jueves, 1 de diciembre de 2016

Anna Coleman Ladd, la mujer de las 1.000 caras.





“Mi trabajo comienza cuando los cirujanos han terminado el suyo “


   Nacida en Bryn Mawr,Pensilvania, a mediados del año 1878, Anna Coleman Watt se había educado en Europa, estudiando escultura en París y Roma. Casada en 1905 con el doctor Maynard Ladd, siguió a su marido cuando este marcho a   París en el año 1917 para hacerse cargo del Departamento de la proteccion a la infancia de la Cruz Roja norteamericana en Francia.

  En la clínica de su marido en Paris, Anna descubrió los terribles efectos que las nuevas armas de la 1ª guerra mundial causaban en las caras de los soldados heridos, terribles desfiguraciones que impedían que los heridos pudieran reintegrarse a una vida civil o familiar mínimamente “normal”.



  Para tratar de paliar el sufrimiento de los soldados heridos, Anna Coleman decidió poner su arte al servicio de la medicina, y creó una especie de tienda-taller llamada Estudio para retratos de mascara, (donde estaba terminantemente prohibido el uso de cualquier tipo de espejo) en el barrio Latino de Paris, contando con la colaboracion de  la Cruz Roja  norteamericana.


  Antes de dar comienzo a su trabajo,Anna Coleman estudió detenidamente los trabajos pioneros del artista londinense Francis Derwent Wood.

 Francis Derwent Wood.

  Derwent Wood ,que había sido rechazado por el ejército británico como voluntario debido a su avanzada edad, decidió trabajar como voluntario en el hospital londinense de Wandsworth en un departamento creado para el tratamiento de las desfiguraciones faciales que los soldados sufrían debido mayormente  a la metralla de los campos de batalla europeos, el Departamento de mascaras para la desfiguración facial, o como lo llamaban jocosamente los pacientes, la "tienda de narices de hojalata" (tin noses shop ).


  En vez de usar las protesis de goma usadas anteriormente,los trabajos de Derwent Wood sustituyeron la goma por yeso, esculpido a la medida de la cara del paciente según antiguas fotografías del mismo. Cada mascara llevaba semanas de trabajo, y se realizaban a  base de moldes de yeso de la cara del paciente, una vez sus heridas hubieran cicatrizado por completo.La mascara en si estaba fabricada a base de laton,para facilitar su pintado posterior, que debía realizarse con la mascara sobre el paciente, para tratar de igualar lo máximo posible el tono de la cara del paciente con el color de la máscara.


   Anna Coleman fue un paso mas allá que Derwent Wood, y a la técnica del molde de yeso y la máscara de latón unió la utilizacion de  orejas y narices de caucho, un material más moldeable que la goma. Aunque no eran perfectas, estas nuevas mascaras y nuevos materiales permitieron  que miles de soldados pudieran volver a tener confianza en sí mismos y pudieran reiniciar las relaciones familiares y sociales que habían perdió tras su regreso de los campos de batalla y las terribles heridas que habían sufrido.



   Anna Coleman Ladd recibió el grado de caballero de la Legion de Honor otorgada por el estado francés como premio a sus distinguidos servicios, mientras que el estado serbio concedió la orden de San Sava,una orden que reconocía los meritos extraordinarios de artistas y científicos.






  En 1936,Anna Coleman se retiró de la vida pública y marcho a California,donde vivió con su marido hasta que falleció en junio de 1939.

 "El daño psicologico sobre un hombre que va a pasar el resto de su vida siendo un objeto de horror para si mismo y para los demas está mas alla de cualquier descripcion.Es una experiencia muy comun para cualquier persona desfigurada sentirse como un extraño en su propio mundo.Debe ser algo muy parecido al infierno el sentirse extraño a si mismo ".




Military History Monthly,octubre 2016.

1 comentario:

  1. Mi madre tiene una prótesis como esa, hecha de silicona, es el ojo izquierdo y los párpados, las pestañas, que tuvieron que quitarle por un tumor y la verdad es que es muy realista. Ella se la sujetaba con las gafas y un adhesivo especial que se la pegaba en la cuenca del ojo que le vaciaron y llevaba hasta el cristal de ese lado con graduación para que se viera más real, pero el problema es que al no tener ningún tipo de movimiento se seguía notando que era una prótesis. La llevó unos meses al principio y después le era incómoda, el adhesivo le daba reacción y como no tiene tacto en esa zona si se despegaba no se daba cuenta, así que decidió ponerse un cristal opaco en ese lado de las gafas y coger unas gafas con patilla ancha para que no se le viera la cicatriz por el lado, además se pone un parche adhesivo muchas veces para taparlo más. Aunque claro, ella no está tan desfigurada como esos hombres, simplemente le falta el ojo y lo que lo rodea, pero la ceja y el pómulo todavía los conserva en su sitio.

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