viernes, 29 de septiembre de 2023

Resureccionistas ; ladrones de cadaveres (1ª parte )


   Cuando los restos mortales de una persona de baja extracción social eran enterrados en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, tenían muchas posibilidades de no poder llevar a cabo su ultimo y definitivo descanso.

  En vez de pasar la eternidad enterrado bajo tierra, algunos cadáveres eran desenterrados y transportados a las salas de operaciones de colegios médicos y hospitales.Allí eran diseccionados por estudiantes de cirugía deseosos de aprender anatomía lo mas real posible, que practicaban operaciones quirurgicas que mas tarde, cuando obtuvieran sus títulos, practicarían sobre pacientes vivos.

 

  Ser descubierto desenterrando cadáveres podía arruinar la reputación de cualquiera, pero habia mercaderes especialistas en proporcionar cadáveres para los aspirantes a doctores.

  Se los conocía por muchos y variados nombres : resureccionistas, ladrones de cuerpos, vaciadores de tumbas, etc. Aunque la utilización de cadáveres para la enseñanza de la medicina pudo hacer avanzar la comprensión del cuerpo humano, el objetivo de los ladrones de cuerpos, los cadáveres de personas indigentes, cuyos restos mortales eran violados cuando el mercado lo demandaba, era moralmente despreciable.

  Mientras la industrialización transformaba las ciudades y la población de las mayores ciudades de Gran Bretaña, la ciencia medica sufría una metamorfosis.

  En la década entre 1790 y 1800 habia alrededor de 300 estudiantes de medicina en Edimburgo y Londres, los principales centros de estudios médicos de Gran Bretaña. Pero, ya en la década de 1820, el numero se había incrementado hasta los 400 en Edimburgo, y el millar de estudiantes en Londres.

 

  Los estudiantes necesitaban diseccionar una media de 3 cadáveres para conocer en profundidad el interior de un cuerpo humano. Asi,la demanda por cadáveres “frescos” se incremento a partir de esa década.

  Las escuelas de medicina parisinas tenian un sistema altamente efectivo para asegurar suficientes cadáveres para cada estudiante , el aprovechamiento de cadáveres de criminales ejecutados y de indigentes fallecidos en hospitales cuyos cadáveres no eran reclamados, sobre todo.Tan eficaz era el sistema, que en 1828, el 20% de los estudiantes de medicina britanicos solicito el traslado a Paris con su inscripción garantizada.

   En Gran Bretaña, el único modo legal para adquirir un cadaver era el Act Murder de 1752, que permitía que los cadáveres de asesinos ejecutados pudieran ser usados para ser diseccionados ( porque según decía la ley, la muerte no era un castigo suficiente ) . Pero esta ley solo permitia el uso de entre 100 a 120 cadáveres anuales, muy por debajo de lo que los estudiantes de medicina requerían.

"La muerte no es suficiente castigo".
 

  Tradicionalmente, los aprendices de cirujano eran los que iban a los cementerios a desenterrar los cadáveres. Pero, si eran descubiertos, enfrentaban represalias, a menudo violentas, por parte de los familiares del difunto, y su reputación se veía seriamente afectada .

  Pero en la mayor parte de las ocasiones, las autoridades miraban hacia otro lado. Por ejemplo, el 14 de octubre de 1785 fueron robados los cadaveres de cuatro niños de la iglesia de San Andrew, en Londres. Los cadáveres fueron llevados al colegio privado de cirugía del doctor William Marshall. Marshall ya habia utilizado para sus clases cadáveres de dudosa procedencia, pero como los individuos involucrados en el robo de los 4 niños eran” caballeros,  las autoridades decidieron no procesarlos.

  La solucion era encontrar a un intermediario que consiguiera los cadáveres discretamente.

  En 1829, cuando se creo la policia metropolitana de Londres, el sueldo que recibia  un guardia era de 21 chelines semanales. Por su parte, una veterana costurera ganaba 5 chelines a la semana, trabajando 12 horas al día 6 días a la semana.

  En cambio, un cadaver reciente podía costar entre 4 y 12 guineas ( 1 guinea, 21 chelines ), según fuera su estado de conservación y sus características físicas y morfológicas.

  Incluso si habia que dividir entre 4 personas, el numero normal de miembros de un grupo de desenterradores, el negocio era redondo.

 

  Los precios dependían de la “frescura” del cadaver, o si tenia alguna condición medica que fuera interesante para los aspirantes a doctores. Los cadáveres con deformidades poco usuales alcanzaban los precios mas altos. Un cadáver reciente con todas las extremidades valia al menos el doble que un cuerpo al borde de la putrefacción.

  Los cuerpos masculinos eran considerados mas valiosos si lo que querian estudiar los aspirantes a doctores era la musculatura. Ademas, vender el pelo o los dientes de los cadáveres era otra linea de negocio que los futuros doctores no despreciaban.

  Dado que un cadaver no era considerado como una propiedad por las leyes, el robo de tumbas era considerado solo un delito leve, castigado como mucho con seis meses de prisión.

  Pero los resureccionistas se arriesgaban a pasar temporadas mas largas en prisión, ya que a menudo se apoderaban de  otros de los contenidos de las tumbas, aparte del cadaver, como las asas del féretro, la mortaja o las ropas del difunto.Así,se procuraba desnudar al difunto robado antes de introducirlo en un gran cesto o un arcón, que se cargaba en un carro tirado por caballos.

  Los resureccionistas solian usar 4 herramientas para sus incursiones en cementerios o iglesias : una pala de madera ( menos ruidosa que una de metal ), cuerdas, una palanqueta de metal y una linterna.

  Los ladrones cavaban hasta que encontraban el féretro. Lo abrían utilizando las palancas, y luego usaban las cuerdas para alzar el cadaver. El trabajo requería de una considerable fuerza física, y solo los mas expertos y mas fuertes ladrones podían desenterrar hasta 6 cadáveres por noche.

 

  Con el paso del tiempo, los resureccionistas se convirtieron en algo parecido a un club exclusivo, que no aceptaba en sus filas a “temporeros” o trabajadores ocasionales en busca de un sobresueldo.

  Para proteger a sus difuntos las familias comenzaron a adquirir lo que llamaban mortsafe, construcciones diseñadas para proteger tumbas de cualquier tipo de asalto.


Mortsafe en Glasgow.
 

  Normalmente consistían de una reja o una especie de jaula colocada sobre la tumba .Eran muy eficaces, y cumplían su cometido a la perfeccion.En algunos cementerios se construyeron tambien una especie de torres de vigilancia que aportaban mas seguridad, con los lugares mas visibles desde la torre reservados a las familias mas pudientes.

Torre de vigilancia en el cementerio de Delkeith.
 

  Los resureccionistas alcanzaron tal reputación que los autores literarios del siglo XIX no escaparon a su influencia.

  Frankenstein, de Mary Selley, nos muestra al doctor Victor Frankenstein colándose en osarios de iglesias para obtener “piezas” para completar su monstruosa creacion.

  En 1859 los lectores conocerian a Jerry Cruncher, en Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, un portero de un banco de día que pasa las noches buscando cadaveres frescos en los cementerios para vender al mejor postor.

"Los amigos de Mister Cruncher."
 

  O el caso de Hare y Burke, los asesinos que inspiraron el cuento de Robert Louis Stevenson “el ladron de cadaveres”, un thriller gotico sobre dos estudiantes de medicina que se ocupan personalmente de proporcionarse cadáveres para sus clases de anatomía.

Y, cuando no tenían cadaveres, asesinaban para conseguirlos.



(Continuara...)


 

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