martes, 3 de enero de 2023

1808: Napoleón: 1ª guerra peninsular ( XII )

 

"El Engaño de Francia" ("Despierta, España", "naciones, ¿que haceis? ")

Viene de aquí:

  José Bonaparte, Pepe Botella para los españoles, fue declarado rey de España el 6 de junio de 1808. Habia sido obligado por su hermano a abdicar del título de rey de Napoles, y solo acepto la corona española a regañadientes.

  Aunque siempre a la sombra de su hermano pequeño, José Bonaparte tenia considerable experiencia diplomática y un espíritu abierto, liberal, lo que le llevaba a constantes choques dialecticos con su hermano.

El rey Jose I Bonaparte. rezando para que el licor le llegue a la altura de la boca.
 

  Numerosas juntas provinciales habían declarado su lealtad a los Borbones, y el 10 de junio la junta suprema de Sevilla envió una requisitoria al gobierno británico vía Gibraltar solicitando armas y dinero para combatir al invasor francés.

  Las diversas juntas regionales estaban ocupadas reuniendo todas las tropas regulares que podían encontrar junto  a milicias locales, para tratar de organizar un ejercito.

 

  Cuando los aragoneses de Zaragoza se rebelaron, una guarnición compuesta básicamente de civiles y milicianos resistió las poderosas embestidas de los asediadores franceses. Su ejemplo y determinación inspiro a los españoles para seguir resistiendose a la ocupación.

 

  Sorprendido por la violencia de la revuelta en tierras españolas, Napoleón ordeno la destrucción de dos ejércitos españoles que se estaban formando en Galicia y Andalucía.

  El mariscal Mencey lidero un ejército de 10.000 hombres para atacar Valencia, mientras el mariscal DuPont marchaba contra Sevilla al mando de 13.000 hombres. Ambas columnas fueron detenidas en multitud de lugares por los ataques de la guerrilla, lo que llevo a salvajes represalias.

  El 14 de julio el mariscal Bessieres derrotaba al ejercito combinado de los generales Blake y Cuesta en la batalla de Moclin,en  Medina de Rio Seco. Pero el contingente de DuPont seguía encontrando serias dificultades para avanzar hacia Sevilla debido a la resistencia de guerrilleros y milicianos ,y el gran número de inexpertos reclutas en el ejercito frances que operaba en Andalucía.

Monumento a los caidos en la batalla de Moclin, en Medina del Rio Seco.
 

  La sospecha del nuevo rey José I de que el pueblo español no le iba a tener demasiada estima se reforzó cuando llego a Madrid por primera vez. El forzado entusiasmo de las autoridades locales de los pueblos por los que había pasado en su viaje a la capital se convirtió en grave descontento popular cuando entro en Madrid el 20 de julio de 1808, siendo agasajado solo por los soldados franceses borrachos que pululaban por las calles.

"el Rey Jose intentando domesticar al burro español."
 

  En junio, dos nobles españoles, el vizconde Materos y don Diego de la Vega habían llegado a Londres buscando animar a la intervención británica en la guerra peninsular.

  Representaban a las juntas regionales de Asturias y Galicia, y el secretario de exteriores del gobierno de Su Graciosa Majestad, lord Canning, acepto negociar con ellos.

  El gobierno británico ya había contactado anteriormente con varias juntas provinciales, pero la mayoría de ellas se oponía a la intervención directa en España por parte de una nación que ,apenas un par de años atras, era una nación enemiga. Los españoles aceptarian encantados dinero, provisiones, armas y municiones de los británicos, pero se negaban a permitir que tropas del imperio britanico desembarcaran en costas españolas.La junta provincial de  Cádiz incluso se negó a permitir que una brigada inglesa desembarcara en territorio español, aunque Cádiz estaba en serio peligro de ser capturada por los soldados franceses.

  Las dos últimas ocasiones en  que los britanicos habían enviado expediciones de ayuda a sus aliados habían terminado en rotundo fracaso. El primero, el ataque de la flota britanica a la danesa fondeada en Copenhague, había alarmado a toda Europa por lo que significaba el ataque de los británicos a una nación neutral.

  La segunda expedición había sido el fracaso del general Whitelocke en 1807 en el intento de tomar Buenos Aires, fracaso que, según la prensa inglesa, había llevado el deshonor al país.

Derrota y fracaso de la 2ª invasion britanica a Buenos Aires.
 

  Pero las gestiones diplomáticas de los dos nobles españoles prosperaban, y en julio los preparativos de la ayuda eran evidentes por todos los puertos y cuarteles de tropas británicas en Gran Bretaña.

 Pero ¿quién iba a liderar el futuro cuerpo expedicionario británico en la península ibérica?. Un nombre salto pronto a la palestra, el de Sir Arthur Wellesley, que debía liderar una fuerza que había sido primeramente destinada a América del sur pero redirigida a la península ibérica.

"Arthur Wellesley, duque de Wellington", obra de James Londsdale.
 

