lunes, 11 de julio de 2016

69 a.c.: Mitridates; Batalla en Tigranocerta.



Viene de aquí:


  Los enviados del rey Tigranes habían prometido al tribuno Apio Clodio  guiarle hasta Antioquia, en donde afirmaban se encontraba oculto Mitridates.Pero los guías sirios de la expedición parecían incapaces de encontrar la ruta adecuada, y el grupo de romanos pasó un par de meses deambulando por la zona.Finalmente, un esclavo sirio condujo al grupo de  Apio hasta Antioquia. Pero  Mitridates no estaba allí, y el rey Tigranes se encontraba en una expedición de castigo contra los rebeldes fenicios.


  El tribuno Apio esperó en Antioquia nuevas noticas, ya fuera de Tigranes o Mitridates, pero nada ocurrió durante un año.Finalmente,el rey de reyes Tigranes II el Grande se dignó en aparecer y conceder al tribuno la primera audiencia que un rey de Armenia concedia a un alto dignatario romano.


  El tribuno Apio no pareció impresionarse por el lujo y la riqueza del salón de audiencias del palacio real de Antioquia, y tampoco se dejo impresionar por los opulentos ropajes del rey y sus cortesanos.


  Apio comenzó su discurso  afirmando que era el enviado de Lúculo, el Imperator del ejército romano y gobernador de la provincia romana de Asia.A continuacion, exigió la entrega de Mitridates; en caso contrario, Roma declararía la guerra a Armenia.




(Capitulo XXI)


  Según Plutarco, nadie había hablado de tal manera al rey Tigranes en sus 25 años de reinado, y su rabia se desató,replicando a Apio Clodio que nunca entregaría a Mitridates, y que si Roma declaraba la guerra, el rey de reyes lideraría a toda Armenia contra el invasor.


Tetradracma de plata de Tigranes II.


  Apio Clodio volvió a Sinope a darle a Lúculo las noticas de la negativa a colaborar del rey Tigranes.Llevado por la rabia, el orgullo y el deseo de conseguir mas gloria,Lúculo decidió poner de nuevo en pie  a sus legiones y cumplir con su amenaza, invadiendo Armenia.


  Pero el senado romano no había concedido a Lúculo autoridad para extender la campaña contra Mitridates mas allá del rio Eufrates.Y los senadores populares llevaban muchos meses acusando a  Lúculo de extender innecesariamente la campaña contra Mitridates por interés personal. Si Lúculo cruzaba el Éufrates e invadía Armenia se convertiría en agresor, y estaría peligrosamente cerca de ser colocado fuera de la ley por el senado romano . Los cónsules de aquel año, Cneo Pompeyo y Marco Licinio Craso, se asegurarían de ello.


  A principios del año 69 a.c., dejando en el Ponto  a sus dos legiones menos confiables, Lúculo marchó a través de Capadocia  y cruzo el rio Éufrates a la altura de Tomisae invadió Armenia con 12.000 legionarios y auxilares.


  Cruzó la cordillera del Antitauro en las cercanías del lago Golcuk y se dirigió hacia el sur. Su objetivo primario era ocupar la costa de Cilicia y el norte de Siria, territorios que el rey Tigranes había arrebatado anteriormente a los partos y a los reyes seleucidas sirios.Lúculo tenía la esperanza de reclutar allí un gran número de soldados, además de garantizarse una vía marítima de aprovisionamiento totalmente segura.


  Desde allí, se dirigió directamente sobre Tigranocerta, en Mesopotamia, la nueva capital de Armenia construida por el rey Tigranes,  situada a 50 kilómetros al este de la antigua ciudad de Nisibis.Lúculo dejó un pequeño contingente haciendo los preparativos iniciales del asedio a la ciudad,mientras el grueso del ejercito acampaba en la llanura cercana.


  Tigranes, haciendo caso omiso de los avisos de sus consejeros militares, decidió buscar una batalla decisiva y atacar de frente a las tropas de Lúculo.En vez de mantenerse a la defensiva y esperar que el paso el tiempo minara las fuerzas romanas, reunió un enorme ejército y se dirigió hacia su capital.


  Según Plutarco, las tropas de Tigranes totalizaban más de 250.000 soldados, incluyendo 20.000 arqueros bactrianos y 55.000 jinetes, de los cuales más de 15.000 eran catafractos.


