martes, 31 de marzo de 2020

1964 :El loco Mike y sus gansos salvajes (2ª parte )





Viene de aquí :


  Mientras, en Stanleyville, los rebeldes simba habían ejecutado públicamente e 137 congoleños por sus simpatías hacia los europeos,ademas de violar y mutilar  a cientos de mujeres.


  Los peores entre los simba eran los jeunesse, pandillas de jóvenes delincuentes callejeros que se deleitaban en la violación, el desollamiento, empalamiento, desmembramiento, destripamiento y canibalismo ritual de los pobres desgraciados que caían vivos en sus manos.


   Para negociar, los rehenes blancos valian mucho mas vivos que muertos, pero nadie sabia cuanto tiempo podrían escapar de la violencia de los drogados jeunesse.


  Cuando llegaron nuevos reclutas a la base de Kamina, Hoare dividió su grupo (5º comando) en 6 subcomandos, del 51 al 57, con entre 30 y 40 soldados en cada uno, para desplegarlos por diversas zonas del Congo.


  El teniente Gary Wilson, un sudafricano de 25 años educado en Sandhurst y veterano de la crisis de Chipre de la década de los 50 ( en la que los soldados británicos que ocupaban Chipre desde la 2ª guerra mundial se enfrentaron a la guerrilla nacionalista EOKA, y que termino con la independencia de Chipre en 1960, aunque los britanicos pudieron conservar dos bases aeronavales en la isla chipriota) tuvo el bautismo de fuego del comando 51, en Lisala,cerca del rio Congo ,a 500 kilómetros de Stanleyville.


  En una entrevista con el reportero del New York Times, el teniente Wilson contó lo sucedido:


  “Los rebeldes estaban en la cima de una colina  a unos 300 metros, disparando con fuego de ametralladoras y un bazooka.Nosotros solo teníamos rifles automaticos".A los pocos minutos de comenzar el enfrentamiento, medio centenar de soldados del ANC que “apoyaban” el comando 51 huyeron y se internaron en la selva, dejando a  Wilson al mando solo 42 mercenarios, de los que solo 15 tenían experiencia de combate, para enfrentarse a más de 400 simbas.


“Combatían a cara descubierta, sin tratar de cubrirse.No tenían miedo a la muerte, y solo tuvimos que limitarnos a avanzar,disparando sobre ellos como si estuviéramos en una galería de tiro”.



  Cuando los mercenarios habían eliminado  a mas de 150 rebeldes, el resto desapareció en la jungla. Solo un mercenario resulto levemente herido por una esquirla de metralla.


  Los gansos salvajes pudieron entonces apreciar en toda su crudeza la realidad de la guerra en África, el llamado ratissage (rastrillar en francés), caracterizado por la pura y simple venganza, tribal y ritual.


  El soldado o miliciano congoleño no tenía ningún respeto, ni misericordia, o caballerosidad con el enemigo vencido, y la tortura salvaje era siempre el preludio al asesinato, causando siempre el mayor dolor posible.


  Durante dos días, los soldados del ANC, que habían retornado tras  el fin del combate, se dedicaron a la violación y al asesinato en las aldeas cercanas: la matanza solo terminó cuando los mercenarios terminaron con la vida de varios soldados congoleños, haciendo huir a los demás.


  Los mercenarios aprendieron una valiosa lección, que les libraría de muchos problemas más adelante: el soldados o el miliciano congoleño tenía mucho miedo del mercenario “blanco”.


  Pero la brutalidad no era exclusiva de los nativos del congo: en su ruta hacia Stanleyville desde el oeste, el comando 52, formado mayoritariamente por exparacaidistas alemanes y dirigidos por el capitán Sigfried Muller, ex sargento de la Wehrmacht en el frente ruso (a quien Hoare permitía usar una cruz de hierro completa, con su esvástica incluida),adornaban los vehículos de la unidad con lanzas, escudos y ,en ocasiones, las cabezas de rebeldes muertos.

 Capitan Sigfried Muller con uno de sus trofeos.


  El teniente belga Charles Masy fue fotografiado en una ocasión limpiando calaveras para venderlas como souvenirs,algo que disgustaba enormemente a Mad Mike, que consideraba esa “actividad” del teniente Masy  perjudicial para sus intereses, ya que podría ser aprovechada por la propaganda de los comunistas.

 Teniente Masy con uno de sus trofeos.


  Pero todos los excesos de los mercenarios serian olvidados si conseguían recuperar Stanleyville.


  El contingente mercenario disponía de más de 200 vehículos, incluyendo camiones,jeeps, automóviles blindados abandonados en el Congo por el contingente de la ONU en 1963,etc. Ademas, tenían su propia fuerza aérea, compuesta de un par de bombarderos B-26 invader y media docena de entrenadores T-28 Trojan reconvertidos a aparatos de caza.