  Sir Arthur Wellesley más tarde se haría famoso con el titulo de  duque de Wellington, un titulo que recibió en el año 1814. Aunque años más tarde sería nombrado primer ministro y fue reconocido como héroe del imperio británico, su futuro en 1808 no estaba claro.

  En un ejercito británico en donde había abundancia de generales, conseguir un destino en donde destacar no era fácil. Muchos oficiales de alto rango como Wellesley languidecían durante años sin obtener un servicio activo, mientras ganaban media paga.

  Además, en Horse Guards, el cuartel general de las fuerzas armadas del imperio britanico, la experiencia y la juventud de Wellesley jugaban en su contra, ya que los más poderosos miembros del establishment militar estaban en contra de aquellos hombres que se habían labrado su reputación militar en las guerras coloniales del imperio británico.

  Así que, cuando fue elegido para dirigir la expedicion a la península ibérica, los tabloides britanicos publicaron que Wellesley sin duda debía tener fuertes conexiones políticas para haber obtenido un mando como aquel.

  Nacido en 1769, Arthur Wesley era el cuarto hijo de Garret Wesley, conde de Mornington, un aristócrata de origen irlandés, y de lady Mornington, que no se ocupaba personalmente por sus hijos pero se aseguro que consiguieran una excelente educación en Eton, Bruselas y Angers.

  Aunque muy hábil en el manejo del violín, su familia creía que ese talento no le serviría para su vida futura, y usando sus contactos políticos, en 1787 lady Mornington “compraba” para Arthur Wesley una comisión como 2º teniente del regimiento de infantería nº 73 (la compra de mandos y ascensos para escalar por la oficialidad del ejercito británico era algo muy común).

  Arthur se adaptó rapidamente a la vida militar, y comenzó a progresar  por el escalafón, al mismo tiempo que se iniciaba en la política, siendo elegido miembro del Parlamento por el distrito de Trim entre 1790 y 1795.

  Las conexiones familiares y el importante apoyo financiero  le permitió trasladarse entre varios regimientos, hasta que llego  al 33º regimiento de  infantería con el cargo de teniente coronel en 1793. Alli tuvo su primer contacto con los campos de batalla, viendo acción por primera vez en la campaña holandesa de la guerra de la 1ª coalición, en la batalla de Boxtel de 1794.

Retirada britanica tras la derrota en la batalla de Boxtel.
 

  La desastrosa campaña británica en los Países Bajos pudo haber enterrado la carrera militar del teniente coronal Arthur Wesley. Muy pocos oficiales aliados emergieron de la campaña en Holanda con su reputación intacta, pero Wesley decidio sacar provecho de lo que había visto, sobre todo la ineptitud e incompetencia de los más altos mandos del ejercito británico.

  A partir de 1795 comenzó a estudiar las artes militares en libros de autores clásicos. Cuando su regimiento fue enviado  a la India  en 1798, sus maletas iban cargadas de libros sobre teoría militar y biografías de grandes comandantes militares de la historia.

  Su aprendizaje fue rápido, y pudo demostrar sus nuevas capacidades y su talento para las cuestiones militares en el asedio de Seringapatam de 1799, tras la muerte en combate del sultán Tippoo, siendo nombrado entonces gobernador general de la ciudad.

"Sir Arthur Wellesley descubriendo el cadaver del sultan Tippoo"
 

 En 1799, Arthur y su hermano Richard decidieron cambiar su apellido de Wesley a Wellesley, que consideraban más aristocrático y más adecuado para el progreso social de la familia.

  Los siguientes años los pasó  en la India  probando ser un buen administrador y un hábil comandante militar, siendo ascendido a general en 1801, a la edad de 33 años.

  Sus estudios le convencieron que la buena logística militar era la clave para el éxito en los campos de batalla. En Madrás aseguraba a sus oficiales: “un rápido despliegue no es posible sin un buen nemero de  cabezas de ganado y un gran número de carros”. Wellesley sabía que un gran número de tropas no aseguraban la victoria si faltaba la munición y el agua o la comida estaban pobremente distribuidas, y la India fue el campo de  pruebas ideal para entrenar a sus tropas y oficiales sen dichos aspectos logísticos.

  Allí aprendió que las enormes cantidades de agua y comida que un ejercito necesitaba solo eran fácilmente obtenibles si se contaba con la colaboración, o, al menos, la neutralidad de la población local. Al igual que la obtención  de información fiable solo era posible con la cooperación o al menos, la no oposición de los ciudadanos civiles.

  Así que a partir de entonces, Wellesley  se iba a asegurar que la propiedad de las poblaciones locales fueran respetadas y sus tropas pagaran por lo que tuvieran que requisar, estando absolutamnte prohibido el saqueo.

  Siguiendo esos principios se mejoraba la movilidad de las tropas, su cohesión, aprovisionamiento y deseos de victoria.

  Todas esas lecciones aprendidas en la india le iban a servir para su campaña en la península ibérica.


 

(Continuara…)

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