  Algunos miles de sus infantes estaban entrenados al modo hoplita, aunque la gran mayoría eran infantería ligera procedentes de innumerables tribus y pueblos de los dominios del rey de Armenia : Siria, Media, Mesopotamia, Mardia, Arabia, Partia, Fenicia, Bactria,etc,armados al modo oriental, sin armadura de ningún tipo y protegidos por un pequeño escudo de cuero y madera. Decenas de lenguajes y centenares de dialectos, una autentica pesadilla para la transmisión y la comprensión de las órdenes dadas.


  Tigranes había decidió actuar de inmediato por que en Tigranocerta se encontraba el harem real y ,sobre todo, Zosimé, la concubina preferida del rey.Tigranes realizó el primer movimiento, enviando una fuerza de 6.000 jinetes nómadas a la ciudad, que atravesaron fácilmente la débil línea romana que asediaba Tigranocerta, rescataban a las concubinas, a sus hijos y el tesoro real, y volvían victoriosos al campamento del rey.


  Desde una colina sobre el rio Tigris, Tigranes y sus generales observaban el ejército romano al otro lado del rio. Hacían bromas sobre la aparente debilidad de las tropas de Lúculo y su escaso número. Allí fue donde Tigranes pronunció la frase que le haría entrar en la historia.


 “Si los romanos vienen como embajadores, son demasiados. Si vienen como un ejercito, son muy pocos”.


  Lúculo atacó rápidamente, antes de que los 20.000 arqueros de Tigranes pudiesen desplegarse adecuadamente.Y envió a su caballería ligera tracia y gálata sobre la retaguardia de los catafractos armenios. Tigranes y sus generales estaban asombrados de que los romanos, numéricamente muy inferiores, hubieran decidido atacar en vez de adoptar una estrategia defensiva.


  Lúculo dividió sus legiones en manipulos, unidades aun más manejables. Y ordenó a los hombres cargar sobre el flanco de los catafractos, atacando a los caballos que montaban. Con la caballería ligera romana a su retaguardia, y los legionarios atacando su flanco, los catafractos rompieron su formación  y retrocedieron desordenadamente sobre sus propias líneas de infantería ligera, desarmandola por completo.



  Por una vez, los legionarios de Lúculo obedecieron sus órdenes y dejaron el saqueo del campamento armenio para más tarde, dedicandose en cambio a masacrar a las tropas de Tigranes en su huida.La matanza duró hasta el anochecer, y según las fuentes de la época, las pérdidas del rey Tigranes oscilarían entre 10.000 y 100.000 hombres.


  Conmocionado por la derrota contra una fuerza muy inferior numéricamente, el rey Tigranes partió con su hijo y sus consejeros hacia las montañas. Para no ser reconocido y capturado por los destacamentos de caballería ligera que Lúculo había enviado en su busca, Tigranes entrego su tiara real a un esclavo de su confianza, encomendándole la tarea de ocultarla y protegerla con su vida.


  Tigranes se dirigió hacia el norte, y en el camino se encontró con Mitridates y su fuerza de 12.000 jinetes, que llegaba tarde al combate por qué no había esperado que los romanos atacaran primero. Ambos unieron sus fuerzas y se dirigieron al norte de Armenia.


  Las tropas de Lúculo pasaron los siguientes días dando caza a los fugitivos y asediando Tigranocerta, que no resistió más de una semana. Sus habitante no sufrieron daño, pero fueron enviados a Cilicia, Siria y Grecia.Para comenzar a desmembrar el reino de Tigranes y privar al rey de sus apoyos, Lúculo cedió el gobierno de Antioquia a Antioco, descendiente de los antiguos reyes seleucidas, que rápidamente reclamo (y obtuvo) el control  de toda Siria. Varios príncipes de Arabia renegaron de sus alianzas con Tigranes y juraron lealtad a Lúculo, cediéndole varios miles de jinetes para su ejercito.Los lideres locales  de la provincia de Sofene rindieron pleitesía al nuevo gobernante, y los ciudadanos de Corduene, en el actual Kurdistan, ejecutaron al gobernador armenio Zarbienos, y enviaron su cadáver a Lúculo en muestra de arrepentimiento por su anterior rebelión contra el gobernador romano de la ciudad.

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