Memorial a Procopio el Grande en Cesky Brod.
Viene de aquí:
Nada se sabe de los primeros años
de trayectoria vital de Procopio.Aparece en la historia como un predicador
radical husita en la localidad de Sobeslav en 1417.Desde allí se convirtió en
un fijo en Monte Tabor, y un año despues estaba en Praga.
Su ascenso en el escalafón husita
comienza allí en Praga cuando toma
contacto con el predicador utraquista Jan Zelivsky y el líder militar Jan Zizka.Durante el periodo de Zizka como comandante en jefe de los rebeldes
husitas,parece que Procopio se dedicó a los asuntos espirituales y organizativos mas que al combate en el campo de batalla.
Fue durante ese periodo cuando adquirió
el apodo de “calvo” por que acostumbraba a afeitarse la cabeza antes de predicar a los radicales husitas.
Zizka había sido un táctico brillante,
que había adoptado el wagenburg, el carro de guerra, que anteriormente había sido
usado por chinos (dianastia Han contra nomadas xiong nu),
celtas ( Boudica en la batalla de Watling Street contra Roma),o tribus germánicas ( Arovisto rey de los suevos en la
batalla de los Vosgos del año 58), etc.,
para permitir a los campesinos husitas de Bohemia combatir con mas posibilidades de victoria contra la caballería pesada de los cruzados germánicos.
Wagenburg.
Con la mayoría de los seguidores
husitas dedicados a las labores del campo, Zizka había terminado por “estandarizar”
la gran cantidad de carros agrícolas de 4 ruedas de los que disponía, reforzándolos, en primer lugar,
con tablones prensados uno junto al otro.
Tablones adicionales se amarraban
con cuerdas a los laterales del carro, como “blindaje” adicional, con pequeños orificios
triangulares por los que salían los cañones de mosquetes y pistolas.
En el lado derecho según el
sentido de la marcha del carro se encontraba una estrecha puertecilla que se
podía convertir en una rampa para mejorar el acceso de los combatientes al
interior del carro. Cada carro estaba abastecido con una caja repleta de grandes
piedras, dos hachas, dos palas, dos picos, dos azadas, 2 lanzas y dos
espadas.Entre las ruedas traseras se colocaban un par de cubos siempre
llenos de agua, tanto para dar de beber a
los animales que arrastraban el carro como para poder apagar algún incendio que se produjera en pleno combate.
En el interior del carro se situaban dos encargados de las armas de fuego
y seis ballesteros, todos ellos protegidos por
14 hombres armados de armas de golpeo (mazas,garrochas, martillos,
cachiporras, casi todas reconvertidas de utiles agricolas) y cuatro alabarderos en la parte exterior, además de dos
pavisiers, o portadores de escudo, encargados de tapar con sus enormes escudos
rectangulares cualquier brecha que se produjera en la línea.
Cada carro tenía su propio líder,
y cada grupo de 10 carros era dirigido por
un capitán, con un comandante dirigiendo grupos de 100 carros y un general responsable
de todos los carros.
Se usaban banderines de señales
para la transmision de ordenes, tanto en
el acercamiento al campo de batalla como en el desarrollo de esta. Al llegar al campo
de batalla, los carros se desplegaban en formación cerrada creando un perimetro defensivo.
Los caballos eran retirados de los ejes, y los carros eran encadenados unos a otros.
Se elevaban los paneles laterales protectores y en algunas ocasiones se usaban palas y
picos para cavar un pequeño foso alrededor de la línea formada por los carros, usando la arena y las
piedras extraídas para afianzar aun más los carros al terreno.
Cuando comenzaba la
batalla,artilleros, ballesteros y mosqueteros apuntaban a la caballería enemiga
hasta conseguir dispersarla, lanzando entonces los husitas su propia caballería
para un choque decisivo.
