jueves, 7 de mayo de 2020

...Y el mundo contuvo el aliento; 1962, la crisis de los misiles de Cuba ( 13 ª parte )



 Viene de aquí:


  Tras terminar la reunion, Scali fue directamente al Departamento de Estado para reunirse con una de  sus fuentes allí, el secretario de inteligencia, Roger Hillsman.


  Tras escuchar lo que había dicho Feklisov, Hillsman supo ver que se acababa de abrir un nuevo canal de comunicaciones entre las dos superpotencias.


  Reunió de inmediato a su equipo y al enlace de la CIA en el departamento de estado, Sherman Kent, para comenzar a evaluar la oferta.Todos pensaban que Kruschev estaba buscando abrir un nuevo canal de  comunicación fuera del tradicional maskirovka, el engaño y las mentiras  típicas de los medios de comunicación estatales sovieticos.Parecia que Kruschev quería dialogar sin intermediarios.


  A las 3  de la tarde, Scali se reunía con Dean Rusk, secretario de estado, que le animaba a llamar de nuevo a Feklisov para reunirse de nuevo para aclarar detalles de la oferta soviética.

 Alexander Feklisov, aka Alexander Fomin,residente de la KGB en Washington.


  Mientras tanto, en el Kremlin,el premier Kruschev, parcialmente convencido por el segundo mensaje del presidente Kennedy, comenzaba a buscar como llegar a un acuerdo y resolver la crisis pacíficamente.


  En la sesión de tarde del presídium del soviet supremo, Kruschev lanzó por primera vez la idea de sacar los misiles de  Cuba,proponiendo que a cambio, Estados Unidos debía retirar sus misiles Júpiter de Turquía e Italia. Kruschev también deseaba que los estadounidenses retiraran los misiles balísticos Thor de Gran Bretaña, pero en su siguiente carta al presidente Kennedy no incluyó ninguna referencia a ese tema.


  A las 6 de la tarde, el Departamento de Estado recibía la nueva misiva de Kruschev a Kennedy desde la embajada USA en Moscu.La carta incluía varias frases interesantes:


  "Propongo, por mi parte, declarar que nuestros buques que navegan hacia Cuba no trasportan ningún tipo de armamento: A cambio, usted declarará que Estados Unidos no invadirá Cuba con sus tropas y no apoyara intentos de otras fuerzas militares que pudieran querer intentarlo.Entonces, la necesidad de la presencia militar soviética en Cuba desaparecerá, y entonces yo retirarare todo el material soviético de la isla”.


  Esa misma noche, Scali se reunió de nuevo con Feklisov, y le aseguró que el gobierno estadounidense veía grandes posibilidades de llegar a un acuerdo, y proponía al secretario  general de la ONU, U Thant, como intermediario en las posibles negociaciones.


  Feklisov aseguró a Scali que sus palabras serían puestas en conocimiento de las mas altas instancias instancias del gobierno soviético de inmediato.


  Feklisov, aun hoy, a casi 60 años de ocurridos los hechos, sigue siendo toda una incognita.En su autobiografía, “El hombre tras los Rosenberg” insiste en que nadie del gobierno soviético le ordeno iniciar ningún tipo de contacto con la administración norteamericana, y tampoco fue autorizado a hacer ningún tipo de  oferta  de parte del gobierno soviético.


  Pero ningún residente de la KGB con tantos años de experiencia como tenia Feklisov, se atrevería nunca a realizarese tipo de ofertas sin tener un fuerte apoyo detrás.


  Tras el intercambio de misivas y mensajes, y ante el empeoramiento de  la situación general, el presidente Kennedy se reunía el día 27 con sus asesores mas cercanos.A las 7.45, el fiscal general Robert Kennedy se reunía de nuevo con el embajador Dobrynin en el Departamento de Justicia, en la avenida Pensilvania.


  Segun el fiscal Kennedy, el embajador Dobrynin debía informar al premier Kruschev que ,definitivamente, los EEUU tomarían acciones ofensivas contra Cuba si los misiles soviéticos no eran desmantelados de inmediato.No se trataba de un ultimátum, sino de una declaracion.Si los rusos no desalojaban los misiles, lo harian los estadounidenses.Si cumplían con la condición y desmantelaban los misiles ,los misiles Júpiter que EEUU mantenía en Turquía también serian desmantelados, pero que de ninguna manera se haría público tal acuerdo.


