Viene de aquí:
Tras terminar la reunion, Scali
fue directamente al Departamento de Estado para reunirse con una de sus fuentes allí, el secretario de
inteligencia, Roger Hillsman.
Tras escuchar lo que había dicho Feklisov, Hillsman supo ver que se acababa de abrir un nuevo canal de
comunicaciones entre las dos superpotencias.
Reunió de inmediato a su equipo y al enlace de la CIA en el
departamento de estado, Sherman Kent, para comenzar a evaluar la oferta.Todos
pensaban que Kruschev estaba buscando abrir un nuevo canal de comunicación fuera del tradicional
maskirovka, el engaño y las mentiras
típicas de los medios de comunicación estatales sovieticos.Parecia que Kruschev quería dialogar sin intermediarios.
A las 3 de la tarde, Scali se reunía con Dean Rusk,
secretario de estado, que le animaba a llamar de nuevo a Feklisov para reunirse
de nuevo para aclarar detalles de la oferta soviética.
Alexander Feklisov, aka Alexander Fomin,residente de la KGB en Washington.
Mientras tanto, en el Kremlin,el premier Kruschev, parcialmente
convencido por el segundo mensaje del presidente Kennedy, comenzaba a buscar
como llegar a un acuerdo y resolver la crisis pacíficamente.
En la sesión de tarde del
presídium del soviet supremo, Kruschev lanzó por primera vez la idea de sacar
los misiles de Cuba,proponiendo que a
cambio, Estados Unidos debía retirar sus misiles Júpiter de Turquía e Italia.
Kruschev también deseaba que los estadounidenses retiraran los misiles balísticos Thor de Gran Bretaña, pero en su siguiente carta al presidente Kennedy no
incluyó ninguna referencia a ese tema.
A las 6 de la tarde, el Departamento
de Estado recibía la nueva misiva de Kruschev a Kennedy desde la embajada USA
en Moscu.La carta incluía varias frases interesantes:
"Propongo, por mi parte, declarar
que nuestros buques que navegan hacia Cuba no trasportan ningún tipo de armamento: A cambio, usted declarará que Estados Unidos no invadirá Cuba con sus
tropas y no apoyara intentos de otras fuerzas militares que pudieran querer
intentarlo.Entonces, la necesidad de la presencia militar soviética en Cuba desaparecerá,
y entonces yo retirarare todo el material soviético de la isla”.
Esa misma noche, Scali se reunió
de nuevo con Feklisov, y le aseguró que el gobierno estadounidense veía grandes
posibilidades de llegar a un acuerdo, y proponía al secretario general de la
ONU, U Thant, como intermediario en las posibles negociaciones.
Feklisov aseguró a Scali que sus palabras
serían puestas en conocimiento de las mas altas instancias instancias del gobierno
soviético de inmediato.
Feklisov, aun hoy, a casi 60 años de ocurridos
los hechos, sigue siendo toda una incognita.En su autobiografía, “El hombre tras
los Rosenberg” insiste en que nadie del gobierno soviético le ordeno iniciar ningún
tipo de contacto con la administración norteamericana, y tampoco fue autorizado
a hacer ningún tipo de oferta de parte del gobierno soviético.
Pero ningún residente de la KGB
con tantos años de experiencia como tenia Feklisov, se atrevería nunca a realizarese tipo de
ofertas sin tener un fuerte apoyo detrás.
Tras el intercambio de misivas y
mensajes, y ante el empeoramiento de la situación
general, el presidente Kennedy se reunía el día 27 con sus asesores mas
cercanos.A las 7.45, el fiscal general Robert Kennedy se reunía de nuevo con el embajador Dobrynin en el Departamento de Justicia, en la avenida Pensilvania.
Segun el fiscal Kennedy, el embajador Dobrynin debía informar
al premier Kruschev que ,definitivamente, los EEUU tomarían acciones ofensivas contra Cuba si los misiles soviéticos no eran desmantelados de inmediato.No se trataba
de un ultimátum, sino de una declaracion.Si los rusos no desalojaban los
misiles, lo harian los estadounidenses.Si cumplían con la condición y desmantelaban
los misiles ,los misiles Júpiter que EEUU mantenía en Turquía también serian desmantelados,
pero que de ninguna manera se haría público tal acuerdo.
