lunes, 28 de noviembre de 2022

55 Dias en Pekín; Bajo 8 banderas ( II )

 


 Viene de aquí:

 La emperatriz Tsu Hsi y sus cortesanos observaban con creciente preocupación el caos y el desorden que provocaban los bóxers con sus acciones.

  No había un solo líder bóxer contra el que se pudiera actuar individualmente para detener la expansión del movimiento, que se extendía sin control por el norte de China.

  Los asesinatos de misioneros y sus familias provocaban presiones diplomáticas de las naciones occidentales, presiones que podían llevar a una guerra. Pero, aun más preocupante para la emperatriz era la posibilidad que el nuevo  y violento movimiento pudiera culpar a la familia imperial por los problemas en China, y pudiera volverse contra ella.

 

  Para protegerse las espaldas y congraciarse de alguna manera con los bóxers, a principios de 1900, cuando aumentaron los ataques sobre los extranjeros, la emperatriz revoco varias condenas a muerte y a prisión que se habían impuesto anteriormente a varios líderes bóxer.

  Pekín, actual Beijin, era entonces, como ahora, la capital de China, en donde vivían en aquel año más de un millón de personas. Muros de 5 metros de grosor y cuatro metros de altura bordeaban la parte sur de la ciudad, la mas moderna, denominada la ciudad china.

  Al norte, el muro Tártaro, de 10 metros de altura y 6 metros de espesor, rodeaba el sector más antiguo de la capital, conocido como la ciudad tártara, en donde vivía la mayor parte de la nobleza.

  Dentro de la ciudad tártara se encontraba la Ciudad Imperial, y dentro de esta, para  uso y disfrute exclusivo de la familia imperial, se encontraba la Ciudad Prohibida.

 

  Allí ni siquiera los aristócratas y funcionarios de más alto nivel podían entrar a menos que fueran invitados.

  Entre la ciudad imperial y el muro Tártaro se enconrtaba el barrio de las Legaciones, donde vivían diplomáticos, comerciante y banqueros extranjeros. La mayoría de las legaciones diplomáticas estaban dispuestas a lo largo de la calle principal, Legation Street, que discurría al este del muro Tártaro.

Puerta principal de entrada a la Calle de las Legaciones.
 

El canal imperial, en deshuso y poco profundo, discurría de norte a sur y dividia el barrio de las Legaciones en dos partes.

Canal Imperial a su paso por el barrio de las Legaciones.
 

  La legación británica era la de mayor tamaño, seguida por las de Rusia y Francia. Estados Unidos, Japón, Alemania, Austria-Hungría, Italia, España,  Bélgica y los Países Bajos disponían de legaciones mas pequeñas.

  Cada legación nacional era una mezcla de embajada, residencia oficial, oficina y club social para el embajador, sus funcionarios de mayor nivel y visitantes. Pero la mayoría de las legaciones no eran una simple mansion.Por ejemplo, la legación británica era un complejo amurallado que cubría hectárea y media que incluía, además de la mansion del embajador, varios edificios de oficinas, viviendas para empleados y sirvientes, una capilla, una bolera, un pequeño teatro, una clínica y un cementerio privado.

Legacion britanica.
 

  Y, nada mas salir del barrio  de las Legaciones, se encontraba una calle en la que había varias tiendas, solo para extranjeros, además de almacenes, y un banco.

  Los diplomáticos vivían en el interior de una burbuja, seguros y confiados. Pero las noticas sobre la matanza de misioneros y las amenazas de los bóxers contra la seguridad de los extranjeros pasaron a convertirse en una seria preocupación.

  Así, el 27 de mayo, en nombre de la comunidad occidental en Pekin, el embajador britanico, Sir Claude Maxwell McDonald solicito el envío de tropas.

  Pero las unidades militares de los países occidentales se encontraban demasiado lejos para intervenir rápidamente, aunque había infantería de marina de diferentes países sirviendo a bordo de los buques de guerra occidentales que patrullaban la costa china, y podrían desplegarse rápidamente en caso de ser necesario.