  Dobrynin abandonó rápidamente la reunión y marchó a la embajada sovietica en Washington, desde donde  a las 8:00 de la tarde (4 de la mañana en Moscú) se transmitía el “ultimátum” del gobierno estadounidense.


  La situación cambiaba hora a hora, de una manera muy peligrosa. Kruschev volvió a convocar de urgencia a los miembros del presídium en una dacha a las afueras de Moscú.


  Desde siglos atrás, el área alrededor de Novo Ogarievo había sido la zona vacacional preferida de la elite rusa, primero de los zares, mas tarde de los lideres comunistas.


  La dacha de Kruschev en Novo Ogarievo tenía un cierto parecido a la Casa Blanca de Washington.Su construcción había sido ordenada por el breve sucesor de Stalin como primer ministro de la URSS, Georgi Malenkov.Tras la caída en desgracia de Malenkov, la dacha había pasado a ser propiedad del estado soviético, que lo había convertido en un lugar de descanso para sus más altos gobernantes.

 Dacha de Novo Ogarievo.


  Años más tarde, esta dacha pasaría a la historia como el lugar de retiro del presidente Gorbachov, y el sitio donde se produjeron las negociaciones que llevaron a la disolución de la Unión Soviética en 1991.


  Los 18 miembros del politburó se sentaron a una larga mesa de roble pulido, frente a Kruschev.Cada uno de ellos disponía de un dossier en el que se encontraban copias de las ultimas misivas recibidas de Kennedy y Castro.


 A esas alturas de la crisis, sin duda Kruschev sabía que iba a tener que retirar sus misiles ofensivos de Rusia más temprano que tarde,unicamente estaba tratando de  averiguar a cambio de que estaba dispuesto el presidente Kennedy a ceder para resolver pacíficamente la  cuestión.Pero también sabía que el tiempo de las negociaciones se acababa.


  Kruschev iba a intentar convertir la promesa estadounidense de no invadir Cuba como una victoria de la diplomacia soviética. Tenía un buen referente en Lenin, que a cambio de la firma de la paz había entregado una enorme franja de terreno a Alemania por el tratado de Brest Litovsk de 1917, con lo que había conseguido salvar el poder de los soviets.


  Kruschev empezó la reunión del Presídium diciéndoles a sus camaradas que debían eliminar el peligro de una catastrófica guerra nuclear con la posibilidad de destruir la raza humana. Para salvar el mundo, debian retroceder.


  A continuación, uno de los ayudantes presentes en el salón de reuniones leyó los dos únicos puntos del día que debían ser debatidos.


1         -Si se produce un ataque estadounidense sobre Cuba, se darán órdenes para una respuesta adecuada.


2          - Estamos de acuerdo en desmantelar las posiciones de lanzamiento de misiles soviéticos en Cuba.


  La cuestión que exponía Kruschev al presídium no era si debía retirar los misiles (ya tenia tomada esa decisión), sino como hacerlo para sacar el mayor partido posible de Washington,y  que concesiones podía exigir a Kennedy.


  Pero la discusión sobre los temas a debatir se vio interrumpida por una peligrosa sucesión de  hechos:


  Desde La Habana, el residente de la KGB informaba que “nuestros amigos cubanos consideran que el bombardeo  de objetivos militares y la invasión estadounidense es inminente”.


  Poco después llegó a Moscú el informe sobre el derribo del avión espía norteamericano U-2 sobre territorio cubano. El mensaje dejaba claro que el avion había sido derribado por un misil soviético lanzado por una unidad de artillería antiaérea soviética, y no por cubanos.


  Pero el mensaje no decía quien había autorizado el derribo del avion.La posibilidad de que los oficiales soviéticos en Cuba estuvieran siguiendo ordenes de Castro y no de Kruschev preocupaba mucho al premier soviético.


  Mientras los miembros del presídium discutían sobre los últimos informes recibidos, llegó un telegrama para Andrey Gromiko, el ministro de asuntos exteriores, referente a la conversación entre el embajador Dobrynin y Robert Kennedy.


  Tras leer el telegrama, Gromiko compartio con sus camaradas del presídium lo más importante: Una referencia de Robert Kennedy a los generales estadounidenses de gatillo fácil, los "halcones del Pentagono", alarmó a los asistentes, que estaban convencidos que el centro real de poder de Washington se encontraba en realidad en el Pentágono y no en la Casa Blanca.

 Misil Titan.


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