Dobrynin abandonó rápidamente la
reunión y marchó a la embajada sovietica en Washington, desde donde a las 8:00 de la tarde (4 de la mañana en Moscú)
se transmitía el “ultimátum” del gobierno estadounidense.
La situación cambiaba hora a hora,
de una manera muy peligrosa. Kruschev volvió a convocar de urgencia a los miembros
del presídium en una dacha a las afueras de Moscú.
Desde siglos atrás, el área
alrededor de Novo Ogarievo había sido la zona vacacional preferida de la elite rusa,
primero de los zares, mas tarde de los lideres comunistas.
La dacha de Kruschev en Novo Ogarievo tenía un cierto parecido a la Casa Blanca de Washington.Su construcción
había sido ordenada por el breve sucesor de Stalin como primer ministro de la URSS, Georgi Malenkov.Tras la caída en desgracia de Malenkov, la dacha había
pasado a ser propiedad del estado soviético, que lo había convertido en un lugar
de descanso para sus más altos gobernantes.
Dacha de Novo Ogarievo.
Años más tarde, esta dacha
pasaría a la historia como el lugar de retiro del presidente Gorbachov, y el
sitio donde se produjeron las negociaciones que llevaron a la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Los 18 miembros del politburó se sentaron
a una larga mesa de roble pulido, frente a Kruschev.Cada uno de ellos disponía
de un dossier en el que se encontraban copias de las ultimas misivas recibidas de Kennedy y Castro.
A esas alturas de la crisis, sin duda Kruschev sabía
que iba a tener que retirar sus misiles ofensivos de Rusia más temprano que
tarde,unicamente estaba tratando de averiguar a cambio de que estaba dispuesto el
presidente Kennedy a ceder para resolver pacíficamente la cuestión.Pero también sabía que el tiempo de
las negociaciones se acababa.
Kruschev iba a intentar convertir
la promesa estadounidense de no invadir Cuba como una victoria de la diplomacia
soviética. Tenía un buen referente en Lenin, que a cambio de la firma de la paz
había entregado una enorme franja de terreno a Alemania por el tratado de Brest Litovsk de 1917, con lo que había conseguido salvar el poder de los soviets.
Kruschev empezó la reunión del Presídium diciéndoles a sus camaradas que debían eliminar el peligro de una
catastrófica guerra nuclear con la posibilidad de destruir la raza humana. Para
salvar el mundo, debian retroceder.
A continuación, uno de los
ayudantes presentes en el salón de reuniones leyó los dos únicos puntos del día
que debían ser debatidos.
1
-Si se produce un ataque estadounidense sobre Cuba, se darán órdenes para una respuesta adecuada.
2
- Estamos
de acuerdo en desmantelar las posiciones de lanzamiento de misiles soviéticos en Cuba.
La cuestión que exponía Kruschev
al presídium no era si debía retirar los misiles (ya tenia tomada esa decisión),
sino como hacerlo para sacar el mayor partido posible de Washington,y que
concesiones podía exigir a Kennedy.
Pero la discusión sobre los temas
a debatir se vio interrumpida por una peligrosa sucesión de hechos:
Desde La Habana, el residente de
la KGB informaba que “nuestros amigos cubanos consideran que el bombardeo de objetivos militares y la invasión
estadounidense es inminente”.
Poco después llegó a Moscú el informe
sobre el derribo del avión espía norteamericano U-2 sobre territorio cubano. El
mensaje dejaba claro que el avion había sido derribado por un misil soviético
lanzado por una unidad de artillería antiaérea soviética, y no por cubanos.
Pero el mensaje no decía quien había
autorizado el derribo del avion.La posibilidad de que los oficiales soviéticos
en Cuba estuvieran siguiendo ordenes de Castro y no de Kruschev preocupaba mucho
al premier soviético.
Mientras los miembros del
presídium discutían sobre los últimos informes recibidos, llegó un telegrama
para Andrey Gromiko, el ministro de asuntos exteriores, referente a la
conversación entre el embajador Dobrynin y Robert Kennedy.
Tras leer el telegrama, Gromiko
compartio con sus camaradas del presídium lo más importante: Una referencia de
Robert Kennedy a los generales estadounidenses de gatillo fácil, los "halcones del Pentagono", alarmó a los
asistentes, que estaban convencidos que el centro real de poder de Washington se
encontraba en realidad en el Pentágono y no en la Casa Blanca.
Misil Titan.
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