Una hora antes del discurso televisado del presidente Kennedy del 22 de octubre, el secretario de estado Dean Rusk había dado al embajador Dobrinyn una copia escrita.
Según Rusk, Dobrynin, que aparentemente no sabía nada del despliegue de misiles ofensivos soviéticos en Cuba,pareció envejecer 10 años mientras leía el discurso del presidente.
El texto del discurso del Presidente Kennedy fue trasmitido al Kremlin por la radio de la embajada soviética en Washington. A la llegada del texto, el ministerio de exteriores soviético convoco de urgencia una reunión del Presídium.
Tras una discusión sobre que significaba el término “cuarentena”, el presídium llegó a la conclusión de que la respuesta soviética a las veladas amenazas estadounidenses debía mostrar determinación a responder a la fuerza con la fuerza,teniendo en cuenta que la URSS tenia una fuerza nuclear no menos importante que los EEUU (no era cierto, pero utilizaron esos termino durante todo el desarrollo de la crisis).
A las 8 de la mañana del día 23,(hora de Moscu, 8 horas de diferencia con el horario de Washington ) el premier Kruschev ordenaba por radio a todos los buques soviéticos que se encontraban en las cercanías del mar Caribe ignorar las amenazas estadounidenses y continuar hacia sus destinos en Cuba.
Según Rusk, Dobrynin, que aparentemente no sabía nada del despliegue de misiles ofensivos soviéticos en Cuba,pareció envejecer 10 años mientras leía el discurso del presidente.
El texto del discurso del Presidente Kennedy fue trasmitido al Kremlin por la radio de la embajada soviética en Washington. A la llegada del texto, el ministerio de exteriores soviético convoco de urgencia una reunión del Presídium.
Tras una discusión sobre que significaba el término “cuarentena”, el presídium llegó a la conclusión de que la respuesta soviética a las veladas amenazas estadounidenses debía mostrar determinación a responder a la fuerza con la fuerza,teniendo en cuenta que la URSS tenia una fuerza nuclear no menos importante que los EEUU (no era cierto, pero utilizaron esos termino durante todo el desarrollo de la crisis).
A las 8 de la mañana del día 23,(hora de Moscu, 8 horas de diferencia con el horario de Washington ) el premier Kruschev ordenaba por radio a todos los buques soviéticos que se encontraban en las cercanías del mar Caribe ignorar las amenazas estadounidenses y continuar hacia sus destinos en Cuba.
La agencia TASS comenzaba a mover sus hilos para repetir una y otra vez que la URSS no estaba desplegando armamento nuclear ofensivo en Cuba, mientras se comunicaba a los capitanes de los mercantes soviéticos que transportaban esas armas ofensivas a Cuba que bajo ninguna circunstancia debían cruzar la línea de cuarentena.
A las 4 de la tarde del día 23, radio Moscú anunciaba que todo el personal de la fuerza de misiles estrategicos, la fuerza aérea nacional y la fuerza de submarinos debía manenterse en su puesto. También se ordenaba a todos los militares en periodo de descanso que volvieran a sus puestos, y se cancelaban todos los permisos futuros.
Los misiles balísticos intercontinentales fueron puestos en estado de alerta, listos para el lanzamiento. En la base de lanzamiento de misiles de Baikonur se estaba preparando para su lanzamiento el MARS 2MV-3 ( tambien llamado Sputnik 24) primer cohete de prueba en direccion a Marte , una prueba que llevaban meses preparando.De inmediato, el cohete de prueba fue extraído de la plataforma de lanzamiento y fue sustituido por un ICBM SS-6.Un batallon de infantería mecanizada fue desplegada en torno a la base, para rechazar un ataque de paracaidistas norteamericanos en caso de producirse.
ICBM SS-6
A través de toda la URSS, en bases de lanzamiento de misiles como Pletesk o Yurya,encargados de los lanzamientos comenzaban a preparar los misiles SS-6 y SS-7.Otros grupos asignados a misiles de corto y medio alcance, situados cerca de las fronteras de la URSS, fueron puestos en alerta, y comenzaron a apuntar sus misiles sobre objetivos de Europa occidental.
