viernes, 8 de septiembre de 2023

El arma que conquistó el Oeste ( 2ª parte ).

 

Expedicion Chamuscado-Rodriguez.

Viene de aquí :

  Esa misma noche, mientras probaban por primera vez la carne de búfalo sentados alrededor de una hoguera,, todos los españoles estuvieron de acuerdo en que todos sus esfuerzos para descubrir y capturar al búfalo habian valido la pena.

  Gallegos escribió : “Su carne es deliciosa, y para nuestro gusto,tan sabrosa como el de nuestro ganado de España."

  La carne que no se consumió esa noche se seco en forma de cecina, para ser utilizada en el resto del viaje que aun les quedaba por delante.

  Durante un par de semanas mas exploraron el territorio circundante, y seguramente llegaron a la cabecera del rio Cimarron. Finalmente, a mediados de octubre regresaban a San Marcos , donde se iban a enfrentar a un desafió que iba a exigirles una respuesta rápida y decisiva.

  “Mientras estábamos en San Marcos, unos indios de otro asentamiento, Malagon, mataron a tres de nuestros caballos. Chamuscado ordeno a cinco soldados ensillar sus caballos y salir en persecución de los culpables, para detenerlos por la fuerza si fuera necesario."

  Cuando los soldados llegaron a Malagon, un típico asentamiento de los indios pueblo, con sus edificaciones sin puertas a ras de suelo y entrada por el techo, llamaron a sus habitantes, que habian buscado refugio en el techo, y preguntaron quien había matado a los caballos.

 

  Cuando los indios respondieron que no habían hecho tal cosa, los españoles comenzaron un espectáculo para mostrar su fuerza, según cuenta Gallegos :

  “Apuntamos nuestros arcabuces al cielo y los disparamos para que los indios, creyeran que íbamos a matarlos, corriendo un gran riesgo porque eramos solo 5 hombres con la tarea de atacar 80 casas y mas de un millar de habitantes. Tras disparar , los nativos corrieron a sus casas y se encerraron en ellas, retirando las escalas."

  Tras amenazar con destruir sus casas, los indios terminaron por entregar a los españoles a dos de los suyos, que marcharon a San Marcos junto a los españoles.

  El castigo si algún nativo mataba a un caballo era ciertamente desproporcionado, ejecución por decapitación, en publico. Pero los españoles no querían matar a los dos indios, ya que eso podía soliviantar a las tribus con las que se estaba comerciando.

  Así que idearon un plan por el que los frailes liberarían a los indios cuando los soldados simularan cumplir con la pena impuesta.

  El plan funcionó, los dos indios fueron “liberados “ por los frailes, y en gratitud, se comprometieron a garantizar el bienestar y la seguridad de los frailes y cualesquiera que les acompañara.

 

  Con la garantía de los indios, Chamuscado y sus hombres se dirigieron hacia el oeste hasta Acoma, un pueblo situado sobre una meseta rocosa, prácticamente inexpugnable.

  Los rumores hablaban de enormes riquezas en algún punto de la región en la que se encontraban, unos 80 kilómetros al norte del valle del rio Grande. Pero el tiempo se acababa, el invierno estaba cerca y había que apresurarse.

  Al no encontrar nada de valor cerca de Acoma, la expedición se dirigió hacia el oeste otros 100 kilómetros, hasta llegar a Zumi, ( en el centro de Nuevo Mejico, en la actualidad, aprox.)

Acoma.
 

  Allí oyeron hablar de minas repletas de oro y pueblos legendarios, pero las provisiones se agotaban, y el imprescindible suministro de herraduras estaba prácticamente acabado.

  Así, en medio de las primeras nieves del invierno, la expedición regreso a rio Grande. Alli anunciaron su intención de regresar a Nueva España, pero los frailes Agustín Rodriguez y Francisco Lopez se negaron, ya que el propósito de la expedición, a sus ojos, era el de convertir almas perdidas, e insistieron en permanecer con los indios, ya que tenian la intencion de fundar una mision en Puaray ( al sur de Bernalillo).