 T-28 Trojan en el Congo.


  Todos estos aviones estaban pilotados por exiliados cubanos anticomunistas, entrenados y financiados por la CIA.


  El 30 de octubre, los gansos salvajes se ponian en marcha con destinos  Stanleyville,a unos 1500 kilómetros al norte.Hoare dijo a sus hombres que no tenían ningún tipo de restricción sobre la municion que fueran a usar, es decir, podían disparar a quien necesitaran.


  Uno de los suboficiales de Hoare contaría más tarde:”Cuando entramos en acción por primera vez,simplemente estábamos tratando de  hacer el trabajo por el que nos pagaban. Pero la mayoría del tiempo lo único que hacíamos era disparar las ametralladoras que llevábamos montadas en los vehiculos, mientras no dejábamos de gritar. Si alguien se acercaba demasiado,,simplemente abríamos fuego.”.


  Los comandos de Hoare convergieron sobre Stanleyville desde tres direcciones.Cuando la victoria estaba cercana,llego la orden de mantener las posiciones y esperar nuevas instrucciones.Los estadounidenses estaban intentando negociar con los simbas para liberar   a los rehenes a cambio de una importante cantidad de dinero.


  Mientras, los paracaidistas belgas se habían trasladado de la base británica en la isla de la Ascensión hasta la base de Kamina,preparandose para una operación aerotransportada denominada operación Dragón Rouge.

 Paracaidistas belgas en vuelo hacia el Congo.


  La noticia de la llegada de los paras belgas provocó la rabia de los simbas.La radio de Stanleyville, en poder de los rebeldes, animaba a los simbas para que asesinaran a los rehenes:


 “Afila tu chuchillo, afila tu machete, afila tu lanza.Si ves a los paracaidistas caer del cielo, mata a los extranjeros. No esperes ordenes, La orden es esta :mata, mata, mata”.


  Las negociaciones para liberar a los rehenes extranjeros habían fracasado, y los paracaidistas belgas saltarían sobre Stanleyville al amanecer del día 24 de noviembre.


  Al anochecer del día 23, la columna numero 5 de los mercenarios de Hoare aun se encontraba a mas de 200 kilómetros de la capital, moviéndose silenciosamente a través de territorio controlado por las milicias enemigas.


  Todavía en las afueras de Stanleyville, la columna de mercenarios aceleró al máximo, y comenzaron a  divisar grupos de  paracaidistas que se atrincheraban a  ambos lados de la carretera, haciendo signos de que el enemigo estaba justo delante.: pero los mercenarios no se detuvieron, simplemente saludaron a los paracaidistas belgas y continuaron su ruta hacia la ciudad, disparando las ametralladoras de sus vehiculos sobre todo lo que se movia.


  Enfurecidos por el ruido de los aviones Lockheed Hércules 130 que seguían lanzando paracaidistas belgas, los simbas sacaron a los rehenes a la calle.


 “Tus hermanos han venido a rescatarte, pero llegan tarde, ahora vas a morir “.Cuando los paracaidistas de aproximaban a los rehenes sentados en la calle, los rebeldes simba abrieron fuego sobre los rehenes con sus armas automática,matando dos docenas de hombres, mujeres y niños  e hiriendo a medio centenar, antes que los paracaidistas los pusieran en fuga.

 Paracaidista belga cuerpo a tierra ante los cadaveres de los rehenes asesinados por los simba.


  Entre los mercenarios y los paracaidistas no tardaron en tomar la ciudad por completo. Mientras los paracaidistas instalaban un hospital de campaña, los mercenarios se dedicaron al saqueo, asaltaban tiendas de licor, rompían las ventanas de los hoteles para acceder a las habitaciones,incluso usaron dinamita y lanzas termicas en cajas fuertes bancarias, liberaron  los animales del zoo, etc.


  Hoare hizo la vista gorda. “sé que mis hombres saquearon todo lo que pudieron, pero con las atrocidades que habían visto a  su alrededor, decidí que asi podían liberar la tensión y olvidar lo que habían visto.”


  Lo que sucedió después, cuando las tropas del ANC llegaron para hacerse cargo de la ciudad, fue el mayor baño de sangre que había ocurrido en la zona, según afirmaría mas tarde el comandante de los paracaidistas belgas, coronel Charles Laurent.


  “Los soldados del ANC no tomaron prisioneros.Los rebeldes eran golpeados hasta la muerte, o asesinados a machetazos. Fue una situación brutal.”


  Con su trabajo terminado , el coronel Laurent ordeno a sus paracaidistas  volver a sus aviones, y el contingente belga abandonó el pais.


  Hoare escribió: "Los paracaidistas belgas llegaron,hicieron su tarea y se marcharon.Y nos dejaron con la tarea de reunir a los rehenes”.


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