Eneas Silvio Piccolomini, mas
tarde papa Pio II, llamaba al ejercito husita “monstruo con muchos brazos, que
rápida e inesperadamente se apoderaba de su presa, lo apretaba hasta la muerte
y luego lo tragaba”
Describiendo la lucha contra un
carro husita, el papa Pio II diría también:
“nuestras tropas montadas combatían
contra el carro desde fuera, pero debían retroceder cada vez que el enemigo amenazaba
con dominarlos, y se veían obligados a combatir desmontados, como si lo hicieran
contra los muros de una ciudad fortificada”.
Tras la firma de un armisticio en
1422 que dio final a la tercera cruzada, las distintos grupos que formaban parte
de la rebelión husita lucharon entre ellos.Procopio se encontraba entre los hombres
que habían acompañado a Zizka y los radicales husitas contra una coalicion de
husitas moderados y católicos de Bohemia en la batalla de Malesov.
El resultado de la batalla de Malesov sirvió para unir a taboritas y orebitas (husitas de la parte oriental
de Bohemia, nobles y comerciantes en su mayoria ).
Cuando Zizka murió de peste
bubónica en el castillo de Pribislav, en la frontera con Moravia en octubre de
1424, los soldados orebitas comenzaron llamarse a sí mismos huérfanos, porque habían
sufrido la pérdida de su líder militar y padre espiritual.
Procopio tuvo que hacer grandes
esfuerzos políticos para convencer a los orebitas para que no abandonaran la
lucha y siguieran combatiendo junto a
los taboritas.
Tras la muerte de Zizka, Procopio
tomó el mando de las tropas husitas, dedicando gran cantidad de tiempo a mejorar
la organización y la disciplina del ejercito husita.No necesitaba mejorar sus tácticas,
ya que Zizka había hecho un excelente trabajo en ese aspecto.
Ya como líder taborita, Procopio participó
en las expediciones de castigo sobre Moravia y Silesia en 1425, operaciónes de
castigo que consistían básicamente en saquear e incendiar poblaciones que se habían
resistido a abrazar la fe husita.
Durante la tercera y cuarta
cruzadas husitas, germanos y husitas combatieron a lo largo de la frontera
noroeste de Bohemia. El 16 de junio de 1426, un ejercito husita liderado por el
duque lituano Segismundo Korynut se enfrentaba a un ejercito germánico liderado
por Federico II, elector de Sajonia, en las inmediaciones de Aussing.
Los husitas desplegaron sus
carros en lo alto de una colina, donde esperaron la acostumbrada carga de la
caballeria pesada germana. Esta vez, los caballeros germanos cargaron con el apoyo
de su infantería, que pudo abrir varias brechas entre los carros que permitieron
el paso de varios grupos de caballeros,
que fueron detenidos en seco por la reserva de infantería y caballería de Procopio.Los husitas contraatacaron, y la ladera de la colina se convirtió en
un cementerio de hombres y caballos.
Desde el verano de 1426, Procopio
se dedico a practicar ataque preventivos contra las regiones que dependían del Sacro Imperio Romano Germánico ( Lusacia, Moravia y Silesia ) para mandar un aviso a los católicos de aquellas regiones y que no colaboraran con las tropas
cruzadas.
En octubre, los husitas de Procopio invadían el oeste de Moravia, asediando
el castillo de Kemnitz, que pertenecia a la princesa Agnes Von
Zesima-Rosenberg.Los sucesivos asaltos husitas consiguieron expulsar a los
moravos de la princesa Agnes hasta la fortaleza principal del castillo, donde
esperaban presentar la ultima defensa en espera de la llegada de refuerzos.
Pero cuando la princesa Agnes supo del fracaso del intento de las tropas de su tío Meinhart de
Neuhaus de relevar a la guarnición del castillo, supo que no había ninguna
posibilidad que los refuerzos llegaran tiempo,y
se rindió. Como parte de los términos del acuerdo de rendicion,Procopio permitió
a la princesa y a los suyos abandonar el castillo de Kemnitz con total
seguridad.
La princesa Agnes y los suyos abandonan el castillo de Kemnitz en presencia de Procopio el Grande.
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