Mision de Isleta, en  Nuevo Mejico.
 

  Chamuscado termino por acceder, y el ultimo día de enero de 1582, tras dejar sus herramientas y parte de las escasas provisiones que les quedaban a los frailes, la expedición se dirigió al sur.

  El viaje de regreso por rio Grande no fue fácil, con constantes emboscadas y escaramuzas con grupos de indios, tanto que tenían que dormir con la armadura puesta.

  Chamuscado cayo enfermo debido a unas fiebres, hasta el punto que sus hombres decidieron construir una litera que, colgada entre dos caballos, permitiera transportarlo con mayor facilidad. Como no tenían herramientas por haberlas cedido a los frailes, tuvieron que cortar la madera necesaria para construir la litera con sus espadas.

  Pero, a pesar de los esfuerzos de sus soldados, Chamuscado murió, y sus hombres lo enterraron al pie del camino, la primera de las muchas tumbas que los españoles iban a ocupar en ese camino en los años venideros.

Placa en homenaje a la expedicion Chamuscado-Rodriguez, en san Elizario, Texas.
 

  Finalmente, el 15 de abril de 1542, el grupo llegaba a Santa Barbara,disparando sus arcabuces para alertar a la población de su llegada.

  Entre los que presenciaron el regreso a casa de los hombres de Chamuscado se encontraba un prospero ranchero del centro de Nueva España, un cordobés llamado Antonio de Espejo, prófugo de la ley en esos momentos.

  Meses atrás, cerca del pueblo de Aguas Calientes, Antonio y su hermano Pedro se habían enfrentado a dos de sus trabajadores en el rancho por haber eludido su trabajo durante un intento de estampida del ganado.

  La riña había terminado en una pelea mortal, y Pedro había matado a uno y herido a otro de los vaqueros. Pedro fue encarcelado, y las autoridades impusieron una fuerte multa a Antonio.

  Pero Antonio no quería pagar la multa, así que se había escabullido y había cabalgado hacia el norte, llegando a Santa Barbara poco antes de la llegada de los hombres de Chamuscado.

  De espejo escucho atentamente las historias que contaron los hombres de Chamuscado, describiendo la región que habían explorado.

  De Espejo, que había llegado al nuevo mundo en 1571 con el arzobispo Moya y Contreras, había progresado económicamente, y para 1580 era propietario de varios ranchos de ganado vacuno en Queretaro y Celaya.

 

  Pero su implicación en el asesinato de un vaquero le haba puesto entre la espada y la pared. Como muchos otros aventureros que habían encontrado su lugar en el Nuevo Mundo, era inteligente, observador y estaba dispuesto a correr riesgos.

  Y cuando noto las quejas de los franciscanos referidas a que dos de ellos, Rodríguez y Lopez, habían quedado atrás y no se tenia noticia de su suerte, vio la oportunidad.

  En Santa Barbara vivía otro fraile franciscano, Bernardino Beltran, que insistía en que era necesaria una expedición de rescate que se dirigiera de inmediato a la región en la que se suponía debían de seguir los dos franciscanos perdidos.

  De espejo decidió aprovechar la oportunidad y se ofreció al padre Beltran para acompañarle en una expedición que incluso estaba dispuesto a escoltar y financiar de su propio bolsillo, dotándola de 14 hombreas armados, una docena de sirvientes indios, una remuda de 114 caballos y mulas,  armas , armaduras y provisiones para varios meses.


 

(Continuara...)


1 comentario:

  1. Obra maestra de relato el que estás poniendo! El Imperio Español hizo las cosas diferentes, y no por nada llegaron desde una punta del continente al otro. Sin añadir matiz politico, rememorando quienes somos y de donde venimos, gracias totales!

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