  Entre el 31 de mayo y el 4 de junio, comenzó a reunirse un contingente de emergencia a partir de la infantería de marina de 8 países diferentes, que se reunieron en las inmediaciones de  la localidad de Taku, en la desembocadura del rio Pei Ho, a unos 150 kilómetros al suroeste de Pekín.

 

  Entre ellos se encontraba un destacamento de infantería de marina USA, procedente del acorazado USS Oregón y el crucero USS Newark.

  El destacamento de marines estaba liderado por el capitán John T. Myers. Su padre, el coronel Abraham T. Myers, había sido graduado de West Point y había servido en el ejercito confederado como intendente general.

  Nuevas armas habían llegado hacia poco tiempo, para aumentar la efectividad de los infantes de marina de los distintos países.

  Los marines USA tenían sus ametralladoras Colt modelo 1895.Su sistema de disparo utilizaba un mecanismo de activación por palanca, no muy diferente al que utilizaba el fusil Winchester, pero automatizado para disparar 500 proyectiles por minuto, en el caso de la ametralladora.

Colt modelo 1895.
 

  Este sistema de palanca tenía el problema de una fuerte tendencia a inclinar  hacia adelante la ametralladora al ser activado, lo que causaba que, si el servidor de  la ametralladora no estaba atento, las balas perforaban agujeros en la tierra, rociando de tierra varios metros cuadrados  un rasgo que iba a darle el apodo de Potato Digger, “excavador de patatas”.

  Los británicos usaban la Nordenfelt de cuatro cañones, una ametralladora de diseño sueco que originariamente se usaba para defensa naval, que era capaz de perforar las calderas de los navíos enemigos, aunque tenía la molesta tendencia a encasquillarse muy a menudo.

Ametralladora Nordenfelt de 4 cañones.
 

  El resto de las infanterías de marina participantes en la operación iban dotadas de la ametralladora Maxim, un arma exhaustivamente probada y que no daba problemas, aunque su cadencia de tiro era menor comparada con las otras.(400 contra 500 proyectiles por minuto, aproximadamente).

  El 5 de junio, los insurgentes bóxer cortaban la vía férrea a Pekin. Pronto aparecieron en público en la misma capital china, incitando a la violencia contra los occidentales e instigando a  la población local a destruir uno los símbolos de la influencia extranjera, el hipódromo de Pekín.

  El embajador McDonald, muy preocupado, envió un mensaje al vicealmirante Edward Seymour, de la Royal Navy, para que enviara más refuerzos de inmediato.

  El 11 de junio, el embajador  japonés Sugiyama Akira,de camino a una reunión con representantes de la emperatriz, fue asesinado por tropas imperiales chinas.

  Cuando el impetuoso embajador alemán Clemens von Ketteler confundió a un niño con un bóxer y le pego un tiro, la ira se extendió por los barrios chinos aledaños al barrio de las legaciones.El 16 de junio, las turbas atacaron e incendiaron iglesias, tiendas de extranjeros y asesinaron a centenares de chinos cristianos.

 


  El 19 de junio, la oficina imperial para los asuntos extranjeros exigió que todos los extranjeros salieran de Pekin. Se les prometian salvoconductos para llegar con seguridad  a la costa.

  Pero los occidentales que se habian concentrado  en el barrio de las Legaciones tenían muy poca fe en la promesa china, y decidieron permanecer en las legaciones el tiempo necesario, esperando la llegada del vicealmirante Seymour y sus hombres.

  Los aconteciemtnos se precipitaron el 20 de junio, cuando un oficial del ejercito imperial asesino al embajador Ketteler cuando se dirigía a reunirse con las autoridades chinas.

 

  Turbas de bóxers abrieron fuego contra los enclaves extranjeros de la ciudad, y a ellos se le unieron unidades completas del ejército imperial chino. Atrapados dentro de los muros que rodeaban el barrio de las Legaciones se encontraban 473 civiles extranjeros, 407 militares de 8 naciones  y más de 3.000 cristianos chinos.

  El día 21, la emperatriz proclamaba la declaración de guerra contra las potencias extranjeras.

Los 55 días en Pekín habían comenzado.


(Continuara…)

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