, perfecto para desplegar
adecuadamente a sus 15.000 jinetes.
Vercellae.
En la batalla de Vercellae, los romanos
terminaron por completo con la amenaza bárbara sobre la península itálica. El
rey cimbrio Boiorix murió en la batalla, y sobre el campo de batalla quedaron
los cadáveres de 60.000 cimbrios, según Plutarco. Los romanos ejecutaron a la mayor parte de los guerreros cimbrios capturados
y esclavizaron a las mujeres y los niños
que habían acompañado a los guerreros
cimbrios en su migración.
"Derrota de los cimbrios en Vercellae",obra de Alexander Gabriel Descamps.
Aunque mas conocido por sus reformas
y por haber transformado una milicia ciudadana en un ejercito profesional, sus
victorias militares en Aquae Sextiae y Vercellae salvaron la republica y mostraron su genio táctico,
devolviendo al ejercito romano la supremacía militar en el oeste de Europa.
"Mario vencedor de los cimbrios", obra de Saverio Altamura.
The crisis of Roma – Gareth Sampson
The roman barbarian wars – Ludwig Einrich Dyck
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