Base de lanzamiento de misiles de Yurya.
Pero Kruschev sabia que se estaba lanzando un órdago con pocas posibilidades de éxito.
Kruschev ya había amenazado a Occidente con su potente arsenal de armas atómicas durante la crisis de Suez de 1956.Como hasta entonces Occidente no sabía del potencial atómico soviético, en aquella ocasión Kruschev tuvo éxito, haciendo creer que tenía un gran arsenal cuando no tenia mas que un puñado de misiles de alcance intermedio apuntando a Europa occidental y ningún misil en absoluto apuntando a EEUU.
Pero en 1962, con la puesta en acción por parte de los estadounidenses del programa de vigilancia por satélite Corona, ya no había posibilidad de engaño.
Así, la primera opción de Kruschev fue enviar un mensaje a Kennedy a través del embajador estadounidense en Moscú, el embajador Kohler.
En la carta, el ider soviético indicaba: "Debo decir francamente que las medidas indicadas en su discurso constituyen una seria amenaza a la paz y a la seguridad de las naciones del mundo. Insisto en que el armamento que hoy en día se encuentra en Cuba, mas allá de la calificación interesada quee algunos actores de esta crisis quieran darle, es pura y llanamente armamento defensivo, para asegurar la existencia de la republica de Cuba contra el ataque de cualquier agresor.”
Pero la carta no negaba la existencia en Cuba de armas estratégicas, lo que podía ser interpretado como una “asunción de culpa” por parte de la URSS, sobre todo si lo admitían públicamente, algo que podría llevar a la apertura de negociaciones.
La respuesta del presidente Kennedy no se hizo esperar, llegando a Moscú a eso de las 7 de la mañana del 23 de octubre. En ella, Kennedy decía que era muy importante para ambos bandos mostrar prudencia y no hacer nada que pudiera empeorar aun más la situación.
Y conminó a Kruschev a que detuviera los buques soviéticos antes de llegar a la línea de cuarentena.
A las 9:30 de la noche, hora de Washington, el fiscal general Robert Kennedy se reunía con el embajador Dobrinyn, a petición expresa del presidente Kennedy.
El fiscal Kennedy llamo al despliegue misilistico soviético “hipócrita y falso”, y volvió a insistir en la necesidad de que ningún buque soviético vulnerara la línea de cuarentena.
Menos de una hora después de reunirse con el embajador Dobrynin, el fiscal Kennedy se reunía con el presidente y con el embajador británico David Ormsby, que sugirió que sería buena idea y una muestra de buena voluntad por parte del gobierno estadounidense que la línea de cuarentena cambiara y retrocediera desde las 800 millas hasta las 500 millas, para dar asi más tiempo a los sovieticos a recapacitar. Al presidente Kennedy le parecio una buena idea, y ordeno al secretario de defensa ,McNamara que lo comunicara a la armada USA.
A la mañana siguiente, dos mercantes sovieticos, el Yuri Gagarin y el Komiels, se aproximaban a la línea de cuarentena, mientras buques de la armada USA se acercaban peligrosamente a ellos. Desde la Casa Blanca y el Pentagono se monitorizaba la operacion,preparados para lo peor.
Kruschev ya había amenazado a Occidente con su potente arsenal de armas atómicas durante la crisis de Suez de 1956.Como hasta entonces Occidente no sabía del potencial atómico soviético, en aquella ocasión Kruschev tuvo éxito, haciendo creer que tenía un gran arsenal cuando no tenia mas que un puñado de misiles de alcance intermedio apuntando a Europa occidental y ningún misil en absoluto apuntando a EEUU.
Pero en 1962, con la puesta en acción por parte de los estadounidenses del programa de vigilancia por satélite Corona, ya no había posibilidad de engaño.
Así, la primera opción de Kruschev fue enviar un mensaje a Kennedy a través del embajador estadounidense en Moscú, el embajador Kohler.
En la carta, el ider soviético indicaba: "Debo decir francamente que las medidas indicadas en su discurso constituyen una seria amenaza a la paz y a la seguridad de las naciones del mundo. Insisto en que el armamento que hoy en día se encuentra en Cuba, mas allá de la calificación interesada quee algunos actores de esta crisis quieran darle, es pura y llanamente armamento defensivo, para asegurar la existencia de la republica de Cuba contra el ataque de cualquier agresor.”
Pero la carta no negaba la existencia en Cuba de armas estratégicas, lo que podía ser interpretado como una “asunción de culpa” por parte de la URSS, sobre todo si lo admitían públicamente, algo que podría llevar a la apertura de negociaciones.
La respuesta del presidente Kennedy no se hizo esperar, llegando a Moscú a eso de las 7 de la mañana del 23 de octubre. En ella, Kennedy decía que era muy importante para ambos bandos mostrar prudencia y no hacer nada que pudiera empeorar aun más la situación.
Y conminó a Kruschev a que detuviera los buques soviéticos antes de llegar a la línea de cuarentena.
A las 9:30 de la noche, hora de Washington, el fiscal general Robert Kennedy se reunía con el embajador Dobrinyn, a petición expresa del presidente Kennedy.
El fiscal Kennedy llamo al despliegue misilistico soviético “hipócrita y falso”, y volvió a insistir en la necesidad de que ningún buque soviético vulnerara la línea de cuarentena.
Menos de una hora después de reunirse con el embajador Dobrynin, el fiscal Kennedy se reunía con el presidente y con el embajador británico David Ormsby, que sugirió que sería buena idea y una muestra de buena voluntad por parte del gobierno estadounidense que la línea de cuarentena cambiara y retrocediera desde las 800 millas hasta las 500 millas, para dar asi más tiempo a los sovieticos a recapacitar. Al presidente Kennedy le parecio una buena idea, y ordeno al secretario de defensa ,McNamara que lo comunicara a la armada USA.
A la mañana siguiente, dos mercantes sovieticos, el Yuri Gagarin y el Komiels, se aproximaban a la línea de cuarentena, mientras buques de la armada USA se acercaban peligrosamente a ellos. Desde la Casa Blanca y el Pentagono se monitorizaba la operacion,preparados para lo peor.
Pero los mercantes soviéticos estaban recibiendo mensajes encriptados desde Moscú: los capitanes debian dar la vuelta. Así lo hicieron, y otros 14 buques soviéticos que trasportaban misiles o aviones, todos giraban y daban la vuelta al acercarse a la línea de cuarentena. Otros muchos cargueros, que transportaban cualquier otra cosa, pasaban sin detenerse la línea.
John Scali, corresponsal de ABC News ante el Departamento de Estado se reunía en Washington informalmente con Alexander Fomin, consejero para asuntos exteriores de la embajada soviética.
Todo el mundo en Washington sabia que el consejero Fomin era en realidad Alexander Feklisov, jefe de estacion de la KGB en la capital estadounidense.
Tras unos minutos de charla intrascendente, Feklisov, que anteriormente había sido el enlace de los espías nucleares Rosemberg y Fuchs, pregunto a Scali si algún de sus contactos en el Departamento de Estado estaría interesado en una posible solucion a la crisis.
Según el diario de Scali, Fomin-Feklisov propuso el desmantelamiento de todas las bases soviéticas en Cuba bajo supervisión de la ONU, y además Fidel Castro se comprometería a no albergar nunca mas armas ofensivas en la isla, todo ello a cambio del compromiso por escrito estadounidense de no invadir Cuba.
Según el diario de Scali, Fomin-Feklisov propuso el desmantelamiento de todas las bases soviéticas en Cuba bajo supervisión de la ONU, y además Fidel Castro se comprometería a no albergar nunca mas armas ofensivas en la isla, todo ello a cambio del compromiso por escrito estadounidense de no invadir Cuba.
En el restaurente en el que se reunieron Scali y Feklisov hay una fotografia de este ultimo, y una dedicatoria :
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